Con la puerta en las narices

telecinco.es 13/10/2009 08:09

Como Arturo se descuide va a encontrarse con la audiencia votante dándole con la puerta en las narices, como casi hace él mismo con Indhira durante esa discusión en que ambos se disparan al pie preocupados por si les escuchan sus compañeros y aparentemente ignorantes de que están rodeados de cámaras. Es lo que más llamativo me resultó de esa bronca matutina recogida en el diario de ayer. Una pidiendo discreción porque nadie tiene porque enterarse de la discusión y el otro reclamando haber sido discreto. Pero ¿no se dan cuenta de que su permanencia en el concurso depende de quienes les ven a través de las cámaras?

Ninguno de los dos queda bien tras esa discusión. Digamos que le hacen el trabajo a sus enemigos cuando se llaman "prepotente", "chulo de mierda" y lindezas similares. Si a eso le añadimos los portazos tenemos un cuadro que haría frotarse las manos a quienes quieran perjudicar a la pareja. Se perjudican ellos solos. Quien se lleva la peor parte es ese Arturo excesivo, que vive todo con una intensidad sin límites y no tiene nunca la precaución de pensar en las consecuencias de lo que hace y dice. ¿No queríamos realidad? Este concursante no se esconde nunca y si en algo yerra es en su forma de proteger a Indhira. Le preocupa que se la vea como una vaga, aportando menos de lo debido en las pruebas, pero sus formas le pierden. Es incapaz de tener dobleces y disimular ante las cámaras. Es siempre Arturo en estado puro, para bien o para mal.

Lo injusto es que quien se lleve la peor parte tenga razón en este caso. Primero porque es cierto que avisa dos veces de forma delicada a Indhira y a Saray, que están en la cama cuando todos los demás trabajan en la prueba. Segundo porque, independientemente de que en verdad hayan acordado turnarse las tres chicas cuya labor es componer los puzles, en ese momento hay piezas suficientes para trabajar en dos de ellos, con lo cual pueden estar las tres ocupadas simultáneamente. Está claro que tres en un solo puzle se molestan y sobra una, pero no era el caso pues había ya piezas suficientes, con lo cual la situación había cambiado. Las dos dormilonas deberían haberse levantado sin rechistar, por mucho que les cueste.

Pero Indhira muestra un humor de perros y no puede evitar pinchar una y otra vez a Arturo mientras ella misma le pide que zanje la discusión y no le hable más. Pretender que este torbellino imparable siempre pasado de revoluciones se pare es de una inocencia absurda. A partir de ese momento vienen las salidas de tono en ambos y los portazos. Es feo cerrar la puerta en las narices del otro, como hace Arturo. El simple hecho de dar un portazo, cosa que hacen ambos, sobra. Conviene no forzar tanto las situaciones, llevadas al límite cuando se pierde el respeto de esa forma y se añade un nivel de agresividad innecesario a la discusión.

No veo en Indhira voluntad de entendimiento en este caso. Igual que en medio de la discusión puede reírse con Toscano al reparar que está siendo testigo mudo de la situación, podría haber intentado contemporizar, templando un poco los ánimos y sacando el buen humor ante un Arturo que lo merecía. La parte positiva de esa fea escena es que ninguno de los dos está pendiente de si genera un buen vídeo o todo lo contrario. Son ideales para un reality, se muestran tal y como son, con sus claros y oscuros, para bien o para mal, como digo. Lo malo es que esto pese menos en la audiencia votante que lo feo de ver una puerta cerrarse de golpe repetidamente. El riesgo es que, sacado de contexto ese momento, pasemos por alto la personalidad de los protagonistas y decidamos darles nosotros con la puerta en las narices.

No estoy defendiendo a Arturo, pero me parece injusto que se lleve la peor parte en una discusión donde estaba cargado de razón, y que podría no haber existido si Indhira cuenta hasta veinte y abandona por un momento su obsesión por mostrarse como una prima donna, la mujer del neorrealismo italiano (que decía Hans), tan cabezota e independiente como el chico con quien se acuesta. Esto es una de las cosas que más me gustan de ella, pero en este caso debería haber olvidado su papel, aceptando la ayuda de un Arturo que afronta las pruebas con una pasión única. Él es así de intenso en todo, igual bajo el edredón que subido a la tirolina o discutiendo con amigos y enemigos.

Hay algo en lo que tiene razón Indhira. Si no me equivoco, según el texto de la prueba la figura del coordinador (asumida por Geranio 'bocachancla') tiene la labor principal de resolver los litigios entre participantes, de forma que si alguien tiene objeción alguna sobre la labor de un tercero debe acudir a él y este intentar resolverlo. En este caso, Arturo asume de algún modo ese papel, saltándose dicha regla al reclamar la incorporación a la prueba de las concursantes dormilonas. Como le recordó Indhira, esto podría hacerles perder la prueba, por mucho que la intención de aquel fuera buena. En el fondo, más que el propio desarrollo de la prueba ambos están movidos por su propio interés. Arturo porque está quemado por haberle correspondido la labor más dura, lo cual le tiene con la entrepierna casi en carne viva y las piernas llenas de golpes. A Indhira, por su parte, lo que le molesta es madrugar.

Mi análisis de ayer sobre Ángel ha tenido como consecuencia una apasionante discusión entre nuestros amigos en el hilo de comentarios correspondiente. Digo siempre que me motiva más la discrepancia que la coincidencia, y en definitiva lo más bonito de esta experiencia es participar del enriquecedor intercambio de pareceres que a todos nos ayuda a formar nuestro propio juicio. Sigo viendo lo mismo en quien parece ponerse por encima del bien y del mal, por ejemplo cuando le advierte a Saray que no se deje influenciar por nadie. "No te digo que no te fíes de nadie", le dice, añadiendo su consejo. Está bien, no es mal consejo aunque posiblemente esté infravalorando a esa Saray a quien tanto dice querer, quien igual no precisa del mismo. Considerar que se puede dejar influenciar por los demás podría haberla ofendido. De hecho, la vi durante toda la conversación sin apenas asentir y con cierta cara de disgusto. Uno se deja influenciar por quien quiere.

Insisto en que no me hubiera parecido mal consejo de no ser porque lo remata diciendo que cuando tengan un momento de tranquilidad quiere hablar tranquilamente con ella para contarle su visión de las cosas. Quiere contarle su verdad, y está en su derecho de hacerlo. Ahora bien, ¿no pretende hacer lo mismo por lo que está previniendo a su amiga? Mi conclusión, equivocada o no, es que le viene a decir algo así como: no escuches lo que te dicen los demás, solo atiéndeme a mí. Ya sé que no le dice eso, pero yo lo veo así.

Cuando digo que le veo situarse siempre por encima del bien y del mal, ajeno y a salvo de lo que le rodea, me refiero a cosas como esa frase ya mítica en Gran Hermano, repetida estos días por Ángel: "Ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos". En mi memoria figura Mahme (GH VIII) como quien primero la dijo en esa casa, siendo después repetida en diversas ocasiones. Siempre que escucho esa frase pienso que nos corresponde a nosotros decirla, no a ellos. Es como si quien la pronuncia se estuviera situando en un papel de espectador que no le corresponde. Me valdría si la transformara en: "Ni los buenos somos tan buenos ni los malos son tan malos". O bien: "Ni los buenos son tan buenos ni los malos somos tan malos".

Ángel pretende no tomar partido, planteando que entre los demás hay buenos y malos, quedando él mismo en una especie de limbo de los calcetines. Respeto que intente ir por libre, no pacte nominaciones nunca e incluso que deje las suyas a la suerte. Una suerte condicionada al excluir a sus "intocables". Pero "o follamos todos o la puta al río". No acepto que aquí haya malos, buenos y después esté Ángel. No me da la gana asumir que nadie esté por encima de nadie. Menos quien muestra su falta de coherencia al decir que no podría convivir con Hans en ese momento porque ha visto cosas que no le han gustado, pero podría cambiar de opinión al día siguiente, algo incompatible con hacer una lista de compañeros a quienes no va a nominar nunca hasta el final del programa.

Ángel dijo en la casa espía que se sentía atraído por Lis. Pocos días después participó en una especie de complot contra ella. Cinco habitantes de esa casa pasaron horas demonizando a esa concursante. Ciertamente también estaban en el grupo Hans y Saray (y Laura) pero ninguno de ellos estaba obligado a pasar por ser su novio y, sobre todo, ninguno había dicho que le estaba empezando a gustar. Para rematar, Ángel le pone a Lis un sambenito y la condena a un doloroso ostracismo (que su salida voluntaria de la casa evitó) solamente porque se había decidido a jugar un juego legal planteado por el programa. Pretendía un linchamiento social, algo mucho más duro (por inhumano) que bañar a una muñeca haciendo a la audiencia cómplice no tanto de la broma como del significado simbólico de su travesura, la denuncia del evidente papel que estaba haciendo su dueña en la casa, y que aún continua manteniendo fuera (a duras penas, he de decir). A Ángel le duele más lo que Hans hace con una muñeca que el pretendido aislamiento obligado de una compañera, propuesto por el mismo.

Me resulta llamativo que se ponga tanto énfasis en lo que tiene de violación de una propiedad privada la broma de Hans con la Rosita. Ciertamente no está bien disponer de aquello que no es propio sino de otro, aunque la muñeca hubiera estado durante un mes de mano en mano sin que Rebeca dijera nada en contra. Pero lo inexplicable es que no se censura de la misma manera el robo de comida o tabaco. Hasta ahora no había imágenes de ello, aunque los mismos protagonistas lo habían contado, pero ayer mismo vimos a Tatiana robando tabaco.

Me parece peor que robar tabaco quitarle comida a otro, algo que parece estar generalizándose. A Gerardo (diré su nombre bien por una vez y sin que sirva de precedente) le están robando también comida todos. Empezaron a esconder y robar comida Melanie y Tatiana, aunque curiosamente no ha sido hasta que el grupo saqueado se decidió a contraatacar con las mismas armas cuando he visto arreciar la crítica al respecto. Es lo que criticaba ayer en Ángel, que alguien se empeñe en valorar igual comportamientos similares, sin atender a la relación causa-efecto que unos tienen sobre otros. Unos roban porque otros lo hicieron antes y ese es su modo de restituir lo saqueado. Claro que si Geranio se cobra lo robado tendrán que hacer una compra especial para él.

No hay duda de que el nuevo habitante es un desestabilizador, lo cual promete diversión. De momento se le ve decidido a seguir los pasos de Juan, y antes de Gonzalo, planeando las nominaciones de los 'caracoles'. A Melanie le dice: "Ya te diré yo a quien tienes que nominar", justo al rato de expresar esta su decisión de nominarle precisamente a él. Cuando digo que quiere seguir los pasos de Gonzalo o Juan me refiero no solo a imponer a los demás como deben nominar sino también a hacer unos cálculos ruinosos. Para plantear una buena estrategia hay que partir del conocimiento de un escenario, algo que este concursante demuestra no tener. Pretende sentar en el 'balancín' a dos de los suyos contra uno de los 'atunes', por ejemplo Melanie y él mismo contra Hans. Si supiera los porcentajes que han puesto en la calle a los últimos expulsados se daría cuenta de su error de planteamiento. (Me señala, con acierto, ILLOVAS en los comentarios que Gerardo sí vio el porcentaje de Rebeca la semana pasada. Pues bien, debe ser que es torpe. O algo).

Y termino con un apunte del fin de semana. Pasan tantas cosas y tan deprisa que no paro de dejarme cosas por comentar, lo cual genera el típico comentario que dice: "Me extraña que el gato no haya dicho nada de...". Pero ¿cómo podría comentarlo todo? Es imposible. Hoy además me ha resultado especialmente difícil comentar nada porque he estado viendo Ágora, de Amenábar, y escribo todavía fascinado por una película tan increíble. Resulta que Juan dice no entender como la gente puede apoyar a alguien como Arturo, que eructa, se tira pedos y (¡atención!) lleva un tatuaje en la espalda. Lo recupero ahora porque además lo ha vuelto a repetir el domingo, según vimos en el resumen de ayer. Y yo pregunto: ¿de dónde ha salido este tío? A lo que añado: ¿no cumple con todas esas condiciones Tati? No estoy seguro de que lleve un tatuaje, lo cual no me extrañaría, pero por lo demás no veo mucha diferencia. ¡Menudos argumentos!