Hugo, espectador de su propia cacería

telecinco.es 11/11/2019 10:33

Hugo podía imaginar que a su regreso no se lo iban a poner fácil. Debía suponer que tendría en contra a casi toda la casa, entre otras cosas por su manera de afrontar este concurso. Nunca intentó caer bien ni hizo esfuerzo alguno por tener una buena convivencia con sus compañeros. Si se llevó bien desde el principio con Adara y Dinio fue porque no le pidieron que hiciera ninguna concesión en ese aspecto. No le pedían nada, simplemente lograron conectar con él y se divertían juntos. Pero convengamos que Hugo tampoco pone mucho de su parte para tener una buena relación con la mayoría.

Lo que no debió imaginarse Hugo es que se convertiría en objeto de una auténtica cacería. La más activa cazadora es Mila, aunque recientemente se ha aficionado con fuerza Noemí. El resto ayudan rodeando a la presa cada vez que los cazadores principales fijan su objetivo. Que no se lleven bien con él es explicable y casi sería hasta extraño. Pero tal nivel de presión hace inevitablemente que el espectador se termine apiadando de la presa. A veces tengo la sensación de que intentan matar una perdiz más bien inofensiva entre cuatro y con escopetas trucadas. Y, aun así, no dan en la diana. El botín debe ser muy valioso para que le pongan tanto esfuerzo, aunque como cazadores demuestran ser pésimos.

Hugo aguanta con cierta paciencia, como un espectador más de su propia cacería. Este fin de semana Bunki volvió a resucitar. La calabaza mascota de Hugo tiene más vidas que un gato. Noemí utilizó esta mascota como señuelo en medio de una discusión absurda por una broma no menos tonta. Durante la fiesta del viernes, Hugo modificó una pintada de Noemí en un simulado muro de Berlín. Decía el texto: “Brillo sin apagar a nadie”, y Hugo se limitó a tachar la “a” de “apagar”, con lo que la frase pasó a ser: “Brillo sin pagar a nadie”. Noemí se dio por ofendida y para el resto de la jauría era algo ofensivo. “Lo de pagar ofende”, dijo Alba. Sinceramente, no veo la ofensa en la frase.

Este episodio desató la furia en Noemí y nos permitió ver su peor yo. Diría que se pasó un poquito demonizando a Hugo y deseándole lo peor. El nivel de insultos y vejaciones de la concursante cruzó la barrera de lo tolerable. A veces echo en falta un poco de disciplina cuando las cosas pasan de castaño a oscuro. Personalmente no permitiría semejantes excesos. Y no lo digo solo por el arrebato de Noemí, seguramente el propio Hugo ha cruzado las líneas rojas en otras ocasiones, o cualquier otro concursante de esta edición o las anteriores. No solo se debería poner freno a la violencia física, también a la verbal.

Por suerte, Hugo cuenta con el poso de sensatez y tranquilidad que da la edad. Es un experto en tocar las narices, eso no hay que negarlo, pero sabe hasta dónde debe llegar y echa el freno. Me refiero a cuando hay una situación de auténtica tensión, porque a la hora de bailar durante las fiestas provocando cierto bochornito no se le da bien frenar. Tampoco en la ya mítica fiesta de la uva, donde junto a Dinio y Adara parecían no tener límites, lo cual terminó siendo divertido, además de servir para comprobar hasta qué punto exageraban los demás haciendo un mundo de lo que era tan solo un ejemplo de exceso y desenfreno en medio de un ambiente de fiesta. Hugo supo templar el ánimo cuando vio a Noemí troceando y cociendo a Bunki para hacer supuestamente una crema de calabaza. Extraño que siendo tan beata no sepa apreciar la importancia de los símbolos.

“Mañana no le vamos a poner un plato de comida en la mesa. Ha pintado la calabaza y ahora no se puede comer”, decía Noemí. Vamos a ver, lo que pintó Hugo es la corteza de la calabaza, lo cual no impide que una vez pelada, como debe hacerse, se consuma su fruto. Noemí pretendía hacer la crema con la calabaza entera, lo cual es como comerse una sandía con corteza. No solo pretendía hacerlo sino que troceó la calabaza sin quitarle nada y así la intentó cocer. La tinta en ese caso es lo menos importante, porque además de incomible se me antoja como algo bastante indigesto.

Mientras Noemí intentaba hacer un incomible plató de calabaza con corteza, con el único afán de hacer rabiar a Hugo volviendo a cargarse a Bunki en su enésima reencarnación, Mila decía: “Hasta que no desquicia a alguien no para”. No se refería a Noemí, sino que hablaba de Hugo. Mila amenaza a Hugo con que no va a salir nunca en “su programa”. Sospecho que presume de un poder que no tiene. “Vino tranquilo y ha empeorado”, añadía Mila después. Como si no recordásemos que la cacería comenzó justo a su vuelta. Más bien diría que se reanudó, porque ya habían empezado antes de su expulsión. La fijación que tienen contra Hugo no es ni medio normal. Tanto es así que anoche todos se posicionaron en su contra. “No quiero que se vayan Adara ni Joao”, dijo Mila. Sin embargo, fue Adara la que tanto le molestó con sus gritos mientras grababan la telenovela de la prueba.

Mila sería capaz de hacer un panegírico a Adara con tal de conseguir la expulsión de Hugo. La coincidencia en los posicionamientos me hace pensar que pueden estar viendo a Hugo más firme candidato al maletín de lo que pensaba. Nadie contra Adara ni contra Joao. ¿De verdad ven a Hugo como un rival duro? ¿No se les pasa por la cabeza que es Adara quien más posibilidades tiene de quitarles el premio? Aunque Adara va de error en error, y anoche cometió uno más en los posicionamientos. Normalmente los nominados no deben pronunciarse, pero esta vez les pidió Jordi González que dijeran quién de los otros dos preferían que se marchase. Joao dijo Hugo y Hugo dijo Joao. Ninguna sorpresa. No sin esfuerzo, Adara dijo preferir que se vaya Hugo.

En esa tesitura, Adara debió negarse a decantarse por uno u otro. Justificó su elección diciendo que Joao es su amigo y ha vivido junto a él sus peores momentos en la casa. Lo tengo claro: Hugo está siendo mejor amigo de Adara de lo que Adara está siendo de Hugo. Todos en la casa creen que se marcha Hugo, incluso piensan que puede salvarse mañana Joao. De nuevo están influidos por lo que pasó la semana pasada, sin darse cuenta de que cada circunstancia es diferente. Pero esto es razón de más para que Adara hubiera evitado contestar si prefiere la expulsión de uno u otro, teniendo en cuenta que son sus dos únicos apoyos en la casa. Igual peco de inocente si pretendo ver a Adara luchar por evitar la expulsión de Hugo, un concursante que ha respetado siempre sus decisiones, limitándose a decirle respecto a su amistad con Gianmarco que “tú eres la única que pierde”. Joao, sin embargo, no ha parado de intentar manipular a Adara, forzando las situaciones hasta el delirio y llegando casi a tomar las decisiones por ella.

Gianmarco visitó anoche el Debate. Estaba más tranquilo que el jueves. Me pareció verle demasiado subidito, algo impertinente y adoctrinado en exceso por su entorno. Puede que su hermano le haya escrito el guion, ahora que no tiene a Joao al lado para hacerlo. Pero ese guion hace aguas por todas partes. Está lleno de afirmaciones cuya veracidad es de imposible comprobación, lo cual mezcla con medias verdades y mentiras tan descaradas como comprobables. Con ese explosivo cóctel se presentó al programa. Posiblemente pretendía convencer a la audiencia, pero en lo que respecta a este gato fue un intento fallido.

Si Gianmarco pretendía mejorar la opinión que tiene la audiencia de él en mi caso logró justo todo lo contrario. Dije en un momento que me parece un profesional de la seducción y ahora le veo más bien como un experimentado mentiroso. Me sobrecoge la frialdad con la que intentó engañar a todos anoche. Por desgracia, no tuvo la réplica que merecía y tengo la sensación de que se marchó vivo. Cosa curiosa, porque hubiera sido muy sencillo desmontar algunas de sus mentiras. Solo lo hizo Jordi cuando quiso darle la vuelta a una conversación diciendo que se referían a la prueba de la telenovela, cuando está claro que no era así. También cuando dijo que Hugo le había dado una patada (se refería a un puntapié) y tuvo Jordi que aclarar en nombre del programa que había sido un simple traspiés.

Solo porque intentase convertir un traspiés en una patada por la espalda no se merece Gianmarco ningún crédito. Aunque estoy bastante convencido de que va a hacer carrera televisiva. No le falta desparpajo y capacidad para retorcer la realidad a su antojo. Como dije antes, muchas de sus afirmaciones son imposibles de comprobar, pero resulta curioso que se trate de cosas que no hemos visto nunca. Habla de cosas que le ha dicho Adara que solo cuando ella salga podrá confirmar si es cierto. Y ni así, porque muy posiblemente diga que no se acuerda. Cuando habla de lo que Adara dice que le ha dicho Hugo está yendo demasiado lejos. Imposible creer que Hugo haya intentado separar a Adara de Gianmarco. Lo que sí pudimos ver fue al italiano poniendo a Adara entre la espada y la pared porque tenía la sospecha de que Hugo quería separarlos. Sospecha infundada, por supuesto.

El principal error que comete Gianmarco consiste en afirmar que Adara nunca le habló de que tuviera problemas de pareja con Hugo Sierra, padre de su hijo. El jueves pasado lo basó todo en este hecho. Gianmarco se defendió en todo momento alegando que no había querido decir que estaba enamorado de Adara, ni a ella ni luego en plató, porque no sabía que tuviera problemas con su pareja. Lo repitió hasta la extenuación entonces y volvió a afirmarlo anoche en el Debate. Pues bien, puedo afirmar con absoluta certeza que Gianmarco miente.

En una conversación en el rincón del ‘confe’ preferido de Adara, Joao y Gianmarco se interesa este último por asuntos personales de Adara. “Mi relación iba bien. Y ahora… (niega con la cabeza) parece otra persona”, afirma Adara. Entonces Gianmarco dice entender por qué Adara no se ha emocionado al escuchar el mensaje de Hugo Sierra. “No le interesa nada, he pensado”, dice Gianmarco. De forma que tenía conocimiento de los problemas de Adara con su pareja. Está claro que lo oculta porque le viene bien para explicar su fría actitud con Adara el jueves pasado. Incluso después de responder que está enamorado de ella, aparentemente forzado por su hermano.

Gianmarco podría alegar que no recuerda esa conversación si no se hubiera producido el último día. Imposible no acordarse de algo tan importante y ocurrido en momento tan cercano. Olvídense de si pensaban que se estaba grabando o no, dado que hay muchas otras cosas que ahora asegura le dijo Adara sin que podamos confirmar si es cierto. Por otra parte, lo de que duden si alguna cámara les está grabando es una excusa sin sentido. ¡Pero si llevan un micrófono siempre colgando del cuello! Incluso susurrando se registra todo lo que dicen. Y cualquier espectador de Gran Hermano ha visto amplificar el audio de dos personas que susurraban bajo las sábanas hasta ser emitido con perfecta transcripción subtitulada en pantalla.

Es otra de las cosas que me distancian de Adara cada vez más. Lleva desde el jueves pasado disimulando. Hace como que no entendió nada de lo que le dijo Gianmarco. Se lo cuenta a Hugo y omite partes tan importantes como imprescindibles para entenderlo. Sigue sin reconocer que ha tenido sentimientos. Adara asiente cuando Estela dice estar segura de que por su parte no ha habido nada hacia Gianmarco. Que no quiera decir nada a sus enemigos se entiende. No hay por qué dar tres cuartos al pregonero. Pero… ¿y a Hugo? Y, sobre todo, ¿qué pasa con la audiencia? Aquí estamos, esperando.

Corea central

Noemí dice que Dios es como el wifi, que si estás cerca bien y si te alejas pierdes cobertura. Ella a veces parece llevar el terminal apagado. No hay más.

Moleskine del gato

No superaron la prueba de la telenovela. Y eso con lo bien que se les da a algunos fingir en el día a día. Por los fallos cometidos debían conseguir el 75 % de votos positivos de la audiencia y no llegó al 50 %. Mila no ha logrado share suficiente para su telenovela.

Los porcentajes ciegos estaban así anoche al finalizar el Debate: 48,1 %, 42,4 % y 9,5 %. Los dos mayores se acercaron levemente durante el programa. A Hugo debería beneficiarle el todos contra uno, pero igual están consiguiendo darle caza.

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