Omar, ni arrepentimiento ni perdón

telecinco.es 21/11/2014 09:33

Decía Camilo José Cela: “Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen”. Omar está claro que pertenece al primer grupo, protagonista de una historia que no es capaz de analizar. Tal vez le falte perspectiva o sencillamente no ha tenido la misma generosidad hablando con Mercedes en plató que la mostrada en dos meses de intensa convivencia en la casa de Guadalix. En todo caso, decepcionante que a Lucía solo fuera capaz de decirle “contigo me sobran las palabras”, se negase a hacer ningún comentario tras ver imágenes de su padre por primera vez en su vida y apenas saliese del “cojo un látigo y me fustigo”.

En televisión nunca sobran las palabras, Omar. Además, ya vimos que ese fue el consejo a Jonathan cuando se había olvidado de escribir en la camiseta de Yoli. Digo olvidado por decir algo, claro está. Una salida aparente que no deja de ser una torpeza importante. ¿No tenía nada que decir a Lucía? ¿De verdad que no? También escuché en una ocasión decir a Cela que cuando alguien dice que no sabe explicar con palabras algo en realidad lo que no tiene es sentimientos sobre ello, porque si hay sentimientos salen solas las palabras. Pueden ser mejores o peores, más coherentes o menos, expresadas con corrección o torpeza, pero salen.

Tanta medida y contención me sorprende. ¿De verdad que no tenía pensado algo para decir cuando le hablasen de su padre? Pudo no haber pensado que saldría en televisión hablando de su historia personal, por lo que imagino su sorpresa ante las imágenes del Deluxe. Pero en dos meses ha tenido tiempo suficiente para saber cómo afrontar esa situación con menos desidia que diciendo “de eso no voy a hablar”, como si fuera una estrella de Hollywood. Entre otras cosas porque su historia personal no ha sido ajena a este concurso.

Si no le pareció bien que su vida quedase expuesta en el programa debió haber abandonado hace dos meses, justo en el momento que Alfredo entraba en la casa y, para sorpresa de todos, adivinaba en segundos que era un hermano al que supuestamente nunca ha visto e incluso ignora su existencia. Me hubiera gustado que explicase al menos eso, pero ni siquiera. Omar ha tenido en este programa una ventaja evidente desde el primer día. Todos concursaron en pareja y él en un trío, lo cual aumentaba sus posibilidades de ser inmune, por poner un ejemplo. Luego ese trío recibía el refuerzo de Lucía, en eso que aquí llamamos “el gran Omar”, y luego repitió Lucía en una gala, porque ella es muy de repetir los argumentos ajenos.

Solo faltó que le llevaran a su perro para que aquello pareciese su finca privada. Jamás le escuché que eso le pareciera mal, sin embargo, anoche no quiso decir ni una palabra sobre su recién descubierta familia. En plató conocía a su otro hermano, y a su padre en vídeo. ¿Es posible no tener nada que decir en una circunstancia como esa? Me dirá algún lector que debemos respetar su decisión. Pues relativamente. Esa historia personal ha sido parte de este juego y yo me siento estafado si este concursante lo quiere ahora obviar. Más aún si en un futuro cercano le vemos pasando por caja en un Deluxe hablando de su padre. O juntos, incluso. De tal palo, tal astilla.

Respecto al argumento del látigo y fustigarse, hombre no diría yo tanto. Hubiera bastado con dar mínimas muestras de que su arrepentimiento es real, lo cual no sucedió. No solo eso, sino que yo diría más bien que evidenció justo todo lo contrario. Cuando Omar responde satisfecho que quien se quedó llorando fue Paula y no Lucía provoca cierto estupor en plató, deja anonadada a Mercedes y ni siquiera es capaz de repetirlo, supongo que abrumado por el bochorno ante sus propias palabras. Pero, sobre todo, deja claro que no ha pedido perdón de forma sincera, puesto que sigue satisfecho de haber hecho daño a una persona. Un daño buscado cada vez que Omar volvió a decir: “Por mis muertos que la hago llorar”. O similar barbaridad.

Después de todos estos párrafos pudiera parecer que la entrevista a Omar dio para comentar mucho. Pues no es así. Decepcionante su silencio, por mucho que lo intentara Mercedes, entregada a ello como siempre. Cuando un entrevistado no se deja poco se puede hacer. Omar más que responder se limitó a ver sus vídeos, que efectivamente eran de una magnífica factura. Pocas veces he visto un trabajo tan excepcionalmente hecho en este bendito medio que es la televisión. Los vídeos hablaban por sí solos. Afortunadamente, porque Omar no venía predispuesto.

Creo que entre Lucía, Alfredo y Vitín hablaron más minutos que Omar. Estoy dispuesto a minutarlo, pero posiblemente solo Lucía ya lo superó. Esta es la noche del expulsado, solemos decir. No fue el caso de Omar anoche, dispuesto a ver pasar el temporal mojándose solo lo imprescindible. El 53,4 % de los votos decidió que Omar fuera el expulsado, frente a un 46,6 % que se decantó por Paula, una vez que los votos de Luis y Yoli habían sido descartados. Antes de eso, los dos concursantes menos votados sumaban un escueto 2,5 % al empezar el programa, con menos de un punto y medio de diferencia entre los dos más votados. Al final, casi 7 puntos separaron a Omar de Paula, alejando a esta de la expulsión.

No hace falta ser muy ducho en matemáticas para darse cuenta de lo que pasó anoche. Se confirmó la tendencia, por eso está Omar en la calle tras el duelo en la cumbre con Paula. Un duelo real en su planteamiento, dado que han sido los dos grandes protagonistas de esta historia, lo cual les convierte en antagonistas per se. Ahora bien, un duelo ficticio porque el apoyo de Omar no es ni con mucho comparable al que tiene Paula. Esto pone de relieve la fuerza de esta concursante, que anoche tenía que luchar como Leónidas y sus espartanos en las Termópilas, contra varios ejércitos. A saber: los que apoyaban a Omar y los que apoyaban a las primas. Esto como poco. La batalla real fue de Alejandra contra Paula, aunque aquella había decidido no comparecer, quedándose en la retaguardia.

El pasotismo de Omar en la entrevista no dista mucho de lo que ha sido su paso por la casa. De no ser por Paula, este concursante hubiera pasado sin pena ni gloria, puesto que todo el relieve alcanzado posteriormente fue siempre con relación a su historia de las dos primeras semanas y la resolución posterior la noche de las cuatro inolvidables horas. A partir de ahí vimos a un Omar taciturno y escasamente activo, que era de los primeros en acostarse y mostraba a menudo cierta desidia a la hora de participar en las actividades del grupo. Cometió además el error de poner de manifiesto sus circunstancias dadas.

En narrativa las circunstancias dadas del personaje son aquellas situaciones que le han llevado hasta el comienzo de la narración. La experiencia y vivencias personales que a menudo condicionan sus acciones y ayudan a explicar su personalidad. Ahora bien, en Gran Hermano no importan las circunstancias dadas. La vida del concursante comienza a partir de su entrada en la casa de Guadalix, y su bagaje anterior condiciona muy poco al espectador. Un espectador al que no le importa si la vida de Omar ha sido más o menos dura que la del resto. No digo que deba ser así sino que así es. Cierto que a veces hay cosas del pasado que pasan a formar parte del juego en el momento que el concursante lo cuenta dentro de la casa, pero en ese caso siempre es en su contra. Es decir, si un concursante pretende utilizar a su favor sus circunstancias dadas se equivoca de medio a medio. No solo porque su historia solo cuenta para el espectador a partir del comienzo del juego, sino porque será visto muy mal que use su drama personal anterior al concurso, ya sea como justificación de sus actos o para sacar algún tipo de ventaja. Omar, cuando menos, ha hecho lo primero.

Una vez de regreso a la casa, Paula explicó lo que había pasado durante la hora larga que había permanecido en la sala de expulsiones. Cuarenta minutos exactos de reloj hubo para resolver su duelo con Omar, lo cual alejaba cualquier sospecha de que los teléfonos se cerrasen en el momento que pudiera interesar a las fuerzas oscuras del mal que toman las perversas decisiones habituales en contra de esa parte de la audiencia que no coincide con la decisión de la mayoría. Ja.

Durante ese tiempo pidió Mercedes Milá a ambos que se dieran un mensaje mirándose a los ojos. La explicación dada por Paula al grupo fue la siguiente: “Nos hemos dicho unas cosas para quedar bien”. Así como quien dice. Ya sé, ya sé que puede querer decir que los dos querían quedar bien el uno con el otro en ese momento de despedida improrrogable. También puede que quisiera decir que ambos decidieron quedar bien ante la audiencia. Aunque ambas cosas vienen a ser lo mismo.

Me sorprendió la reacción anoche de las primas, una vez acabado el programa. Las pistas que reciben los concursantes durante las galas suelen confundirlos enormemente. Anoche Jorge Javier Vázquez estuvo fenomenal en su visita a la casa, pero se mostró más efusivo con las primas que con Paula, siendo esta última su favorita, según propia confesión. Esto les hizo crecerse, tanto como un inocente comentario sin trascendencia alguna de Mercedes Milá sobre lo graciosa que había estado su iniciativa de maquillar a los primos mientras permanecían “congelados”. Creo que por estas dos cosas estaban tan contentas anoche.

Supongo que Yoli y Alejandra no han analizado lo que supone la expulsión de Omar. Vamos a ver cómo lo explico, así como si ellas mismas pudieran leerme. Obsérvese la secuencia siguiente: sale Alfredo, sale Lucía, las primas se acercan a Vitín y Omar, sale Vitín, sale Omar. Hasta aquí. Ahora hagan Yoli y Alejandra dos análisis a respuesta de las dos siguientes preguntas: ¿Fue la mejor opción acercarse a Vitín y Omar tras las salidas de Alfredo y Lucía? ¿Han de estar tranquilas después de que Vitín y Omar hayan sido expulsados? Antes de responder atiendan a un último dato: de las seis últimas expulsiones, cuatro corresponden al clan de Carabanchel y sus ramificaciones. No hay más preguntas, señoría.

Alejandra volvió a evitar reconocer a su rival decidiendo no enfrentarse a la expulsión de esta semana. No quiso estar en el duelo en la cumbre que hemos vivido esta semana ni tampoco en el de la próxima. La historia de este programa en sus momentos de mayor relieve se está escribiendo sin la presencia de Alejandra. Es su elección, aunque no termina de entenderse que esta semana ponga a su prima en el disparadero una vez más. La semana pasada, sus defensores se escudaban en que le tocaba a Yoli, pero si Alejandra hubiera sido un poco más espabilada y hubiera tenido menos miedo habría decidido exponerse ella, saltándose los turnos, igual que hicieron ayer. En la palestra estaban Omar, Paula y Luis. Faltaba ella. Le faltó la ambición suficiente para estar allí donde habría conseguido una victoria aplastante. Oportunidad perdida.

Esta semana Alejandra vuelve a perder la oportunidad de estar donde debía y demostrar que reconoce a su rival, algo imprescindible en este juego tanto como en casi todos. La excusa de la semana pasada torna ahora en que han cambiado de opinión y habían acordado previamente hacerlo de esta manera. Evidente que así fue, precisamente eso demuestra que siete días antes también podían haber cambiado su estrategia. Alejandra vuelve a quedar a salvo, aun cuando esta vez le tocaba exponerse a ella.

Una vez más, enfrentarse a Paula (que no tiene elección) hubiera sido una buena decisión, además de que le hubiera dado la oportunidad dorada de asestar el golpe definitivo. En caso de exponerse y ganar el duelo con Paula está claro que Alejandra saldría el jueves próximo como la gran ganadora. Sin embargo, una vez más permanecerá en la sombra, sin ambición y devorada por el miedo. Tras la segunda oportunidad desperdiciada, Alejandra no merece ganar este concurso. Menos aún si el jueves es Yoli la expulsada, un peso sobre sus hombros difícil de soportar.

De no ser por la espantada de Alejandra, el duelo habría sido de nuevo cumbre. De todas formas, el enfrentamiento de esta semana se dibuja igualmente interesante. Si vuelve a polarizarse la lucha entre ‘paulistas’ y ‘primistas’ puede que termine salvándose Fran, lo cual ni él mismo se podrá creer. Fran se considera sentenciado y casi ejecutado. La despedida de Omar le pone en el disparadero una vez más. Y van tres. Omar puso en duda su honestidad, y el apoderado no fue capaz ni de responder. Cómo son las cosas. ¡Papeles, señores!, debió decir. Es su gran frase, sin duda alguna. La tentación de ejercer de jueces, casi dioses, y castigar la falsedad de un manipulador como Fran puede verse anulada por un duelo desigual al que se encuentra abocada Yoli por falta de asistencia de su prima. ¡Qué grande es este programa!

Como diría Inma Contreras (GH 7): “¡Dihfruto!”. Ya te digo si disfruto. Otra semana de gran agitación, aficiones movilizadas y jamones en almoneda. Es muy grande esto, insisto. Yo querría ver a Fran fuera porque su juego ya me ha cansado y tras el golpe que le asestó ayer Omar, que debió esperarse, volverá a su letargo de hace dos semanas, aunque a saber cuál puede ser su reacción esta vez. Pero claro, sustraerse al gran duelo de gatas entre Paula y Yoli es muy complicado. En el fondo, no me lo quisiera perder.

Las votaciones fueron como sigue:

Jonathan/Juanma: Fran/Luis (2), Paula (1)

Paula: Alejandra/Yoli (2), Fran/Luis (1)

Hugo/Azahara: Fran/Luis (2), Alejandra/Yoli (1)

Fran/Luis (en su nombre, Paco en plató): Paula (2), Juanma/Jonathan (1)

Alejandra/Yoli: Paula (2), Fran/Luis (1)

Curioso que tanto los primos como Paula cambiasen anoche su nominado con un punto de la forma que lo hicieron. Juanma y Jonathan daban habitualmente ese punto a Omar, pero no estando ya entre ellos se decantaron por Paula, lo cual tiene toda lógica. Juanma nunca pondría en peligro a Azahara y lo de Jonathan contribuyendo a la expulsión de Yoli sería ya demasiado descaro. Por tanto, no tenían elección. Paula, por su parte, también otorgó a Omar su punto solitario la pasada semana, y esta tomó el control de la situación sorprendiendo a muchos con su nominación a Fran. No es el caso de este gato, que esperaba tal decisión.

La conversación que tuvo Fran con Paula el miércoles, a petición de esta última, tenía un objetivo claro: avisarle de que le iba a nominar. Si la reacción airada de Fran anoche era sincera quiere decir que es muy torpe por no haberse dado cuenta. Fue muy clara Paula, además de honesta. Le faltó colgarse un cartel diciendo: Te voy a nominar. ¿Acaso esperaba Fran que no lo hiciera después de haberle dicho todo lo que le dijo?

Lo de Paco es de traca. Fran y Luis no pudieron nominar, teniendo que delegar en uno de los expulsados. Eligieron a Paco, que en lugar de imaginar lo que hubieran deseado quienes en él habían delegado el voto le marcó dos votos a Paula y uno a los primos. Porque él lo vale. No sé cómo aguantamos tanto tiempo a Paco dentro de la casa. Ah, espera, que fue el primer expulsado.

Moleskine del gato

El victimismo de Yoli quejándose porque quedan nominadas cada semana me cansa infinitamente. ¿Acaso ellas nominan diferente cada semana? No, por cierto. Pues tal vez debería pensar que si todos nominan igual una semana tras otra es normal que se repitan semejantes resultados siempre. Más si tenemos en cuenta que sus aliados más recientes han caído en combate, como antes expliqué.

El difunto (virtual) Omar se ha pasado medio programa celebrando el buen rollo entre concursantes y la otra mitad lamentando que aquello fuera una granja escuela. Este es el concursante que llama “cuatripolar” a Paula. La diferencia entre ambos es que Paula es trifásica, como todo el mundo sabe, y Omar estuvo con los plomos fundidos la mitad del tiempo.

Y dejo mis nominaciones de esta semana desde la guarida del gato.