Que gane el mejor

telecinco.es 14/04/2016 09:02

- Que gane el mejor, gato.

- Ojalá.

- Y hasta la próxima.

La audiencia siempre tiene la razón, aunque unas veces más que otras. El escenario de hoy puede terminar resultando curioso. Si ganase Laura Matamoros es posible que estemos ante una ganadora no del todo bien recibida, con parte de la audiencia aceptando su triunfo a regañadientes. Mientras tanto, Carlos Lozano sería un segundo clasificado aclamado por la mayoría y querido como pocos concursantes. Contradicciones de una edición VIP que descansó en las espaldas del presentador, auténtica revelación de la temporada.

No lo hubiera dicho cuando aquel 7 de enero empezó la edición. Hoy hace 98 días y concluye la edición VIP más larga de la historia. 24 días más que la del año pasado, y 30 días más que la primera. Lamento decir esto, pero le han sobrado estas dos últimas semanas, especialmente una última marcada por el silencio en la que se fue apagando la actividad en la casa de forma triste e innecesariamente larga. Por fin anoche atisbé entre los dos finalistas ese espíritu que suele reinar los últimos días. Ambos han terminado soportándose mejor de lo que ellos mismos habían pensado y en la radio aprecié ganas de acabar con el mal rollo. Un poco tarde, pero al menos así fue la última noche antes de la gran final.

Atrás quedan esos tres meses y una semana, las noches de risas de Rappel al principio, arrasadas después por la maledicencia de las críticas y anegadas de odio finalmente. Muy olvidada queda la “trampa para ratones” de Julius y Julián, defensores de la moral que pretendía dar caza al presunto alcohólico como si de una patrulla antivicio se tratara. Casi como si no hubiera existido recordamos el paso por la casa de la concejala adicta a las querellas. Ella protagonizó el primer abandono, seguido por los de Belén, Julián y Alejandro, cada uno por razones distintas y nunca agradables. Me vienen a la memoria las noches en las que se tejían posibles alianzas de futuro, truncadas por expulsiones y deserciones varias. Aquella Lucía que prometía ser clave y ahora lamento más que nunca no haberla visto llegando mucho más lejos junto a Carlos. También recuerdo al auténtico trío de los mosqueteros, descabezado al expulsar a Francisco Nicolás y disuelto tras la salida de Javier Tudela.

Esta será la edición del pequeño Padawan que quería volar solo y su maestro le daba alas para que lo hiciera. Pero siempre volvía al redil por voluntad propia. Alejandro Nieto aprendió a ser concursante sobre la marcha y terminó robando el corazón de muchos. Fran volvió repescado y hubiera dejado mejor recuerdo si no lo hubiera hecho, aunque nunca lo hubiéramos podido saber en ese caso. Seguro que si volviera a empezar haría las cosas de otro modo. Él también aprendió apresuradamente de lo que iba esto, tal vez cuando era demasiado tarde. Liz le puso imaginación a su concurso. Durante semanas no me creí nada, pero terminé dejándome llevar. Creo que lo suyo fue más verdad de lo que casi siempre pensé. Eso o es una actriz de primera, porque me terminó convenciendo

Hubo un momento en que el clan del visillo parecía marcar el paso en la casa, afortunadamente solo fue un espejismo. Rosa Benito y Raquel Bollo estuvieron desaparecidas durante semanas y cuando cobraron protagonismo nos dimos cuenta de que estaban mejor antes. Las dos entraron contaminadas y con hábitos televisivos que no encajaban con lo que se espera en un concursante de este programa. Julián Contreras se ofendió cada vez que le recordaban de forma más o menos evidente lo mucho que ha expuesto su vida en la televisión. Lo hizo por voluntad propia, posiblemente atraído por el poderoso caballero don dinero, pero está claro que no está orgulloso de ello. Con su dedo acusador extendido hacia la cara de otros se estaba señalando a él mismo.

Sema y Charlotte le pusieron artificio y falso glamur a la cosa. El cepillo de dientes hizo aflorar la mierda, y no solo la que se pudo llevar del retrete. Muy al final vinieron Laura Campos y Dani Santos. Dos concursantes de palo, cuya misión era llevar en palmitas a unos y desquiciar a otros. La escaleta que iba escribiendo al aire Carlos Lozano resultó divertida y convincente, justo eso debió ser lo que levantó tantas envidias. Qué buenas aquellas fiestas del principio, con Lucía dándolo todo en el baile y aquellos finales épicos de Carlos. También fue este el GH donde la radio cobró más protagonismo. Allí se tejieron traiciones y Fran logró que Alejandro me hiciera llorar contando su vida a corazón abierto. Tal vez haya sido el VIP con los famosos menos famosos, pero más contaminado de lo que rodea a la fama. Y seguramente se ha jugado más fuera que dentro. No ha sido una mala edición. 98 días que permanecen todavía en nuestra retina y con los que llenar las alforjas de nuestra memoria.

Moleskine del gato

Hoy tenemos una fiesta. Es la última de la temporada, con Jordi González como genial maestro de ceremonias. Será una fiesta pase lo que pase. La única diferencia será cómo lo vivamos. Solo resta saber si celebraremos un triunfo u otro, aunque algunos ya hemos celebrado haber podido vivir este GH VIP. Y haber cambiado de opinión en las primeras semanas. Todavía disfruto el recuerdo de aquella noche de enero, apenas 20 días después de que todo comenzase. Esa fue la gran noche de Carlos y, pendiente de confirmar quien gana, la de hoy también lo será. Pase lo que pase.