María Jesús convence a una exigua mayoría frente al clasismo de Kiko

telecinco.es 12/04/2019 09:52

“Súper, hoy te voy a hacer un ‘confe’ de los buenos. Así que prepara pañuelos. (…) Hoy tengo que hacer un buen ‘confe’. Hay muchas cosas que no se han quedado como yo quiero que se queden”, afirmaba en una ocasión María Jesús mientras enjugaba el llanto. Son palabras textuales transcritas de un vídeo que no se vio anoche en la final. Quiero decir, la segunda parte de la parte contratante de la final. Que yo sinceramente habría hecho que la primera parte de la segunda parte contratante fuera la segunda parte de la primera parte. Pero esto seguro que son manías mías.

Las palabras que entrecomillo demuestran lo premeditado y falso que ha sido el concurso de María Jesús. Hubo muchos vídeos que no se vieron anoche y dejaban mal a esta concursante, aunque algunos solo reclamaban el plato roto de Kiko. Se adelantaban al guion de una gran gala que mantuvo el interés hasta el final y donde pudimos ver algunos vídeos primorosamente montados por el mejor equipo de televisión que hay en la televisión mundial. Bueno, igual exagero porque me puede la pasión, pero María Jesús también exagera mogollón y se llevó el maletín, así que no me culpen.

Por si todavía duda alguien que María Jesús exagera ahí va alguna muestra. Primera parte de la muestra: “Ylenia y Sofía son depredadoras”, “mala persona”, “bicho”, “reza el rosario, porque tienes muchísimo que pedir a Dios para que te perdone”, “qué mala es la Sofía, qué mala es, qué mala, pero mala, mala, ¡cuánto odio puede tener una persona dentro!”, “tú no sabes lo que es convivir con un grupo de gente que te hacen sentir sola, y encima con el capo, que es tu enemigo máximo, y que ha convencido a los demás para que vayan a por ti”, “¿por qué me odian tanto, es que no es víctima, es que es verdad?”, “la nominé por traidora, por mentirosa y por manipuladora”. Conclusión parcial: todos, menos yo, son malos.

Vamos con la segunda parte de la muestra: “Carolina es despiadada, ella yo creo que es lo peor de esta casa, ¡cuánta maldad!”, “y la idiota de la Ylenia quiere ser como una Belén Esteban y es una imitación barata, se deja llevar por los cuatro frikis malvados que le dicen ‘esto es lo que tienes que hacer’”, “¿tú qué tienes que poner a mi hija en esa asquerosa boca?”, “qué mala es, la virgen, a mí me da igual no comer tarta, pero me está costando lágrimas de sangre”, “yo no me gasto 4.000 euros en un casino en una hora”, “cuánto sinvergüenza, cuánta maldad”, “soy humana, tengo sangre en las venas y me corroen las cosas que me dicen”. Conclusión definitiva: malos no, malísimos.

Naturalmente todas las palabras reproducidas resonaron en la sala de confesiones, hábitat natural de la ganadora de GH DÚO, allí donde puso en marcha su estrategia de desgaste a todos sus compañeros, incluso algunos de los que ahora parece querer salvar de su quema y también formaron parte de sus personales aquelarres. Al tiempo que proponía su beatificación en vida confeccionaba trajes a medida de casi todos sus compañeros, rivales a los que abatir con denodado esfuerzo. Y es que María Jesús ha sido despiadada, eso sí. Pero debo añadir que agotadoramente despiadada. No ha escatimado una sola oportunidad, practicando un verdadero estajanovismo realitero. Incansable e inasequible al desaliento, anoche seguía a pico y pala intentando conseguir su objetivo. Y ahora puede decir, sin ambages, que ha sido objetivo conseguido.

María Jesús ha vencido y convencido a una exigua mayoría de la audiencia votante. Se ha llevado el maletín con uno de los porcentajes más bajos de la historia de este programa. Pero esto da lo mismo porque dentro de cuatro días nadie lo recordará. Y, sin embargo, figurará igualmente en la honrosa lista de ganadores del programa. Abriendo lista, además, porque esta ha sido la primera edición del DÚO, séptima con concursantes famosos. Los últimos porcentajes conocidos arrojaban una distancia de 6,6 puntos (53,3 % y 46,7 %). La proyección de la noche anterior, tras salir Juan Miguel y Alejandro, daba 14 puntos de diferencia, que se fueron reduciendo para marcar sucesivamente 11, 8 o 6 y medio.

Con un poco más de tiempo podría haber llegado el sorpasso. Téngase en cuenta que entre las 22.00 horas y las 23.40 (aproximadamente) se redujo en más de 3 puntos y medio esa distancia entre los dos finalistas. Justo lo que hubiera faltado para que los resultados se llegasen a igualar. Pero al principio de la noche estaba claro que no era fácil. Mucho menos conociendo el dato que proporcionó más tarde Jordi González respecto a que se batieron récords de llamadas. Entre las aficiones apoyando a uno y otro había ilustres, y no tan ilustres, seguidores dispuestos a fundir el móvil a llamadas. Si el escaso margen devalúa en algo la victoria, esto queda compensado por la avalancha de votos, que lo revalorizan.

No se puede poner una pega a este triunfo porque la audiencia es soberana y un ganador de Gran Hermano, siempre indiscutible. María Jesús lo jugó bien usando la estrategia del esposo o la esposa infiel capaz de negarlo todo hasta el final, incluso cuando son pillados in situ, con la evidencia metida dentro de su cama. Admirable esa capacidad para permanecer impertérrita, con el rostro congelado, cuando los vídeos están demostrando la monumental mentira mantenida hasta anoche mismo de que no ha hablado mal de nadie y mucho menos insultado.

María Jesús se ha llevado el maletín de forma merecida, siempre lo es. Ha hecho méritos suficientes y se lo ha trabajado con el sudor de su frente. Esto es indudable y negarlo sería una gran torpeza, guste más o menos su concurso. Se mantuvo en sus trece hasta el final, sin demostrar ni un ápice de cansancio y aprovechando bien las debilidades de sus rivales. No es creíble que hubiera dado todo por perdido ni que estuviese convencida del triunfo de Kiko. Sabía que ganaría. Estaba segura de ello. Y eso le proporcionó un admirable aplomo en plató. Hasta en sus peores vídeos, aquellos que la dejaban en peor lugar, miraba confiada, dibujando en su rostro una media sonrisa.

No se lo puso difícil Kiko, más bien todo lo contrario. La prepotencia que mostró y, sobre todo, su inconveniente clasismo, me ayudaron a no ver con malos ojos lo que ya había dado por seguro una semana antes: María Jesús apuntaba a ganadora. Una torpeza más, a añadir a las que ha coleccionado en estos 93 días, que reclamase con orgullo ser famoso de cuna. No veo motivo de orgullo en ello. Puede estarlo de su padre porque fue una figura del toreo, y de madre por ser la gran artista que es. Pero no de haber sido famoso incluso antes de nacer. Y mucho menos presumir de ello.

“Yo soy famoso de cuna y no buscado”, dijo Kiko afeando que María Jesús se haya trabajado su fama. Puede gustar más o menos la forma de conseguir esa fama, preferir que hubiera logrado despuntar por escribir un best seller en lugar de por presentarse a un concurso de belleza. Pero es que él tampoco es un Premio Nobel. Su fama sobrevenida no es un mérito y blandirlo en el debate me parece absurdo. Mucho más si, a la vez, intenta menospreciar la forma como ha llegado a ser popular su rival. Si esto no es clasismo no sé qué puede serlo.

El hijo de la folclórica fue visitado por ella en la casa y eso le pudo afectar. Isabel Pantoja habla entre pausas, como poniendo punto y seguido tras cada una de sus palabras. Esto confiere a cada cosa que dice una importancia suprema, aparte de cierta intriga. Sentencia como una sacerdotisa pagana, lo cual la convierte en buena comunicadora posiblemente sin ella pretenderlo. Fue un momentazo su entrada en la casa anoche. Mejor dicho, un buen puñado de momentazos. Su hijo sin poder cerrar la boca al verlo en el ‘confe’, María Jesús expresando con movimientos convulsos su sorpresa. Después de esto casi daba lo mismo quién ganara.

La visita de Pantoja hizo que ayer no hubiera un minuto de oro en la televisión española, sino un minuto de platino con incrustaciones de iridio y diamantes a cholón. Aunque tengo la teoría de que no le vino bien a su hijo porque me pareció verle después embebido del espíritu pantojil, hablando a golpes también y especialmente subidito. Esa prepotencia que sacó en plató con María Jesús pudo ser debido a algunos vídeos suyos vistos, pero posiblemente también por contagio tras la visita. Le falta al finalista de GH DÚO el carisma de gran artista que tiene su madre. Por eso la copia desmerece mogollón.

El vídeo que terminó de enfurecer a Kiko fue un ‘confe’ de María Jesús tras la gala del miércoles, criticando la bobada aquella de la “muchachita”. Cualquiera que viera cómo estaban anoche los dos, hablando durante horas, posiblemente más que durante todo el concurso, se extrañaría al ver que sacó algún momento para ir al ‘confe’ y apuñalar a su rival. Es una manera especial de apuñalar por la espalda, que da una distancia importante y garantiza que no se manchará las manos. Así fue todo el concurso, pero lo de ayer no deja de sorprender y clama al cielo.

“Ahora pienso que es mentirosa y exagerada, no intensa”, afirmó Kiko refiriéndose a María Jesús. “Intenso es el aceite que compramos la última semana”, añadió. Ese es el nivel, amigos. Y todavía nos sorprende a muchos que haya ganado la exmiss. Es posible que no lo hubiera conseguido en caso de tener otro rival. Todavía fantaseo con que Ylenia llegase a la final con María Jesús. Otro gallo hubiera cantado. Kiko se quejó anoche de haber hablado poco, y casi tuvo que dar gracias que no se vieran algunos de sus vídeos. Su extremada susceptibilidad en algunas discusiones de pareja con Irene le dejan en peor lugar que el plato roto.

Sofía anoche pidió a su Cristina Rota particular que la preparase para en lugar de tener gesto adusto y compungido mostrar una sonrisa tan inquietante que ni el gato de Cheshire. Con todo, la prefiero así. Juan Miguel no sorprendió cuando preguntado por quién quería que ganase dijo que los dos. La mayoría apostó por Kiko, creo que salvo Yoli, Raquel y Yurena. Candela también se sumó a la falta de compromiso de Juan Miguel, a pesar de que María Jesús la había mencionado como una de las pocas personas salvables de entre las que han pasado estos meses por esa casa.

Moleskine del gato

“Nadie sabe en este país que pesco divinamente”, dijo Isabel Pantoja. No lo habríamos sabido si ella no lo llega a contar cuando fue al plató a recibir a su hijo, que había abandonado Supervivientes. O si no lo hubiera vuelto a decir su hija en los cayos hondureños. O si su hijo no hubiera coincidido en que sería una gran concursante porque le gusta el programa y pesca muy bien. Casi nadie lo sabía, vamos.

Dicen que Juani (madre de María Jesús) ha rechazado el ofrecimiento de ir a Supervivientes. Habría sido el duelo de madres tras el duelo de los hijos. No ocultaré que me alegro porque ha sido la tortura de cada gala. Después de la primera, en la que estuvo fenomenal la señora, me ha sobrado en todas la demás. Estoy de acuerdo con María Jesús en que las madres son intocables, tanto como prescindibles en este programa.

Posiblemente haya sido esta la edición en que peor se han despedido los concursantes de la casa. Tras el habitual discurso del ‘súper’ no hubo ni un gracias, ni siquiera un adiós. Salieron a gran velocidad, y pasando de todo. De acuerdo que debieron ser los nervios, pero deslució un poco el momento.

Me gusta terminar una edición de Gran Hermano dando por seguro que esa casa volverá a abrir sus puertas en unos meses. Se llenará entonces de nuevas voces, nuevas emociones, nuevos conflictos y nuevas ambiciones. Y eso genera en esta luminosa mañana nuevas ilusiones. ¡Viva Gran Hermano!