Cruz de navajas

telecinco.es 30/04/2012 10:19

Si juntamos todos los viernes de esta edición podemos hacer fácilmente un Gran Hermano. Solamente con los viernes. Bendito día y bendita fiesta que nos garantiza desde el principio grandísimas madrugadas inacabables. La historia de este fin de semana empieza y termina en el viernes.

Después de ese día apenas hay nada destacable que no sea el efecto cada vez más pernicioso del tío del megáfono. Sospecho que no es siempre el mismo e incluso a veces se me ha pasado por la cabeza que algún exconcursante haya tenido la tentación de subir hasta esa loma a ver si puede hacer un poquito de daño. Le tocó a Pepe esta vez, a quien llamaron hijo de las cuatro letras (no son las de Noemí) y no se lo tuvo que contar nadie porque lo escuchó él mismo.

También hubo para María, gracias a lo cual se enteraron de que ya hizo su portada en la revista de siempre. Sospecho que Dani estuvo a punto de tirarse de los pelos al pensar que se lo estaba perdiendo. A su quiosquero habitual le ruego que le guarde un ejemplar. La jerezana lo merece y es posible que hasta ver las fotos no termine de enterarse el burgalés del color de sus pezones, asunto que le tiene hondamente preocupado.

Cada loco con su tema, como canta Serrat. Y aquí empiezan a mostrarse cada día un poco más desequilibrados. Tanto es así que Hugo perdió la cabeza el viernes durante la fiesta. También perdió los papeles. El objeto de sus iras fue Dani, como es costumbre. Alessandro mantenía luego que esa noche Hugo se había topado con la punta del iceberg, pero a este gato analista le ciega el brillo de facas a la hora de contar lo que pasó.

La casa de Guadalix se ha convertido desde hace tiempo en una cruz de navajas, como la canción de Mecano. Y el viernes las navajas relucieron más que nunca. Y lo que nos queda por ver de aquí hasta el final, en esta especie de maratón que impone la emisión de dos galas y un debate cada semana, en sesiones de lunes, miércoles y jueves. Un sinvivir. Pero antes de analizar la bronca entre Hugo y Dani (o, mejor dicho, de Hugo a Dani), retrocedo el reloj unas horas hasta la sobremesa de ese mismo día.

Era viernes por la tarde y Ari hablaba con Pepe durante más de dos horas. La noticia más que esa era que tras una charla tan prolongada no hubiera deceso alguno. Mis temores quedaban disipados cuando les vi a los dos reintegrarse a la vida normal en la casa, sin haber caído en la tentación del suicidio. Como espectador tuve que redoblar mi esfuerzo. Escuchamos al peor de los Pepes conocidos, incapaz de hacer conciliar sus ideas con las palabras. Ari, por su parte, fue la de siempre: verborreica, irreflexiva y utilizando ese lenguaje incómodo continuamente salpicado de sus latiguillos ("¿vale? ¿sabes? ¿entiendes lo que te quiero decir?").

Dos indicadores nos hacían saber durante la conversación que tenían intención de limar asperezas y volver a tratarse con el cariño que tuvieron antaño. Uno estaba en la voz de Ari. Cuando ella habla como si estuviera doblando al osito de peluche de cierta marca de suavizante quiere decir que está de muy buen rollo. El otro indicador está relacionado con el lenguaje corporal. Comenzaron la conversación tumbados en el sofá y abrazados. Nadie que tenga intención de discutir o polemizar adopta tal postura.

¿De qué hablaron? Diría que de lo divino y lo humano, de encuentros y desencuentros, de tú me nominas y yo te nomino. En el fondo daban igual las palabras, o tal vez no. Eso sí, hacer esfuerzos por convencerse de ello era la única vía para evitar convertirse en daño colateral de la conversación. Como no les deseo ningún mal a mis lectores, resumiré la cuestión diciendo que los dos se expresaron que el aprecio mutuo nunca desapareció, a pesar de que ella le nominara y él la dejase de mirar y hablar durante días. Ari se mostró arrepentida de nominarle, ahora que vuelve a estar convencida del cariño que se tienen.

Ignoro lo que pensaría Pepe de sí mismo en caso de poder presenciar desde fuera esa estampa. Tal vez diría que estaba haciendo el "chumy chumy". Eso en el mejor de los casos, siempre y cuando le pillase poco autocrítico. Hoy vengo dispuesto a blandir la navaja de Ockham ("cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja"), ya que va de puñales la cosa. Solo si prescindo de su fulgor puedo pensar que Ari y Pepe estaban intentando evitar la nominación del otro, siempre y cuando no sea ella la expulsada de hoy. La teoría de Dani es que se vaya quien se vaya los nominados serán los mismos, lo cual no cambia la percepción anterior. Los mismos si nada cambia entre estos dos.

La semana pasada, Pepe no obtuvo ni un solo voto en las nominaciones. Pongamos que este logra evitar de nuevo el voto de Ari gracias a esa conversación del viernes tan amistosa. En la fiesta anterior, Dani también le había asegurado que no le nominaría, de forma que tan solo tendría la duda de María. Muy mal se tendrían que dar las cosas para salir nominado con un punto.

Por su parte, Ari evitaría el punto de Pepe, quien se lo ha estado endiñando las últimas seis nominaciones. Ella no lo tiene tan bien, tal vez confíe en que el factor suerte pueda acompañarla. En todo caso, evitarse una nominación puede ayudar. La suerte llama a la suerte, como todo el mundo sabe. Aunque volviendo a empuñar la navaja (de Ockham) debo dar por bueno que el acercamiento entre ambos está motivado por el desgaste de los días, la ausencia de otros que fueron afines y la necesidad que tiene el ser humano de tender puentes y restañar heridas, incluso las provocadas por otro tipo de navajas.

En la dinámica de la casa se ha terminado imponiendo el cruce de navajas casi permanente después de semanas de uso y abuso. Esto se evidenciaba especialmente a la hora de la comida, momento propiciatorio al encontrarse todos juntos en torno a la mesa por imperativo de las normas de la casa, que este año han acertado de pleno en eso de obligarles a comer todos juntos. La cosa ha ido desde puyitas en tono de broma hasta catanas tan afiladas que habrían despertado las envidias de la Mamba Negra en 'Kill Bill'. Esto ha sido así desde hace mucho, como digo, aunque Dani ha demostrado tener la técnica más depurada.

Lo de Dani es un fino estilete que penetra en un principio de forma apenas perceptible. Es la repetición lo que termina haciendo daño. El problema de este concursante es que no tiene freno ni se impone límites. De nada sirve tener pulso de cirujano a la hora de manejar la herramienta si luego se empieza a abrir sin ver el momento de parar. El roto al final es tan grande que no hay quien lo cosa. Esto ha pasado más o menos con este concursante, aunque quizá convenga pasar del agradecido plano de la metáfora al de la cruda realidad.

La labor de zapa que va realizando Dani tiene el objetivo de ir minando la imagen del contrario por el procedimiento doble de destacar sus errores o puntos débiles en un supuesto tono de broma, al tiempo que compromete con sus nada gratuitos interrogatorios. Retrocedamos unos días hasta la víspera de la expulsión de Noemí, mártir y santa por todos conocida. Dani la somete a un tercer grado de los suyos preguntando si tuvo algo con Fael, hasta el punto de querer detalles sobre si los besos eran piquitos o morreos con lengua. Como colofón al interrogatorio se atreve a sintetizar sus conclusiones en la siguiente frase: "Lo peor del mentiroso es que se crea sus propias mentiras".

Ahora pregunto yo, mientras me guardo con cuidado la navaja de Ockham en la faltriquera, si estas preguntas y su conclusión definitiva son producto de la casualidad, el aburrimiento o una inocente diversión. La respuesta es no. Rotundamente no. Evidentemente evidente que no. Estoy seguro de no estar siendo expeditivo si digo que Dani pretendía comprometer a Noemí, subrayar su perfil de mentirosa y recordar a la audiencia lo que pasó en Brasil, aun sin conocerlo de primera mano y basándose solo en suposiciones. No olvidemos que al día siguiente había expulsión y Noemí estaba nominada. También Dani.

Las insinuaciones, bromas e interrogatorios de Dani han sido cada vez más audaces, lo cual habremos de entender si tenemos en cuenta que al final fue Noe la expulsada y no Dani. La lectura de este es que no se debe estar equivocando, razón por la cual ejerce su papel de Pepito Grillo cada vez de forma más indiscriminada y sin control. No me cabe duda de que con ello pretende subrayar y llevar al primer plano lo peor de sus competidores, como antes apunté. Creyendo exitoso su método, no duda en intentar manipular las nominaciones igualmente a su favor.

Por eso en la fiesta del martes charla largamente con Pepe, consiguiendo que este termine dudando de María e incluso de Hugo. Fue motivo de polémica si Pepe apuntó en algún momento de esa conversación que fuera a nominar a su amigo, como pareció entenderse de uno de mis escritos. He vuelto a ver las imágenes y no es así, simplemente afirmó que sus dos intocables eran Pipi y "el Alexander" (como llama él al italiano), descartando explícitamente a Hugo. Por otro lado, se mostró arrepentido de haber nominado al propio Dani, expresando de forma algo timorata su decisión de no volverlo a hacer esta semana. Por tanto, si no nomina a Pipi, Alessandro ni Dani, solo le quedan María, Hugo y Ari.

María era el martes la única nominación fija de Pepe. Pues bien, pongamos por caso que Ari es expulsada esta noche. Si el bailaor quiere mantener todo lo propuesto deberá nominar a Hugo. Es una posibilidad entre tres, e incluso puede que finalmente no lo llegase a hacer y prefiriera darle el punto a Dani. En todo caso, para poderlo comprobar se tendría que dar este supuesto y ante cualquier otro nunca podremos saber lo que habría hecho. Como dije hace días, es imprudente hacer juicios sobre algo que aún no ha sucedido. Lo que sí está claro es que de esa fiesta Dani salió con cierto convencimiento de haberse librado de la nominación de Pepe.

El viernes su objetivo fue Alessandro, a quien le había dado dos puntos ese lunes y él también le nominó. En total, el italiano nominó cuatro veces a Dani, reservando para él en una ocasión seis de sus doce puntos. Como este año no hay secretos y se adivinan casi todas las semanas los votos, Dani maneja esa información y supuestamente pretendía el viernes otro objetivo: salvar la nominación de Aless. Debió pensar que podía terminar salvándose tan solo hablando uno a uno con sus verdugos, aunque se le escapó un pequeño detalle. O tal vez no tan pequeño. Mide un metro ochenta y se llama Hugo.

El de Vielha estuvo pendiente de las dos conversaciones, lo cual le aporta información valiosa en el juego. Tanto es así que se enteró el martes de que Dani le había descubierto a Pepe su nominación a Pipi. Y el viernes captó la jugada de Dani, esta vez con Alessandro. Como decía este, era la punta del iceberg (pronunciado 'aisber' por el italiano, con buen acento inglés, lo cual provocó la burla de Hugo y Pepe). No sé si influyó la combinación con el alcohol, pero el caso es que Hugo estalló contra Dani, y probablemente lo hizo en el tono más elevado y enérgico que hemos escuchado en esa casa durante la presente temporada.

Según Hugo, cada vez que hay alcohol en la casa Dani habla de nominaciones y tonterías. Le acusa de tirar la piedra y enmascarar en bromas sus supuestas verdades. Además, le llama acojonado, payaso, niñato, lameculos y bocazas, entre otras lindezas. Mientras tanto, Dani se lamentaba de haber deseado durante cuatro semanas que ganara el concurso Hugo, pero ahora cree que no es buena persona porque dice las cosas para hacer daño. "Te vas a arrepentir y a mí no me va a valer el perdón", le decía Dani.

El momento de mayor tensión fue cuando Hugo se acercó a Dani y le dio una palmadita en la mejilla. Antes, Dani le había advertido que no le tocara. Pero no fue eso lo que más violencia transmitió. En general, toda la actitud de Hugo fue intimidatoria y agresiva. Ese fue su gran error del viernes. Independientemente de si tenía razón o no, la estampa de Hugo cargando contra Dani es la de un enfrentamiento desigual. Un tipo de un metro ochenta contra el endeble chaval de 19 años. Todo jugaba en contra de Hugo, también una cuestión de costumbre simplemente. Las discusiones en esta edición se han desarrollado casi siempre en un tono formalmente contenido. Esta vez no era así, lo cual chocaba especialmente.

Tal vez por esto que cuento, después de la conversación Pepe y Alessandro intentaban entender a Hugo, aunque el bailaor le dijo varias veces que no se debía enfrentar de esa manera a un niño de 19 años. En cierta medida le estaba afeando que perdiera los papeles. Luego, el propio Pepe hablaba también con Dani. Sin darle la razón intentó ponerse en su lugar, haciéndole ver que uno de sus problemas era que le importaba más la broma que decir la verdad. Aunque Pepe reconoce que es el primero a quien le gusta meter cizaña, en este caso vi a un Pepe conciliador e interesado en empatizar con ambas partes.

A Dani le consolaban las tres chicas de la casa. Sobre todo Ari, que prometió dormir con él y así lo hizo. No obstante, me molestó que Sindi y María solamente mandaran callar a Dani para intentar agotar la conversación. Creo que en ellas también influyó el desequilibrio de fuerzas y prefirieron acallar al débil. No entendí el llanto posterior de María, tampoco la poca insistencia de Hugo al no recibir respuesta cuando se acercó para interesarse. También es cierto que a partir de ese momento dejamos de ver a la pareja durante horas.

Para Hugo hubo algo posiblemente más dañino que esa estampa suya arremetiendo contra Dani. Me refiero a lo que ocurrió después, con el propio Hugo y María, mientras el resto interactuaban con Dani. Muy mal gestionado por parte del aranés. Y ahora es cuando toca volver a sacar la navaja de Ockham para presuponer que Hugo se calentó en el momento, harto de Dani, sus bromas, insinuaciones e intentos de influir en las nominaciones de los demás. También especialmente receloso desde que Sindi logra enterarse gracias a Dani de que la había nominado. Pero antes de sacar a relucir esta daga albergué serias dudas.

Retrocedamos en el tiempo un par de semanas. Hugo provoca en la cena una discusión con Dani, se altera y abandona la mesa metiéndose en la cama. Un rato más tarde es sorprendido por Mercedes Milá, quien le pide que avise a sus compañeros de que hay gala. Es expulsado Cristian y en las nominaciones Dani no dice el nombre de María (como tenía previsto) sino el de Hugo. Conjeturé entonces que el enfado de este último pudo tener justo ese objetivo. Es decir, salvar a María de quedar nominada llevándose él un voto, insuficiente en su caso.

Los policías de las series americanas piensan siempre en quién puede resultar beneficiado tras un asesinato. La policía sabe mucho de armas blancas pero nada de navajas de Ockham, y toman como principal sospechoso al más beneficiado. Pues bien, desde este otro punto de vista, Hugo pudo provocar la bronca con el objetivo de perjudicar a Dani blindando a Alessandro de cara a la expulsión de esta noche. Siendo así no valoró que su tono no debía haber sido tan elevado, además de dar dos pasos atrás evitando la cercanía física. No seguir cualquiera de estas reglas es arriesgarse a obtener el efecto contrario al pretendido.

Moleskine del gato

Sobre la fiesta de esta noche hay más dudas que nunca. Lo de la parte de la casa que aún no conocemos, el regreso del "dale la vuelta" y unos rumores insistentes de repescas son cosas que tienen a los más fieles espectadores alborotados. A esto se le añade la doble gala semanal, formato puesto en práctica en otros países pero con programas de poco más de una hora, no de casi cuatro. Con los concursantes que quedan en la casa y una final de tres concursantes esto terminaría en condiciones normales el día 28 de mayo. Dani ha contado este fin de semana que su contrato acaba el 29, lo cual cuadra a la perfección con mi calendario.

Estoy calculando a razón de una expulsión a la semana. Pero no sabemos cómo será a partir de ahora con la doble gala. Tal vez los lunes haya expulsión y los jueves nominación, aparte de otros contenidos con los que llenar espacio. A eso también apunta que esta noche posiblemente la prueba final y su resolución tengan lugar durante la gala, además de contar con la presencia de alguien muy conocido por los concursantes, que regresará a la casa con un fin muy concreto. Con todo, muy extraño será que no nos vayamos a sorprender. Y si no, al tiempo.

Ahora bien, lo de la repesca no lo veo. Hoy quedarán solo seis concursantes, a poco menos de un mes de la final. No parece lógico ni razonable que a estas alturas se vaya a intervenir en la marcha del programa con algo así. De hecho, llevo días recomendando que no se ponga nadie la tirita antes de la herida. No es lo más práctico. Por si acaso yo no me perdería la gala de esta noche, igual nuestra querida Mercedes Milá nos saca de algunas dudas.