Los italianos están en la otra casa

telecinco.es 29/12/2009 09:18

Tenemos reedición de la empanada mental habida la madrugada en que Gerardo se convirtió en Bruno, ese actor encarnando el papel de concursante en la novena edición de Gran Hermano. No me pregunte nadie como ha sido, pero las mismas dos protagonistas de aquel episodio vuelven por sus fueros y ahora están convencidas de que la otra casa está habitada de nuevo. Es más, la habitan los italianos del intercambio. Por si esto fuera poco, creen que hay tres, o cinco, o incluso siete italianos espiando para elegir los dos habitantes españoles que han de ir a Grande Fratello. Imaginación no les falta.

El aburrimiento hace estragos, y si a esto le añadimos que Saray y Tatiana tienen una facilidad innata para fabular, dando por cierta cualquier teoría extraña e improvisada, pues tenemos una nueva noche movidita. Ya digo que ha sido como aquella de hace unos meses, en que hasta Gerardo estuvo a punto de creerse que era portugués. Lo explicaré un poco más despacio, entre otras cosas porque ya advierto que no hay muchas más cosas para contar. Aparte de la gracia de esta misma madrugada, el resto del día lo pasaron recordando la gala del domingo, rememorando otras galas anteriores, leyendo y escribiendo los deseos de los espectadores, comiendo las uvas por adelantado, jugando al subbuteo (o fútbol con chapas) y haciendo buenos propósitos para el año entrante. En esto último se asemejan al común de los mortales. ¿Quién no ha planeado dejar de fumar con el año nuevo? En este caso han sido Ángel y Pilarita los convencidos de que han de abandonar el tabaco.

La diferencia entre cualquiera de nosotros y un concursante de Gran Hermano pensando en dejar de fumar quizá sea que ellos igual contemplan la posibilidad de ganar algunos puntos ante Mercedes Milá y así cobrar cierto protagonismo en una gala. Llámenme desconfiado (será lo más suave que me hayan llamado en estos meses) pero lo cierto es que cualquier cosa dicha en las conexiones durante las galas es muy tenida en cuenta por los habitantes de la casa. Es tan escaso el contacto que tienen durante tanto tiempo con el exterior, que escuchan con especial atención la voz de Milá dirigiéndose a cualquiera de ellos o a todos en general. Sus palabras son posteriormente recordadas y analizadas al detalle. Además, todos saben lo que vale un minuto televisivo, y aunque ellos llenan horas durante meses está visto que ningún momento es tan valorado como los de las galas. Ángel tiene un acicate entendible, tras comprobar que no aguanta el esfuerzo físico como debiera. Mucho menos convincente me resultó Pilar al decir que lo quería hacer por su hija. No entiendo.

Pilar tiene un dominio de la escena discutible. Le gusta un drama más que a un tonto una tiza, y esa es la única explicación que le veo a algunos de sus numeritos histriónicos. El domingo, en la sala de expulsiones, a punto estuvo de restarle protagonismo a Laura perdiendo casi el conocimiento. La expulsada parecía por momentos más preocupada del estado de salud de Pilar que de su propio destino, o su muy próxima cita con Milá en el plató. Luego, en el cuarto de baño, llegó a arrodillarse enjugando unas lágrimas que no le llegamos a ver. Aunque su mejor interpretación fue cuando volvía al salón andando cual autómata. Como dice el bolero: "perdida, sin rumbo, en el lodo...", o algo así. Es la enésima vez que veo arrodillarse a Pilarita. Supongo que confía en sus dotes dramáticas para ganarse a la audiencia votante. De otra forma no se explica tanta sobreactuación. Pero dudo mucho que realmente el efecto conseguido se acerque al deseado.

El eco del día a día en la casa también es valorado por algunos concursantes. Por ejemplo, ayer Tatiana tuvo una tarde gloriosa en el rol de presentadora de un call show. He de reconocer que me hizo gracia durante un rato, pero al final me obligó a bajar el volumen de mi receptor. Tengo dicho que no soporto los gritos, y mucho menos si se repiten durante más de una hora, sin solución de continuidad. A pesar de esto, reconozco que la muchacha está dotada para ello, y podría hacer ese trabajo mejor que muchos, entre quienes se encuentran varios ex concursantes de este programa. No es una gran aspiración, pero menos es nada. Aunque cuando sus propios compañeros le sugirieron que podría trabajar en televisión Tatiana contestó que "eso será si yo quiero". Genio y figura.

Retomo el tema de esta madrugada: la casa supuestamente habitada por italianos. El principio de todo estuvo en un inocente mensaje del 'súper' en el plasma, avisando a Saray de que liberase la petaca. En ese momento se dan cuenta de que durante toda la tarde los avisos los están dejando por escrito en lugar de utilizar la megafonía, algo que les extraña a todos. Esto es suficiente para que Saray y Tatiana comiencen un numerito de los suyos. De aquí a imaginar (o dar por cierto) que la otra casa vuelve a estar habitada, hay un pequeño trecho. Ellas lo recorren en menos que canta un gallo, y no se quedan ahí. Como dije antes, sus mentes no ponen límites a la imaginación. "Los italianos ya están aquí", y "nos están viendo por los cristales para decidir quién se va", son las dos siguientes conclusiones. En ese momento supe que nada les haría bajarse de ese burro. Cuando Saray y Tatiana inventan algo lo llevan hasta el final. Vendrían a ser como esos depredadores que no sueltan la presa pase lo que pase, como si tuvieran sus mandíbulas selladas e inmovilizadas.

Saray va rauda y veloz al dormitorio antiguo a comunicar que ya ha descubierto el secreto. Ella y Tati, que se ha quedado haciendo conjeturas con Ángel y Gerardo, piensan que deben ser ellas las que vayan a Italia por haber adivinado lo que se cuece en torno al intercambio. Como es natural, no pierden el tiempo y van inmediatamente al 'confe' a comunicar su gran descubrimiento. Ese momento debe ser para no perdérselo y estoy seguro de que nos lo mostrarán en un resumen. Las teorías se suceden, y a cual más absurda. En medio de ese marasmo plagado de insensateces se levanta la voz juiciosa de Arturo: "Esto ha sido para daros que hablar".

Todo lo posterior es tan delirante como cabía esperar. Salieron al jardín para comprobar si había luz en la otra casa (no la había) y pusieron la oreja en las paredes casi de papel de la casa para ver si escuchaban ruido (no lo escucharon). Saray se enfada cuando ve que los demás no dan crédito a sus teorías: "Como me equivoqué en lo de Bruno ya no digo nunca la verdad", comenta amargamente la ferrolana hija, y de nuevo Arturo demuestra más cordura: "Te equivocaste en lo de Bruno y en esto lo mismo". Saray y Tatiana bailan. Prometo que me parece haber entrado en un curioso túnel del tiempo y es como si volviera a revivir aquel brote de otra madrugada hace unos cuantos meses.

Siscu no cree que haya gente al otro lado porque el día de las sorpresas estuvo allí y comprobó que ni siquiera estaban los sofás. Gerardo se apunta fugazmente a la teoría por el hecho de que les hayan puesto las órdenes en el plasma, pero regresa a la realidad cuando el 'súper' les habla por la megafonía de nuevo. Quizá no han pensado que a las tres y pico de la madrugada lo más sensato puede ser no molestar a quien pueda querer dormir y dar las órdenes por escrito. Saray, de todos modos, cree que ahora les han hablado por megafonía para disimular. Pero entonces es Ángel el que contribuye al embrollo, liándolo todo mucho más de lo que ya estaba. Según el profesor de Pilates, se escuchan voces del otro lado. Dice que ha escuchado hablar en otro idioma, al menos son un chico y una chica.

Se trata de una broma de Ángel, que aprovecha el momento para hacer su propia inocentada horas después de finalizado el día apropiado. Se lo confiesa a Siscu en el jacuzzi, e ignoro como lo hizo pero logra que Saray también escuche las voces cuando la lleva hasta esa sala. Parece que ha grabado en la cámara de fotos unas palabras en italiano, según nos ha contado nuestro amigo lmedina. Esto no se ha visto, pero posteriormente ha sido contado por Ángel al resto de los chicos. Para Saray y Tatiana ha sido suficiente confirmación. No sabe Ángel la que ha hecho, porque si ya lo daban por seguro ahora no habrá quien les convenza de otra cosa. La inocentada se puede extender durante una semana, si es que mantienen su propósito de seguir elaborando pruebas falsas para mantener a las dos 'inocentes' en su teoría. Con todo, ha sido un episodio divertido y puede seguir dando juego algún tiempo más, aunque dudo que tanto como una semana.

Y quiero terminar por hoy volviendo a algo de lo comentado ayer. Cuando escribía en la madrugada del domingo al lunes no podía imaginar que algo visto por este gato analista con tanta claridad merecería un buen puñado de comentarios en el día de ayer. Me refiero a unas nominaciones en las que en el momento de conocer su mecánica adiviné a quien iban a elegir todos y cada uno de los siete concursantes que quedan en Guadalix. Me parecía obvio e indiscutible, e incluso valoré positivamente en todos que nominaran atendiendo a sus afinidades y no pensando en el posible resultado. Prescindieron del juego para elegir a aquellos de quienes han estado más cerca durante más tiempo. Está clarísimo.

Aún así, admito y entiendo que no todos lo vieran igual. Por lo que no paso es por la manipulación torticera de la realidad. Sugerir que Siscu o Tatiana están nominados porque Arturo no les dio su punto es sencillamente una falacia. Si Arturo le hubiera dado su punto a cualquiera de los dos en lugar de a Saray lo único que habría conseguido es quedarse solo en el privilegio de no resultar nominado. Pero ni uno ni otro se habría salvado de saltar a la palestra con un único y solitario voto de Arturo. No tengo especial interés en defender a este concursante. Llegado a este momento no me sobra nadie en la casa y hasta puedo soportar el show de Tatiana ayer tarde, gustándose y vociferando durante mucho más tiempo del que jamás pensé que aguantaría. Ahora bien, las cosas como son. El voto de Arturo sirvió para salvar de la nominación a una concursante, no para condenar a nadie. Esto es así.

Ah, por cierto, para todos aquellos que buscaron la inocentada en mi escrito de ayer decirles que efectivamente no la había. Odio lo previsible, por eso no consideré oportuno hacer ninguna broma en este caso. Además, solo faltaba eso para que algunos me vuelvan a acusar de mentir. Es la acusación más abyecta que me pueden hacer. Odio la mentira y soy capaz de declarar la guerra a cualquiera que me acuse de tal cosa. No hay excepciones, le negaría el saludo hasta a mi propio padre. Yo, amigos, no acostumbro a mentir ni de broma.

[Dejo cartelera, con Mrs. Pilarita Doubtfire. Recuerda que puedes seguir participando en el Test de Gran Hermano, donde tienes oportunidad de probar tu nivel de conocimientos sobre la historia del programa].