Ni esto, ni aquello, ni lo de más allá

telecinco.es 17/06/2013 08:41

La vida en la casa se va apagando, como siempre, de forma amable y paulatina. Sin grandes sobresaltos y con esa mezcla de temor y ganas de que llegue el momento. Temor al rechazo de la audiencia, aunque ya han tenido todos muestras suficientes de que no será muy traumático porque siempre habrá otro menos apreciado. Las ganas están justificadas porque tras tantos días de encierro ya va siendo hora de dar por finiquitada esta parte de la aventura de Gran Hermano. También por si suena la flauta y Mercedes tiene a bien leer el nombre que debe a la hora de proclamar el ganador, aunque la tradición marca que antes vean ese nombre o la imagen aparecer de alguna forma a su alrededor.

Por eso las conversaciones y situaciones en estos días son más gratas de ver que de comentar. Me gusta verles tranquilos, recordando momentos vividos, de alguna forma compartidos con nosotros. Ese ambiente relajado, auténticamente exento de tensiones, me recuerda a los días finales de otras ediciones. El ansia viva por ver lo que le espera a cada uno. La idea disparatada que siempre se le cruza a alguien por la cabeza de permanecer allí dentro más tiempo. Esta vez he visto hasta un detalle para los habitantes de la casa en la próxima edición pues dado que no iban a consumir todo el pan Igor se planteó congelarlo “para los de Gran Hermano quince”. ¿Habrá decimoquinta edición? Pues dados los precedentes no lo dudo. Este gato inquieto ya lo está esperando.

También sale la verdad en algunos concursantes. Más verdad que nunca. Una verdad más precisa, no sé si más deseable para el programa. Por ejemplo, Desi es más razonable y correcta, también menos cascarrabias. ¿Habría seducido a muchos de esta forma? A mí me hubiera molestado menos, pero no soy ejemplo de nada, más bien todo lo contrario. A Susana, por su parte, la veo más desinhibida que nunca, más sincera, más comprometida. No la hubiera imaginado hace un mes diciendo: “Sonia es una falsa”. O a Raki aceptando que su feeling con Giuls jamás lo llegó a tener con Sonia.

Lo curioso es que una parte de la fila cero de reventados se hayan convertido de repente en defensores de Susana. Flaco favor le hacen, porque ver contentos a algunos (o imaginar a otros) no apetece nada. Creo que el triunfo de Igor es el que a menos exconcursantes dejaría satisfechos. Y a los que no les iba a importar son, precisamente, los que más me importan. Susana no merece un oportunismo como ese. Tanto es así que llevo media hora entre pensando si escribir este párrafo o no y reescribiéndolo, no sé muy bien por qué.

En realidad sí lo sé. A estas horas en que los relojes ya han comenzado una cuenta atrás muy especial hasta el momento cumbre de esta edición de Gran Hermano, cualquier cosa que se diga es susceptible de ser interpretada como un apoyo a unos o lo contrario hacia los demás. Se apodera de mí la tentación, por tanto, de hacer coñas sin fin, o contar lo que me costó el viernes terminar mi escrito, en medio de una pájara que no pasó de mareo momentáneo. Creo que debo cuidarme un poco más.

O sea, que si me da por copiar un párrafo del blog de Desi pensarán que estoy queriendo burlarme de su pelea monumental y continua con la ortografía. De momento va perdiendo Desi. Si cuento que Susana e Igor están de acuerdo en que Raki es la que menos se ha entregado durante el concurso podrán decir que la estoy intentando perjudicar. Lo que no tengo claro es si despertaría una reacción positiva o negativa (y para quien) si digo que el vigor de Igor no ha superado en la casa los 21 centímetros, si bien su marca personal está en los 23. Me pregunto si le habrán dejado meter en la casa una cinta métrica.

Tampoco voy a poder comentar lo de los remedios para evitar la resaca, información que Igor ha considerado lo más destacable del libro La enzima prodigiosa. Porque si hago mención a esto no podré evitar contar que muchos médicos y nutricionistas consideran ese libro una tontería prodigiosa, basada en mitos y falacias más dentro del ámbito de lo esotérico o filosófico que de lo científico. Creo que el editor no me va a mirar con buenos ojos a partir de hoy. Si ya decía yo que mejor no hablar de esto, ni de aquello, ni tampoco de lo de más allá.

Hablar libremente es un deporte de riesgo ahora. El ambiente en las redes sociales se hace irrespirable, con gente exaltada defendiendo a su favorito o aficiones enfrentadas de concursantes que se llevan inmejorablemente bien, como Susana e Igor. La última moda es reportar cuentas de Twitter para acallar voces. Puro fascismo de nueva ola. Da miedo. En serio.

Por eso creo que lo mejor será que traigamos el daguerrotipo que toca hoy, lo completemos mañana con el que queda, y que gane el mejor. Eso o me pongo a contar los “de” o “de que” diarios de Raki. Mejor lo primero, porque no debo intentar contar lo incontable.

Daguerrotipo: Igor, vigor y empuje

Igor ha tenido la fortuna y el acierto de convertir en aliados a sus enemigos, consiguiendo que gran parte de los mayores obstáculos terminaran siendo sus ayudas principales en el concurso. Así fue su relación con Miriam, personaje ampliamente detestado entre la audiencia. Por eso mismo, en un principio le perjudicó su asociación con esa concursante. De igual modo que le benefició enemistarse con ella. ¿Fue Igor responsable de esa enemistad? No, no fue cosa suya.

El renacer de Igor es en buena medida responsabilidad de sus enemigos, o bien de aquellos que pretendieron poner piedrecitas en el camino para ver cómo pinchaba. No le estoy quitando méritos. En muchas ocasiones fue su buena gestión de las dificultades lo que le permitió superarlas. Pero otras veces el simple hecho de que se produjesen ya le estaba beneficiando. Si además sabía salir bien del atolladero mejor que mejor.

No digo nada nuevo si señalo que el paso de Igor por el programa ha tenido dos fases. Es así siempre que un concursante es expulsado y posteriormente repescado. Pero en esta ocasión esas dos fases están muy claramente diferenciadas. Durante la primera observamos un concursante bien dotado para el trato personal, atento, detallista y con una capacidad bastante inusual para interpretar con acierto lo que pasa a su alrededor.

Es un lugar común del concursante de este programa decir que ellos ahí dentro tienen mejor visión de lo que sucede que nosotros como observadores desde fuera. Se olvidan que desde aquí vemos la realidad desde distintos prismas, mientras que ellos solo desde el propio y de forma indirecta interpretando lo que cuentan otros. La prueba de esto que digo está en concursantes como Raki, capaces de permanecer cuatro meses y medio allí dentro sin enterarse casi de nada. Aunque habría que descontar todo aquello de lo que sí se entera y hace como que no.

En cualquier caso, hay concursantes que tienen una capacidad singular para leer bien el concurso. Los análisis de Igor, fundamentalmente hechos en confidencias con Miriam de una cama a otra, eran de gran valor. Contrastaba esta virtud y el resto de las mencionadas con la torpeza demostrada en aquellas ocasiones que presumía de inteligencia o fanfarroneaba hablando de mujeres como si estuviese de chiquitos en un bar con sus amigos. Todo lo que ganaba como buen concursante capaz de interpretar la realidad de forma coincidente con buena parte de la audiencia, lo perdía en esos momentos en que salía el Igor más pretencioso.

Mientras que por un lado se mostraba siempre dispuesto a ayudar a sus compañeros, teniendo siempre una palabra amable y tranquilizadora para todos, hasta el punto de que llegamos a llamarle ‘el consolador’, por el otro extremaba en ocasiones sus juicios a algún compañero, pecando de excesiva sinceridad. Cuando describió la infancia posiblemente complicada de Iván ‘Manero’ como la de un inadaptado al que debieron freír a hostias en el colegio tal vez estaba siendo demasiado claro. Tanto que aunque el propio Iván se reconoció en esos rasgos de su perfil trazados con líneas excesivamente gruesas, al final se lo terminaría reprochando, estando ya los dos fuera de la casa.

Pero el gran error de Igor no fue que pecase de poca diplomacia analizando a sus compañeros. Tampoco que a veces fuera demasiado presumido. Su gran error se llama Miriam. La “española” entraba en la casa precedida de un video ampliamente difundido por el programa de la televisión autonómica catalana APM?, en el cual decía haber sobrevivido al naufragio del Costa Concordia gracias a haber visto la película Titanic decenas de veces. Terminó de sentenciar a esta concursante la sucia jugada de recurrir a su nacionalidad española para conseguir ser elegida frente a su competidora Dobromira, la búlgara que conquistó a la audiencia con sus lloros por no haber podido convertirse en concursante de este programa.

No podía haber elegido peor Igor. Miriam se convirtió en su principal cómplice, y la relación entre ellos no fue a más porque él no quiso. Con su promesa de matrimonio roto (hoy llevaría casada once días) por haberse acercado demasiado a Igor, la papeleta de este no era nada fácil. Su más ardua tarea fue disuadir a Miriam de tener algo, lo cual Igor nunca deseó. Siempre intentando no dañarla, haciendo que entrase en razón y recordase el compromiso de matrimonio que tenía cuando entró en la casa. Salir bien de ese envite se me antojó en todo momento una misión imposible. O casi.

Además, Igor necesitaba a Miriam, lo cual tampoco ayudaba. Tras semanas de confidencias y complicidad, la perspectiva de perderla se le hacía cuesta arriba, por lo que produjo en ocasiones la sensación de estar dando pasos erráticos que la podían confundir. Con todo, lo que más se censuró de su actitud fue lo que menos hubiera esperado, que le contase sus problemas con Miriam a los más afines. En eso hizo lo que haríamos todos: contar a los amigos lo que le pasaba. Igor se dio cuenta de que Miriam estaba confundiendo las cosas, aunque ella nunca lo reconoció y sigue sin hacerlo. Esto era algo que le traía por el camino de la amargura.

Si Igor no hubiera contado a sus amigos en la casa que veía a Miriam confusa o que se sentía a veces molesto cuando ella intentaba ir más allá, hubiéramos dicho que no se estaba abriendo, que le faltaba generosidad para mostrarse como es y compartir su realidad, hurtando sus problemas a la audiencia del programa. Una audiencia que no hubiera tolerado esa actitud, pero tampoco terminó de asumir bien que contando su preocupación diese detalles sobre el modo y manera que se comportaba Miriam en la intimidad de debajo del edredón. Una de las cosas que empezó a condenar a Igor fue que contase aquello de cómo le tocaba Miriam, a pesar de que en realidad sirvió para despejar dudas sobre si habían ido más lejos. Contando que ni siquiera le había masturbado estaba contribuyendo a no empeorar las cosas, pero no fue interpretado de esa forma sino más bien como una deslealtad a su amiga por haber revelado aspectos de la intimidad entre ellos dos.

Estaba tocado, pero no hundido. El programa necesitaba algo potente y ya lo tenía: la historia entre Miriam e Igor. Primero fue expulsada ella y luego él. Hasta quienes le habíamos defendido nos debatimos entre el deseo de que se quedase en la casa porque aún podía tener mucho que decir y el morbo de verle responder por lo sucedido hasta ese momento. Uno de los escollos imposibles de superar por Igor fue el de las nominaciones de los familiares, algo imprescindible para que sus compañeros le vieran con otros ojos.

Casi todos los familiares o amigos nominaron a Igor y lo hicieron dando argumentos poco fundamentados como que era estratega y manipulador. Nunca vi reflejado a Igor en las razones dadas, y más bien pensé que unos familiares se habían copiado de otros, subiéndose a ese carro para asegurarse un nominado y reducir el peligro para los respectivos defendidos. El simple hecho de resultar nominado sorprendió a sus compañeros, pero no era suficiente. El golpe definitivo a Igor vino la siguiente semana, cuando todos conocen los argumentos para su nominación por lo que él mismo y los gemelos pudieron contar, puesto que les habían puesto en la sala de expulsiones las imágenes o audios correspondientes.

Aunque entonces aún no lo sabíamos, el escollo de esas nominaciones y la dura entrevista que le hizo Mercedes Milá tras su expulsión, eran en realidad el comienzo de su resurgir. Como dije entonces, la mira estaba puesta en Igor y el disparo fue certero. Las dudas sembradas entre sus compañeros suplían la ausencia de conflictos que Igor había tenido con ellos. Leves roces con Lorena o Iván eran ampliados torpemente por estos, sin darse cuenta de que le estaban haciendo un favor al ir en contra de la realidad y el sentido común. Justo lo contrario que hizo Leti, quien aceptó sin dudar las excusas de Igor. Entre los que aún quedaban en la casa, Adrián y Desi también exageraban. La exageración de los otros terminaría siendo el gran aliado de Igor, aunque entonces él tampoco lo sabía.

En mi opinión, el error más importante de Igor en su primera fase de concurso no estaba relacionado con Miriam y la historia entre ambos, sino con Sonia y el hecho de que ninguno de los dos aceptase la rivalidad entre ellos. En realidad, Igor nunca aceptó su liderazgo, y tampoco Sonia. Como repetí en varias ocasiones entonces, reconociendo al rival se da valor uno mismo. No hacerlo es una torpeza que nunca lleva a nada bueno. Los hechos me dieron la razón en todo esto, ya que tras haber visto sus vídeos el principal conflicto de Igor, generado fuera de la casa, era con Sonia. La repesca de Igor se hacía necesaria para ver lo que estos dos concursantes nos habían negado: la lucha entre los dos líderes de esta edición.

Antes de su expulsión, Igor se había debatido entre un impulso poco meditado y el control cuidadoso de sus actos. Unas veces patán y otras caballero. Ahora cerebral y luego visceral. Generoso y prepotente. Solidario y canalla. Igor era un canalla, sí, pero era nuestro canalla. Este difícil equilibrio se complicaba aún más por su tendencia a acariciar a las chicas mientras les ofrecía su consuelo, lo cual desconcertó a muchos y les hizo dudar de sus reales intenciones. Muchos también vieron mal que manipulase su huevada con denodada insistencia.

Después de todo este tiempo he logrado interpretar parte del lenguaje gestual de Igor. Se toca el paquete mientras habla cuando está manteniendo una conversación de importancia relativa para él. Sin embargo, cuando el tema realmente le interesa, pasa de forma inmediata a tocarse los pies. No es broma. Después de haber llegado a esta conclusión le he visto pasar de la huevada al pie en cero coma, justo en el momento que el tema de la conversación le interesaba especialmente. Curiosísimo.

Los amigos convertidos en enemigos beneficiaron a Igor de forma definitiva. Miriam como enemiga es mucho más válida que como amiga. Lo mismo digo de Sonia, aunque en este caso, más que por enemistarse con él le benefició que exagerase todo hasta la náusea. Ni Igor volvía con intención de dañar a nadie, ni le gritó, ni se desenvolvió con chulería. Es más, tras el primer encuentro en el ‘confe’ el comentario general decía que había estado demasiado blando y casi nadie daba un duro porque fuera capaz de plantar cara a la reina de los purés y las focaccias. Sonia exageró su supuesto sufrimiento inventado hasta tal punto que, sin saberlo, le estaba poniendo una alfombra de oro a Igor, que le habría de transportar hasta la final después de hacer un triplete glorioso muy agradecido por una parte de la audiencia.

El resto de la historia es reciente y lo recordaremos todos bien. Igor supo corregir algunos de los errores anteriores a su expulsión. Tras ser repescado reconoció a Sonia como rival y se enfrentó a ella, resultando vencedor de forma aplastante. Nunca dudé de que sería el repescado por los votos de la audiencia, lo cual no garantizaba nada. A partir de ahí todo estaba de su mano.

Tenía que aprovechar las circunstancias y ya lo creo que lo hizo. Como había pasado en el comienzo de su renacimiento, no podía fallar y no nos decepcionó. En la entrevista con Mercedes había demostrado ser capaz de argumentar de forma inagotable y sin perder nunca las formas. En ese momento descubrí que el vigor Igor no lo lleva en la entrepierna sino en su empuje, la voluntad incansable y una enorme confianza en sí mismo.

Ese empuje fue el mismo que demostró tras volver a la casa. Los intentos de hacerle el vacío por parte de casi todos no hicieron mella en él. Resistió estoicamente y sin hacerse la víctima. Esto le mantuvo en forma para afrontar el primer asalto de su combate. Contra Sonia ganó por KO técnico. Viendo los vídeos que les pusieron a ambos en la sala de expulsiones, nadie supo adivinar si le iban a beneficiar o a perjudicar. Sin embargo, atendiendo a su forma de defender sus actitudes frente a Sonia, estaba claro quién ganaría. Los porcentajes dieron la vuelta. Igor empezaba así su paseo triunfal, que seguiría con los enfrentamientos contra los gemelos y Kristian. Todos ellos los afrontó de cara, con valentía y manteniendo siempre las formas. Venció a sus rivales desde el respeto y con la verdad por delante.

De esa forma llegó a la final, habiendo sufrido más complicaciones que nadie, aunque también siendo más protagonista que el resto. Cuando las circunstancias se le pusieron de cara no dudó en aprovecharlas. Lo tuvo difícil, pero peleó incansable, sin dejarse vencer nunca, jugando con inteligencia y sensatez.

Si al final de su primera fase en el concurso me había convencido su forma de afrontarlo, tras esta segunda ha logrado vencer mis reticencias. Y aquí me tiene, rendido ante el gran protagonista de esta edición, deseando que nadie que no sea él o Susana se lleve mañana el maletín.

Moleskine del gato

Hoy solo quiero decir una cosa más: mañana tenemos una fiesta. Muchas ganas de vivirla.

Y dejo cartelera con Igor en El llanero solitario, por Montse Juanilla.