Rodri, rellenando un espacio

telecinco.es 07/12/2016 09:54

Ni Meri es tan buena como Yoli (GH 15) haciendo de koala que se cuelga de un chico que pasa de ella (al menos aparentemente), ni Miguel pide el “tequeteque” con la misma gracia que Iván (GH 14) pedía ‘Pánico en el edén’ (‘súper’). Y es que esta final, amigos lectores, está tan borrosa como esos apuntes que al ser copia de copia nos obligaban a entornar un poco los ojos para verlo un poco más claro. Bueno, pues en este caso ni por esas. De no ser gracias a la (ironía ON) inconmensurable (ironía OFF) final de GH 11, esta que viviremos pronto podría pasar por la más insólita de la historia. Solo echo en falta una Pilarita a la que apoyar como un enfermo desahuciado a un curandero. Podría hacer lo propio con Miguel, pero dado que veo a gente de bien apoyándolo en serio creo que no sería entendido como una ironía (o, si se prefiere, una cachondada).

A todo esto, hoy le toca el daguerrotipo a Rodri. Como no me veo capaz de sacar más de cuatro párrafos, y ya me está pareciendo un triunfo, ando comparando en mi cabeza a los prefinalistas con concursantes de ediciones anteriores y me sale a devolver. Como mueble ejerció mucho mejor que Rodrigo un tal Joaquín (GH 12). Ahora a buscarlo en la Wikipedia, como si os estuviera viendo. Y nadie como un poli local para defender la rectitud, por lo que Michael (GH 12) fue mejor que Alain, dándose el caso de que son los dos franceses, aunque en lo de francés este gana al otro. Pero hablando de lo que degradan las copias, Bea no le llega ni a la punta de las extensiones a Ylenia. De ‘moniato’ a naranjita y tiro porque me toca.

Puestos a comparar podría ahora empezar con los que quedan y los ya expulsados. A Meri la llaman la nueva Adara, que a su vez fue la nueva Bárbara. No es exacto, pero se justifica porque cada una tuvo que coger el testigo de la otra. Si nadie le dice “metemierda” o “sinvergüenza” a Miguel esto pierde mucho. No llamo “esperanza blanca” a Meri por otra cosa. Bueno, sí, pero estoy medio de puente y me ha dado por simplificar un poco el discurso. Precisamente, es Miguel el que más se ha creído que Meri es la nueva Adara y por eso la lancea como a un toro bravo cada vez que ve ocasión de hacerlo. Pero Meri más que toro es pantera, y eso sí que no tengo ni idea de lo que significa.

Con cierto hartazgo, Miguel y Rodri van dejando caer pequeñas críticas que parecen intentar desmerecer al resto de habitantes, aspirantes como ellos al premio final. Sucede que solamente son cinco, por lo que hablar en el registro “hay gente que” no parece del todo lógico. Ayer Miguel decía “hay gente que no está haciendo ninguna tarea”, y Meri le pedía que diera nombres. Claro, no los dio. “Hay gente que” vale cuando se trata de una comunidad de 30 personas, o 200. Si son 5 y no señalas, aunque sea con el dedo, parece sospechoso. Tengo la teoría de que Rodri sabe que no ganará porque antes le quita el maletín la chica que le da besos para acabar con cualquier conflicto entre ambos. Es realista. Y Miguel puede que también lo sea, aunque le gusta más ser tremendista, por eso también está convencido de que ese maletín no está hecho para él.

Miguel y Rodri, conscientes de su papel de relleno en las últimas semanas de concurso, están quemando sus últimos cartuchos, solo que más bien parecen petardos de feria. No ellos, digo que son petardos los cartuchos. O sea, como tirar con balas de fogueo. Dice Rodri que la gente está haciendo ahora cosas que no ha hecho nunca, como ir al ‘confe’ tres veces al día. Y se lo estaba diciendo a Miguel, que es para no perderse la cara que puso al escuchar semejante argumento. Miguel no sabe bien si le gusta o no ir al ‘confe’. Se le ha debido de olvidar lo que defendía y cuando. Su problema no es de alopecia sino de falta de memoria. Cuando uno se pasa de trampantojo y se convierte en personaje de ficción aparecen los problemas de identidad.

Miguel no sabe bien quién es ni qué hace ahí. Son las clásicas dudas metódicas. ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿De dónde vengo? Y, lo que es peor, ¿encontraré taxi para volver? El lunes hablé de su último desliz, enésimo error de guion decir que odia la Navidad. Y me remitía a unas publicaciones en redes sociales que gente muy astuta había encontrado. Pues bien, no hacía ninguna falta hurgar en el pasado, lo cual tampoco es parte de este juego. Lo teníamos más cerca, tanto como hace unas semanas. En la escena, sentados en el sofá del salón y arreglados para una gala. Estaban, de derecha a izquierda, Adara, Pol, Rodri, Bea, Meri, Bárbara, Alain, Rebeca, Noelia, Clara y Miguel. Este último hablaba de la Navidad.

Atención a las palabras de Miguel. Antoñita ‘la fantástica’ era una aficionada a su lado. Dice así: “Yo odiaba la Navidad, pero por encima… hasta hace tres años, que me empezó a gustar. Pero la odiaba, que lo veía como la gente que se va de tu vida ya, y tal. Lo ves como muy terror. Pero lo llevaba fatal. Y hace como tres años que tengo primitos y lo veo otra vez con ilusión. Me hace gracia otra vez”. De lo cual se deduce que Miguel es como muy mentiroso, que diría él. Viendo su forma absurda de construir las frases casi que sus mentiras me parecen lo de menos. “Como muy terror”, dice el sujeto este. Pues sí, terrorífica forma de hablar. Así que hace tres años ve otra vez con ilusión la Navidad, decía hace poco más de un mes. ¿Y lo de ahora? Ha tenido una recaída, o algo. Vaya, ¡qué fatalidad!

Tengo dicho que la memoria es subversiva. A mí me toca ese papel poco grato de meter las manos en el contenedor de la memoria, como esos indigentes buscando en la basura. Al final encuentras algo, pero sales pringado seguro. Con razón le oculté a mi madre lo que hago. Preferí decirle que toco el piano en un burdel. Ahora ya es tarde para contarle la verdad porque ya no está. Querido Miguel, yo sí odio la Navidad. Por eso me indigna compartir mi odio con odiadores de medio pelo, que hoy odian y ayer vivían con ilusión lo odiado. Si odias hazlo bien. No te preocupes tanto por si tu cabeza está cubierta de más o menos pelo porque lo importante está debajo. Toma rabitos de pasa para la memoria, me decían en el cole. Y recuerda que en cien años todos calvos.

Ayer Miguel volvió a hablar de cuando Adara le acusó de haber simulado que le provocaba el vómito, metiéndose los dedos en la boca. Fue durante una fiesta y las imágenes las vimos todos en una gala. Son esas mismas imágenes que Miguel negaba. No solo lo negó, sino que pidió que se las pusieran porque si era cierto lo que decía Adara él prometía que abandonaba el programa. Creo que debieron ponérselas en el momento, igual que ante otros retos el programa respondió ofreciendo al concursante mantener su palabra o desdecirse. Pasó con Quique (GH 16), el médico que decía ser “experto en Gran Hermano”. Y, en cierta medida, también con Bea en esta misma edición. ¿Por qué no dejar que Miguel vea las imágenes?

Ya sé que muchas veces vimos mal que les pusieran imágenes de lo sucedido en la casa, pero la ocasión lo justifica en este caso. Al menos conservo la esperanza de que esas imágenes estén esperando a Miguel cuando salga, sea este jueves o uno posterior. Sería una fantástica manera de recibirle en plató. Lo dicho, este concursante trampantojo tiene un problema importante de memoria. Además de cierta obsesión por Adara. Mira, chico, ella ya no está. Salió hace casi una semana. Pasa página, olvídate ya, intenta vivir con alegría el poco tiempo que te queda ahí dentro, si es que eres capaz. Al menos deja a un lado tus odios de mierda, ya que no puedes dejar de mentir.

Daguerrotipo de Rodrigo

Voy ya con el daguerrotipo de Rodri, a ver si sale algo. A decir verdad, después de escuchar anoche a Maite (GH 16) hablando de Rodri casi que me sobran las palabras. La Galdeano lo ha dicho todo en unas pocas palabras, y creo que no podré superarlo. La que fuera concursante de la pasada edición analiza lo que pasa en esta con fino estilete. Pocos como ella para explicar las cosas escuetamente y con claridad meridiana. De Rodri dice Maite: “Rodrigo no ha hecho más que zampar, generar gasto, ocupar un espacio y consumir oxígeno a lo gratis". Lo de “consumir oxígeno a lo gratis” me parece una genialidad. Prometo que me ha hecho reír a carcajada limpia. Maite no defrauda.

No sé si prefería al Rodri casi inexistente del principio, al que dieron protagonismo Adara y Bea al alimón, disputándose los favores del más soso que había en esa casa, o el que ahora parece crecidito al haber llegado a la recta final. Entremedias, el que al principio parecía un hueso duro de roer, y se hacía el duro ante una Adara bastante entregada, luego pareció todo mantequilla. Se deshacía en lloros bajo la colcha de su cama, agobiado por las discusiones. Esta errática evolución se explica mejor observando su apariencia. No se trata de dejarse engañar por lo accesorio de la imagen sino de relacionarla con lo visto. Rodri es un pijo con tatuajes. Está todo dicho.

Esa extraña mezcla que se da en Rodri da como resultado un tipo de trato amable y agradable de ver. Poca cosa para convertirse en concursante de Gran Hermano. Son de esas cosas difíciles de entender, que seguro tienen una explicación. Por más que me lo he planteado vamos a llegar al final sin resolver este enigma. No sé qué hace Rodri ahí. Nunca entendí que llegara a convertirse en concursante, mucho menos que haya tenido un recorrido tan largo, a punto de llegar a la final. Solo se me ocurre como explicación que alguien viera que seguía a Bea en una red social.

A decir verdad, tampoco entiendo que le interese ver las fotos de Bea sin conocerla y en su vídeo de presentación diga que no le gustan las chonis. No cuela que fuera incapaz de darse cuenta de que Bea lo era. El chico tonto no es, aunque eso de que habla inglés y francés me pareció dudoso cuando dijo estar seguro al 99 % de que “beautiful” se escribía así en lugar de “beautifoul”, que es como lo había escrito Meri. Si hablase inglés de verdad estaría seguro al 100 %. En cosas así no cabe ser precavido. Lo sabes o no lo sabes. Su interés por Bea en el exterior se materializó en la casa. Creo poco en las casualidades.

Todavía recuerdo con gran precisión a Rodri confesando ante Adara su intención de recuperar su relación acabada con una chica poco antes de entrar en la casa. Entonces pensé que había sido una de las cosas que había hecho a Adara decantarse por Pol, que estaba mucho más por la labor. Bea acusó a Adara de estar jugando con Pol, cosa que nunca entendí, igual que ella no habría entendido que dijeran lo mismo de su relación con Rodri. Desde entonces este no ha vuelto a mencionar esa novia cuya relación quería recuperar nada más salir. Creo que su discurso cambió en cuanto se convenció de que tener carpeta con Bea le podía valer para permanecer en el concurso. Y ya lo creo que ha sido así.

Lo curioso es que Bea haya llegado a la recta final con Rodri y pueda terminar ganando por aquello que ella misma decía detestar. La Bea de las primeras semanas estaba decidida a que esta edición no la ganase una chica por haber encontrado el amor o el desamor en la casa. Decía que era una historia demasiado repetida, salvo que la protagonista sea ella misma, supongo. En sus principios no me creí ni la historia de Adara con Pol ni la de Bea con Rodri. La primera por la falta de compromiso de él, que no terminó de estar a muerte con Adara hasta que se vio nominado. Desde entonces, dentro o fuera de la casa, ha defendido sin ambages a su chica. Solo hubo una excepción a ello en la entrevista tras su salida en la casa, explicable por su aturdimiento, al que contribuyeron las peleas familiares en plató. No era fácil, pero solo demostrando apoyo incondicional a Adara podía Pol convencerme de que la relación entre ambos era auténtica.

Entre Bea y Rodri también observé una evidente falta de compromiso por parte de él, agravada en este caso por algo mucho más significativo. Si algo pido para creerme a una pareja en este concurso es que den muestras de pasión. Y, amigos míos, Rodri es a la pasión lo que Miley Cyrus al recato. Hace ya semanas que hicieron público ante todos en la casa su relación. Pues bien, celebraron un mes de su primer beso con una hora sin cámaras, y sin sexo. Lo sabemos porque ellos mismos lo han contado. Aunque lo definitivo es que Rodri no aguanta más de tres o cuatro besos seguidos de Bea. Obsérvenlo con detenimiento. Antes del cuarto o quinto beso habla siempre, si es que no le aparta la cara.

No seré yo quien se meta en si Rodri reacciona o no a ciertos estímulos. Supongo que habrá tenido alguna trempera matinera (que decía La Trinca). Igual eso ha disimulado un poco la falta de pasión a ojos de Bea. Aunque ella tampoco es tonta y prefiere seguir engañada, en su esfera de ilusión, donde la relación entre los dos continúa fuera de la casa y se pinta un futuro de felicidad. Es la esfera del enamorado que no quiere ver la realidad. Porque sí creo que Bea lo está. Sin embargo, en Rodri solo veo desinterés. Bueno, también aprecio su interés, pero es por otra cosa. Y ahora debe pensar eso que dice la canción de Serrat: “harto ya de estar harto, ya me cansé”.

Rodri tiene asumido que no va a ganar este concurso. Su esfuerzo habrá servido para llegar a la recta final y, si acaso, para que Bea se lleve el premio. Su papel no ha sido grato. Concursante por sorpresa, al que no gustan las chonis y termina haciendo su camino al lado de una de ellas. Interesado, mueble o zapato (a elegir el sinónimo preferido), poco trabajador (por no decir vago) y escasamente comprometido. Así recordaré a Rodri. También por su dificultad manifiesta para mantener la verticalidad. Lo suyo es estar tumbado. Pero, sobre todo, cuando en un futuro piense en Rodri vendrá a mi cabeza ese concursante al que siempre incomodaron los besos.

Moleskine del gato

Superaron la prueba semanal, que tan esforzada pareció a algunos, lo cual es bastante sorprendente. Rodri, protagonista por sorpresa hoy de este escrito, decía ayer que había estado a punto de vomitar del esfuerzo. La falta de costumbre debe ser.

Entiendo que Alain huya de Meri cada día un poco más. Su incomodidad es manifiesta cada vez que ella se acerca. Lo puedo entender, pero no me cabe en la cabeza que después de meses en los que el único protagonismo se lo dio Meri ahora la venda de mala manera con tanta convicción y frecuencia. Me hago cargo de que se le haya agotado la paciencia. Meri es insufrible muchas veces, pero no puedo estar más de acuerdo con esto que dijo ayer: “Siento rabia de lo que está haciendo. Que vaya de pobrecito ante la gente y de bueno por la vida”. También lo entiendo.

Y dejo cartelera, con Rodri en ‘The boy’.