Ganó Hugo devolviendo las pelotas desde el fondo de la pista

telecinco.es 15/12/2017 10:00

Cuando un concursante fundamenta su concurso en la verdad y es todo corazón no hace leña del árbol caído, evita responder descalificaciones como que le llamen “sinvergüenza” y reacciona ante el triunfo tirándose al suelo. Hugo me recordó a alguno de los más grandes tenistas celebrando haber ganado un título de Grand Slam. Anoche fue Federer devolviendo con elegancia las pelotas desde el fondo de la pista, inasequible al desaliento, siempre educado y generoso con el contrario. Quiero decir que Hugo hubiera ganado este partido con las manos en los bolsillos, restando de cabeza y sin apenas correr.

Enorme contraste con el de un concursante pelele como Rubén, que no sabe por dónde pega el aire y es incapaz de mantener un mínimo de coherencia en sus palabras. Rubén no ha sido como concursante un Federer sino más bien un ciclista siempre al rebufo del líder del que es gregario. Y, al contrario que su contrincante, no habría ganado la carrera ni aun pinchando las ruedas de todos los rivales y maniatándoles al manillar. Con todo, habría caído de bruces contra el suelo a escasos metros de la meta y al final le superaría hasta el camión escoba.

Anoche la bicicleta de Rubén pasó por delante de Yangyang y Gabaldón, aunque estos casi le soplaban en la nuca. No debemos olvidar que en los primeros porcentajes ciegos su 23,2 % apenas superaba en 7 puntos al 16,1 % de Gabaldón y un par de puntos más del 14,1 % que tenía Yangyang. Todos estaban a gran distancia del 46,6 % con el que destacaba Hugo en cabeza. Cuando salió Yangyang el porcentaje ganador subía hasta un 54,2 % y entre Rubén (25,5 %) y Gabaldón (23,3 %) había poco más de 2 puntos de diferencia. Finalmente, Hugo se proclamó ganador con un 69,5 % frente a Rubén.

En referencia a las últimas ediciones, Hugo (69,5 %) ganaba anoche con mucha mayor autoridad que Bea (59,8 %) sobre Meritxell en Gran Hermano 17 o que Sofía (60,7 %) sobre Aritz en Gran Hermano 16. También supera con mucho el porcentaje de Susana (52,8 %) sobre Igor en Gran Hermano 14 y es ligeramente menor que el de Paula (70,9 %) frente a Alejandra en Gran Hermano 15. Por tanto, Hugo gana con el segundo mayor porcentaje de las últimas cinco ediciones, a escasa diferencia del primero.

Me hubiera gustado ver salir a Rubén antes que a Yangyang, aunque dado que esta terminaba siendo la menos votada fue perfecto que Hugo se proclamase ganador con Rubén en la fila cero de reventados, observando el momento desde cerca y teniendo que felicitar al ganador, lo cual hizo con desdén. Un rato antes se había quedado con la mano tendida esperando un segundo apretón de Gabaldón antes de que este abandonase la casa. Una vez quedaban los tres últimos finalistas, Hugo estaba solo de verdad, con Gabaldón y Rubén deseando uno el triunfo del otro en el caso de no ser ellos mismos ganadores. Nadie deseaba que ganase Hugo, salvo la audiencia votante, que lo alzó a un holgado triunfo.

Estoy casi seguro de que la de anoche fue la primera final sin abrazo entre los dos últimos en disputarse el premio. Apenas cruzaron sus miradas, incluso. Hasta ahí llevó el enfrentamiento un Rubén más nervioso de lo que parece razonable, hiperventilando casi todo el rato y a punto del colapso. No sé si me preocupó más el estado de este concursante o ese momento en que después de pronunciar su nombre Jorge Javier vimos a Hugo tendido en el suelo y llevándose la mano al pecho. Tardó demasiado en reaccionar y llegó a hacerme pensar si habría un médico en Guadalix que pudiera atender al ganador en tan crítico momento.

Mientras Hugo me hacía temer por su salud tendido en el suelo, Rubén hundía el rostro entre las manos negándose a ver ese momento. Ser segundo tiene el inconveniente de estar obligado a asistir al momento en que se proclama ganador otro. Los dos lloraban, pero por razones diferentes. Me cuesta recordar tanta emoción en el momento de proclamar el ganador de Gran Hermano. También puede que Rubén sea el peor semifinalista de los habidos en la historia del programa.

La mayor muestra de incoherencia vista en Rubén es el constante equívoco al afirmar de forma alternativa que tomó la decisión de separarse de Hugo y luego mantener la tesis contraria de que fue Hugo quien se apartó. Es tan llamativa esta inconsistencia de argumentos que anoche afirmó las dos cosas. Iba a decir que lo hizo sin despeinarse, pero no es el caso porque el tupé que le hizo por la tarde la peluquera se le desvencijó al final de la noche, de igual forma que pasó con su concurso. El tupé de Rubén estaba anoche más decaído que él mismo, si es eso posible.

Otra de sus incoherencias flagrantes fue cuando le preguntó Jorge Javier si habría tenido algo con Miriam tras su vuelta a la casa. Habíamos visto como ella afirmaba en la casa que si Rubén diera el paso se equivocaría porque ella no tendría nada con él y le rechazaría. Lo confirmó en plató, instantes antes de que Rubén fuera descortés dudando de sus palabras. Dijo Rubén que ella no estaba siendo sincera y él pensaba que hubiera caído en sus redes si llega a dar el paso. Entonces quiso saber el presentador por qué no lo había dado.

La respuesta de Rubén fue de traca. Dijo que no la veía a ella convencida y creía que le habría rechazado. Pero, vamos a ver, machote. ¿Por qué no te decides? Es muy sencillo, o piensas que Miriam te habría rechazado o que se habría rendido a tus encantos. Las dos cosas son incompatibles. No es tan difícil de entender. Me pasa en casos como este igual que con algunos diarios dando informaciones inexactas en las páginas de cultura o espectáculos.

Pienso entonces que si no dicen la verdad en cosas no tan importantes igualmente me pueden estar engañando, de forma intencionada o no, en las páginas de política nacional o internacional. Rubén no es capaz de mantener un discurso coherente sobre su relación con Miriam igual que sobre su traición a Hugo. Anoche fue descortés con Miriam dudando sobre si habría tenido algo con él en la casa, y también con una Alyson cuyo papel en la gala final no llegué a comprender. No entiendo que anoche apoyara a Rubén y dijera preferir su triunfo cuando lleva semanas cuestionando su concurso y sumándose a las más severas críticas que recibía este concursante.

Me cuesta pensar que Aly vaya a entrar en juego alguno con Rubén ahora que está fuera de la casa. No me pega nada en ella, aunque a estas alturas pocas cosas pueden sorprenderme. Sobre todo, después de haber visto que no le daba importancia a que Rubén ni siquiera se acordase de pronunciar su nombre cuando le preguntaba un espectador el martes si se había enamorado dentro de la casa. Dijo el de Hugo, Chris, Miriam y Maico, pero de Aly nada de nada. Incomprensible el servilismo que mostró anoche la americana, tan incoherente como el propio Rubén.

A la escasa generosidad de Rubén se le suma su torpeza. Combinación explosiva esa. Cuando Jorge Javier les preguntaba a él y a Hugo si pensaban que podrían arreglar lo suyo en algún momento no acertó a decir otra cosa que esto: “Yo ahora mismo no lo veo posible”. Mucho más inteligente fue la respuesta de Hugo, que echó mano de la paradoja para responder en ese preciso instante a tan interesante pregunta. Todavía estaban los teléfonos abiertos y el uruguayo decía esto: “Nunca digo nunca, Jorge”. Bonita paradoja esta de nunca digo nunca, aunque ya lo acabo de decir.

Me pasó con Yangyang lo mismo que días antes con Carlos: creo que merecía un mejor puesto en el concurso. He coincidido en muchas cosas con aquellos que dentro de la casa han dudado de esta concursante. Muchas de sus cosas me parece que no pueden ser verdad y merecía un cierto castigo su obsesión por quedar bien diciendo cosas como que prefería salir ella antes que los otros dos nominados. Ahora bien, siendo egoísta debo decir que el principal personaje de esta edición ha sido Yangyang. Ella ha sido quien mejores contenidos me ha dado y más me ha ayudado a hacer mi trabajo. Los primeros días sus prisas por destacar me hicieron temer que nos fuera a cansar bien pronto. Sin embargo, supo superar esos temores y al final me ha terminado conquistando.

Yangyang y Hugo han destacado por protagonizar una recta final blanca, sin tirar tierra contra sus rivales, lo cual contrastaba enormemente con lo que estaban haciendo Rubén y Gabaldón, que en lugar de ocuparse de destacar ellos mismos prefirieron atacar al contrario. Con Yangyang fueron especialmente crueles e injustos. Crueles, injustos y diría que obsesivos. Tanta insistencia en destacar lo peor de su compañera invitaba a ponerse del lado de ella. Es pura física, la tercera ley de Newton: acción y reacción. “Si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), este reacciona contra aquel con otra fuerza de igual valor o dirección, pero de sentido contrario (reacción)”, dice la ley. Pues algo así.

Gabaldón dejó de hablar de sus penurias en cuanto vio que el maletín no era para él. No hubiera ganado en ningún caso, pero ha tirado por la borda la buena imagen que hubiera podido llegar a tener en estas últimas semanas. Le pasó lo mismo que a Rubén, por eso ambos han pasado semanas aciagas. Igual que sucedía entre Rubén y Maico fueron retroalimentándose entre ellos, contagiando su odio y compartiendo un mismo espejismo. Ambos estaban hasta ayer convencidos de que serían primero y segundo. Si Gabaldón llega a saber que ganaba Hugo tal vez hubiera hecho otro final de concurso. También pecó de confiado creyendo los embustes de Rubén. Este le hizo una especie de lavado de cerebro y se la metió doblada. Ya tendrá tiempo Gabaldón de verlo.

Entre los mitos de esta edición que no termino de compartir está que Maico fuera responsable del plan urdido por Rubén y que consistía fundamentalmente en separarse de Hugo convencido de que si llegaba a la final siendo su amigo no ganaría. Tampoco siendo su enemigo, como ya hemos podido confirmar en la final de anoche. Otro mito es que Hugo daba consejos de padre a Rubén. Recuerdo haber visto a Hugo dando consejos en escasísimas ocasiones, por no decir que solamente una vez. Pienso en aquello de que Rubén volviera a ser el que era, tan mal interpretado en el momento e incluso semanas después de que ambos lo aclarasen y lo dejasen sellado con un cariñoso abrazo. El resto de veces que Hugo opinó sobre algo referido a Rubén fue porque este se lo pidió. Ya fuera después de su discusión con Carlos Lozano o cuando decidió no despedirse de Miriam en la sala de los encuentros. Esto ni siquiera lo presenció, pero como su amigo le preguntó si había hecho bien no tuvo otra que responderle.

Ayer Rubén interpretaba de forma retorcida que Hugo hubiera opinado que no se deben perder las formas y la educación, por lo cual tendría que haberse despedido. Triste que alguien haga una lectura de lo sucedido tan negativa, pero la cosa llega a ser hilarante cuando Rubén se molesta porque Hugo diga que es un tipo inteligente. Mal está la cosa cuando es considerada una ofensa que alguien te califique de inteligente. No se había visto nada igual desde que el general Millán-Astray dijera ante Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca aquello de “¡Abajo la inteligencia, viva la muerte!”.

No lo es, pero puede llegar a convertirse en mito la idea de que este concurso ha sido un paseo para Hugo. Al principio de esta crónica de la final he hecho el símil en tono humorístico de que habría ganado este partido de tenis hasta con las manos en los bolsillos. Es cierto que Hugo ha llegado a la final con cierto convencimiento de que ganaría. Lo pensaba él estando encerrado en esa casa y la mayoría aquí fuera. Otra cosa es que haya sido para él un camino de rosas. Con cinco nominaciones consecutivas, una triple traición y algún enemigo exterior, pero no tanto, creo que no lo ha tenido precisamente fácil.

Cierto que sus enemigos le han ayudado mucho. En concreto la traición de esta recta final ha dado a Hugo la vida y protagonismo que no habría tenido si las cosas hubieran sido distintas. Pero cuando Rubén decidió traicionar a su amigo, Hugo ya había enamorado a la audiencia. Lo dijo él mismo hace unos días: “El del porcentaje mayor ha enamorado a España”. Y él soñaba con que un uruguayo lograse enamorarnos. Hoy ya sabe que su sueño está cumplido. Hugo ha sido el primer hombre en ganar desde Gran Hermano 12+1. Pero lo más importante es que desde entonces estábamos esperando un concursante como él. Nosotros también lo hemos conseguido.

Moleskine del gato

Beatriz, ganadora de Gran Hermano 17, entregó el maletín más interesada en hablar de ella que en felicitar al ganador. Algunas personas se retratan todo el rato.

Gran Hermano no se apaga. Las luces de la casa permanecerán simbólicamente encendidas (no se preocupe nadie por la factura de la luz) y no me cabe ninguna duda de que volverá a haber vida ahí dentro. Digo más, creo que será antes de lo que pensamos. Tal vez entonces vuelva a haber vida también en este blog. Quiero dar las gracias a todos los que ayudáis a que pueda hacer mejor mi trabajo. Gracias también por todas las bonitas palabras que me llegan directamente al corazón. Sin esa gasolina no habría llegado nunca hasta aquí. Nos volvemos a leer. ¡Hasta pronto!