- Ya te dije que en esa había pocas luces, gato.
- Ha sido un apagón.
- Pues eso.
No va a ser fácil hacer el daguerrotipo de Rappel. Con este concursante me ha pasado algo poco usual. A veces simpatizo con él y me parece un tipo tan tierno como divertido. Otras detesto su clasismo y la forma tan evidente de hacer daño a los que considera enemigos. Igual admiro su capacidad para mantener la atención de sus interlocutores con anécdotas sin fin que me compadezco por el odio que le invade. Pocas veces he experimentado sentimientos encontrados tan dispares como con este concursante. Por eso me va a costar escribirlo. Cada párrafo, por no decir cada línea, podría reflejar cosas distintas y contradictorias. Veremos cómo sale.
Antes de ir a lo que toca tendría que hacer la crónica de la fatalidad. Es lo que parece avecinarse en la casa. Mientras esperaba el vecindario de Montepinar reencontrarse con una audiencia que siempre tiene ganas, los habitantes de la casa de Guadalix sufrían un apagón que dejaba sin energía eléctrica parte de la casa. No solo falló la iluminación parcialmente, sino que el corte eléctrico afectó también a cámaras, sistema de comunicación, electrodomésticos y hasta la calefacción. Lo que más gracia me hizo fue cuando se escuchó fugazmente un walkie-talkie llamando a Laura. Era la única forma que debieron tener para comunicarse con los concursantes mientras duró lo sucedido.
Supongo que fue por esto que pidieron a Carlos que se cambiase de dormitorio porque el clásico es más frío y sin calefacción podría resentirse de su catarro. Que esa es otra, porque los males parecen no tener fin. La fatalidad ha querido que Carlos desde el viernes y desde ayer también Laura Matamoros estén pasando una especie de gripe, con fiebre y síntomas de resfriado. ¿Qué más puede pasar? Lo del fallo eléctrico fue serio hasta el punto de malograr prácticamente el Última hora previsto para anoche. El Twitter oficial de la productora pedía disculpas por ello, pero no hay nada que disculpar cuando falla la técnica. No mandé mis naves a luchar contra los amperios.
Al menos pudo Sandra Barneda saludar desde Guadalix, que es lo mínimo después de haber subido a la colina. También informarnos de que este jueves saldrán dos. Sí, has leído bien querido lector. Dos finalistas saldrán de la casa mañana, dejando solos ante el peligro a los otros dos. He de confesar que no entiendo nada. Ayer mismo publiqué la lista de lugares previstos para las quedadas. Cuatro quedadas para este viernes de las cuales ya preveía que se anularía una, pero que se queden en dos me deja todavía más perplejo. No tiene sentido celebrar quedadas para apoyar a Rappel y Laura Campos, que serán quienes previsiblemente salgan mañana.
Sobre el espectáculo de tener a dos concursantes solos en la casa varios días no digo nada porque igual me deprimo. Mejor dejo testimonio gráfico de lo que ocurría en la casa durante un rato anoche. Perfecta de enfoque ha quedado la foto, ¿que no?
Daguerrotipo de Rappel
Rappel no tiene medida, lo cual sorprende muchas veces en alguien de su edad. Capaz de pasar horas contando anécdotas de su interesante vida, o de adoptar una postura imposible para hacer uno de esos masajes limpieza espiritual o lo que sea. Si entra en brote lo hace a lo grande, porque él no se anda con chiquitas. A veces me ha parecido algo megalómano, no porque haya presumido de Ferrari o de casas con más servicio que en Falcon Crest. Sus delirios de grandeza están relacionados con su propia personalidad y la profesión de adivino que le ha hecho famoso.
Rappel se ha vendido como querido y respetado por todos, incluso ha presumido de ser conocido en todo el mundo. La realidad ha ido haciendo jirones esa fama atribuida por él mismo. En las llamadas a otros países nadie le reconoció, algo que sí le sucedió a Carlos Lozano. Y el porcentaje con el que presumiblemente saldrá mañana es tan exiguo que parece contradecir lo dicho por él.
Se excede en la consideración que hace de sí mismo del mismo modo que con todo. Es excesivo para casi todo, y eso lo hace un tipo interesante del mismo modo que despierta un inevitable rechazo. Si hay algo que me hace sentir incómodo al mismo tiempo que me divierte es cuando entra en brote y empiezan a salir sapos y culebras de su boca. He sufrido por este concursante al verle tan alterado, anegado hasta las cejas de veneno, vertiendo en Carlos o Alejandro todo su odio. Aunque le haya escuchado decir algunas barbaridades a todas luces intolerables no pude evitar sonreír al ver el empeño que le estaba poniendo a su rebote.
Entre la preocupación porque subiera su tensión, el rechazo a algunas cosas que decía y la sonrisa dibujada en mi boca por el ímpetu puesto en sus bucles sin fin. Así he estado casi todo el rato con este personaje. Dando tumbos de un lado para otro en una montaña rusa de sentimientos. Pensándolo bien, me parece una auténtica joya un concursante capaz de despertar en mí tantos sentimientos y emociones dispares. No recuerdo un precedente, al menos de manera tan exagerada. Rappel podría ser de esos que no deja indiferente porque unos lo aman y otros lo detestan, pero no lo es. Al menos yo le amo y detesto por igual. Dios mío, ¿qué me está pasando?
No le perdono a Rappel que haya dilapidado la buena imagen que tenía de él, aunque sospecho que olvidaré pronto lo malo. Terminará habitando en mi memoria lo mejor que ha dado un concursante generoso y entregado. Tendrá empleados bolivianos o filipinos en sus casas, pero lo que ha fregado Rappel en esa casa no está en los escritos. Su energía inagotable es digna de mi admiración. Como es excesivo siempre también lo habría de ser para hablar o echar las cartas.
Sus tiradas inacabables van acompañadas de ríos de palabras. Las ideas surgen a borbotones por su boca de forma tan espléndida que siempre me ha parecido imposible tanta información en unos naipes de cartulina. Es su desbordante imaginación combinada con su facilidad para la psicología y una riquísima información que atesora de todos. Me río de los dossiers de Francisco Nicolás al lado de todo lo que guarda en su memoria Rappel.
Acertará más o menos, que en esa casa ha sido más bien menos, pero no se le puede negar el esfuerzo. Sin beber ni un trago de agua es capaz de enlazar una sesión de tarot con otra. Ríos que se entrecruzan ante el asombro de los demás. Adivinó el futuro a casi todos los concursantes, y varios han comentado que acertó cosas al principio. Luego se dejó llevar por la ambición de prever quién saldría expulsado y fue de fracaso en fracaso. Todavía tiene la oportunidad de coronar esa trayectoria con un acierto final a modo de colofón. Tal vez haya sido Carlos el único que no se puso en sus manos de adivino, lo cual ha podido tener parte de culpa en la inquina mostrada por Rappel hacia el presentador.
Carlos y Alejandro fueron sus bestias negras, y todavía no sé por qué. Lo de Carlos supongo que es una cuestión de piel porque lo tiene enfilado desde el principio. El caso de Alejandro siempre pensé que era consecuencia principalmente de su clasismo. Con ambos ha tenido una relación buena en la convivencia, pero a la hora de enfrentarse en discusiones no ha podido ser más cruel y dañino, especialmente con Alejandro y su situación personal o familiar. Desde burlarse porque no le ve con capacidad para ganar un certamen de belleza hasta cuestionar la economía familiar. Aunque lo peor fue cuando trató el problema de su hijo.
Rappel ni siquiera respetó el deseo Alejandro de mantener discreción sobre el asunto de su hijo. Se lo explicó con detalle innecesario a Dani al poco de entrar en la casa. Además, ha hecho comentarios despectivos de todo tipo, como aquel sobre que su tratamiento médico lo estamos pagando todos. Cosas así no tienen excusa ni se pueden solucionar con disculpa alguna. Es imperdonable y entiendo perfectamente a Alejandro cuando dice que Rappel se ha comportado con él como un ser miserable. Imposible pedir que piense otra cosa. Ante esto, ni siquiera cobran importancia sus burlas sobre el supuesto sobrepeso del propio Alejandro, su corta estatura o el escaso conocimiento que atesora como para poder ser míster internacional ni nada parecido.
Mucha afición ha demostrado tener Rappel a mandar a la gente a algún sitio. Sobre Alejandro dijo varias veces que se fuera a su casa con las gallinas, y con Carlos se ha hartado a mandarle a Perú. ¡Qué manía con Perú! Pocos puntos flacos le han debido ver a Carlos para arrearle siempre usando lo mismo. Que si el “huevo de Colón”, que “vuélvete a Perú”, y poco más. Rappel lo decía por última vez, que yo sepa, el jueves pasado. Empezó así: “Tus deseos me los pasó yo por los cojones”. Y cuando Carlos le pidió que repitiera por dónde tiró de clásico: “Por donde te tienen que operar cuando salgas”. Como si tener un cojón hinchado fuera motivo de burla. Me siento extraterrestre una vez más.
Dejo tranquilo el escroto de Carlos y vuelvo con lo mucho que han aprovechado para intentar hacer daño la búsqueda de trabajo fuera de España de un compañero de encierro. “Vete a tu país”, le han llegado a decir. Oiga, que su país es este. Y Perú lo será en parte también, porque allí ha tenido trabajo y un amor. No está mal la cosa. Como alguna vez he recordado, Rappel cuenta que estuvo trabajando unos años en Italia. ¿Alguien le dijo entonces que se quedase en “su país”? En su exceso, Rappel no ha tenido límites ni medida. Aunque también he de decir que cuadra con su personalidad clasista y narcisista. Perú tampoco es Italia, amigos. Siempre hubo clases.
Con todo, a pesar de lo dicho, lamento este triste final para el concurso de Rappel. Su idea era poner un colofón a su carrera con la participación en este bendito programa. Habrá de cambiar de planes y pensar en otro final mejor. No porque haya ido mejor o peor, sino porque salir con un porcentaje tan bajo está muy lejos de ser un buen final. Aunque puede presumir Rappel de dos cosas. Primero haber llegado casi hasta el último día. Segundo haber sido el concursante de más edad de la historia de nuestro Gran Hermano, un poco más mayor que Mirentxu (GH 10). Y si resiste esta semana de fatalidades, saldrá de ahí sin haber pasado ni un catarro, con más dudas que achaques, lleno de energía. Por suerte, su buena salud también es un exceso, feliz en este caso.
Rappel merecía permanecer ahí dentro hasta el último día. Su tesón lo merece, también su generosidad. Se ha entregado sin escatimar nada desde el primer minuto hasta el último. Nos ha mostrado lo mejor y lo peor de sí mismo. Me gustó mucho lo bueno y nada lo malo, como es natural. Si no hubiera existido la espiral de odio que lo arrastró fatalmente estaría hablando de un grandísimo concursante. Recuerdo el Rappel de los primeros días, apuntando a convertirse en mi preferido, y me da pena que no haya sido así. En cualquier caso, entre exceso y exceso, Rappel ha sido uno de los protagonistas indiscutibles de esta historia. Por eso te doy las gracias, adivino.
Moleskine del gato
Hablaba antes de lo poco que entiendo lo de convocar cuatro quedadas de apoyo de las cuales solo podrán celebrarse dos. Tampoco encuentro explicación a que tres de las cuatro quedadas hubieran de celebrarse en lugares tan céntricos y cercanos de la capital (Puerta del Sol, Callao y Plaza de España), mientras que la de Yolanda Montes (nuestra Toti) iba en la otra punta de la ciudad (Plaza de Castilla, donde las torres inclinadas de ‘El día de la bestia’). Los fans de Carlos y Laura se escucharán unos a otros, a ambos extremos de la calle Preciados. Otra cosa es la mala intención descarada del comentario sobre la oportunidad de haber elegido la Puerta del Sol para Matamoros. Por lo del sol, vamos. Aunque mejor ese chiste que proponer la plaza de Oriente para ella. Dejemos el tema todos y prietas las filas. Perdón, perdón.
Dejo cartelera con Carlos Lozano como 007 y con licencia para… ganar.
[Montaje por Montse Juanilla]