San Aritz imparte justicia y caridad

telecinco.es 22/10/2015 09:40

En este Gran Hermano cambiante y un poco desquiciado las alianzas cambian cada día. Si es víspera de gala el cambio es por minuto. No acabaría si cuento todo lo que pasó ayer. Que algunos sigan hablando de concursantes mueble denota una falta de atención llamativa. Observar a los menos activos es muy atractivo en algunas ocasiones. Me fascina Carolina, por ejemplo, con su capacidad de salir indemne de todo, haciendo nuevas alianzas a poco que ve hundirse las anteriores. ¿Mueble dicen? No inventen.

Desde hace días juegan unos concursantes con otros a ser el más pillo. El juego no resulta especialmente divertido para la audiencia, aunque sí para quienes lo plantean porque de paso roban comida de madrugada. Como está más de media casa implicada, poco o nada le pueden reprochar unos a otros. O eso al menos pensaba este gato ingenuo. Lo curioso es que ayer sí hubo reproches.

Casi me da un pasmo al ver a Marta y Nied reprochando a Sofía que no les hubiera contado lo del día que se hizo un sándwich con Suso, Amanda y Carolina. Resulta que la noche anterior vi a ellas dos con Aritz haciéndose unas tostadas con mermelada, y dedicándoselas a Suso. Más pasmoso todavía que fuera precisamente Aritz quien se convirtiera ayer en juez, ofendido por los asaltos a la despensa de los otros. Es como si sacamos a los delincuentes de las cárceles para impartir justicia.

Aritz es como Mortadelo, va cambiando de disfraz según conviene. Anoche vimos a Aritz con toga judicial, Aritz con trabuco justiciero, Aritz con casulla caritativa. A cada rato se presentaba como un Aritz distinto, a cuál más indiscutible para los demás. Impartió justicia cocinando un bizcocho solo para quienes él consideraba que lo merecían. Y luego se puso caritativo dejando que comieran también los demás. Como colofón a su perfecta actuación, fue al ‘confe’ disfrazado de pelota y dejó al súper su ración de bizcocho. Ya por la noche se puso el disfraz de siempre, tapado hasta la coronilla junto a Han, pareciendo lo que no es.

De pillo a pillo, Suso pretendió engañar a Aritz con lo de la puerta secreta del cuarto de baño. Sabiendo de su inquietud sobre esto, junto a Amanda, Sofía y Carolina, pusieron trocitos de queso, migas de pan y un poco de harina haciendo un caminito desde el salón hasta esa trampilla. Como si de garbancito se tratara, los restos de comida conducían a la puerta secreta, abonando las teorías conspirativas de Aritz y Nied sobre concursantes en otra casa que por las noches les quitan comida. La intención de Suso no era tanto burlarse de Aritz como enmascarar de esta forma los atracos nocturnos a la despensa. Ya sabemos que el único juego que él conoce está basado en la tradicional idea de que cuanto más bulto menos claridad.

Aritz terminó enterándose de la trampa de Suso y compañía. Si se entera Marta terminarán sabiéndolo todos. Vera también había estado con los autores de la broma, por lo que igualmente la conocía. Las sospechas recaían principalmente en él, que se delataba así: “Se lo he dicho al ‘súper’, he traicionado a unos, pero he ayudado a los míos”. Carolina se lo decía a Ivy, sin terminar de convencerla. A Carolina se le ha cruzado Vera, lo cual significa que los apoyos de este concursante van mermando acercándose a la nada. El de Nied es un falso apoyo, de esos que aparentan firmeza y se derrumban en cuanto uno se confía. A Ivy la perderá esta noche, si la audiencia no reacciona y termina expulsando al propio Vera. No le arriendo la ganancia. Su situación en la casa puede ser a partir de mañana todavía más delicada.

Sofía también pensó ayer que Vera había sido el que había contado de más, después de comprobar la insistencia de Nied y Marta en sonsacarle algo que ya sabían. La obcecación en que Sofía confesase que se había comido un sándwich de extranjis no se justifica. De forma que Nied se hace la gran ofendida porque Sofía lo niega, y porque no se lo contase a ellas igualmente de tapadillo. Lo mismo Marta, la supuesta gran amiga de Sofía. Pero ninguna de las dos le contó a Sofía que ellas y Aritz se habían hecho la noche anterior unas tostadas con mermelada. “Por la amistad que tienes con nosotros me ha dolido que no nos contases nada, y que nos lo niegues cuando te preguntamos”, decía Nied con una espectacular caradura. La misma que tuvo Aritz ofendido y justiciero, cuando casi a la vez que Sofía intentaba calmar a Marta se descubría todo el pastel en el jacuzzi.

De todos los que habían participado en la broma a Aritz, solamente Sofía guardó el secreto hasta el final. Fue la única leal a un pacto roto desde el principio por Vera, el más chismoso y desleal entre todos los habitantes de esa casa. Anoche Sofía le decía a Marta: “Confía en mí”. Luego se tumbaba a su lado e intentaba no perder su confianza. La besaba entre risas, contrastando con su alegría la tendencia natural de Marta al drama. Antes de eso, estando todavía Nied con ellas dos, Sofía les había dado una auténtica lección. No solamente una lección de concursante de Gran Hermano. También una auténtica lección de vida.

Estuvo de diez Sofía transmitiendo a sus dos compañeras la filosofía del carpe diem. Están ahí para divertirse, no para convertir la mayor tontería en un drama. Tempus fugit, el tiempo es breve y los tres meses de programa habrán pasado sin que lo puedan creer. La Sofía que parece estar de vuelta de todo me atrapa sin remisión. Valoro en ella que no tema resbalar. Es una equilibrista en la cuerda floja que anda siempre sin red y sin un arnés que amortigüe la caída. Discurre por este concurso a braga quitada, con menos miedo que vergüenza. Y ya es decir. No teme que la nominen, por lo que actúa libremente, sin esa pesada carga sobre sus hombros.

Miro alrededor de Sofía y no encuentro a nadie igual. Suso va como pollo sin cabeza, buscando un río revuelto donde pescar. Su concurso es radicalmente diferente, aunque Sofía piense que son tan parecidos. Lo de Suso es la continua lisonja, el permanente enjabonamiento, un halago sin fin, elogios por doquier, incienso para dar y coba para regalar. Empezando de nuevo la frase al llegar a regalar. Más lisonjas, y así hasta nuevas dádivas. El día y la noche. Igual que es Sofía respecto a las demás chicas. Ayer observaba a Sofía con Marta en el dormitorio, abiertas y sin tapujos. Al mismo tiempo, Nied y Marina en el salón, sinuosas y taimadas. ¡Menuda diferencia! Marina criticaba: “Están criticando todo el tiempo”. El criticón criticado. O critico que critican, y vuelta a empezar.

Que Sofía estuviera esforzándose por evitar el disgusto de Marta, esperando que confiase en ella de nuevo, hizo que ambas se perdieran la confesión del jacuzzi. Allí el resto de casa se ponía al día de los atracos a la despensa y las miguitas de garbancito. Pero no todo salió a la luz. Vera minimizó su participación diciendo que solo comió un trocito. Un trozo del pedazo de una brizna. Apenas trazas de comida, en realidad. Cuando Vera no va de “yo también” opta por el “yo tan solo un poco”, como pasó ayer. Y, sobre todo, Aritz y Nied no contaron lo suyo de la noche anterior. Tampoco dijo nada de ello Marta después. No solo eso, sino que Aritz resolvía en ese mismo momento. Su sentencia fue comunicada con celeridad, y sería ejecutada de inmediato. ¡Castigados sin postre!

Aritz haría un bizcocho de chocolate solo para los que no habían robado comida. Diré mejor, para los que él quiso presentar de ese modo. Como abogado de pleitos pobres puede que tuviera algo de éxito. Ahora bien, de convertirse en juez podría ser apartado de la carrera por prevaricador. Prevaricar es dictar sentencias injustas a sabiendas de que lo son. Y ayer Aritz decía resolver contra los que habían comido por la noche, pero se excluía a sí mismo. Y a Nied. Y a Marta. Incluso daba un injusto beneficio de la duda a Vera. En conclusión: Aritz hacía lo que le daba la real gana. Lo más grave no es eso, sino que los demás asumieran su sentencia sin rechistar.

Tampoco tengo claro si acatan lo que Aritz dice o sencillamente consideran papel mojado sus sentencias y pasan de su rol de justiciero. No es para menos. Robin Hood de pacotilla. Curro Jiménez sin patillas, pero con bigote y su perilla. Cuando le vi aparecer “de repente” hace días no pensé que diría nunca esto. Aritz es un espejismo, zen avinagrado, epulón falso. No me vale para lo mío, yo busco otra cosa en un concursante. Aunque lo peor de Aritz es que los demás curven la cerviz a su paso, como sumisos corderitos. ¿Qué digo corderos? ¡Ovejas de corral!, que diría Maite. Ellos le hacen malo. Porque como concursante me parece más atractivo el Aritz avinagrado que el santificado. Sus buenos momentos fueron cuando se opuso a alguien y encontró resistencia. Ahí se crece espectacularmente. Lo matan si todos le siguen la corriente.

Si anoche Suso le roba el bizcocho a Aritz, o se lo tira por encima de la valla del jardín, le perdono todo y hasta pongo medio maletín en su mano. La otra mitad aún tendría que ganársela. Lejos de eso se limitó a rezongar a media voz, protestando porque alguien comiera bizcocho sin merecerlo. Criaturita, ¡qué inocente es! Si conociera las trampas del justiciero. A su lado, Amanda le pedía que no dijera nada. Decía ayer @lm_bourne que "Amanda como concursante vale lo mismo que Juan y un poco menos que Itto". Concordo, que diría Fede (GH VIP). Su “cállate, por favor” la convierte en ese tipo de concursante contenido que reprime reacciones. Y esos son los peores.

Todo este sainete terminó anoche, antes de la bizcochada, con Sofía metiendo bulla a Vera. No dijo nada que no suscriba, pero tal como lo hizo le dio a Vera cancha para que le soltase alguna respuesta bastante efectiva. Me gustaría decir que ese combate quedó en empate, pero rara vez sucede tal cosa. Lo ganó a los puntos Vera, que sacó un carácter desconocido hasta ahora. Tampoco le vale de mucho, porque al rato ya estaba repartiendo fantas. No me gustó el combate. A Vera hay que ganarlo por knockout.

Mientras tanto, Marina cansada de intentar romper parejas ha ido sacando a casi todos lo que van a nominar. Ahora bien, cuando le preguntan a ella dice que duda entre cuatro. Aparte de eso, se opuso a que los ‘malos’ comieran bizcocho. Y ayer comenzó a enfriarse su relación con Amanda, que estuvo llorando por algo suyo que no vimos. ¿Y Carolina? ¡Ay, mi Carolina! Sin fantasmas mucho mejor, Carolina. Ella ahora se arrima a Suso y Amanda. Carlos va con ella, y mucho más si es expulsada Ivy. Una vez más, no la nominará casi nadie. Carolina es lo más.

El balance final de la desquiciante jornada de ayer es ese nuevo grupo, fusión de la familia y los del cuarto de baño. De otro lado están Nied, Vera, Marta, Marina y Aritz, aunque el justiciero puede volver a disfrazarse de lo que le pete en cualquier momento. Sofía y Han son satélites libres, aunque Han siempre termina orbitando alrededor de la cintura de Aritz. Mañana los grupos habrán cambiado. ¿Qué digo mañana? Igual ya son distintos.

Nominaciones desde la guarida

Vuelvo a nominar desde mi guarida. Lo hago en caliente, después de reprimir mis deseos de ir a Guadalix y prender fuego al bizcocho.

Nomino a Aritz porque no compro ninguno de sus disfraces. Menos aún las alitas celestiales que le asoman por la espalda.

Nomino a Nied por desleal y porque tiene auténtico terror a quedar nominada. No veo diferencia entre lo suyo de estos últimos días (particularmente ayer) y eso por lo que tanto crucificaron a Raquel.

Y nomino a Vera (si se salva) porque están fuera Maite, Muti, Raquel y Quique. Ahora toca escucharle decir una vez más: “Yo también”.

Moleskine del gato

Esta noche tenemos una fiesta, con Mercedes Milá al frente, como debe ser. Sospecho que se irá Ivy. Y en las nominaciones, el nuevo grupo en torno a Aritz tiene las de perder. Él no, seguirá siendo ese concursante modélico que encandila a la audiencia. Bastaría con dividir la pantalla en dos. A un lado con la travesura de las tostadas y al otro haciendo el bizcocho justiciero. Demoledor, oiga.