El hombre que susurraba a los peces

telecinco.es 12/03/2020 09:17

Podemos dividir ya a los náufragos de Supervivientes 2020 en dos grandes grupos. De un lado están los que tienen iniciativa y ciertas dotes de liderazgo, son los que cortan el bacalao (ya quisieran) y de ellos depende en parte la supervivencia. En el otro lado sitúo a los que son comparsa, supervivientes por inacción, lastre para el grupo. Y entre ambos grupos está otro subgrupo que está dando entretenimiento, del que estamos hablando mucho más que de ningún otro. Lo bueno del primer grupo es que no pelean por el liderazgo, pero tampoco lo rehúyen.

La situación descrita hace que concursantes como Cristian y Rocío estén acaparando la atención, mientras que de Hugo o Jorge apenas se esté hablando. Esto es así porque casi no aparecen en los vídeos de las galas en primetime. Algo más de presencia tienen en los resúmenes diarios, pero sin llegar a ser protagonistas. ¿Tiene el programa algo en contra de ellos? Es obvio que no, simplemente hay otros que, sin contribuir casi nada a la supervivencia, están dando momentos jugosos en la convivencia.

En esta división que hago de nuestros robinsones hay uno a quien me cuesta clasificar. Ferre es el hombre que susurraba a los peces, único que ha pescado tres veces, más de lo logrado por todos los demás juntos. Pero no solo pesca, también se esfuerza en las pruebas hasta poner en peligro varios dedos de su mano, da su opinión de forma dialogante cuando hay que construir un refugio y siempre tiene palabras buenas y oportunas para animar a sus compañeros. Esta semana es dios en la isla, lo cual no le impidió para ayudar a los siervos a intentar hacer fuego. Ferre da el callo como el que más en la supervivencia al tiempo que se me antoja como fundamental en la convivencia.

Tras la dura prueba del tensor y las tres banderas del pasado martes Ferre se encargó de atender a Alejandro en su fatiga extrema o a un mareado Cristian. Siempre tiene un consejo y una palabra amiga para lograr superar el desánimo que impera en ambos grupos. Ferre afronta las adversidades con una sonrisa y sin quejarse nunca de nada. No es así solamente ahora que cuenta con los privilegios del dios de la isla, demostró ser igual las semanas anteriores. Y encima deja pasmado al resto pescando peces chiquitos y más grandes, lo cual celebra siempre con sobrado entusiasmo. Ferre habla a los peces nada más pescarlos, avisándoles de su destino. Luego se los come, como es natural. Si hubiera logrado más piezas pondría solamente un pero a este concursante, y es que no comparte con nadie lo pescado. Él se lo pesca y él se lo come. Pero ni siquiera puedo censurarle por ello porque, aun siendo el único que ha logrado pescar, lleva solamente tres peces. En este caso casi mejor que lo disfrute él mismo.

También me gusta de Ferre que no solo consuela, también ayuda no aprobando algunos comportamientos de sus compañeros. Cuida a Cristian al tiempo que intenta hacerle cambiar en aquello que cree le pueda está perjudicando. De momento, el hermano de Sofía (ganadora de este reality) está enemistado con casi todos sus compañeros al tiempo que logra el apoyo de la audiencia votante. Pero ese apoyo es volátil e interesado, con la misma facilidad que se da puede quitarse. Por eso convendría que se relajase un poco y evitase generar momentos de tensión que mezclan cierta agresividad con la inocencia de un adolescente. Pero Cristian ya no es tan niño. Ferre intenta templar los ánimos de su compañero al tiempo que le recomienda estar activo, no hundirse quedándose tumbado, hasta enterarse de que no era por debilidad sino porque estaba mareado. Entonces Ferre le recomienda que espere a que desaparezca el mareo. Lo dicho: ni mala palabra ni acción mala. Ferre es el concursante total.

Ya que menciono a Cristian diré que engrosa el grupo de los que nos están proporcionando entretenimiento. De momento este grupo es más numeroso entre los siervos que en los mortales. Destaca el protagonismo de Cristian o Rocío frente a concursantes algo anodinos como Barranco o Nyno, incluso una desdibujada Ivana, cuyo único interés está siendo la gran aptitud que demuestra en las pruebas y su relación con Hugo. Por culpa del ruido que hacen Cristian, Rocío, José Antonio, Elena o Fani (nótese que solo está última pertenece a los mortales) se está hablando más de discusiones que afectan a la convivencia que de la supervivencia pura. Aunque insisto en algo dicho hace unos días: la convivencia es parte de la supervivencia.

Fani plantó cara primero a Cristian, diciendo cosas tan feas de él como que “un hervor no, le faltan cinco hervores”, y luego fue contra Rocío, a la que califica como “pez gordo” de la edición. Puede tener razón en lo que dice, pero no solamente le pierden las formas, también se adivinan unos motivos diferentes a los que aparenta. Se descubrió ella misma cuando criticando a Cristian por sus errores como dios decía: “Se va a llevar el maletín y dirá que lo ha hecho sin mala intención”. También delata a Fani la obsesión que tiene con el caché de Rocío. Que la del clan Flores está siempre cansada y con cara de amargada es cierto, también parece verdad que es un poquito vaga. Ahora bien, si le pagan más o menos es cosa que no depende de ella. Si se lo pagan debe ser porque piensan que merece la pena y va a generar lo suficiente para ello. Fani dirá verdades, pero también lo es que ella quisiera el caché de Rocío y teme que Cristian le arrebate el maletín.

Al infortunio conocido se unen ahora unos mosquitos blancos que han dado a los náufragos la peor noche de su vida. Pregunté hace dos días qué más les podía pasar. El mar había engullido su tendedero, casi toda la ropa tendida había desaparecido, y se les había quemado la lona justo antes de apagarse el fuego. Además, las noches de lluvia habían socavado su paciencia. Ahora a la lluvia se le suman los mosquitos. Barranco contó unas ochenta picaduras en una mano, igual que la otra y también en el cuello o la cara. Como él están los demás. Piernas, torso, espalda… cualquier parte del cuerpo acribillada por esos insectos. Apenas pudieron dormir, casi sentados y apoyándose unos con otros. Para luego despertar rabiando de picor. Dije ayer que prefiero el mordisco que dio un ermitaño a Ana María antes que ser atacado por Elena y José Antonio. Pero ante los mosquitos me quedo con esos ataques.

El mérito que supone para Barranco hacer fuego con materiales todavía húmedos por las tormentas nocturnas no puede quedar empañado ante el hecho de que finalmente se les apague. De nuevo se aprecia falta de previsión y desorden en el grupo, lo cual ni siquiera están evitando quienes han tenido el arrojo de hacerse con el liderazgo del grupo. Lo decía amargamente Hugo: “Es que no tenemos leña”. Tal vez deberían pensarlo antes de intentar hacer fuego y primero recolectar algo de leña. Tiene que haber lo suficiente para que el fuego agarre y a partir de ahí confiar en que si la leña escasea en playa Uva algo hará el pirata Morgan para que puedan conseguir más. Pero debe ser muy frustrante hacer fuego después de múltiples intentos y que no valga para nada.

El gato responde

Me siguen diciendo que en este Supervivientes 2020 no está habiendo apenas supervivencia y que no saben dónde está lo extremo de la edición. Si el panorama planteado en este escrito y algunos anteriores no parece duro igual es que pretendemos torturar a los concursantes para que en lugar de salir expulsados por la audiencia lo hagan tras recibir la extremaunción. Sobrevivir es intentar conseguir comida y hacer fuego, además de afrontar las pruebas duras con entrega. Pero también es soportar estoicamente unas condiciones inhumanas. La lluvia y los mosquitos son mucho peor que el hambre. Por mucho que haya concursantes más activos que otros, o unos con más protagonismo que los demás, a ninguno se le puede hacer ningún reproche por no estar siendo buen superviviente. Hasta lo más vagos están aguantando condiciones igualmente extremas. Si no se ve así es por no querer.

Moleskine del gato

Hoy tenemos gala, con la segunda expulsión definitiva, a decidir entre los tres habitantes actuales de isla Desvalida y los dos nuevos que habrán de llegar esta misma noche. Ana María, Fani y Alejandro siguen nominados, pero solamente uno se quedará en playa Uva. Al finalizar la noche habrá cinco concursantes siervos, otros cinco mortales, un dios de la isla y cuatro desterrados a isla Desvalida. Quienes pertenezcan a los dos grupos de playa Uva será algo que se decidirá con una nueva prueba de rango. Luego volverán a nominar. Y, por si el menú no resulta suficientemente atractivo, estará en plató Bea, primera expulsada. Quitando este postre, me muero por devorar el resto del menú.

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