Daguerrotipos de Ana María Aldón y Rocío Flores

telecinco.es 02/06/2020 09:57

Estos de hoy van a ser los primeros daguerrotipos de unos finalistas de Supervivientes. Los perfiles, siempre según mi particular prisma, estarán agrupados en dos partes: hoy Ana María y Rocío, mañana Hugo y Jorge. La división es exclusivamente en orden a la relación familiar entre las dos primeras y el que ellos sean los últimos nominados de este Supervivientes 2020 que pasado mañana llegará a su fin. Como siempre aclaro, tomo el nombre de “daguerrotipo” de una serie de artículos que firmó el gran Manuel Vicent en el diario El País. Espero que se admita mi atrevimiento.

Ana María Aldón: No ha dado descanso ni siquiera a su propio personaje

Ana María se ha revelado como una concursante abnegada, entregada a la supervivencia y excelente pescadora. Ella es, en realidad, una auténtica depredadora, cuyo concurso se ha basado en el trabajo sin descanso. No ha dado tregua ni cogiendo almendras por centenares, ni pescando también en esas cantidades. Sería estúpido negar que entre los cuatro concursantes que disputarán la segunda parte de la final es probablemente quien mejor sobreviviría a un naufragio. En puridad, debería ganar el concurso si se tratase solo de valorar las capacidades para la supervivencia. Lástima que haya optado por ser una concursante que huye de las polémicas, lo cual le ha provocado algún encontronazo con Rocío. Esta le ha reprochado en varias ocasiones, desde las primeras semanas hasta casi el final, que no saliera en su defensa cuando surgió alguna polémica sobre su persona. No la defendió al principio ni tampoco después de los reproches porque simplemente no quiso, lo cual no critico.

Ana María acertó cuando dijo que no consideraba a Rocío parte de su familia, aunque luego en la palapa no fue capaz de repetir lo dicho cuando creía que no estaba siendo grabada por las cámaras, en uno de los múltiples desplazamientos en barca que hacen los concursantes. Comentaré en su daguerrotipo lo que opino de que Rocío le reclamase a Ana María cierta defensa solo por la relación familiar que las une de forma lejana. Lo cierto es que la posición inamovible a este respecto de Ana María me suscita sensaciones encontradas. Aplaudo la firmeza de su decisión, que mantuvo contra viento y marea aunque temiera estar siendo criticada duramente por ello en el entorno de Rocío, donde incluso se encuentra su defensora en plató, a la sazón íntima amiga de la otra parte. Gloria Camila se apresuró a defender a Ana María, aunque de haber tenido seguridad de que también concursaría Rocío seguramente hubiera preferido defender a esta. Aunque el caso es dejarse ver en televisión, lo cual algunos plantean como un negocio.

Al mismo tiempo que aplaudo ese “sostenella y no enmendalla” de Ana María en relación a Rocío, también he de decir que se corresponde con un planteamiento general suyo del concurso que no la ha beneficiado. No basta con ser la más trabajadora del concurso para convertirse en una concursante atractiva para el espectador. Ha intentado pasar de puntillas por todas las polémicas y eso es como amputarse una parte de uno mismo. Quiero concursantes completos, capaces de luchar por la supervivencia, pelear con pasión en las pruebas y participar en la convivencia con todas las consecuencias. Quedarse callado y esperar a que los demás cometan errores vale para las primeras semanas, pero después va restando puntos y hace que se termine descartando para el triunfo a quien toma esa postura.

“Yo no quiero entrar en polémicas”, “soy contrario a las discusiones”, dicen algunos concursantes para justificar que no tomen partido en situaciones que les afectan tanto como a cualquier otro compañero. Es tanto como decir “yo no he venido aquí a convivir”. Pero sí van a eso, tanto como a supervivir. Una cosa está ligada a la otra y no es posible separarlas. Con todo lo dicho, el mayor defecto que he visto en Ana María no ha sido que rehúya las polémicas, aunque afecten a una persona que pertenece a su entorno familiar, o incluso especialmente por eso mismo. El mayor inconveniente que he tenido para poder apreciar la participación de esta concursante es que no ha sido capaz de dar descanso a su propio personaje.

Ana María es como esa tía que va a tu casa de visita y en el cuarto de baño te abre los cajones y prueba tu colonia. No solo eso, si la invitas a dormir un par de días seguidos al más mínimo descuido te cambiará los muebles de sitio, reorganizará las cosas en tu nevera y hasta terminará imponiéndote una dieta no necesariamente sana y saludable. Podríamos decir que Ana María es un poco meticona y le gusta mangonearlo todo. Por eso a más de un compañero le ha parecido que se comportase como si fuera dueña de la isla. También la han acusado de ser egoísta porque le ha costado compartir lo que pescaba, al menos cuando lo hacía en menor cantidad que en la última parte del concurso. Y aunque compartiera siempre lo hizo eligiendo personalmente las piezas que se comería ella y asignando las de los demás. Ella es así, dueña y señora siempre que se lo permitan.

Es excesiva en todo, de ahí ese lado de folclórica que la hace parecer una caricatura de sí misma muchas veces. Y eso la hace menos creíble, más artificial e impostada. Ana María ha sido así todo el tiempo, sin darse tregua a ella misma y su propio personaje. Tanto que me ha parecido impostada incluso hablando sobre una posible futura maternidad de Rocío, lo cual es suficientemente íntimo para dejar traslucir un lado más humano y sincero. No digo nada sobre su utilización de la figura de Rocío Jurado, por mucho que lo hiciera de forma sincera y espontánea. Me queda la duda de si Ana María es siempre tal como la hemos conocido. Y confieso que eso me parecería todavía peor que pensar en una impostura permanente. Ser capaz de estar fingiendo todo el rato no es tan malo como que realmente fuera así. En cualquiera de los dos casos me incomoda enormemente.

Rocío Flores: Ideal para un concurso donde no hubiera que sobrevivir

Haciendo balance del concurso de Rocío me lamento de que haga participado en un concurso de supervivencia, donde ha demostrado auténtica incapacidad para ello. Sería ideal en un concurso donde no hubiera que sobrevivir. Al contrario de lo señalado en el daguerrotipo anterior, Rocío me parece tremendamente sincera y natural. Incluso superando su natural timidez, no ha tenido inconveniente en mostrarse tal cual es, lo cual se agradece mucho en un reality. A pesar de las particularidades de Supervivientes, creo haber podido conocer a Rocío y eso me ha hecho simpatizar con ella de manera inesperada. Diría que ha terminado ganándome, a pesar de los prejuicios por ser uno de los cachés más altos de la edición, integrante de una saga que parece querer retomar lo que ha supuesto la de los Pantoja en este programa. No me extrañaría, por tanto, que tras Rocío fueran a futuras ediciones Antonio David, su mujer Olga y quien fuera.

Tenía en su contra ser la concursante estrella de la edición, pero ha logrado que me olvide de ello, y lo ha hecho mostrando su propia personalidad, sin ningún tipo de artificio. Rocío ha logrado que admire su sorprendente tranquilidad, incluso discutiendo con alguien tan irritante como Avilés. Solo en un momento de absoluto hartazgo llegó a hacer un corte de mangas a ese compañero. Hasta entonces había mostrado una tranquilidad pasmosa, hablando con él tranquilamente y sin dejar de expresarle cierta simpatía. Ella parece buscar siempre la concordia. Y algo aún mejor: sin presumir de ello. Su tono siempre amigable no le impide decir las cosas con gran claridad, y eso es lo que más me gusta de ella.

Creo que Rocío y Hugo son los concursantes más sinceros de esta edición, y eso les ha hecho simpatizar de forma peculiar, aunque en la recta final del concurso Rocío haya dado la espalda a su compañero, posiblemente por pura estrategia, lo cual no me parece mal. Admiro la capacidad que tiene Rocío de decir lo que piensa sin aspavientos, de forma tan relajada que difícilmente molesta. Lástima que Rocío decidiera en todo momento no pelear en las pruebas, asumiendo una incapacidad que no siempre parecía probada. No pertenece a la cultura del esfuerzo y se nota. En ese sentido sería el caso opuesto a Ana María. No vale solo con demostrar ser buena superviviente, sin querer entrar en polémicas entre compañeros. Pero tampoco con darlo todo en la convivencia sin mostrar capacidad para la supervivencia.

Rocío no demostró gran capacidad y tampoco voluntad de ningún tipo. Solo a falta de unas pocas semanas para el final se decidió a probar con la pesca y no le fue tan mal, lo cual demuestra que no es tan imposible como ella cree. Le ha faltado decisión y ganas, lo cual prácticamente la imposibilita para convertirse en ganadora. Piensen en el disparate que supondría ver llevarse el premio a una concursante que con la actitud mostrada no sobreviviría a un naufragio ni de pura casualidad. Sería una auténtica injusticia frente a concursantes que se han ido quedando en el camino o han llegado a la final tras darlo todo en la supervivencia. Desde Rosa Benito no hemos tenido un solo ganador que no lo mereciera, incluso aquella concursante se esforzó bastante más que la pequeña Flores.

Puede ser verdad que Rocío ha pasado más tiempo tendida al sol que la mayoría de sus compañeros, aunque es algo que todos practican con fruición. En ese sentido creo que no fue beneficioso para ella la relación que tuvo con Fani. Ambas se retroalimentaron en la desidia y la escasa aportación al grupo. Ha sido después de marcharse esa compañera cuando vimos una Rocío más activa, interesada mínimamente por aquello que caracteriza al programa. Su imagen como integrante de una saga familiar, habiendo llegado hasta ahí sin ningún merecimiento propio, y la escasa actividad de las primeras semanas, pesó sobre ella como una losa muy difícil de levantar. Hasta yo me sorprendo diciendo a estas alturas que Rocío es una de mis favoritas. Pero salgo de mi sorpresa cuando me doy cuenta de que es algo logrado por esta concursante de la manera más sencilla posible, aunque no todo el mundo pueda hacerlo.

Ha hecho Rocío algo que puede parecer muy simple y lo es en realidad: se ha mostrado tal cual es. Es un mérito discutible, aunque ya digo que no está al alcance de cualquiera. Por eso reclamó a Ana María un apoyo que esta no estaba obligada a darle. Sencillamente hizo lo que le pedía el cuerpo, sin pensar si estaba haciendo o no lo correcto. En realidad, ninguna de las dos se equivocó en esto. Ni Rocío expresando lo que sentía al reclamar un apoyo en su compañera, ni esta negándolo por no tener obligación alguna. A pesar de su tono amigable, Rocío no dudo en cantar las verdades del barquero muchas veces. Especialmente cuando hizo en la palapa una radiografía precisa y certera de Elena. Si me cabía alguna duda, fue entonces cuando me rendí completamente a esta concursante. La única de esta edición que agradezco haber conocido. No miento si digo que ha sido un todo un placer.

Moleskine del gato

Pues por hoy está bien. Mañana repaso el concurso de Jorge y el de Hugo.

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