La cuarta dimensión

telecinco.es 23/08/2010 04:26

Cuando Gran Hermano nacía en España no era fácil prever que fuera a cobrar una dimensión tan especial en el mundo de la televisión. En nuestra soberbia de telespectadores avezados estábamos convencidos de que no quedaba nada por inventar y no había más variación posible que cambiar a José María Íñigo por Mercedes Milá a la hora de hacer un programa de entrevistas. Cambios como el mencionado eran sustanciales y necesarios, pero no los únicos posibles. En los albores del año 2000, primero (o último) de un milenio, estaba por aparecer un formato que inauguraría todo un género. Un género televisivo nuevo, ciertamente. Oh, ¡sorpresa! También en esto nos habíamos equivocado. Podían nacer cosas nuevas en televisión. No estaba todo inventado.

Habían existido algunos precedentes del género de la telerrealidad. Incluso algunos tuvieron el atrevimiento de esbozar nombres de supuestos géneros novedosos sin que llegaran nunca a cuajar entre la audiencia. Se habló entonces de "docu-drama" para describir un tipo de documental que reflejara una realidad en cierta medida recreada ante las cámaras. No era aquella una realidad retransmitida sino más bien un mero simulacro, por mucho que las historias narradas fueran ciertas, tanto como reales eran los personajes protagonistas de las mismas.

En el verano de 1978 el comunicador Alfredo Amestoy ponía en marcha 'La España de los Botejara', especie de documental basado en una familia real cuyos miembros vivían repartidos en media docena de pueblos de nuestro país (desde Cáceres hasta Sabadell). Durante diez días y en emisión diaria, la crónica de una familia normal sorprendía por novedosa. Demasiado novedosa, posiblemente. El experimento no pasó de ahí y sería recordado por el exotismo que suponía ver aquella televisión de entonces (pública y única) centrando su mirada en gente normal y corriente. Incluso gente cuyo modo de vida parecía ya entonces anticuado, al menos mirado desde un punto de vista más avanzado, como el que podía existir en las grandes concentraciones urbanas.

Aún quedaban más de dos décadas para el final del milenio y la llegada de Gran Hermano. Dos intensas décadas en las que este país pegó uno de los cambios más importantes de su historia. En el año 2000 nos encontrábamos con una sociedad más plural, también en el mundo de la televisión. Había televisiones públicas dependientes de distintas administraciones y también televisiones privadas. Aquella industria se había diversificado con la aparición de productoras proveedoras de contenido, y cada vez el mercado televisivo era más global. También más permeable, lo cual facilitaba que ideas o proyectos nacidos poco tiempo antes en otros países fueran probados aquí, con desigual fortuna. Aunque parezca curioso hay formatos cuyo triunfo es un fenómeno local, no necesariamente exportable. Prueba de esto, que ha pasado siempre y seguiré pasando, podría ser un programa como Guaypaut. En Estados Unidos es un éxito sin competencia, mientras que su versión española (por la misma productora que hace GH) no tuvo una acogida demasiado buena.

Los programadores televisivos adoran la palabra 'novedad' y el concepto que este término lleva consigo. Les fascina todo lo nuevo, a pesar de lo cual a veces muestran un inexplicable temor ante aquello que lo es realmente. Lo nuevo de verdad, lo radicalmente nuevo. La irrupción del reality show en el panorama televisivo no anunciaba solo un cambio formal o estético. No se trataba de 'vestir la mona de seda' sino de presentar a la sociedad otro modo distinto de hacer televisión. Los hermanos Secundino y José Velasco (fundadores de Zeppelin TV) habían ofrecido el formato a otro canal de televisión, pero finalmente sería en Telecinco donde encontrarían la confianza necesaria para emitir un singular programa que apenas había sido estrenado en Holanda y se estaba probando en Alemania.

Se trataba de un programa que requería un despliegue técnico sin precedentes y donde se pretendía concentrar la atención de la audiencia en un puñado de personas encerradas durante un tiempo prolongado. En el otro canal, un directivo poco avispado dijo que no tendría éxito en nuestra televisión. Pero en este caso no se trataba de un fenómeno local, como demuestra que se hayan realizado 175 ediciones (más otras 57 de famosos y demás variantes) en 73 países (39 con edición individual) y lleve ininterrumpidamente en el aire desde el 13 de enero de 2004 en algún lugar del mundo.

No pretendo hacer un resumen de la historia de Gran Hermano. Nada más lejos. Cuento todo esto para situarnos en un momento en que era difícil apostar por este programa. Es más, pocos habrían firmado lo que un personaje como Jesús Hermida, historia viva de nuestra televisión, diría poco después de finalizada aquella primera edición que había inaugurado todo un género: "Ha cambiado la historia de la televisión". Esto era así por muchas razones. No solo porque descubría un nuevo género televisivo, ni porque las audiencias lo hubieran refrendado con una contundencia inédita en la televisión privada de nuestro país, que tenía en aquel momento tan solo diez años de vida.

Algunos otros factores identificadores eran tan importantes o más que los mencionados, como el despegue definitivo de la participación o el concepto igualmente nuevo de multiplataforma. El voto telefónico apenas se había usado en nuestra televisión hasta la aparición de la telerrealidad. Y, sobre todo, nunca antes un programa había sido emitido simultáneamente tanto por televisión como por Internet. Y en ambos casos con un seguimiento en tiempo real. Quien diga hoy que este programa no ha cambiado la historia de la televisión tiene un problema importante de percepción de la realidad. Podríamos decir que la televisión adoptó entonces una nueva dimensión.

Pienso en todo esto cuando escucho decir que la próxima edición de Gran Hermano será la de la "cuarta dimensión". La posible existencia de dimensiones superiores a nuestra propia dimensión tres trascendió el ámbito puramente científico para adentrarse en otras manifestaciones culturales del hombre a finales del siglo XIX y principios del XX. Fascinaba y sigue fascinando como idea, hasta el punto de que significa cosas distintas en el mundo de las matemáticas, la física o la trascendencia de lo espiritual. Cuesta tanto hacerse una idea de que existe una cuarta dimensión como le costó al hombre tener conciencia de que no era bidimensional, lo cual nos remitiría al mito de la caverna, de Platón.

Relaciono la idea de una nueva dimensión con lo que realmente nos trajo este programa desde sus comienzos. Aunque realmente estoy hablando de ello porque Mercedes Milá lo ofreció como pista de lo que nos podría esperar en GH 12 durante una entrevista en El programa del verano. Dijo esto de la cuarta dimensión y algo así como que sería un folio en blanco que habrían de llenar los concursantes. Cito de memoria y quizá mis ensoñaciones sobre lo que habrá tras esas palabras me jueguen una mala pasada. Escuchar una leve pista de lo que vendrá y poner a volar la imaginación es una misma cosa. Desde entonces no he parado de pensar en el concepto de la cuarta dimensión y sus posibles aplicaciones, quizá por eso tenga como una nebulosa delante de la otra pista.

He de confesar que desde hace tiempo prefiero saber más bien poco de lo que nos espera en una nueva edición de nuestro programa. Por un lado se trata de una simple aceptación de la realidad, porque no me suelo enterar de casi nada, por no decir nada. Pero también he llegado a la convicción de que lo mejor es enterarse de las cosas al tiempo que el resto de espectadores. Mi vanidad está suficientemente complacida desde hace mucho, por lo cual creo no necesitar estar en posesión de una información vedada al común de los mortales. Es más, de las escasísimas veces que esto fue así casi siempre me fue imposible contarlo, lo cual no produce más que frustración.

Recuerdo como en GH El reencuentro un concursante de los que se incorporaron en fechas posteriores al estreno me avisó de que entraría con un par de días de antelación. Nada hubiera deseado más que contarlo, pero me di cuenta como extrañamente eran muchas las razones que me impedían hacerlo. Primero porque bajo ningún concepto quería provocar que se malograse la entrada del concursante por el hecho de contarlo este gato inquieto. Segundo, porque aún teniendo la seguridad (que no la tuve) de que esto no pasaría igual no le beneficiaba que se supiera de su confidencial revelación a este humilde cronista. Y tercero, porque sin tener conocimiento de que había sido el propio concursante quien me había dado la información no faltaría quien pusiera la imaginación a trabajar conjeturando sobre quien habría sido.

Es triste, pero la posibilidad de que alguien pensase que mi fuente de información era quien no había sido pesaba casi más que ninguna otra razón para que guardase para mí dicha noticia. Aunque bien pensado, también valoré que realmente no tengo derecho a privar del factor sorpresa a miles de espectadores. Tanto es así que ni siquiera le conté a mi pareja la incorporación de aquel concursante por poder ver su cara de sorpresa en el minuto uno de la gala aquella noche. Dicho esto, supongo que algunos seguirán sin creer que no tengo ni idea de que es eso de la cuarta dimensión. Otros, por el contrario, me darán el crédito que acostumbran, gracias al cual sigo aquí.

Puestos a arriesgar, me inclino a pensar que se refiere a la aplicación más cercana a la teoría de la relatividad, es decir, una dimensión temporal añadida a las otras dimensiones conocidas. Tirando de ese hilo he llegado a imaginar una edición de Gran Hermano que más parecía otro programa bien distinto. Aunque es bastante improbable que lo haga, no revelaré más detalles por si acaso se da el caso de que me animara a presentar la idea a algún canal de televisión. Al menos ya sé a que puerta tengo que llamar primero.

Sírvase el lector de hacer sus propias conjeturas y, si así lo desea, contárnoslas en el hilo de comentarios que acompaña esta anotación. También pueden hablar de cualquier otra cosa, como viene sucediendo, pero les ruego no olviden que los comentarios deben estar en relación al tema del blog. Por tanto, disculparé que nuestros muchos amigos no den su visión de GH 12 y la cuarta dimensión solamente en el caso de que sus ocurrencias sean novedosas e igualmente piensen ponerse en la cola para presentar un proyecto televisivo.

En todo caso, pensemos que a las 60.000 personas que se han interesado en hacer el casting por medio del teléfono que dimos a conocer hace ya un mes les da lo mismo el significado de esa enigmática cuarta dimensión de Gran Hermano. De momento, ya hay más pretendientes que en la pasada edición (50.000), y un equipo de 30 profesionales de Zeppelin TV, divididos en tres equipos, están recorriendo 12 capitales españolas (Madrid, Málaga, Sevilla, Santander, San Sebastián, Santiago de Compostela, Valencia, Tenerife, Barcelona, Palma de Mallorca, Murcia y Badajoz) para realizar miles de entrevistas personales. Las fechas de los castings ya han sido publicadas en esta página.

Sobre la fecha del estreno muchas han sido las informaciones sobre un posible adelanto. Por tanto, es posible que no sea a finales de octubre o principios de noviembre, tal como salía en mi previsión, posteriormente confirmada en la intervención televisiva arriba mencionada de mi admirada Milá. En todo caso, nótese que el casting de Badajoz tiene fecha de 2 de septiembre. Por mucha prisa que se den, todo indica que aún tendrán que pasar unas cuantas fechas desde esa para la noche del estreno. Yo apuesto a que estamos a un mes, más o menos. Seguro que me equivoco una vez más.

Eso sí, los estudiantes de academias homologadas de diseño aún tienen tiempo más que suficiente para mandar sus modelos. Como ya contamos hace un mes, ellos serán quienes vistan a Milá, bajo la dirección de la estilista Mayte Méndez de Vigo, como es costumbre. Esto sí que va a ser toda una sorpresa, por mucho que sepamos en que consiste con tanta antelación.

Y para dentro de unos días prometo aclarar de una vez por todas, y mediando explicación técnica detallada, por qué cuando se dice "está todo grabado" se está utilizando una frase hecha, cuyo significado vendría a ser que permanece registrado todo lo que ha sido considerado oportuno guardar de entre lo grabado. Naturalmente, nadie tiene intención alguna de engañar a la audiencia al decir que "está todo grabado". De igual forma que se está equivocando quien piense que esto es así de forma textual. Pero esto será dentro de unos pocos días.

Actualización: [25/08/2010 - 11.52]

Germán Ramírez, concursante de la décima edición de Gran Hermano, se encuentra desaparecido desde el día de ayer. Según Judit Iglesias (GH 9), Germán no aparece desde hace unas 60 horas. Ana Toro, concursante de su misma edición, le vio por última vez en Benalmádena (Málaga). Germán perdió ayer su avión de las 18.00 horas. Su ropa y sus maletas estaban en casa de Ana, donde siguen en este momento, sin que el ex concursante se haya puesto en contacto con ella ni con su grupo más cercano de amistades. Al parecer solo llevaba encima su cartera. Desde entonces, han estado esperando y recurriendo a amigos para ver si alguien le localiza. Judit ha lanzado la voz de alerta a través de su espacio en la red social Facebook.

Hasta el momento es todo lo que podemos contar. De parte de Ana y Judit pedimos que si alguien tiene cualquier información , ha podido hablar o ver a Germán, lo cuente a la mayor brevedad. Esperamos que este embrollo se resuelva pronto y de forma feliz.

Actualización: [25/08/2010 - 14.04]

Germán ya ha aparecido. Según Ana Toro se encontraba en casa de unos amigos. Este parece un comportamiento no demasiado raro en el de Sabadell, solo que en este caso el hecho de perder un avión lo hacía algo más preocupante. Finalmente la historia tuvo un final sin más sobresaltos. Gracias a todos los que se han interesado por este asunto.