Jonathan reacciona tarde y mal

telecinco.es 09/10/2014 08:47

Jonathan se debió levantar ayer decidido a hablar con Yoli, lo cual es explicable teniendo en cuenta lo sucedido la noche anterior, narrado aquí en el último escrito. Estaría celebrando la decisión del primo ahora mismo de no ser porque no lo hizo ni en momento ni en sitio ni en la forma adecuada. Jonathan prefirió hablar antes del tema con Vitín. ¡Con Vitín! Sí, han leído bien. Vitín, el mismo que acusaba a Yoli de haberle mentido porque a la pregunta de si le hacía alguien tilín ella no le había confesado que Jonathan. Y eso le mataba de celos, por lo cual empezó a decir que Yoli es una calienta tal y poco menos que acusarla de ser una fresca por acostarse con sus amigos. Ayer añadía que, al parecer, también se ducha con ellos. ¡Y desnuda! Ave María Purísima.

El padre Vitín se escandaliza ante todo esto, y no desaprovecha la ocasión para arremeter contra Yoli y, ya puestos, su prima. Su amigo Omar debe ser el único que agradece esa inquina selectiva contra las primas, probablemente las únicas que no le han bailado el agua nunca, especialmente Alejandra. “Como te digo una cosa te digo la otra”, le decía Vitín a Jonathan. Es un resumen tan absurdo como la decisión del primo o la retórica vacía del madrileño. Una retórica acantinflada, es decir, adornada de vaciedades y sin un mensaje aprovechable en el fondo.

Volvió Vitín, eso sí, a hablar de su perfil de mujer, algo parecido a lo que hacían esa misma tarde en la casa llamándolo “prototipo”. Tampoco extraña la confusión de términos si tenemos en cuenta que en la prueba de la semana pasada no supieron definir “desinhibido”, entre otros adjetivos básicos en nuestra lengua. Llama la atención que Vitín, en otras ocasiones más acertado, no le aconsejase a Jonathan que hablase con la interesada. Es lo que debía estar haciendo, en lugar de darle vueltas al tema con una de las personas menos indicadas en esa casa.

La conversación de Jonathan con Yoli llegó un poco más tarde, aunque en absoluto parecida a lo que podíamos haber imaginado o deseado. Ya hemos visto la afición que tienen estos concursantes por socializarlo todo. Un poco más y no hubiera sido tan extraño que Jonathan sometiera a votación si hablar o no con Yoli, o incluso si debía dejar que se metiera en su cama noche sí y noche también. Pero todo tiene un límite, y abordar un tema delicado, como es este, delante de otros concursantes, sin la más mínima privacidad, parece una equivocación clara. No sé lo que pretendía el primo. ¿Prefería tener testigos de esa conversación? Me refiero a testigos dentro de la casa, porque los de fuera ya debe saber que aquí estamos.

"A mí no me importa que vengas, me des un abrazo, un beso y nada más, porque después las cosas se malinterpretan", le decía Jonathan a Yoli y, de paso, a cualquiera que pasara por ahí. Este fue el único argumento del primo. Me atrevo a decir que es cortito, al menos de argumentos. En serio pienso que no da para más, y casi mejor así. No estoy resumiendo en exceso, de toda la conversación lo único que se puede sacar en claro es que no quiere que las cosas se malinterpreten fuera. No le hace gracia que esté solo veinte minutos haciendo cucharita con Yoli y eso sea lo único que se vea. La cucharita es mal, por lo visto.

Digo que está bien así, porque cuando Jonathan se sale de ese guion e improvisa un atisbo de argumento nuevo es casi peor. Así nos enteramos, por ejemplo, que en la fiesta de la increíble noche de las cuatro intensas horas no se metió en el jacuzzi a desbarrar un poquito justo cuando lo hacían casi todos los chicos en la casa pensando en que le podían ver sus alumnos, que son críos de poca edad. Animados por la especial exaltación de Alfredo y Hugo, todos menos Fran y ambos primos (si no recuerdo mal) dieron un poquito de espectáculo en el jacuzzi, un rato antes del comienzo de la madrugada más intensa. Y en ese momento, amigos míos, Jonathan pensando en sus alumnos. No salgo de mi asombro.

En lugar de darse por enterada, Yoli recurre a su explicación preferida: “Eres un picao”. Lo mismo le dijo a Vitín, por motivos bien distintos, diría que casi contrarios a estos. “No entiendo por qué te rayas si no estamos haciendo nada malo”, añadía la prima, sin entender que el chico está molesto con ciertas actitudes de ella, algo muy sencillo de solucionar por su parte. En realidad, Jonathan le está diciendo que no quiere nada con ella, sin llegar a ser tan explícito. Por eso lo de las malinterpretaciones, los alumnos y todas esas cosas. Es entendible, aunque repito que su reacción es tardía y escenificada de la peor manera posible.

Por lo que sea, no vi a Yoli con mucha predisposición por cambiar nada después de esta conversación. El tema fue surgiendo durante todo el día, ante testigos distintos y en diferentes escenarios. En los ‘sofales’ (como decían las gemelas de Los Palacios) del salón hablaba la prima Alejandra con Jonathan y le decía que él también la busca a ella. Que luego se corta, pero buscarla la busca. Él dice que si la buscase ya la habría encontrado, bueno más bien la frase es completada por Fran. Esto es un parlamento en el que todos parecen dispuestos a opinar de todo, especialmente si afecta solamente a los demás, que es mucho más divertido. Mientras transcurría esta conversación, Yoli permanecía al lado de su prima como si la cosa no le afectase para nada.

Y entonces vino el tema de los “prototipos” de hombres y mujeres para unos y otros. No sé si seré yo, pero la chica ideal (el perfil, que diría Vitín) para Jonathan coincide bastante con Yoli: blanca de piel, pelo largo (liso u ondulado) y bajita. ¡Bajita! Sí, bajita. Aseguro que dijo eso. Le da igual como tenga el pecho o el culo y, respondiendo a Xamy, decía que los ojos tan claros como los de Yoli le cohíben. Pero ¿qué comedia es esta? Si Yoli encaja perfectamente en todo. ¡Coincide con su perfil! ¡Puede cruzar la pasarela! Ah, no, que eso era de otro programa.

Lo contradictorio es que la descripción que hace Yoli de su chico ideal creo que no encaja en algunas cosas con Jonathan. Alto, con tatuajes, un poco de barba (dice que no tanto como Juan Manuel, o sea, y que sea un hombre porque anda harta de niñatos. Pues, hija mía, aléjate de ese chico. El porcentaje de coincidencia con su “prototipo” cae estrepitosamente con la última de las exigencias, aunque tampoco le hemos visto los tatuajes, creo yo.

A pesar de todo lo hablado durante el día, cuando llegó la noche Yoli volvía a colgarse de Jonathan en la cama cual koala, obligando a que este pusiera la excusa de tener frío para ponerse una camiseta y evitar el piel con piel. Duró menos el dulce acoso. Algo es algo. No es extraño porque varios le aconsejan sin parar que lo siga intentando. De la lianta de Xamy no extraña, pero lo hace incluso el primo serio (y triste, muy triste), Juan Manuel. Lo curioso es que durante el día observe un cierto acercamiento de Yoli a Luis. Tengo siempre activo un ‘piernómetro’ para medir el grado de acercamiento de la prima. Ella no pone la pierna encima así como así y por nada. Cuando lo hace se hace necesario examinar por qué. No sé si pretendía poner celoso al primo, lo cual sería bastante inocente por su parte, pero la ‘alerta Yoli’ sonó varias veces ayer, todas las que ponía la pierna sobre Luis. De momento no pasa de alerta amarilla. Ya veremos.

Al mismo tiempo que Yoli va perdiendo enteros en la cotización de concursante, su prima Alejandra los va ganando. Confirmo mis impresiones de los últimos días sobre que esta ganaría mucho si fuera separada de su prima. De acuerdo que en un principio sufriría y se encontraría desubicada, pero dejaría de tener al lado a una persona que ejerce un papel opresor, en buena medida.

Yoli se cree que sin ella a Alejandra le habría perdido su impulsividad, cuando eso es precisamente lo que nos gusta de ella a muchos. Es impulsiva, clara y directa, además de captar bien de lo que va cada uno. Esto es bien. Muy bien, diría. Estoy a cero coma de titular uno de estos escritos con un “De repente Alejandra”, que los más veteranos seguidores de este blog saben lo que significa.

Anoche desmontó a Xamy casi sin esfuerzo, utilizando hábilmente su daga del desprecio a los chismes interesados y/o malintencionados. Le falta el enfrentamiento con Omar. Pido que sea en una fiesta de viernes. Me empieza a parecer urgente. Lo de Xamy fue una faena de aliño bastante sencilla. Cosa de niños, casi. Le advertía Xamy de que algunas personas en la casa están molestas con sus bromas, y lo hacía precisamente después de que bromease con los pedos de la ceutí. Todo demasiado sospechoso.

“Tres o más de tres personas me han venido a decir que te pasas con las bromas”, decía Xamy, tirando la piedra y escondiendo la mano. Ella aplicaba otro dicho popular, aquel sobre hablar del pecado, más no del pecador. ¡Bobadas! Estoy convencido de que se lo inventa. Xamy es una lianta inmensa. Una joya como concursante, en la misma medida que una lacra como compañera. "Tienes que cambiar el tipo de broma", le decía Xamy, a lo que respondía Alejandra: “Igual tienes que cambiar tu otras cosas". "Yo tengo 20 años y nadie tiene que venir a decirme como son mis bromas", añadía la prima lista y sincera.

A renglón seguido le afeaba Alejandra a Xamy que fuera cuchicheando por todos lados y calificándola de rencorosa y mala en su mismísima cara. ¿No es maravillosa? “Me traes aquí, como haces siempre con la gente, a darme consejos”. “A lo mejor tú también haces cosas mal, como ir preguntando y molestando a la gente”. “Vas por ahí cuchicheando, y cuando tú vas yo ya he vuelto diez veces”. “Igual que vienes a decirnos blablabla a nosotras luego vas a otro sitio a decir lo mismo”. Frase a frase fue dejando clavada a Xamy, desmontada como un mecano. Fulminada con un trallazo de realidad sincera. La tiene caladísima y, por suerte, es de las pocas que no se calla una.

Xamy no abandona nunca su inestimable labor enmierdadora. Por la tarde aprovechaba una fugaz ausencia de Omar para decirle a Lucía: “No veo que tenga tanta atracción contigo, no sé si por respeto”. Cuando dice “no tanta” está comparando claramente la relación de Omar con Paula y la que tiene con su exnovia, novia de nuevo desde el pasado viernes. Tiene suerte de que, salvo Alejandra, le consienten demasiado.

Lucía aprovechaba para lanzar otro misil de profundidad hacia Paula afirmando que a ella no la respetaba porque para él solo era un rollo. Luego por la noche se mosqueaba cuando Omar decía que le daba un poco de penilla Paula. A punto estuvo de exigirle que lo retirase. “Pues menos penita”, le dijo. En esa relación está claro que el mando lo tiene Lucía.

Hablando de otras cosas, empiezo a pensar que Fran no anda tan desorientado. No sé, igual me ha picado el virus de la conspiranoia, o me terminó ganando por cansancio, ahora que precisamente está evitando hacerse tanto el listo pergeñando teorías varias. Ayer Xamy y Azahara se extrañaban de que dejasen a Lucía escribir en la pizarra de la prueba la marca de camisetas que supuestamente han ido a promocionar ella y el clan de Carabanchel al completo. Insisto en que igual es algo contagioso, o algo. Lo cierto es que todos cuentan que les han requisado ropa por llevar una marca visible, y no dejo de recordar que a Pepe Herrero le hicieron desprenderse de las camisetas y sudaderas de una conocida discoteca madrileña porque llevaban muy visible el caballito de su logo. ¿Por qué a estos se les permite exhibir de continuo esa marca? Oye, que por mí perfecto el apoyo a un emprendedor, ojalá hubiera muchos más que arriesgasen lo que tienen por un negocio. Simplemente me llama la atención.

Moleskine del gato

La imagen de arriba corresponde a un concurso de misses, esa antigualla. Concretamente es Miss Castilla-La Mancha, no sé bien de qué año. La joven en primer plano fue segunda finalista de este concurso. Y, efectivamente, es Alejandra.

Todavía no me cabe en la cabeza cómo no han tenido un terremoto de broncas en la casa a cuenta de la comida. Tenía la esperanza de que la cosa estallase cuando dejase de haber comida, pero siguen pasando pruebas y haciendo compra con presupuesto generoso. Las pruebas este año están siendo más fáciles que nunca, me dice mi memoria. Con todo, es extraño que nadie haya puesto freno a las exigencias de Azahara, que hace con ese truco habitualmente eficaz de decir que se avergüenza de pedirlo y pidiendo que no le hagan caso. Pero se lo hacen.

En la prueba de ayer fallaron tan solo tres preguntas, no me pregunten los responsables porque no lo pudimos saber bien. Loli y Vitín hicieron la compra y antes hablaba este último con Azahara sobre ello y de la soja texturizada que ella quiere. Le terminaron pidiendo jengibre, avena y la dichosa soja. Está genial todo, solo que la casa de Gran Hermano parece este año un resort de lujo donde los caprichos no se reparten con equidad. Nadie como Azahara, no hay más. Luego se queja de que le quitan su chocolate.

¡Por el amor de Dios! Todavía le extraña. Un solo dato para los que no se cierran ante cualquier crítica que se haga hacia la malagueña. La semana pasada compraron 30 litros de leche para el grupo (14 o 15 personas) y 3 litros (de soja) para Azahara. Un cálculo somero dice que Azahara disfrutó de un litro más que el resto, que tocaron a dos litros por cabeza. Me consta que algunos empiezan a estar mosqueados con esto. ¿Cuándo saltarán? Estamos a la espera de estar a la espera, que decían Gomaespuma.