¿Cuánto durará la paz en la casa?

telecinco.es 29/11/2016 09:22

Cuando ayer echaba de menos un mediador en la casa estaba reflexionando sobre lo poco que los concursantes han ejercido como tal. No reclamaba mediación externa, aunque tampoco es mala idea. Puede no parecer lo mismo, pero entiendo que en determinados momentos se hace necesaria la intervención por parte del programa. La mediación profesional puede evitar males mayores, aunque no es deseable salvo que el conflicto se haya enquistado de tal forma que no haya otra salida. Ayer fueron todos llamados al ‘confe’ y estuvieron allí más de una hora. Al salir, distintos rostros y reacciones. Adara comentó que le había venido muy bien. Meri afirmaba que necesitaban algo así. El rostro más serio era el de Miguel. Demudado y aparentemente descontento se mostraba este concursante, cuya reacción contrastaba con la de los demás.

Bea y Meri reprodujeron una reconciliación que se había producido de facto la noche anterior. Supuestamente inspirada por la mediación externa, Bea volvía a disculparse entre lágrimas. Reconoció que le pierden las formas y quiso mostrar su cariño hacia Meri y Adara, con quienes tuvo una tensa discusión la tarde del domingo. Lo peor de Bea no es que pierda las formas, algo entendible en alguien con carácter y de su edad. Gritar en exceso y proferir algún insulto es peccata minuta al lado de la permanente doble cara que ha estado dando esta concursante desde el principio. Bea parece gran amiga de Meri, confidente y hasta confesora, pero cuando esta se da la vuelta puede ponerla de vuelta y media sin pudor de ningún tipo.

Meri repitió de forma insistente durante el día que no quiere estar mal con nadie. Se lo decía a Bea en su segunda escena de perdón mutuo en apenas doce horas. Luego volvía a decírselo a Alain, con quien tuvo una larga y agotadora conversación. Detesto la tibieza del francés, y tampoco ayuda la posición de superioridad en la que se sitúa ante Meri, simplemente porque tiene más edad y presume de ser un tipo sensato a la par que pacífico. Sin embargo, ayer aprecié en él voluntad de hacerse entender, mientras que Meri no hacía el más mínimo esfuerzo por ello. Alain quiso explicarle parte de su vida para que lograse entender algunas de sus reacciones, y por qué le da más importancia que ella a algunas cosas. Lamentablemente entre esas cosas estaba la huelga de Adara y Meri la semana anterior, una anécdota sin importancia que no merece tanta atención como ha tenido por parte de algunos, y así sigue la cosa, por lo visto.

No deja de llamarme la atención lo poco que han hablado de sus vidas hasta ahora. Alain y Meri pasan buena parte del día juntos, pero fue ayer cuando él le describía su casa, y pretendió contarle algunas de sus experiencias. Se arrepentirán de no haber aprovechado el tiempo, porque en el fondo son dos grandes desconocidos, que saben muy poquito el uno del otro. No era tampoco el día ayer, porque Meri se desentendió de seguir escuchando lo que ella debió interpretar como lecciones de vida, y solamente era un intento de que entendiese a Alain al conocer algunas de sus motivaciones. Luego Meri volvía a disculparse y le emplazaba a recuperar la conversación perdida en próximos días. Espero que lo hagan antes del jueves, por lo que pueda pasar.

Meri y Alain son dos islas entre las que la comunicación se hace complicada casi siempre. Entre el verbo desordenado de Meri y la falta de empatía de Alain se interrumpen las vías de comunicación constantemente. Por eso no saben mucho el uno del otro. Como mejor están es en ese juego que cansa a Alain tanto como al espectador. Juego de provocación mutua en el que ella le llama abuelillo y él la rechaza por su olor de pies. Y así, sin solución de continuidad. En el fondo, los dos están contentos de esa forma, aunque uno se canse antes que el otro. Cuando pasan a hablar de cosas más trascendentes observamos que Meri no quiere escuchar las batallitas de Alain, al tiempo que este se detiene en lo accesorio.

Como digo, ayer Meri le decía a Alain que no le gusta estar mal con él. La respuesta de Alain fue que a nadie le gusta estar mal, lo cual es una obviedad que no merece mayor atención. Pero Alain se quedó bloqueado en eso, negándose a avanzar hacia algo más productivo y útil. Para que dos se entiendan tiene que haber voluntad de ello y ninguna de las partes parece tenerla en este caso. Supongo que la barrera entre los dos se genera porque no hay coincidencia de intereses. Meri sigue albergando la esperanza de conquistar a Alain, lo cual es para este motivo de preocupación. Alain terminaría cada frase con la coletilla “pero solo somos amigos”. Como no puede hacerlo se siente incómodo con Meri. Aunque al mismo tiempo la necesita, lleva mucho tiempo dependiendo de ella en esa casa y no le será fácil prescindir de su compañía. Si uno de los dos saliera el jueves lo va a pasar muy mal.

No sé si Meri echaría más en falta a Alain o a Adara. Ayer aprovecharon la corriente positiva que les fue insuflada por la mediación externa para expresarse el cariño que ambas se tienen. “Me tienes para siempre. Te defenderé en todo”, decía Meri. Más tarde escribió un mensaje en el vaho que deja el jacuzzi en la pared, y se abrazaban después de que Adara lo viera. Si una de ellas tiene que dejar la casa el jueves dejará una amiga de verdad dentro, a la que se le hará muy cuesta arriba llegar hasta el final. Aun en el caso de que mantengan una cierta paz a partir de ahora, no tener alguien con quien desahogarse en confianza será una dura prueba.

Viendo el ambiente que quedó en la casa tras la hora matinal que pasaron en el ‘confe’ mi conclusión es que era necesario algo así. Como espectador hubiera preferido ser testigo de lo que sucedía ahí dentro, pero lo doy por bueno porque se hacía necesario, ya digo. Adara reconoció que había llegado a su límite. Ante una situación límite es de agradecer que el programa tome medidas. No creo que la sesión matinal fuera una charla en una sola dirección, lo cual tiene poco de charla. Me inclino a pesar que más bien fue un intercambio. Mediar no implica castigo sino un esfuerzo por acercar posturas, para lo cual todos tienen que poner de su parte.

El que todos hayan tenido que dar su brazo a torcer explicaría el adusto gesto de Miguel, que no modificó hasta el ensayo de la prueba. Por la noche bromeaba con Rodri, Bea y Alain, atribuyendo ocupaciones distintas a infinidad de personajes. Camilo José Cela se convertía en cantante, Julio Iglesias era recordado como presidente del gobierno y si Miguel se tuviera que reencarnar en un personaje histórico sería en Tony Genil, famoso escritor. He de decir que la prueba semanal también contribuye a que se limen asperezas entre concursantes porque lo pasan francamente bien haciéndolo. El Sálvame GH de ayer es mi programa favorito entre los que han hecho hasta ahora. Adara estuvo muy bien como presentadora, y Meri inmensa imitando a Belén Esteban. Con permanentes salidas de plató, llamadas al número de aludidos y hasta concurso telefónico, no le faltó de nada a esa edición reducida del programa que escenificaron ayer.

¿Por qué parece costarle más a Miguel asumir una recta final sin la parálisis y el atasco que producía el ambiente reinante hasta ayer? Creo que le venía bien su propósito de no dirigirle la palabra a Meri y Adara. Miguel se ha quedado desinflado una vez que dio fin a esa trama relacionada con su pelo, acariciada y mimada desde antes de entrar en la casa. Sin pelo es un fantasma en la casa. Es verdad que Miguel tiene algo que engancha. Es un animador nato, el amigo ideal para invitar cuando organizas una fiesta en casa. Aburrirse con él es imposible y eso le aproxima al espectador en alguna medida. Hubiera sido innecesaria toda la trama del pelo. A Miguel no le gusta escucharlo, pero tenía mucha razón la tía de Adara el jueves pasado. Ya está bien de tomar el pelo a la audiencia con sus cutres performances. Ahora le quedaba a Miguel la baza de no hablar a dos compañeras haciendo como si no existiesen. Y la intervención externa de ayer le ha estropeado el plan.

Veremos lo que dura la paz en la casa más famosa de Guadalix. Apuesto que hasta el jueves se mantendrá el buen rollo, luego ayudará que ya no haya nominaciones, pero sospecho que el domingo volverán a tener que posicionarse y defender su permanencia en el concurso. En definitiva, no deja de ser contradictorio provocar un incendio el domingo y mandar a los bomberos el lunes.

El gato responde

Sigo con el tema de las últimas nominaciones. Nunca antes habían dado tanto que hablar unas nominaciones de familiares y amigos. He de reconocer que es mi tema preferido, y ante la sequía de estrategias que sufre este programa, tener algo así de lo que hablar me da la vida y compensa tantas otras cosas. No voy a responder de forma individual a nadie sino en general. Porque resulta que ayer siguieron saliendo partidarios de estrategias que valieron en el pasado, pero no hoy. Y eso merece una respuesta de este gato inquieto.

Hasta ahora he argumentado por qué las nominaciones cruzadas entre Meri y Adara que pactaron familiares y amigos de ambas no eran necesarias porque el resultado hubiera sido igual casi en cualquier otro caso y, sobre todo, porque se basa en una estrategia invalidada por la realidad en las últimas ediciones. De todos modos, hay más razones de calado que desaconsejan hacer algo así. La única vez que los defensores en plató de un concursante con muchas posibilidades de convertirse en ganador me preguntaron en la recta final qué debían hacer les respondí lo siguiente: “Nada raro”. Cualquier cosa con buena intención vale. Solo me parece que puede ser perjudicial hacer algo que no sea debidamente entendido, tanto por la audiencia como por los propios concursantes.

Que los familiares y amigos de Meri nominasen a Adara con tres puntos mientras que los de esta le dieron igualmente su máxima puntuación a aquella es algo ininteligible para algunos espectadores. Pero, sobre todo, no fue entendido por ambas concursantes, que se quedaron rayadas y sin entender lo sucedido. Evitar esa desazón entre concursantes tendría que haber sido prioritario a cualquier estrategia de los votos. También podrían haberse explicado mejor, no quedándose en dar una escueta razón como ese “por estrategia” que nada dice. Hubiera bastado con decir “porque queremos asegurarnos que quedan las dos juntas frente a un tercero para que la audiencia se lo cargue igual que a los anteriores”. O algo así.

Para próximas nominaciones de familiares y amigos deben aprender que es preferible nominar como lo habría hecho el concursante. Esto pasó con la madre de Bea, aunque al día siguiente esta se desdecía y resulta que ya no habría nominado igual. Aunque lo más importante que deben aprender de lo sucedido este jueves es que vale más lo que dicen al nominar que los votos en cuestión. Esa es una ocasión inmejorable para desenmascarar concursantes, dando la información precisa y necesaria. Lo entendieron bien Laura y amigas de Meri al contar lo de Rodri olisqueando su ropa interior. O la tía de Adara al lanzar un misil de alcance a la línea de flotación de Miguel. Esto es más efectivo que los votos.

Moleskine del gato

En medio de la sucesión de discusiones del pasado domingo se me escapó una frase que dijo Rodri y me parece que resume perfectamente su paso por el programa. “Escuchar también cansa”, decía este concursante. No podía haberlo resumido mejor.

Alain y Meri volvieron al final del día a su ser, lo que para ellos viene a ser normal. La pregunta de cuántos días lleva sin ducharse ofendió a Meri, no sé si porque no le vio buena intención o porque realmente es inconfesable la respuesta.

Rodri pregunta a Bea qué es para ella el amor. Bea responde: “El amor es un cúmulo de sentimientos”. Y a veces un cirro o un estrato. Esto es lo que se dice estar en las nubes.

Pero la gran revelación de ayer fue una confesión inesperada de Bea. Rodri quiso saber por qué le llama “chiconino”. “No sé, se me ocurrió, es algo que me dice mi abuela. No me gusta llamar a dos chicos igual, a nadie le había llamado así antes”, respondía Bea. Atentos que el reto de esta concursante es inventarse un tratamiento cariñoso para cada conquista. Por su bien deseo que la relación con Rodri dure una eternidad.

Dejo cartelera, con Alain en ‘Biutiful’. Por Montse Juanilla.