La desidia deja a Alejandro a las puertas de la final

telecinco.es 16/07/2021 08:15

La emoción y el júbilo abordó a los concursantes cuando supieron que sería la última noche en la palapa. A la recta final solamente le queda celebrar una final de la que todavía no sabemos nada, aparte de que se celebrará la próxima semana. A ella llegan cinco concursantes, dos de ellos nominados. Olga y Tom superaron la nominación anterior, que se resolvió con la expulsión de Alejandro. La cuerda se rompió una vez más por el lado más débil. Ahora quedan días de incertidumbre para los concursantes, ignorantes de lo que pasará, más o menos como estamos los espectadores. Anoche hacían conjeturas sobre cuándo volarán hacia Madrid. Me temo que todavía les queda un poco para disfrutar por última vez de los cayos Cochinos.

No fue una sorpresa la salida de Alejandro, aunque encuestas y opinión popular daban por más segura la expulsión Olga. Evito siempre hablar de justicia porque un reality se rige por otros criterios, pero no tengo duda de que merecía más llegar a Madrid en helicóptero Olga que su amigo de nueva ola, el único que se puso de su lado (aparte de Lara) tras el robo a su amiga Melyssa. Como nuestros náufragos reconocieron anoche, la división en dos grupos se había atenuado hasta casi desaparecer en buena medida durante los últimos días, casi habría que decir últimas horas. Los demás recibieron con cierto estupor la salida de Alejandro, tal vez porque también pensaban que Olga sería castigada por la audiencia por su traición y el sinsentido de robar algo que ella también tenía.

Todavía no podrá cantar victoria Olga porque vuelve a estar nominada, lo mismo que Tom. Es como si se hubieran parado las votaciones y tras la expulsión de Alejandro siguieran los votos. Curiosamente, llegan a la final los cuatro primeros nominados de la edición junto a la que fuera primera líder. Melyssa se colgó el collar de líder antes que nadie, mientras salían a la palestra Tom, Olga, Gianmarco y Lola, resultando expulsada (desterrada en realidad) esta última. El círculo se cierra siempre con caprichos del destino como este. Como digo, Olga merecía más que Alejandro un puesto en la final.

Hace días hice mi clasificación de concursantes que merecían o no ser finalistas, siempre según mi particular criterio. Hoy podría cambiar algunas cosas de aquella selección en la que Tom era duda, mientras Melyssa y Lola apuntaban a disputarse el premio final. Pienso ahora que Gianmarco merece más que Tom ese privilegio. El italiano ha ganado algunas de las pruebas más duras con aparente facilidad. Desde la noria salvaje hasta el duelo al sol de anoche, pasando por la apnea, Gianmarco ha demostrado autoridad en esos sucesivos triunfos. También creo que lo merece Olga, al menos frente a un concursante al que la desidia ha dejado fuera en este último tramo de la recta final. Lo peor de Alejandro no es su inactividad, sino la sensación que deja de aprovecharse del trabajo ajeno, procurando el menor desgaste para sí mismo.

La educación y corrección en las formas de Alejandro no parecen méritos suficientes para llevar meterse en la final. En realidad, tampoco lo son para haber llegado tan lejos, aunque sea un mérito indudable haber salido indemne de sucesivas nominaciones. Si se votara en negativo pensaría que se trataba de uno de esos casos de concursante insípido, inodoro e incoloro, del que nadie se acuerda a la hora de votar. Pero se vota para salvar, lo cual significa que Alejandro tuvo un importante apoyo semana tras semana. Eso a pesar de sus escasas dotes de superviviente.

Alejandro esperó a los últimos días para hacer fuego por primera vez (aunque participara en alguna que otra ocasión al principio de la aventura), abrir un coco o desescamar el pescado. La prueba de fuego (nunca mejor dicho) del superviviente es si sobreviviría en la isla desierta él solo. No imagino a nadie dudando de que lo tendrían mucho más fácil Lola o Gianmarco. El dontancredismo de Alejandro se explica en su confianza de que los demás sacarían las castañas del fuego al grupo mientras él descansaba. Lograr menor desgaste que los demás es una buena estrategia para llegar pletórico a las pruebas de recompensa y líder, pero él casi nunca lo aprovechó, ganando en escasas ocasiones.

La impertérrita reacción a las burlas de sus compañeros no justifica la actitud de matón de barrio de Tom (a veces apoyado por Gianmarco), pero sí explica la insistencia. Como pasa con un muñeco de pimpampum, si se levanta como si nada cada vez que se le da un golpe apetece seguir dando para verlo. Al rechazo que produce la insistencia en la burla a Alejandro, rayana en al acoso, le ponía sordina que estuviera acompañada de argumentos incuestionables sobre la escasa actividad de un concursante casi inanimado. Por otro lado, que su primera gran amiga en el concurso fuera Marta y la última haya sido Olga dice mucho de Alejandro. A la sombra de estas dos concursantes quiso hacer un concurso carente de aspavientos, con modesto y limitado protagonismo. Al menos le ha valido para aguantar hasta el día que se apagaba la palapa, momento al que llega delgado (como todos), pero con la fuerza intacta. Muchos hubieran firmado tener un concurso como el suyo.

El mérito que ha ido acumulando Gianmarco, particularmente en las últimas semanas, haciendo un papel sobresaliente en algunas de las pruebas más duras, lo ha ido perdiendo Olga según iba bordeando la legalidad en su ejecución. Digo que bordeó la legalidad por no decir directamente que no la respetó de manera poco discreta. Anoche asistimos a un episodio más de esto. No pongo en duda que es obligación de quien participa en una prueba sacar el máximo provecho de aquellos puntos de las reglas que puedan no estar claros. Otra cosa es lograr ventaja sobre el resto de compañeros con cosas que no pueden calificarse de otra forma que como trampas.

En la prueba de recompensa de anoche Olga se sujetaba un brazo con la otra mano cuando les habían pedido que soltasen una mano del manillar. Ese manillar sujetaba un pesado barril colgando que no debía caer al suelo. No es lo mismo tener una mano suelta, que la mayoría pusieron a la espalda, que ayudando para sujetar el peso al agarrarse al otro brazo. La atención derivó en si era justa la eliminación de Alejandro cuando cayó arrastrado por la caída de Gianmarco. Fue un lance aparentemente fortuito, aunque con un claro damnificado. Pero la polémica no estaba ahí, sino en el escaso merecimiento del premio (un costillar de cerdo con salsa barbacoa) para alguien que una vez más ganó con trampas.

Observatorio de nominaciones

Así quedaron anoche las últimas nominaciones desde la palapa (así lo formuló Jorge Javier Vázquez, lo cual hace pensar en una hipotética final a dos días con una última nominación en Madrid, aunque también podría ser todo lo contrario):

Lola > Olga

Tom > Olga

Melyssa > Tom

Olga > Lola

Avisé hace un par de días de que saliera Alejandro u Olga el que quedase se enfrentaría al riesgo de salir a la palestra casi seguro. Melyssa evitó de nuevo nominar a Olga, que fue su amiga durante buena parte del concurso, y a pesar del deterioro vivido en esa relación por los motivos sobradamente conocidos. A pesar del voto de Melyssa para Tom, fue Olga la nominada del grupo.

Gianmarco nominó como líder a Tom. Perfecta estrategia al evitar sacar a la palestra a Lola, a quien seguramente considera una rival más débil. Para Gianmarco quitarse de encima a Olga o Tom supone desbrozar el camino hacia el triunfo final. Es la segunda semana consecutiva que pone en riesgo a Tom en una decisión claramente meditada. Si siete días antes no convenció a Tom la explicación de Gianmarco me temo que menos debió entender lo de anoche.

“La decisión de esta noche es en base a todo lo que he vivido estas semanas. La semana pasada salvé a Melyssa y Lola. Con ellas me llevo muy bien así que las vuelvo a salvar. Con ello vuelvo a nominar a Tom”, decía Gianmarco. Que Tom decidiese cambiar para mejor su relación con Olga en la semana que ocuparon playa Destierro ha sido providencial para que Gianmarco haya podido poner en peligro a su supuesto amigo sin que quede como algo demasiado raro.

La batalla está servida entre aficiones. Los de Tom y Olga se van a dejar hasta los higadillos para que puedan vivir la final al completo. Pero solo hay sitio para uno.

Moleskine del gato

Nadie como Jorge Javier para sacar oro de algunos defensores de concursantes en plató. Ana, amiga de Olga, ha sido de sus preferidas para la broma esta temporada. Que la historia de Barriles Luque, la empresa familiar de transportes, ocupase minutos en medio de una emocionante gala previa la final es parte del surrealismo que ha dado a este reality sus mejores años, con enorme diferencia. ¡Bendito humor!

A pesar de que casi se quiebra al final, Lara Álvarez prometió que no iba a llorar en el apagado de la palapa. Pedí ayer una despedida alegre y me fue dada. Alegre y con un mensaje de positivismo en medio del agradecimiento merecido a todos y cada uno de los responsables de hacer cada semana una gala impecable. ¡Qué digo una gala! Tres galas, en realidad. ¡Bendita profesionalidad!

Con todo a favor una temporada más solo podía fallar este gato víctima de cierta incontinencia verbal. Espero que no haya sido así, a pesar del enfado de los defensores de Olga, a la que ni odio ni detesto. Valoro su participación y el protagonismo obtenido, al menos el que no tuvo ninguna relación con su vida familiar independiente del concurso. Como me pasa con todos, considero muy valeroso lo que ha hecho.

Sin los concursantes yo no tendría nada que contar, por lo que para ellos va mi principal gratitud. También para quienes hacen posible que haya vuelto a enfrentarme a la pantalla en blanco cada mañana (madrugada, en realidad) durante más de 70 días. Y gracias a todos por estar ahí.

La próxima semana aquí seguiré. Será el momento de los daguerrotipos de los concursantes y la crónica de la final o finales. Todavía queda lo mejor.

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