Mila quiere un programa hecho a su medida

telecinco.es 13/11/2019 10:16

Parecía buena idea lo de encerrar a Hugo y Mila en el búnker, ahora convertido en central de servidores. Es parte de la prueba semanal y la audiencia fue quien decidió a quién encerrar. Pero otra vez será, porque Mila sacó toda la artillería para lo de siempre: hacer lo que le sale de la peineta. La noche de presentación se negó a entrar en la casa por la gatera y lo consiguió, aunque más tarde se infló a agacharse para pasar por la gatera entrando y saliendo del ‘confe’ provisional. Con ese precedente debió anoche asumir de buen grado lo que se le proponía, que ella tampoco sabía a ciencia cierta. Pero prefirió montar el numerito y, una vez más, hacer que el programa cambiase de planes.

No niego que hubiera pasado ayer un día malo. ¿Y cuál es bueno para Mila? Pero sintiéndolo mucho esto de anoche no me lo puedo creer. Me pareció que quería convertirse en sucesora de Lola Membrives o Margarita Xirgu y no llega ni a actriz de teatro de aficionados. Lo suyo fue como un sainete grotesco y ridículo. Golpeando la puerta del búnker y hablando de forma casi ininteligible volvió a amenazar con abandonar el programa. Luego simulaba desmayarse contra la verja de nuevo bajada separando la casa del jardín. Hasta Joao me resulta más creíble con su llanto seco de folclórica trasnochada.

Sobre el papel, un encierro dentro del encierro entre las dos personas que peor se llevan de la edición resultaba algo atractivo, como digo. Tratándose de Hugo y Mila parecía estar garantizado que nos reiríamos. Lo imaginable era que Mila se volviera a arrepentir de haber aceptado vivir esta experiencia, le hubiera dicho a Jorge Javier que se callase o se fuera a su sitio preferido y ese tramo de la gala habría servido de momento humorístico, con la inevitable música de Benny Hill de fondo, algunas veces ralentizada hasta casi parar. Nos hubiéramos echado unas risas y hasta la próxima. Pero anoche Mila jugaba para conseguir un premio Goya y más que risa o tristeza me terminó dejando perplejo.

¿Qué será lo próximo? ¿Logrará Mila que cambie el día de las galas de expulsión porque el jueves le viene mal? Deberían haberla consultado antes de hacer el casting. Y después. Creo que Mila quiere un programa hecho a su medida, y eso no debería ser. Su problema no es Hugo o Adara, sino pretender que el programa se siga plegando a sus caprichosas exigencias, lo cual le pone en una tesitura complicada. Si de verdad hubiera tenido anoche un ataque de ansiedad por ser mandada al bunker junto a Hugo mi sincera recomendación sería que abandonase el encierro. Ella misma ha confesado que no necesita el dinero. ¿Por qué no deja que sigan quienes sí están dispuestos a seguir las dinámicas del programa sin montar un gran pollo por cualquier chorrada?

Insisto en que no pongo en duda el esfuerzo que para Mila, igual que para todos, supone este encierro. Su situación personal igual no era del todo idónea para vivir esta aventura. Se acababa de poner un balón gástrico antes de entrar en la casa y entiendo que por eso pueda tener momentos complicados de bajón emocional. Como el resto de concursantes, Mila requiere todos los cuidados y atenciones que siempre dispensa el equipo que realiza Gran Hermano. Pero, sintiéndolo mucho, no me puedo creer que lo de anoche sea verdad. Tanta sobreactuación la delata. Ni ataque de ansiedad, ni problemas para respirar, ni lloros, ni temblores. Mila quería que viéramos su tiritera y yo no podía evitar ver una titiritera en mi televisión. Le falta dar algunas clases de interpretación para que sus arrebatos sean creíbles. Ni Aurora Bautista en ‘Locura de amor’ parecía tan sobreactuada.

Otro que peca de histrión es Joao. Hicieron en plató los alegatos defendiendo a cada uno de los nominados. Como cabía esperar, el de Adara lo hizo Gianmarco, quien confirmó en la casa las sospechas que tienen desde el jueves pasado. Ya saben que el italiano y Adara han tenido más que una amistad, aunque ella sigue empeñada en engañar a todos y anoche volvía a repetir que solo son amigos. A Hugo se lo hizo Dinio, de búho a búho. Y Pol fue propuesto para hacer el de Joao, lo cual aceptó a regañadientes.

Entiendo que Pol se negase en un principio, igual que entiendo la insistencia del programa porque ese podía ser uno de los momentos de la noche. Y así fue, porque Pol dijo: “Este alegato no soy yo la persona más adecuada para hacerlo porque tenía que haberlo hecho Alberto, a quien mencionas todo el día”. No estaba Pol enfadado ni nada. Joao apretaba los párpados como quien ordeña un ternero, con la esperanza de que saliera algún líquido de allí. Al final hubo de contentarse con ese llanto seco al que tan acostumbrados nos tiene. “¿A quién te gustaría ver primero cuando salgas?”, le preguntaba Jorge Javier. “A Alberto”, respondía Joao. Pues entonces le daba la razón a Pol, ¿cuál es el problema?

El problema de Joao es que le gusta ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro. Aunque al final termina pareciendo monaguillo, testigo o enterrador, pero no protagonista. Joao depende de los demás para encontrar su hueco y dar juego. Es así aunque no lo quiera, y cuando ha intentado generar sus propias tramas ha sido un fiasco. Hizo todo lo que estaba en su mano para que Pol o Alberto entrasen en el concurso. Viendo lo mal que resultó lo de Pol, no por culpa de este, entiendo que ni se planteen que entre alguien más de su mano.

Bastante tiene Joao con dirigir el concurso de Adara. Se me antoja que su ayuda ha sido fundamental para conducir a esta concursante al precipicio en el que ahora se encuentra, casi empatada con él mismo en los porcentajes para la expulsión de mañana. Aunque Adara ha sido la principal responsable de su situación actual. Ayer mismo, en un nuevo encierro del grupo en el ‘confe’, descubrió lo que hasta ahora no había visto y ha tenido siempre delante de sus narices. Estaban una vez más “del salón en el ángulo oscuro”, como dice Bécquer en una de sus rimas. Pero allí no había un arpa, sino una cámara.

“Me acabo de dar cuenta de que hay una cámara ahí”, dijo Adara. No sé si veremos a partir de ahora a Adara llevándose decenas de sustos cada vez que vaya descubriendo una nueva cámara en la casa. Y no digo nada de cuando descubra que eso que cuelga de su cuello es un micrófono. Sí, cuando están en el ‘confe’ también llevan micrófono, a pesar de la creencia tan falsa como absurda que algunos parecen tener y se extendió ayer en las redes sociales. Basta con ver cualquiera de los vídeos del rincón del ‘confe’ entre Adara y Joao para comprobar que llevan micrófono. Claro que lo llevan.

Confieso que no tengo claro si Adara realmente ha estado pensando todo este tiempo que sus confesiones con Joao en el ‘confe’ no estaban siendo grabadas. Si es así me parece de una torpeza sideral. No parece ni normal que no reparase en que había una cámara justo delante de ella. Otra opción sería que haya estado usando esas confesiones del rincón del ‘confe’ para ir lavando su imagen con confesiones aparentemente confidenciales de todo aquello que ha querido ir dando a conocer. Aparte de que no veo tan maquiavélica a Adara, creo que tampoco hubiera sido algo muy inteligente. Prueba de ello es que está en peligro de expulsión.

En todo caso, el jueguecito de confesiones pretendidamente ajenas a las cámaras que se han estado llevando Joao y Adara empieza a flojear mucho desde que el jueves pasado Gianmarco avisó a su amada de que “se ve todo”. Cuenta Adara que le preguntó si “todo, todo, todo” y Gianmarco respondió que “todo no”. Pero creo que esa parte es fruto de su imaginación. Lo que no se puede negar es que esas confesiones entre Adara y Joao han sido todo un filón para el programa. Nos han tenido entretenidos con eso durante un par de semanas. Solo por eso lamento que vayamos a perder mañana a uno de los protagonistas de tan apasionantes momentos.

Pensar que Adara ha estado tomando el pelo de mala manera a la audiencia no quita para reconocer que se ha hecho con la manija del programa y a estas alturas sería impensable esta edición sin su concurso. Podemos imaginar GH VIP 7 sin las maldiciones de Noemí Salazar; sin las faltadas al equipo de Alba Carrillo; sin las llantinas de Antonio David Flores; sin la flojita historia de Estela Grande con Kiko Jiménez, y hasta sin esa nueva actriz que se debate entre ser una nueva Norma Desmond o la Desirée Armfeldt de ‘A little night music’ y cuyo nombre es Mila Ximénez. Pero no será posible recordar esta edición sin Adara Molinero.

No me gustaría que saliera Adara el jueves, pero es que tampoco me alegraré si es expulsado Joao. Me han parecido dos cínicos en las repetidas charlas en su rincón preferido del ‘confe’, pero también creo que han sido dos grandísimos concursantes, imprescindibles en el relato de esta edición, como digo. Anoche se salvó Hugo y también me alegro por él. Sobre todo porque su salvación ha caído como un mazazo en la casa. No se lo esperaba nadie, ni siquiera Joao o Adara. La actitud de Mila cambió ipso facto, pasando de su habitual “no me toques” a felicitarle y dejarse abrazar por él. Siempre se ha hablado de la erótica del poder, y a partir de ahora igual debemos empezar a hablar de la erótica del salvado en Gran Hermano.

Corea central

Se encontró Joao un pelo en la ducha, algo que debe ser bastante habitual. No me lo parecen tanto algunos de sus comentarios. “Este pelo parece como de higo”, atestiguó. Y siguió así: “Hugo ha tardado dos horas en la ducha. No sé para qué, si tiene cuatro pelos. Corre como la centella asiática por todos lados y no en la ducha”. ¿Pelos de higo? ¿Centella asiática? Debería pedir un aumento de sueldo.

A pesar de haber abrazado a Hugo cuando se salvó, andaba esta madrugada Mila bastante mosqueada con Dinio, supongo que por su alegato. Esto decía: “Le estoy cogiendo un asco que no veas. ¡Qué asco de tío! Hugo y Dinio son dos mataos, dos pringaos. Me dio pena cuando estuvo nominado conmigo y ahora pienso: que se joda”. Mila no solo se la tiene jurada a todo aquel que no le baila el agua, también a los que simpatizan con sus enemigos.

Igual haría bien Hugo en dejar de invocar al espíritu de Bunki. No porque la pobre calabaza se vaya a terminar apareciendo en la casa, sino porque da un poco de vergüencita.

Cuando acabó el alegato de Gianmarco para Adara se escuchó gritar “¡viva el amor!” en plató. Fue Diego Matamoros, imagino que interesado en que salieran de su ignorancia el resto de concursantes. No me parece nada grave lo de Diego. La información del exterior se filtra dentro de esa casa de forma habitual, una más no va a ningún lado. Es más, provocó dos situaciones de enorme interés. Adara y Joao temiendo que se descubriera el pastel. ¡A estas alturas! Y, mejor aún, Estela creyendo que el de la exclamación había sido Kiko Jiménez. Que Estela escuche la voz de su marido y le parezca haber oído a Kiko es lo más gracioso que pasó ayer.

Moleskine del gato

En los porcentajes ciegos vistos antes de la expulsión hubo sorpasso. El mayor había pasado a ser segundo. Por otra parte, el del salvado Hugo había vuelto a subir bastante. Visto lo visto, me temo que anoche el porcentaje mayor era de Adara. En todo caso, las cosas estaban así: 44,9 %, 36,9 % y 18,2 %. Se puede repetir lo sucedido en GH 17: Adara expulsada después de haber salvado 6 nominaciones.

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