Se reencuentran los cuchufletos por una noche

telecinco.es 25/11/2016 10:12

Eso de “lo estás haciendo muy bien” es un comentario que deberían ahorrarse los amigos y familiares cuando se encuentran con los concursantes en una gala de las de anoche. Es una gala que siempre sale bien, a pesar de que todos hacen idénticos comentarios. ¿Qué es eso de hacerlo bien? Este concurso consiste en gustar, convencer o enamorar al espectador. Para hacerlo bien que vayan a Pasapalabra, ese otro concurso que tiene vetados a los que salen de este. Son tan poco originales los familiares y amigos que hasta yo me veo capaz de subir un año para visitar a un concursante. Lo sabría hacer perfectamente. “Ánimo, que ya queda poco. Te estamos viendo todos. Te queremos mucho. Está todo el mundo encantado contigo. Sigue así. No cambies. Sé tú mismo. No discutas mucho. Pero está todo bien. No te preocupes por nada. Ya queda poco. Te vemos siempre…”. Y así en bucle hasta que hay que separarse. ¿A que podría hacerlo?

No puedo negar que es siempre una gala divertida, a medio camino entre la risa y el llanto, como decía ayer. Ahora bien, los trastornos de la mayoría de concursantes son más palpables en ocasiones como esta. Desde la gala de presentación no había tenido semejante sensación de que no hay nadie normal ahí dentro. Si a diario están a punto de reventar los vúmetros muchas veces, en galas como la de Halloween y esta de las visitas la cosa alcanza niveles preocupantes. Ver a Bea colgada de una ventana gritando a madre y “suegra” como una endemoniada es cualquier cosa menos emocionante. Lo mismo cuando Adara seguía gritando una vez que ya se habían ido su madre, tía y ese chico tan pesado repitiendo que la quiere. Hay cosas que quedan bien dichas una vez, pero repetidas hacen dudar de si será verdad.

Debo decir que Pol estuvo fantástico anoche. Tal vez el único momento en el que me pude emocionar fue cuando le decía a Adara que la ve todas las noches y no se acuesta hasta que lo hace ella. Merecía por ello pasar la noche junto a Adara en el apartamento. Por otra parte, significativa decisión de la audiencia. Me llamó la atención la frialdad de Miguel con su madre, tía y amiga, aunque eso no es necesariamente malo. Seguro que mi reacción sería similar a la de Miguel, no a la de Meri, esa chica que ama a su hermana y parece que no se lo hubiera dicho nunca antes. Estas visitas son un coladero de información, aunque llegando a estas alturas del concurso y siendo idéntica ocasión para todos los concursantes no parece trascendente. Si de algo vale la gala es ayudar a los concursantes a aguantar hasta el final, cosa más complicada en la medida que este se acerca. Es como cuando llegas a casa meándote y el peor momento es justo al meter la llave en la cerradura. En la medida que más cerca ves el momento menos sencillo parece aguantarse las ganas. También está bien que los más espabilados (concursantes y familiares) aprovechen la ocasión. Quiero decir que me parece bien cuando veo a las familias de Adara y Meri lanzando el mismo mensaje cruzado. “Sigue con Adara”, le decía a Meri su hermana, parecido a lo que después escuchábamos decir a la madre de Adara: “Sigue con Meri”. Aunque no les hiciera falta está bien que se lo dijesen.

No parece que hiciera mucho caso Alain a su amigo cuando también le recomendaba que siguiese con Meri. Se le debió olvidar en cuanto vio a Laura, amiga inseparable de Meri, darle un puntito en las nominaciones a modo de toque de atención. Al terminar la gala, Alain se llevaba casi a la fuerza a Meri al ‘confe’, donde estuvieron un buen rato. Según relato de Meri, allí le hizo una escenita, volviendo a recordar sus tres errores en noches consecutivas y dejando claro que no tendrán nada de nada. La grosería de Alain es directamente proporcional a la pesadez de Meri. De nuevo Alain se equivoca de enemigo. Cosa inexplicable en este caso porque pudieron ver las nominaciones en el plasma del apartamento. Quienes le dieron en las nominaciones de anoche siete puntos fueron los familiares de sus amigos. Los de Meri y Adara solo otros dos.

La gala lo tenía complicado después de todo lo que ocurrió hace dos noches. Lo primero fue esa hora sin cámaras, sin pasión, sin gracia y sin vergüenza. En otras ediciones vimos concursantes que pedían hora sin cámaras con nula intención de tener sexo, lo cual ya me parece un poquito aprovechado. A ver, si lo que quieren es una cena y unos vídeos para la siguiente gala que lo digan. En GH 15, Shaima pidió ella sola la hora sin cámaras para poder descubrir su cabeza sin ofender a su religión, justo lo que hizo al poco de acabar el programa. Vale, tenía un sentido. Podía haber pedido Miguel pasar una hora cara a cara con su bisoñé. Pero el error de esta insólita hora sin cámaras es que Bea no terminó de creer que no lograría tentar a Rodri.

Si no vas a tener sexo es tontería y postureo de porno soft pedir esposas y gorrita de policía. Por otro lado, lo escuchamos con claridad meridiana: Bea no paró de intentarlo, recibiendo repetidas evasivas por parte de Rodri. Aquí lo que queda risible y parodiable no es que vayan sin intención de que ocurra nada, sino que siendo así uno de los dos pretenda de forma reiterada que pase, sin conseguirlo. La propia justificación de Rodri para no hacer nada ahí dentro por no incomodar a su familia se contradice con algo que él mismo decía anoche. “Mi madre es genial, se la suda todo”, afirmaba Rodri. No cuadra entonces excusa tan increíble. Precisamente la hora sin cámaras está pensada para no ofender a las familias. Y si es por el audio, que aprendan del Johnny de ‘Frankie & Johnny’, que se acostumbró en la cárcel a hacerlo en silencio. Eso sí, con el ‘Claro de Luna’ de Debussy como música de fondo.

Lo que realmente podía hacer sombra a esta gala de visitas, emociones y gritos desesperados era el vídeo de la última performance de Miguel. Como un trasnochado artista dadaísta, Miguel quemó su prótesis de pelo y la gorra en una olla bajo el poderoso influjo de la luna. Fue como una catarsis, momento de cambio y purificación. El rito iniciático con el que dio la bienvenida al mundo de los que llevamos el cartón al descubierto debía tener su mantra y lo tuvo. “Soy libre, ganador de mi puta vida”, repetía Miguel desgañitándose. Luego esparcía las cenizas entre las plantas del jardín, vaciando casi del todo la olla, porque hubo una parte de la prótesis que se resistió a ser pasto del fuego. Y es que los bisoñés tienen una combustión complicada. Se resisten, los muy bribones.

Después de ver el numerito de Miguel y a Clara en plató enjugándose las lágrimas con un pañuelo ya cualquier cosa iba a parecer pequeña. Una vez superada la vergüenza ajena me pasaría en bucle las imágenes de la catarsis de Miguel. Igual parece una tortura, pero lo que yo me río con estas cosas no hay forma de pagarlo. No sé si soy más fan del momento “puta vida” o de cuando arroja con mal café el secador de pelo al suelo y se rompe en mil pedazos. Lástima de cámara superlenta. Esto en el desaparecido Canal+ hubiera tenido un plus de espectacularidad. Ahora lo estoy viendo frame to frame, así despacico. Qué interpretación, qué ejecución más perfecta. Voy al principio otra vez…

Al finalizar la gala, Rodri dejaba claro que no había entendido nada. No es cosa mía, lo dijo él mismo. No entendía que la tía de Adara, ganadora en el juego de las bolas, le echase a él de El Club, pero no lo nominase después. Y me pregunto yo: ¿qué diablos tendrá que ver una cosa con la otra? El poder otorgado por el voto de la audiencia a El Club esta semana consistía en sumar de partida 3 puntos a un concursante. No tuvo influencia en el resultado final porque, ante la oposición de la tía de Adara, las madres de Bea y Miguel se empeñaron en dárselos a Meri. El voto de calidad de la representante de Miguel, por tener más antigüedad, decidió que así se hiciera. Comenzaba la jornada de nominaciones en la que algunas familias jugaron a estrategas, sin necesidad ninguna.

Observatorio de nominaciones

Si se trataba de llamar la atención lo consiguieron, pero nominando normalmente no hubiera variado el resultado. Casi con cualquier opción, la terna de nominados que habría de salir anoche de las nominaciones sería igual a la que fue: Meri, Adara y Alain a la palestra.

Voy a separar las nominaciones, de un lado las de Adara y Meri, las del resto por el otro. En las sumas considero siempre los 3 puntos extra para Meri.

Alain > Adara (3), Miguel (2) y Rodri (1)

Rodri > Adara (3), Meri (2) y Alain (1)

Bea > Alain (3), Meri (2) y Adara (1)

Miguel > Alain (3), Meri (2) y Adara (1)

De lo que sale la siguiente suma: 9 Meri, 8 Adara, 7 Alain, 2 Miguel y 1 Rodri.

Meri > Adara (3), Miguel (2) y Alain (1)

Adara > Meri (3), Miguel (2) y Alain (1)

Lo cual suma: 4 Miguel, 3 Adara, 3 Meri y 2 Alain

La suma total y definitiva es esta: 12 Meri, 11 Adara, 9 Alain, 6 Miguel, 1 Rodri. El marcador de Bea se queda en blanco.

Como vemos, los amigos y familiares de Meri y Adara se dieron tres puntazos mutuamente por pura estrategia. Los dos se los dieron a Miguel y el punto solitario a Alain. Da la impresión de que quieren asegurarse a Meri y Adara en el balancín, con Miguel al otro lado. Si es así, la estrategia fue fallida. Aunque lo que realmente falla es la intención. El balancín valía cuando Pepe Herrero y el ‘nominator’. Ahora ha perdido su sentido por dos razones. Por un lado, la eficacia de convocatoria de las comunidades de seguidores hace innecesario concentrar el voto en un solo candidato. Lo vemos semana tras semana, son los propios seguidores quienes centran el tiro, lo cual hace posible que Alain se salve con un porcentaje inferior al 1 % de los votos. ¿Es que el francés tiene tanto apoyo? Negativo. Sencillamente los seguidores de Clara quedaron en ir a por Adara, su principal rival. Ahora también la audiencia acierta o falla con su estrategia.

La buena y efectiva organización de las comunidades de seguidores mató el balancín de Pepe, o cuando menos lo ha hecho innecesario. Lo ha terminado de rematar que todas las expulsiones terminen en duelo. ¿Qué sentido tiene concentrar el voto en el enemigo más débil si luego termina en duelo? Durante minutos en la gala, momento de mayor se afluencia de votos, el balancín desaparece para dar paso a un enfrentamiento a cara de perro entre dos de los nominados. Esto hace inservible cualquier estrategia que pretenda reproducir aquella estrategia válida hace diez años, pero inservible hoy en día.

La estrategia de las familias de Adara y Meri no solo se basa en algo no válido, sino que además la realidad ha demostrado que era prescindible. Si hubieran nominado normal, dando votos a Miguel, Rodri y Alain (porque era fácil intuir que Bea se iba a quedar a cero y con ella tienen mejor relación), casi cualquier combinación daba como resultado la misma terna de nominados: Alain, Meri y Adara. Pongamos un par de casos. Primer supuesto nominatorio:

Meri > Miguel (3), Rodri (2), Alain (1)

Adara > Rodri (3), Miguel (2), Alain (1)

El resultado hubiera sido este: 9 Alain, 9 Meri, 8 Adara, 7 Miguel y 6 Rodri.

Segundo supuesto:

Meri > Rodri (3), Miguel (2), Bea (1)

Adara > Alain (3), Miguel (2), Bea (1)

Resultado: 9 Meri, 8 Adara, 7 Alain, 6 Rodri, 6 Miguel y 3 Bea.

Solo si hubieran dado en nombre de ambas concursantes los tres puntos a Miguel el resultado hubiera sido distinto, aunque igualmente Meri y Adara estarían nominadas. Es este último supuesto de nominaciones:

Meri > Miguel (3), Rodri (2), Bea (1)

Adara > Miguel (3), Rodri (2), Alain (1)

Que hubiera dado este resultado final: 9 Meri, 8 Adara, 8 Miguel, 8 Alain, 5 Rodri y 1 Bea.

Como vemos, lo más que podría haber cambiado en el último supuesto es que en lugar de tres nominados fueran cuatro, añadiéndose Miguel. Imposible cualquier otro resultado. No dan para mucho más los doce puntos disponibles. ¿Quiere esto decir que se equivocaron las familias al jugar a estrategas? No es eso. Solo que la audiencia hubiera entendido mejor una nominación como la que hizo la madre de Bea. Además de darle buenos consejos, muy conciliadores, nominó como lo hubiera hecho su hija. De acuerdo que las familias tienen esta potestad de pactar entre ellos y procurar lo mejor para los suyos. Pero al final, lo que queda en la retina de la mayor parte de la audiencia es la imagen de familiares nominando en contra de lo que hubieran deseado Adara y Meri, sin necesidad alguna de hacerlo.

Tampoco hubiera mejorado mucho la cosa, pero al menos podrían haber intentado pactar también con los amigos de Alain. No obstante, hubiera sido imposible salvar a Meri por los tres puntos extra. Pero tener 18 puntos disponibles frente a otros 18 es mucho mejor que 12 contra 24.

Moleskine del gato

Casi se me olvida contar que Simona fue expulsada ayer. Diría que su entrevista fue más larga que las de Rebeca y Montse juntas, aunque su paso por la casa ha sido de una forzada provocación, tan repetido y monótono que llegó a aburrir a la propia Simona. Muy desinflada esta semana al saberse nominada y casi desaparecida desde la fiesta del martes en la que hizo el ridículo repetidamente, Simona ha completado su labor. Gracias por venir.

La expulsión de Simona por el 58,8 % tras un rato de duelo con Adara y habiéndose salvado Meri tiene dos cosas buenas. Primero que todos saben ya que Meri se salvó. Nada más decir que la daban por segura expulsada, digan lo que digan ahora. Y luego que Adara supera con esta por sexta vez una nominación. Salvada seis veces y nominada de nuevo, entra a formar parte de los concursantes más veces nominados. No habrá más ocasión porque a partir de la próxima semana se abren líneas para votar en positivo por los cinco prefinalistas de esta edición.

A Rodri le pillaron ayer con el carrito del helado y no supo hacer otra cosa que negarlo todo, como el marido infiel sorprendido con las manos en la masa. No cuela. La nominación por oler los tangas de Meri hizo que esta preguntase si eso era cierto. Naturalmente era una pregunta retórica. Meri sabrá bien a quién creer.

Y una buena noticia que nos dio anoche Jorge Javier Vázquez. El jueves próximo estará en plató Bárbara. Solo por esto contaré los días hasta entonces.