Olga muestra la misma soltura faltando a la verdad y saltándose las normas

telecinco.es 21/06/2021 08:00

Otra noche de suerte para Lara. Ganó un nuevo juego de recompensa en el que (¿cómo no?) Olga intentó hacer trampa negando haber incumplido las reglas del juego. Además, en la dinámica del ‘Quién dijo qué’ salió la frase de Olga sobre Lara afirmando que prefiere “tenerla de amiga que de enemiga”. Era una oportunidad única para que Olga reconociera haberlo dicho, pero pasó todo lo contrario. Su comentario tras escuchar la frase fue: “¡Qué fuerte!”. Extraña su insistencia en que abrieran la tablilla con esa frase para comprobar si era invento del programa o se trataba de palabras dichas de verdad por uno de los compañeros presentes durante el juego, habitantes de playa Uva en la actualidad. ¿Por qué quería Olga que lo comprobaran?

Creo que Olga pretendió con esa maniobra ser excluida como sospechosa. ¿Cómo iba a haberlo dicho ella y a la vez insistir en ver si era la otra frase correcta? Se mostró despreocupada de que se descubriera que alguien había dicho eso para que Lara la descarte como posible autora de la frase. Luego añadió que le parecía muy fuerte para terminar de apartar la idea de la cabeza de Lara sobre que podría haber dicho ella tal cosa. Su disimulo en este caso tiene todavía más mérito cuando un poco después le negaba directamente a Tom haber dicho que le había invadido el demonio. Tom apostó que lo había dicho Olga y esta se apresuró a contestar: “Yo no, yo no. No, yo no lo he dicho”. Pues resulta que sí, también esta frase fue pronunciada por ella.

Siempre he dicho que no hay necesidad de decirlo todo a la cara. Esa insistencia en intentar desacreditar a todo aquel que dice algunas cosas a la cara de sus compañeros y otras a sus espaldas tiene una enorme carga de hipocresía. Primero porque todos lo hacemos en mayor o menor medida. Y después porque si lo dijéramos todo a la cara seríamos unos maleducados y haríamos un daño irreparable en más de una ocasión. Mejor dejar ciertos comentarios al ámbito de la privacidad. Si Olga piensa lo que le dijo a Gianmarco de Lara hace bien en mantenerlo en secreto. Ahí lo censurable no es que haya ocultado ese pensamiento a la persona interesada, sino que piense tal cosa y luego haga ver lo contario.

Olga ha hecho creer a Lara que es su amiga, pero si esta viera o escuchase el vídeo en el que hace la afirmación que ayer conoció dejaría de creer en esa falsedad. Incluso sin poder escucharlo, bastaría con que terminase descubriendo que fue Olga la autora de la frase para abrir los ojos y cambiar su opinión sobre esta concursante. La decepción no será pequeña y no me extrañaría que llegase pronto. Raro sería que Lara no fuera a inquirir a sus compañeros con el fin de descubrir quién lo dijo. Veremos si Olga puede mantener su mentira.

Si Lara no hubiera manifestado anoche su dolor al saber que alguien había dicho esa frase tendría ciertas dudas sobre si le daría o no importancia. Tampoco ayuda el disimulo de Olga, papelón que una vez descubierto el pastel puede parecer hasta insultante. También podría pensar que Olga no se acuerda de haberlo dicho, pero su actitud nerviosa, la prematura insistencia en torno a esa frase me impide pensar con tanta benevolencia. Tengo claro no solo que Olga recuerda haberlo dicho, también que no era consciente en ese momento de estar siendo grabada. De haberlo sabido seguro que de su boca y la de Gianmarco nunca hubieran salido cosas como la frase en cuestión.

La importancia de lo que sucede es mayor o menor dependiendo de muchas circunstancias. No destacarían tanto estas mentiras de Olga si no hubiera dicho: “Porque por sincera no me gana nadie, vamos”. Sin ánimo de ser exhaustivo podría hacer de cabeza una enumeración de mentiras mantenidas con contundencia y rotundidad por Olga últimamente. Dos son de anoche, negando ser autora de sendas frases escritas las tablillas de la dinámica propuesta por el programa y por la que Alejandro se llevó una hamburgesa y la propia Olga un perrito caliente.

Antes de la actitud negacionista mostrada por Olga anoche ya había sorprendido negando haber hablado mal de Melyssa, lo cual sabemos que no es cierto y hay suficientes vídeos capaces de demostrarlo. Anoche Carlos Alba rescataba otra alucinante mentira de esta concursante, cuando bajando de visitar al pirata Morgan comió parte de una brocheta de pollo y luego juro por su hija que no le había hincado el diente. Me asalta la duda de si Olga tiene más tendencia a faltar a la verdad o a saltarse las normas en las pruebas. Sí tengo claro que ambas cosas las hace con la misma naturalidad y soltura.

Tratándose de no compartir da igual de quién se trate. Tan mal estuvo cuando el monitor de pesca les dejó un pescado y el grupo no lo compartió con Tom y Gianmarco como cuando este último decide no compartir parte de un coco recibido en herencia por su hermano Luca. Toda explicación al respecto es puro absurdo. Si a Alejandro le lleva su madre una quesada y no la comparte con el grupo de forma igualitaria para todos se está equivocando. Y si Gianmarco se come él solito el plato de espaguetis que le llevó su hermano igualmente se equivoca. Es ridículo tasar la equivocación argumentando que Alejandro dio algunos trocitos a sus compañeros. Dar las migajas no es compartir.

Tampoco es excusa que otros hayan hecho lo mismo. El error de no compartir solo se evita compartiendo, no alegando errores ajenos semejantes. Todavía más sorprendente que esa torpe salida consistente en generalizar el error me parece negar que Lara compartiese los chuletones argentinos que le llevó su hermano. No compartir y mentir a la vez multiplica el error y empieza a parecer preocupante. Todos vimos al hermano de Lara cortando la carne en piezas de parecido tamaño y compartiéndolo entre todos como si fuera aquello un fiestón. Roces por considerar que otros se han llevado mejor tajada tienen cada día, pero eso es otra historia.

Frente a la normalización del egoísmo y la mentira que se puede ver día sí y día también en playa Uva llama más la atención el buen ambiente que se vive en playa Destierro. Lo complicado no es convivir, sino intentar hacerlo sobre una base desprovista de sinceridad y sentido colaborativo. Lola y Palito conviven con otras reglas donde impera la generosidad, por eso todos los que viven con ellas unos días (salvo Valeria Marini) destacan el merecimiento de estas dos concursantes para llegar a la final frente a otros que no lo merecen tanto.

Con Omar han hecho un auténtico milagro. Llegó el martes demacrado, casi sin voz ni ánimo, afirmando que le costaba estar en pie y deseando marcharse cuanto antes. Es posible que exagerase un poco, pero eso no quita para que en general su estado fuera realmente lamentable. Anoche, apenas cuatro días más tarde, Omar era otra persona. Sonríe, tiene mejor cara que nunca, se ha animado a pescar y hasta parece dispuesto a quedarse si fuera necesario. Lola y Palito son dos extraordinarias concursantes y, además, atesoran propiedades curativas que rozan lo milagroso. Diría que están haciendo una labor humanitaria que el programa no les podrá agradecer lo suficiente. Los demás desterrados salen muy recuperados tras vivir con ellas unos días antes de su salida definitiva. Son como la UCI de Supervivientes, por no decir una delegación caribeña del santuario de Lourdes.

Moleskine del gato

Que se prepare Carlos Sobera para contener la furia de la defensora de Olga reconvertida en colaboradora para poder cobrar por sus enojos contra las críticas a su defendida. Una furia que imagino habrá producido la broma de poner entre las frases del ‘Quién dijo qué’ aquello que dijo Rocío Carrasco de que “no tiene coño, no lo tiene”. Los más susceptibles consideraran una broma de mal gusto o hasta una provocación mezclar cosas de programas diferentes. Para quienes vemos esto como puro entretenimiento (eso sí, entretenimiento del bueno) ha sido todo un detallazo que nos ha hecho sonreír.

Es sabido que si lo dice Marta López debemos creer justo lo contrario. Pero aunque esto no nos pilla de sorpresa, me parece un insulto a la inteligencia afirmar en tono burlón que Lola ha engordado en playa Destierro. Lo cual, si fuera verdad, lejos de desprestigiarla como superviviente demostraría que lo ha hecho inmejorablemente bien.

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