Así te lo digo

telecinco.es 01/09/2014 08:42

- O sea, que ya va esto por la decimoquinta edición. Al final nos ganan los americanos, como en casi todo, que ya van por la dieciséis.

- Pero una fue edición All Stars. No cuenta. Si por eso fuera nosotros también hicimos un par de ediciones de GH VIP.

- Y oiga, esto del 15 parece un homenaje a los indignados del 15-M.

- Bueno, no está mal.

- Más de uno pensará en la “niña bonita”, que hay mucho ludópata. ¿Quién será la “niña bonita” de GH 15? ¿Mercedes Milá?

- Ella es ‘alma máter’, ya lo dije en los días previos de hace un par de ediciones.

- ¿Se acuerda usted de todo lo que escribe?

- No. Por cierto, ¿no me tutea?

- Le trato de usted porque quiero. Y aunque no se acuerde de todo, ¿sería capaz de suscribirlo? O borraría algo de lo escrito.

- No borraría nada, pero en ocasiones me he releído y algo no ha terminado de gustarme. A veces soy injusto, o impertinente, o qué sé yo. Escribir cada día tiene sus riesgos, a veces siento como si fuera el funambulista en la cuerda floja, miro para abajo y no veo la red.

- Usted siempre con sus metáforas pretendidamente ingeniosas.

- Mire, lo mejor de todo esto es escribir a borbotones, sin meditar mucho la conveniencia de lo escrito. Es como esa escritura automática de la que han hablado a veces Iker Jiménez y los expertos de Cuarto milenio.

- Ahora resulta que si escribe algo inconveniente va a ser cosa de los extraterrestres. Menuda cara tiene, minino.

- No está usted entendiendo nada.

- Pero es que no me contesta. ¿Alguna vez ha temido estar publicando su testamento, el último escrito en esta web?

- Sí, al menos una vez. Un día hablé de Universos paralelos, como en la serie ‘Fringe’. Era en GH 12+1 y a la mañana siguiente estuve esperando una llamada. Pensé que alguien me echaría la bronca por eso. También lo pasé mal la última edición, cuando tuve que enfrentarme a analizar la salida de Argi. Sabía que escribiera lo que escribiera no iba a gustar a todo el mundo, y me sorprendió la reacción de la gente al día siguiente. Era viernes y me encontré con decenas de mensajes amables en Twitter compensando mi mal rato. Era como si todo el mundo se hubiera puesto de acuerdo para pasar su mano por el lomo de este gato inseguro y cabezota.

- Pretenderá hacerme creer que escribe siempre lo que quiere.

- ¿De qué otra forma podría ser? Claro. Escribo lo que quiero, lo cual no quiere decir que diga todo lo que pienso. Ni digo todo lo que pienso ni pienso todo lo que digo. Eso me mantiene en esa cuerda floja que usted no termina de comprender.

- Si entender lo entiendo. Otra cosa es que lo termine de creer. Y oiga, ¿a veces no se arrepiente de defender a concursantes que luego no se lo agradecen apenas?

- Nunca escribo para que me lo agradezca ningún concursante.

- En realidad, ¿alguno lo ha hecho?

- Sí, pero no lo espero, se lo aseguro. Lo agradezco, eso sí. Ahora es más fácil, gracias a las redes sociales, pero hace unos años era meritorio que un concursante se molestara en pedir mi teléfono para hacerme una llamada agradeciendo el apoyo. También he valorado cuando un concursante al que he criticado bastante y le he metido caña de la buena, no lo ha tenido en cuenta y al salir ha sido amable conmigo. Creo que esos saben entender de lo que va esto, mientras otros andan un poco más perdidos.

- Y esto de concursar en compañía, ¿usted cómo lo ve?

- Lo veo bien.

- ¿Qué me está diciendo?

- Así te lo digo.

- Extiéndase, por una vez me interesa.

- Antes de opinar habrá que verlo, eso lo estamos deseando todos. Mire, he hablado muchas veces desde distintos puntos de vista de la realidad formateada y el reformateo. Gran Hermano se debate siempre entre innovar y ser fieles a un formato de éxito que nos hizo felices tantas veces. Es decir, debe reformatear sin perder la esencia, que es algo intangible, posiblemente al albur de nuestros propios caprichos.

En la última edición, por ejemplo, el programa dejó de lado más que nunca la condición de aislamiento, una de sus tradicionales señas de identidad, para facilitar la aparición de unas tramas que de otro modo nunca habríamos visto. Cuando supimos que Igor volvería a la casa para revelar cosas de las que había tenido conocimiento una vez fuera, los más puristas se pusieron de uñas, y algunos que lo somos menos tampoco lo vimos con muy buenos ojos. Luego, cuando esto nos estaba dando momentos únicos ya habíamos olvidado nuestros reparos iniciales.

Es decir, reclamamos que no se pierda la esencia al tiempo que pedimos más diversión. Esperamos que los responsables del programa se ganen las judías arriesgando para que el formato no nos aburra con lo mismo de siempre, pero luego nos aterra todo lo que huela a nuevo. Estoy convencido de que esta edición va a oler a Gran Hermano. Lo estoy percibiendo ya. Y reconozco que me pone el riesgo. Pocas cosas pueden motivarme más que pensar en lo complicada que es la evolución de un formato como este.

- ¿Tan complicado es hacer un Gran Hermano como el de siempre? ¿La clave no está en el casting?

- Un Gran Hermano sin evolución no habría pasado de la sexta edición. Por fortuna, en GH 7 fue un concursante el que dio la vuelta al formato, reivindicando la importancia del factor juego, y a partir de ahí el programa no ha parado de sorprendernos. Lo que no vale es reclamar cambios con mayor enjundia y cuando estos llegan echarse las manos a la cabeza.

El casting es básico y tengo una vela de vainilla encendida a mi lado pidiendo que hayan acertado esta vez. Los enfermos de Gran Hermano nos conformamos con cualquier cosa, y al mismo tiempo pedimos hasta el infinito. En GH 14 hubo un buen casting, pero sin un personaje que pusiera distancia sobre los demás y lograse enamorar a la mayoría. Es difícil que eso suceda siempre, aunque cuando pasa es maravilloso.

- Lo de concursar con compañía ¿tiene algo que ver con la teoría six degrees?

- No tengo ni idea. Lo de los seis grados de separación que nos separan de cualquier otra persona en el planeta parece una teoría muy aprovechable. Dicen que estamos conectados con cualquier otra persona a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. En esa promo tan cachonda, con Mercedes Milá hablando con la otra Mercedes, se ve un gráfico muy six degrees, es cierto.

¿Sabes una cosa? Cada vez me apetece menos saber. Esa ley del silencio que en otros momentos me ha inquietado y hasta ofendido, ahora me parece un plan fantástico para mantener la intriga hasta el último momento.

- Pero, gato, no me diga usted que no sabe un montón de cosas que no le dejan contar.

- Si supiera no lo contaría, no tanto porque no me dejen como porque a estas alturas tengo claro lo que debo hacer y lo que no. Incluso lo que me apetece o no. Sé poquísimo, lo puedo asegurar. Pero ya digo que si fuera al revés tampoco lo diría.

- Y juega usted con esto, como con todo. Todavía no sé por qué tanta gente le sigue y está deseando leer sus larguísimos escritos. Menudo aburrimiento.

- Bueno, puede ser. Debería hacerlo más corto, lo sé. Pero esto es como el chiste del escorpión… es mi carácter.

- La primera edición fue la mejor, entre otras cosas porque no había artículos del gato.

- Jaja. Eso sí, aunque nunca he compartido esa idea sobre GH 1. O GH sin número, como le gusta decir a Pepe Herrero. Todo era nuevo entonces y eso nos atrapó mucho. No sé si éramos conscientes de estar viviendo un acontecimiento televisivo de las enormes proporciones que estaba siendo. Audiencias así no se repetirán nunca. Además, éramos más jóvenes

- Dígame sus ediciones preferidas. Tres nombres y tres razones, como si fuera la gallina nominando.

- Pregunta usted demasiado. GH 7, GH 10 y GH 12+1. GH 7 porque el formato dio ese vuelco del que hablé antes. Hubo en esa edición una épica enorme, con un objeto como símbolo: el nominator. Ni el mejor de los guionistas lo hubiera hecho mejor. GH 10 porque la mecánica terminó desquiciando tanto a los concursantes como el propio formato, y me hizo sentir más que ninguna otra. Y GH 12+1 por el bizcocho, otra vez un símbolo material. En este caso simbolizando el carpe diem de unos concursantes más libres y mucho más divertidos que el resto. Al menos eso supuso para este gato soñador.

Pero es complicado elegir solamente tres ediciones. ¿Y ese GH 11 de Indhira y su providencial vaso de agua? ¿Y las gemelas de GH 9? ¿Y esos naranjas tan cabritos de GH 8? ¿Y el vigor de Igor en GH 14? Recuerdo cada edición con más cariño que nostalgia.

- ¿Y los tres mejores concursantes que ha tenido el programa?

- No, me niego a seguir este juego. Usted me denosta y luego parece como si me estuviera entrevistando. Esto no se entiende.

- Pero vamos a ver, gato, si nos conocemos desde siempre.

- Ese es el problema.

- Los dos hemos ido dejando cosas por el camino, incluso personas que en algún momento fueron importantes. Tal vez esa es la peor parte de esta historia, ¿no le parece?

- Sí, ese es el lado amargo. Supongo que consecuencia de la torpeza de uno. Me he equivocado muchas veces, pero no se puede volver a empezar. Tengo un pensamiento cariñoso para todos los que estuvieron a mi lado, y aún me emociona que siga haciendo este camino junto a amigos que ya estaban ahí hace muchos años. Una edición tras otra sintiendo su aliento generoso.

No sé si es un defecto o una virtud, pero olvido lo malo con facilidad pasmosa, tanta como tengo para recordar las cosas buenas.

- Hablando de cosas buenas, ¿es verdad que Jordi González vuelve al DBT de Gran Hermano?

- Estoy por poner otra velita para que esto se cumpla. Espero y deseo que así sea. He visto una foto de Milá y Jordi juntos en el Twitter de este último y se me han desatado las ganas. Jordi es parte de la iconografía del programa. No debería haber una edición sin su debate.

- ¿Cuánta mecha le queda a su vela?

- ¿Por qué?

- Le creía más perspicaz, gato. Intentaba preguntarle por la fecha del estreno.

- Es top secret siempre. Si un día me dejan dar esa exclusiva me da algo.

- Será porque no lo ha pedido.

- Soy de pedir poco, es cierto.

- ¿Y si pedimos un deseo mientras apagamos la vela?

- La vela no se apaga. Pida usted el deseo primero.

- Pues mire, le deseo suerte, que le va a hacer falta.

- Al final es amable y todo. Yo pido que nos lo pasemos bien. Pido vivir madrugadas llenas de pasión y risas. Pido galas de las de siempre, con Mercedes animando el cotarro como nadie es capaz, y repito: ¡Nadie! (léase entonando como Bea ‘la legionaria’). Pido concursantes a los que ir descubriendo poco a poco, dispuestos a mostrar toda su verdad. Y pido que no miren por ellos sino que se miren entre ellos, aún consciente de que es mucho pedir. Pido resúmenes tan reales como emotivos. Pido un canal 24 horas, ¡por supuesto! Pido situaciones emocionantes y divertidas. Pido que esto dure muchos meses, más de los que aconseja mi falta de sueño y el ejercicio de escribir algo nuevo cada día, tan gozoso como complicado. Pido equivocarme poco. Pido a las musas que vengan a visitarme, con seguridad me pillarán currando. Pido verlo todo, escucharlo todo, vivirlo todo, sentirlo todo.

- Ya basta, gato. Pide demasiado.

- Es cierto.

- ¿Es verdad que la gallina va a tener que nominar?

- Jaja. ¿Quién sabe?

- Ya era hora, ¿no? Ha sido larga la espera.

- Hoy hace 440 días desde la final de GH 14. No está nada mal.

- Ya queda poco.

- No queda nada. ¿Se apunta usted a verlo conmigo?

- ¿Qué remedio?

- Ya he comprado el Red Bull y las palomitas. Lo pasaremos bien.

- Amén, gato, amén.