Más o menos despiertos
Tenía pensado para hoy escribir un cuento de Navidad. Iba a ser una especie de fábula en la que nos encontraríamos una casa libre de molestos ruidos corporales, donde nadie estuviera deseando que su estancia allí terminase de una vez.
Aparecería una Tatiana nada sobreactuada, comportándose con naturalidad, tal como es ella misma y no del modo que le gustaría mostrarse si fuera una estrella de la televisión. Veríamos a Ángel sincerándose con todos, sin temor a decir lo que piensa, poco o nada condicionado por la necesidad de quedar bien con todo el mundo. Una Pilarita menos hiperactiva y confiada en que siendo como es al final terminaremos aceptándola y hasta teniéndole algo de cariño, sin exagerar sus sentimientos ni dramatizar en exceso. Un Arturo que piensa con la cabeza y no con sus genitales, tan animado y activo como lo fue al principio de esta aventura. Una Saray menos inocente, que no ve fantasmas donde no los hay. Un Siscu maduro, explotando su atractivo de chico sencillo. Y un Gerardo que emplea tanto tiempo en colaborar con las labores del hogar como en imaginar lo que habrá de suceder en el siguiente capítulo del cuento.
Al final he decidido no escribirlo por dos razones. Primero porque al imaginarlo me he dado cuenta de que les prefiero como son. Sería una faena para mí que a estas alturas me encontrara con los mismos personajes pero distintos caracteres. Me he acostumbrado a ellos, a sus cosas buenas y a las que no lo son tanto, aunque estas últimas cuesta algo más aceptarlas. Ahora ya sé como son. Veo a un grupo de siete personas que han ganado el premio de la convivencia. Se llevan bien, aunque tengan sus piques y discrepancias. Pasa en las mejores familias. Dicen que quien busca un amigo sin defectos se queda sin amigos, y Elbert Hubbard lo explicó mejor así: "Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere". Por eso, no me ha gustado imaginarles de otra forma, y el inevitable final del cuento era que me despertaba de un mal sueño y me encontraba a los mismos personajes de siempre con sus mismas virtudes y defectos. Y renegaba de esa pesadilla en la que todos parecían tan asquerosamente perfectos.
La otra razón por la que he desistido de escribir el cuento de Navidad en este día de fin de año ha sido porque ayer se me pasaron un par de ideas por la cabeza relativas a las relaciones humanas establecidas en la casa. Esto es, en definitiva, lo que más me interesa de esta historia. Observar comportamientos que a menudo puedo extrapolar a mi propia vida, reconociendo en otros impulsos propios o de personas de mi entorno. Observándoles a ellos no solamente logro conocerles cada día un poco mejor, sino que también me sirve para conocerme un poco más a mí mismo y explicarme algunas cosas que de otro modo me costaría entender. Por eso me gusta tanto este programa. Por eso me enamora Gran Hermano.
Vamos a ello, pues. Gerardo discutió ayer con Tatiana. A esta le molestó un comentario de Gerardo que no vi, aunque escuché después como hablaban de ello. Lo digo porque ya habrá quien venga a pedir el vídeo en cuestión, pero yo de vídeos no entiendo, que lo mío es comentar y opinar. Parece que Gerardo comentó que no sabía qué pintaba allí una chica de 20 años. De nuevo la maldita edad. Nunca he entendido esa obsesión que aqueja a algunos concursantes en torno a la edad. Ni justifico la forma de ser de nadie en orden a cuantos años tenga, ni veo inconveniente alguno en la edad para ser concursante de Gran Hermano, siempre y cuando hablemos de gente mayor de edad. Ni Tati me parece demasiado joven ni Pilarita mayor. Cada una atesora una edad y es otro de los atractivos de este formato poder ver convivir a gente de distinta edad en igualdad de condiciones a todos los efectos.
El martes, sin ir más lejos, Saray veía mal que viniera de intercambio una concursante de 20 años, si bien se trataba de una errata corregida ayer por el 'súper', que les hizo saber la edad real (32) de Carmela. La ferrolana hija protestaba porque el chico tuviera 34, considerándolo de la tercera edad (palabras textuales). Las pegas puestas por la edad me parecen tan poco apropiadas como las que pudieran derivarse de la procedencia, raza o religión. Es una especie de racismo considerar apto o no para un concurso a una persona atendiendo a sus años. ¿Acaso se están estableciendo clases de este modo? Yo creo que sí, es un moderno clasismo que tiene como objetivo excluir a aquellos cuya edad nos puede parecer inconveniente, con criterios absolutamente caprichosos. Y me da igual que se trate de una objeción hacia la gente mayor como hacia los más jóvenes.
Como digo, no escuché esa frase de Gerardo pero sí otra de parecido sentido, igualmente de ayer. Dice el empresario madrileño que deberían elegir para ir a Italia a personas con más de 30 años. Eso siempre y cuando fueran ellos mismos los que hubieran de elegir a quienes se han de ir al Grande Fratello, cosa que aún no saben ni ellos ni nosotros. Si se refiere a que solamente vayan los habitantes cuya edad esté comprendida entre los treinta y los cuarenta, he de decir que ha hecho bingo (lo podría cantar Saray), porque él está cerca de ese límite superior de edad. Lo que no escuché es argumentación alguna explicando un criterio tan disparatado.
Este asunto de la edad no es lo único que tiene a Gerardo y Tatiana enfadados sino también lo poco dado a colaborar en la limpieza de la casa del de Majadahonda. Tati se quejaba ayer por ello hablando con Ángel. Decía que siempre quiere llevar la razón y que los demás "le chupen el culo". Como era de esperar, Ángel le da un buen consejo a Tati. No es otro que intente hablar con Gerardo para resolver sus diferencias. Que yo haya podido ver no se ha producido ese encuentro entre ambos. A última hora de ayer, Gerardo habla con las ferrolanas y repasa su paso por la casa, así como la relación que tuvo con todos sus compañeros. De Tatiana dice que la quiere con todo su corazón, que ha dado mucho al programa con su sentido del humor y la votaría para que se vaya a Italia. Pero no está dispuesto a consentirle que le "vuelva a faltar al respeto".
No termino de entender cómo en un mismo día se puede argüir que no entiende qué pinta ahí una chica de 20 años, que deberían elegir a alguien con más de 30 para ir a Grande Fratello, y que votaría por Tatiana para irse a Italia. Para quien ande despistado con este embrollo de edades diré que la 'rusandaluza' tiene precisamente 20 años. Gerardo no se para en analizar a Tati y también hace lo propio con Ángel. Sobre el de la 'fragoneta' dice que es la mejor persona que ha conocido nunca, lo cual le llevamos días escuchando, aunque discrepa en su manera de afrontar los problemas. "Siempre quiere quedar bien", dice Gerardo sobre Ángel. ¡Hombre!, resulta que no es un espejismo que solamente veamos muchos aquí fuera, sino que hasta su mejor amigo es consciente de ello, y parece que a él tampoco le gusta esta parte de la personalidad de quien es su principal aliado en la casa desde siempre. La otra objeción que le pone a su amigo es relativa a la explicación dada por este sobre su punto positivo de las últimas nominaciones.
Recordemos que Ángel y Gerardo se dan mutuamente el punto, y posteriormente el primero justifica el suyo porque pensaba que nadie más votaría por Gerardo. A este le molesta una explicación que huelga. Pero vamos a ver, ¿no podría haber dicho que es quien prefiere tener más tiempo junto a él ahí dentro? No se entiende que el supuesto zen explique de forma tan ofensiva su nominación. Solo cabe suponer que con esa explicación pretenda contribuir a poner en duda la oportunidad de la nominación de Arturo (recordemos que votó por Saray), haciendo hincapié en que cabía esperar la nominación del de Irún a la de Roquetas. O sea, que Ángel opta por decir que no nominó a Tatiana porque pensaba que esta recibiría el voto de Arturo, y por eso votó por su amigo Gerardo. No sé si de esta forma pretende quedar bien, como de costumbre. Lo que sí sé es lo ofensivo que dicha explicación resulta para Gerardo.
Desde que hace unas semanas se produjera una airada discusión entre estos dos concursantes, inexistente para el programa y que solamente contamos en este blog y en el minutado, veo una creciente tendencia entre los tres habitantes del dormitorio nuevo (o de los cactus). No lo escribí entonces, pero el día anterior de esa disputa predije que terminarían apuñalándose entre ellos, refiriéndome a los de esa habitación. Ahora veo bien claro que mantendrán hasta el final las buenas maneras, al tiempo que no perderán ocasión de denostar un poco a sus otros compañeros de cuarto. No olvidemos que en el supuesto caso de que estos tres llegaran a la final, cada uno de ellos se habría convertido en enemigo y obstáculo para sus otros dos compañeros. Por eso habrían empezado ya a despejar el terreno, eliminando obstáculos que les impidan llegar hasta el botín.
Todo lo anterior se basa en mi particular modo de interpretar lo que veo, y no tiene por qué coincidir con el del resto de la gente. A pesar de esto, es incuestionable lo que ellos dicen. Por eso me parece de especial interés escuchar ahora a Gerardo decir sobre Ángel que siempre le gusta quedar bien con todo el mundo. Y es que, como dije antes, a veces uno tiene complejo de imbécil cuando comenta un comportamiento muy marcado en un concursante y algunos dicen eso de "¿por qué voy yo a creer esto que dice el gato?". Pues mira, no lo creas. Ver como el análisis coincide con el hecho desde dentro de la casa es algo siempre satisfactorio. Las muestras de esto son infinitas, la última es un curioso vídeo grabado por Ángel con la webcam de la sala de la web. Delante de esa fotografía de la preciosa instalación de las puertas realizada por Christo en el Central Park de Nueva York, Ángel se dirige a Laura tras su expulsión.
Aparte de decirle que la quiere mucho y ha aprendido a quererla más durante el tiempo que han convivido en la casa, llega el momento clave en que Ángel contesta un comentario hecho por la de Elche en su despedida desde el plató. Resulta que Laura acaba de ver un vídeo en el que Ángel habla con Saray y se parte literalmente la caja cuando esta dice que Laura le aporta diversión. Es el famoso vídeo del mojón, ese en el que compara a sus compañeros con lagartijas porque habría logrado el mismo cariño de haber convivido con estos animales en lugar de personas. Textualmente dice: "Todos sus chistes me los conozco. Todas sus historias me las conozco. ¿Qué tema tiene de conversación? La única forma que tiene de comunicarse es tirándose pedos o eructos, y hablando de coños, de pollas y de sexo". Cuando Saray le dice que a ella le aporta diversión contesta: "¿Laura diversión? ¿Qué diversión te da Laura? A mí me da diversión Carol. Hace un mes vale, que se sabía sesenta chistes y ya los ha contado todos". Saray le aconseja que hable con ella pero él lo rechaza porque dice no querer darle una nueva oportunidad, negándosela a otra persona.
Laura estaba nominada y Ángel arremete contra ella de la forma que acabo de resumir. Días después, tras salir de la casa, le dedica un mensaje en la webcam que dice (entre otras cosas) esto: "Simplemente decirte que te quiero un montón. Que, por lo que me dijiste el otro día, no sé si lo entendí bien, que a mí no me tienes que demostrar para nada que eres una persona divertida porque sé que lo eres. Me consta. En todo el tiempo que hemos estado aquí he tenido mucho tiempo para conocerte y para quererte. Con lo que te conozco y con lo que te quiero nos llevaremos muy bien en la calle y no hace falta que me demuestres nada porque lo que me tenías que demostrar ya me lo demostraste aquí en su momento". Flipante, ¿no? Es un monstruo este tío. Algo parecido hizo con Toscano o hasta con Indhira. Primero hachazo y una vez fuera de la casa momento para el mensajito sentido y cariñoso. Admito perfectamente que a muchos les guste esta forma de ser. A mí, personalmente, me parece de un falso que me estomaga. No puedo decir otra cosa.
Para no dejar en el tintero el resto de cosas acaecidas ayer, decir que Arturo sigue convaleciente de su contractura. La medicación que le están suministrando le retiene en la cama más tiempo del habitual en alguien tan hiperactivo como él. Lo entiendo porque acabo de tirar un jarabe para la tos que me ha producido una pesada somnolencia durante algunos días. Es el problema de los efectos secundarios de algunos medicamentos. Además, está pasando por una época de mucha hambre. Nunca antes había visto al vasco como anoche, pidiendo algo de comida a Saray. Al final se comió algo de un turrón que les provoca una diarrea importante. No diré la marca porque supongo que el fabricante se estará arrepintiendo de patrocinar este programa.
Y ayer les comunicaron que no han superado la prueba. Aparte de lo que veíamos, Saray tenía unos retos que cumplir. Uno de ellos era conseguir que Gerardo tomase solo once uvas, en lugar de las doce de rigor, lo cual no logró siempre. También parece que otro consistía en que Arturo no pisase el confesionario sin decírselo directamente, y esto tampoco lo consiguió. Los italianos del intercambio llegarán a una casa con pocos recursos, en la que la mitad de los habitantes o han dejado de fumar o sufren el mono por no tener tabaco. Ayer vi a Tatiana liándose un cigarrillo en una servilleta de papel color rojo. El acabose.
Termino ya de verdad. Y lo hago deseando a todos buena salida y entrada de año. El que viene será un año diez. ¿Que no? No seáis buenos del todo que es muy aburrido. Mañana no estaremos aquí pero sí el domingo. Nos vemos, por tanto, el año que viene.
[Esta noche, en la siete, alternativa a las uvas de Belén Esteban y el flamante ondas Jorge Javier Vázquez. Las campanadas de fin de año desde Guadalix, y en directo continuo desde las 23.45 hasta las 5.00 de la mañana. Recuerda que puedes seguir participando en el Test de Gran Hermano, donde tienes oportunidad de probar tu nivel de conocimientos sobre la historia del programa].