Los concursantes en positivo
Aprovechando la tranquilidad de un comienzo de semana sin haber conectado con Honduras en los últimos días me dispongo a echar una mirada en positivo hacia nuestros concursantes. A veces no se entiende el tono mayoritariamente crítico de mis escritos, aunque lo considero parte del juego que plantean estos realities. Los concursantes deben saber que se exponen al exacerbado juicio crítico de audiencia y opinionistas. Los imprescindibles son ellos, de eso no cabe duda, pero cada uno ocupa el lugar que le corresponde. Del mismo modo que todos decidimos si nuestra visión es más o menos crítica. En este día, la mía pretende ser generosa, fijándome en lo bueno que encuentre en los concursantes de esta edición, incluyendo los tres ya expulsados (hay un cuarto en camino, que conoceremos esta misma noche de la mano de Jordi González).
Antes de mi visión en positivo quiero rescatar alguna cosa de los últimos días. En la despedida que hizo el desterrado Agustín Bravo desde palapa hay un detalle que ha pasado prácticamente inadvertido. Dejó a su querido Carlos Alba para el final y así poder loar de nuevo su persona, como ya hiciera desde el helicóptero el día que el cocinero saltó finalmente. Además de destacar las cualidades que hacen de Carlos el superviviente perfecto, Agustín remató su discurso entregándole las gafas y el tubo para pescar que el presentador había logrado en un juego de recompensa.
No sé si ganar unas gafas para pescar le dio alguna pista a Agustín de que esa igual no iba a ser su noche. Empezó con tan poco acertada elección y terminó desterrado en una isla. Al menos allí está con dos buenas compañeras. En su despedida escuchamos a Agustín más que en el mes y medio anterior. Sucede con algunos concursantes, que se crecen cuando se saben fuera del juego. Agustín nos ha dado poco de que hablar, lo cual no siempre consideran los concursantes como un baremo más del buen superviviente. En definitiva, están haciendo un programa de televisión.
Agustín intentó boicotear este programa planteando una especie de huelga de brazos caídos durante la cual no crearían contenido. Ese fue su principal error. No sabe el presentador que en la élite de los realities hay algo que nadie explica cómo funciona, pero se puede comprobar de forma empírica y resumir con la siguiente frase: todo lo que sucede conviene. Hay quien dice que se trata de una frase budista y se ha llegado a atribuir a William Shakespeare, pero da igual el origen. Es aplicable a los realities más potentes, como Supervivientes. Si los concursantes hacen algún día una huelga como la planteada por Agustín será un contenido mucho más explotable que cualquiera dado por este concursante durante su paso por la edición. No ha sido hasta su gesto casi final que hemos visto alguna característica de su personalidad. Por ejemplo, una relajación en el cumplimiento de las normas una vez se veía fuera. También la concepción patrimonialista de un bien conseguido por él, queriendo asignar directamente un heredero.
Agustín no entrega las gafas al grupo y dice algo así como: “Chicos, suerte. Qué pesquéis mucho con la ayuda de estas gafas”. En lugar de esto, se las da en mano a Carlos aprovechando el abrazo de despedida y dando de lado al resto de compañeros. En primer lugar, se trata de una recompensa individual, es decir, no se comparte. Con la idea de que estando fuera cualquier sanción la vería en su casa comiendo a placer, entiendo que Agustín ceda su recompensa individual, aunque llama la atención habiendo sido tan escrupuloso en el cumplimiento de las normas. Lo más difícil de aprobar es que ese gesto de darlo a su amigo en lugar de al grupo sea menos demostrativo de ser partidario de competir en lugar de colaborar, como expliqué el otro día hablando de Omar.
El objeto de dar las gafas en herencia a su amigo es que tenga una ventaja sobre el resto, al menos sobre aquellos que en cada momento puedan no disponer de una herramienta como esa. Así podría pescar más y mejor, lo cual le beneficia incluso en el concurso. ¿Sería este el criterio más justo? A lo mejor las gafas no las debe tener el mejor superviviente o el que más pesca sino precisamente todo lo contrario, aquellos concursantes menos dotados para la supervivencia para que así la diferencia respecto a esos otros compañeros sea menor. Aunque aquí lo sensato sería poner sobre la mesa si es cierta la leyenda de buen superviviente de un concursante que no gana una prueba importante ni de casualidad y no está acreditado que sea un buen pescador. De momento, Omar le gana de calle.
Con el numerito de Olga en la palapa el pasado jueves hemos podido confirmar una pauta, casi un gen de concursante que comparte con personas muy cercanas a ella y de las que habla sin parar. Olga tiene esa noche la oportunidad de referirse a Rocío Flores a invitación de Jorge Javier. Pienso que fue una ironía y Olga no lo llegó a pillar. ¡Cómo si no hubiera hablado de ella en suficientes ocasiones! El caso es que se lo tomó en serio y lanzó ese lacrimógeno discurso en el que la pedía perdón por haberse ocupado más de su hermano que de ella y no haberle demostrado “lo mucho que la he necesitado o lo bien que se ha portado”. Son palabras bonitas, pero cuesta entender tamaño dramatismo, propio de intérprete de copla intensa. Olga es la Marifé de Triana de los cayos Cochinos.
¿Cuál es ese gen del que hablo? El gen del dramatismo explicaría la tendencia a intentar conseguirlo todo mediante el llanto y un sentido trágico de la vida que ni Miguel de Unamuno. Su marido no paró de llorar durante tres meses en GH VIP. Solo cambió el taciturno carácter fruto de una supuesta medicación el mismo día de su expulsión, una vez en plató. Un plató donde Rocío Flores se mostraba fría como un témpano cada vez que Jorge le preguntaba por su madre, pero convertía en drama del bueno en Honduras la insistente petición de una llamada suya. Excuso decir que, a mi modesto entender, tienen mucho cuento. Y la lágrima entrenadísima.
En positivo
Y voy a lo prometido. Los concursantes de esta edición vistos por este gato… en positivo.
Agustín > Tiene una voz extraordinaria y una capacidad casi mágica para no perder la pose de galán ni en las peores condiciones posibles.
Alejandro > No se deja vencer por lo que tantos, y tantas veces, le han querido hacer creer. Esto demuestra su resiliencia, aunque si hiciera caso igual destacaría en positivo su realismo.
Alexia > Dura como una roca tras una apariencia de extrema fragilidad. Intentó jugar, lo cual admiro siempre en un concursante. Puede ser tan dulce como dura (incluso a la vez, creo).
Antonio > Genio. Es arte puro. Concursantes así deberían tener una cláusula de excepción que impidiera su expulsión en los primeros dos meses de concurso.
Carlos > Convencido de ser más que nadie, ha logrado transmitirlo a sus compañeros. Sin nominar, con un solo voto perdido (de Lara) y venerado como lo que no ha demostrado ser. Su campaña de marketing es de 10.
Gianmarco > Es el primer reality en el que veo cosas positivas. Su alegría desbordante, su personalidad frente a compañeros como Tom o su exigencia en las pruebas. Para mí está siendo una sorpresa… en positivo.
Lara > Ve más allá, seguramente porque mira más allá. Trabajadora y fábrica inacabable de contenido. Es una garantía de concursante.
Lola > En días logró cambiar la imagen que teníamos de ella por el otro reality. Ahora casi la adoramos. No sé si es esencia leonesa o un encanto personal arrollador.
Marta > Sus errores son tan burdos que resulta divertido verla equivocarse.
Melyssa > Hasta hace poco habría sido capaz de decir que no encuentro nada malo a esta concursante. Ahora temo que su cercanía a Olga pueda llegar a perjudicarla. Es tan lista como inocente, y eso es bueno y malo a un tiempo.
Olga > Gran estratega. Está llevando a su terreno a concursantes favoritos y algunos de los más polémicos. Y señala víctimas (ahora Valeria) como un “padrino”.
Omar > Buenísimo en la apnea. Punto pelota.
Palito > Aparte de parecer buena persona, seguro que lo es. Deseando verla interactuar con el grupo grande, porque además creo que tiene personalidad.
Sylvia > Ya hablé de su admirable capacidad para perdonar a su mayor enemigo y recuperar un trato amable en tiempo récord.
Tom > No se rinde nunca. Es siempre el aceite si mezclas agua y aceite.
Valeria > Incansable, espíritu libre, tocapelotas. Las tras cosas juntas son la bomba. Posiblemente me alejaría de ella corriendo en la vida real, pero como concursante no está mal la combinación.
Moleskine del gato
Se ve a Melyssa entusiasmada con el pulpo que encontró Carlos hasta que se lo pone encima del brazo y… ¡chas! le muerde. Solo podrá negar lo que le pasó aquella persona a quien no le haya mordido nunca un pulpo. El grito de Melyssa terrorífico y el momentazo buenísimo.
Esta noche sabremos si Palito y Lola se quedan solas otra vez o se rompe el dúo. Pienso en algo malo que haya pasado últimamente y sea peor que esta segunda opción y ni lo del penúltimo puesto en Eurovisión me lo parece.