Miriam, tras hablar con Mai: "Me quedo con lo bueno de la llamada, que mis perros están bien"

Miriam hablando por teléfono con Mai

Analizar ‘realities’ es para el gato tan satisfactorio como formar parte de ellos para sus concursantes. El placer de ver frente al de ser visto.

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Y Miriam habló con Mai. El momento esperado llegó. Ese que la concursante nos escamoteó el lunes pasado prefiriendo llamar a su madre para que le pusiera suavizante Mimosín a la situación, engañando a su hija más de lo que la podría convenir. De otro modo anoche hubiera estado más preparada ante lo que se le venía encima, aunque se podía esperar algo parecido a lo que sucedió sabiendo cómo había sido la llamada de Ainara a Igor. Nos esperaba la Última llamada, como en la película de Joel Schumacher.

Mai empezó calcando las palabras de Ainara, aunque expresadas con menos fuerza y muy justitas de convicción. “Tu actitud con una persona me ha hecho muchísimo daño”, decía el hasta anoche novio de Miriam. Creo que tanto Ainara como Mai tienen miedo a las palabras y evitan los nombres propios. “¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres!”, decía Pedro Salinas en un precioso poema. Algo parecido proponían los dos protagonistas de El último tango en París, que aparte de justificar unos cuantos viajes de españolitos al sur de Francia para ir a verla al cine, es una película fantástica que cuenta una relación apasionada de encuentros furtivos en un piso vacío, siempre sin llegar a decirse sus nombres.

Lástima que Mai imite a Ainara evitando decir el nombre de la otra persona, pero introduzca de su cosecha giros y elementos introductorios o de ligazón de sus argumentos tan poco depurados como: “Mira, te voy a decir... un par de cositas, ¿vale?”, o “Me ha dolido mogollón”. Así no, Mai. Deberías haberte fijado más en el estilazo de Ainara, ¡por el amor de Dios! Tampoco digo que lo suyo quedase mal del todo, pero algunas cosas parece que ensuciasen ese momento televisivo de primer orden.

Miriam intentó poner la venda antes de la herida, pero el apósito estaba caducado y su adhesivo había perdido efectividad. A juzgar por lo de anoche, lo suyo con Mai no tiene salida ni hay vuelta atrás, aunque si he de ser sincero les veo retomando su relación de cinco años pasado un tiempo tras el abandono de Miriam. Eso mismo le decía esta madrugada Igor, en una conversación dando vueltas por el jardín como internos de una prisión. Entiendo el dolor de Mai, pero si se mira bien, tienen razón los dos concursantes en varias cosas. Voy a ver si acierto a explicarlo.

Tienen razón en que ellos están ahí dentro y los que quedan fuera deberían saber dónde se han metido. Muchos concursantes mantienen en la casa actitudes distintas a las habituales en ellos. Estamos hartos de escuchar a los propios concursantes, e incluso sus familiares o amigos, la archi manida frase de “no me reconozco”, o “no le reconozco”. No creo que mientan quienes dicen esto, de manera que parece lógico admitir un cierto cambio de actitud motivado por las condiciones singulares de vida dentro del concurso.

No le falta razón, por tanto, a Miriam cuando dice que allí las cosas se ven de forma distinta. No se refiere tanto a la forma que el programa haya vendido en imágenes su relación con Igor, como a esa singular manera de vivir el encierro. Sin necesidad de decírselo expresamente, Miriam entendió a la perfección que su boda había quedado suspendida. Mai le dio las pistas necesarias, como decirle que ya no era la mujer de su vida u otras. Ella quiso saber dónde estaba y con quién, sin lograr que le contestase a una pregunta clave: ¿con quién está durmiendo?

La inseguridad de Miriam llega hasta el extremo de pedir opinión sobre lo que debía decirle a Mai en cuanto supo que haría la llamada anoche. Primero fue Sonia y luego Susana, las mismas dos compañeras que el lunes le aconsejaban sobre a quién llamar. Y, al igual que en esa ocasión, el siguiente en opinar fue Igor. Coincidieron Sonia e Igor en que debía pedir perdón ante todo. Al final estos dos van a ser almas gemelas. Es lo que tiene ser los dos grandes líderes de la casa. Las pulsiones terminan siendo similares, por lo visto. No pudo aplicar nada de lo aconsejado por sus compañeros porque más que una conversación la llamada consistió en un monólogo de Miguel, tras el que Miriam quedaba llorando en el ‘confe’ unos minutos, y mantenía luego una charla con el ‘súper’.

Al salir del ‘confe’ ella misma elegía los compañeros a quienes contar lo sucedido, cosa que aclaró sin ambages. En primer lugar acudieron Igor, Sonia y Raki, con Kristian en un segundo plano. Poco después vendría la conversación en el jardín solo con Igor y al terminar está Miriam le pedía a Sonia hablar con ella. Entre Sonia y Miriam se ha creado un lazo más estrecho si cabe en estas últimas semanas. Fue hablando con el ‘súper’ y como parte de sus primeras palabras a los compañeros escogidos cuando Miriam decía la frase con la que titulo este escrito. Sí, amigos, Miriam se quedaba con lo bueno de la llamada: sus perros están bien. Olé tú.

Sabiendo la buena nueva sobre sus perros, normal que Miriam pueda continuar viviendo su estancia en la casa con total tranquilidad, aunque su novio le dejase bastante claro que la boda entre ambos quedaba cancelada. Así son las cosas, y lo importante es lo importante. Hay que ser positivos ante todo. ¿No era eso? A decir verdad, vi a Miriam más aliviada que preocupada. Según propia confesión, entró en la casa con el objetivo de comprobar si debía casarse o no. Ahora ya sabe que ni debe ni puede hacerlo. Mientras Miguel le decía ufano que no es la mujer de vida, Miriam debió dejarle claro que él tampoco es el hombre de su vida. Sinceramente creo que nunca lo ha sido, en caso contrario no habría jugado con fuego de forma tan poco productiva.

Cuando uno maneja el fuego con el objetivo claro de no provocar un incendio y finalmente lo consigue está poniendo en evidencia que sus intereses están en otra parte. Hemos quedado de acuerdo en que Miriam debió decidirse por una de las dos vías que se presentaron en su vida porque llegó a un punto del camino que no le quedaba otra más que elegir, como le pasó al asno de Buridán. Vale que merezca cierto castigo por parte de la audiencia votante por no haber tomado esa decisión, dando una de cal y otra de arena con frecuencia. Ahora bien, de haber querido no hubiera tenido difícil usar el fuego para poner tierra quemada de por medio, cosa que no hizo.

La misma tarde de ayer daba Miriam una pista sobre lo cual era su situación antes de hablar con Mai. ”Estoy tranquila, sé lo que he hecho y lo que dejé de hacer. Tenía mucho miedo antes. Ahora sé perfectamente que podría estar sola", decía. La exculpa su madre, cargando las tintas contra Igor. No niego que las palabras de este concursante han tenido que agravar en Miguel la sensación de estar siendo engañado. Si Igor no cuenta que Miriam le ha tocado, aclarando que él se apartó y que no llegó a más, nadie se habría enterado. No es lo mismo ver movimientos sospechosos bajo las sábanas que una confesión tan explícita. Ahora bien, no se entiende que Julia mantenga esta opinión ahora y hace bien poco dijera que no reconocía a su hija. Un poquito de coherencia, por favor.

Escenas

La gran clave de todo esto, la prueba del nueve sobre si a Miriam realmente le importa su relación con Mai o, por el contrario, se ha visto aliviada al conocer que es libre y no le espera una boda a la vuelta de un par de meses, es que no decida coger la puerta y marcharse, buscando tener ya mismo la conversación pendiente. Llegó a decir anoche que si le daba muchas vueltas a la cabeza se iba, con lo cual más que anunciar un posible abandono estaba avisando de que no iba a pensar demasiado en lo sucedido.

Si Miriam no abandona (que no lo hará) tampoco está demostrando mucha coherencia. En su momento dijo que si ella sabía que estaba haciendo daño a alguien fuera se iría. Ahora creo que ha tenido suficiente evidencia de ello. Sucede que ha dejado de importarle un sufrimiento que ella considera exagerado y no del todo justificado. Si bien, es consciente de su parte de culpa. Tentada de echarle la culpa a la vaca, al final debe reconocer que ella tiene más parte que el chico con quien iba a contraer matrimonio.

Si abandonase el concurso se produciría la singular situación de que quedarían todos los demás concursantes automáticamente nominados. Sucede que siempre tiene que haber un mínimo de tres nominados, y todos los que no lo están esta semana empataron a cero votos. Por tanto, si se va Miriam todos estarían nominados. No va a suceder, aunque sí parece posible que vaya a ser ella la expulsada del próximo lunes. La atención se está concentrando tanto en su historia que apenas se habla de los gemelos.

¿Acaso hemos visto esos vídeos en los que dicen barbaridades sobre el programa o los familiares que les han puesto en la palestra? ¿Está la audiencia pudiendo comprobar que mientras Carlos es un tipo bastante pacífico su hermano tiene ramalazos violentos bastante preocupantes? Nada de eso, por lo cual es normal pensar que el mayor de los porcentajes ciegos que conocimos en el debate de anoche corresponde a Miriam. Estos son los siguientes: 48,6%, 29,1% y 22,3%.

Durante el día, Kristian le vino a decir a Argi que trabaja menos que la esponja de Anabel. Bien es verdad que la concursante al final pasó por la ducha. En caso contrario creo que se habría montado una buena en la casa. Me está empezando a parecer que la fama de poco trabajadora que arrastra Argi puede ser una buena señal. Recuerdo ganadores de Gran Hermano a quienes acusaron de eso mismo, como Pepe Herrero, Iván Madrazo o incluso Pepe Flores. No se dan cuenta los concursantes que no es óbice, ni valladar ni cortapisa (que decían los antiguos) para poder llegar a llevarse el maletín.

Lo curioso es que Kristian siempre se atreva a censurar actitudes cuando se trata de mujeres, y en particular si es con Argi. Cualquiera que haya estado atento al directo esta semana habrá podido comprobar que está currando como el que más. Pedalea, da vueltas en el mareante tiovivo y pinta con los dedos. Se me ocurre algún otro a quien Kristian podía plantar cara. No retrocederé hasta las primeras semanas, en que al difunto DJ le tocaba fregar los platos pero Kristian solo se lo recordaba a Lorena. Hace un par de días se quejaba de que los gemelos no estaban haciendo nada en la prueba, pero no se atrevió a decir ni pío.

La otra gran noticia del día es que el ‘susargismo’ ha nacido en la casa. Argi y Susana demostraron ayer ser conscientes de su poder. Ambas defendían que en caso de estar nominadas juntas junto a un tercero era este quien peligraba. A Kristian no le hizo ninguna gracia y pataleó un poquito junto a los gemelos. A estos tres concursantes les va que ni pintada la prueba semanal porque son como críos pequeños. En realidad, los Montoya tienen un perfil que podría haber pasado por protagonistas de un SuperNanny primero, luego de Hermano Mayor y ahora bien harían en salir en Callejeros en lugar de ocupar plaza de concursante en Gran Hermano. Según Igor, cuando Susana y Argi dicen que no se va alguien es fijo que es el expulsado. La respuesta de Susana fue: “Bueno, pues adiós, gemelos”.

Esta madrugada terminó con Anabel y Desi en el jacuzzi, mientras todos los demás escuchaban y transmitían al resto de la casa los trajes que estas hacían. Desi llamó "calientapollas" a Yessica y decía que no le importan los de la casa porque para ella lo importante es caer bien a los de fuera. Lamento no tener mucho más tiempo ni espacio para desarrollar todo esto, pero me da la impresión de que el lunes estas dos van a recibir una ducha de nominaciones, a falta de otro tipo de duchas. Estaremos atentos de aquí hasta entonces, porque lo de Desi va a traer cola, dicho sin mala intención.

Moleskine del gato

Ayer supe por qué Sonia estaba algo mosqueada con Raki. Me parecía tan entendible que la de Manresa estuviera distante tras la expulsión de Juan Carlos que no entendí los reproches que le hacía el pasado miércoles, según contaba en mi escrito de ayer. Lo explicó la misma Sonia con claridad meridiana: “Me trago dos semanas seguidas malas de ella y cuando está mejor pasa de mí”. Suficiente. Una vez más tiene razón doña perfecta. Da rabia, sí, pero al César lo que es del César.

Estamos asistiendo a la recuperación de los clásicos en Gran Hermano. Si antes hablaba de la típica acusación de ser vago (o vaga) a algún concursante ahora toca la desaparición de comida. En su momento sucedió y tras la expulsión de Iván no habían vuelto a echar en falta nada de la despensa. Ahora vuelven a desaparecer galletas. Las sospechas recaen en las nuevas, especialmente en Desi. Argi le da una vuelta a lo que siempre hemos pensado sobre robar comida, una de las cosas fijas en el decálogo de lo que no debe hacer un concursante. Ella opina que la audiencia no lo tiene en cuenta porque “hace gracia” y recuerda al gran Pepe Flores y sus inolvidables madrugadas. ¡Ays!

Dejo cartelera, con Igor y Anabel, que se ha convertido ya en su tormento dentro de esa casa, por Montse Juanilla. Buen fin de semana a todos, y gracias por estar ahí. Ah, y felicidades a Mercedes Milá, a quien deseo toda la suerte del mundo en la presentación de su libro Lo que me sale del bolo en la librería +Bernat, de Barcelona. Me hubiera encantado poder estar allí.

Cartelera: Por la cara