Tartufolandia

Desirée en el confesionario del loft

Analizar ‘realities’ es para el gato tan satisfactorio como formar parte de ellos para sus concursantes. El placer de ver frente al de ser visto.

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Estamos en Tartufolandia, señores. Y no solo en la casa de Guadalix, también aquí fuera. Habitamos todos el mismo reino de la impostura. No en vano, la obra de Molière se representó en un principio con el título de El impostor. Personas que se presentan ante el rey absolutista como lo que no son, con presupuestos morales muy distintos de lo que pretenden hacer ver. Así es la población de esta loca Tartufolandia, donde concursantes y espectadores coinciden en ocultar sus principios y a menudo censuramos aquello que nosotros mismos hacemos.

Los impostores salen de improviso, cuando menos te lo esperas, especialmente en zonas sombrías por aquello de evitar llamar la atención. Son como hongos (tartuffe es el nombre dado a la trufa u hongo escondido bajo tierra), reproduciéndose por esporas en el universo televisivo de Gran Hermano. “Rectificar la maldad de los hechos con la pureza de las intenciones”, dice Orgón, el hipócrita y torpe beato influenciado por el mediocre y ladino Tartufo. Muchos somos capaces de utilizar la presunta pureza de nuestras intenciones como la gran baza para presumir de una virtud de la que carecemos.

Lo más interesante es que es algo compartido entre los concursantes y nosotros, observadores de su realidad. Y a esta hora me preocupa casi más en nosotros. No entiendo, por ejemplo, el exceso de celo a la hora de analizar la reacción que ha provocado en algunos habitantes de la casa la impetuosa entrada de Desi. Mostramos nuestro escándalo porque en la casa digan que se parece a Falete y puedan hacer alguna burla sobre su físico. Supongo que estamos olvidando que al minuto de aparecer en las pantallas de nuestros televisores muchos dijimos eso mismo: “Mira, Falete”. Y mejor será no entrar en el ámbito íntimo de muchos corrillos privados, en nuestros hogares, institutos, universidades o lugares de trabajo, evitando escuchar las barbaridades que decimos privadamente.

¿Por qué este exceso de celo? Fundamentalmente por la definición sexual de Desi. También porque nos ha caído simpática, mérito absoluto de ella. Seamos serios, como dice en los debates televisivos Marhuenda (ese director de periódico que publica los supuestos milagros del nuevo Papa, lo cual hace pensar que poner su nombre y en la misma frase la palabra “serio” es todo un despropósito), parecemos más susceptibles a las bromas sobre el físico de un concursante en la medida que ese físico nos parece peor. Es así.

Parecidos razonables: Anabel

Es decir, si alguien se burla del físico de Anabel (híbrido entre Cristina López Schlichting y la cerdita Peggy) o de Lorena, habrá quien se ofenda porque resulta que son gorditas, lo cual debemos considerar más triste que otras características físicas. Por eso no nos ofende tanto que se metan con el físico de Miriam. Aún haré una división más precisa. Si Anabel nos termina cayendo mal, nos importará menos que alguien haga una burla sobre sus kilos de más. La importancia de la ofensa es directamente proporcional a lo simpático que nos esté cayendo el personaje.

No diré que algunos concursantes no experimenten un cierto rechazo hacia el diferente. Ahora bien, Desi no ha puesto mucho de su parte para recibir la mejor de las acogidas. Cuando alguien se incorpora a un grupo de gente le conviene entrar con discreción para ganarse poco a poco la confianza de todos y superar las reticencias iniciales, inevitables hacia el nuevo. Desi hizo todo lo contrario, nada más entrar faltó a Noe y no ha parado de mostrar su causticidad con muchos de sus nuevos compañeros.

No digo que lo haga intencionadamente, pero es mucho más fácil ser transexual y gordita para entrar como elefante en cacharrería, ofendiendo por doquier a sus nuevos compañeros, para luego quejarse de que la están rechazando por su condición sexual o por la singularidad de su físico. Desde aquí fuera podemos hacer comentarios maliciosos sobre Desi, pero cuando escuchamos esos mismos comentarios o similares a un concursante, simularemos escandalizarnos. De alguna manera estamos tapando nuestra maldad con una pretendida pureza de intenciones, como decía el personaje de Molière.

No es justo pretender que Desi pueda llamar tonta a Noe y decir que a Miriam le cabría un puño entero en la boca, saliendo impune y sin respuesta. Las reglas del juego han de ser iguales para todos, y no vale reír las gracias a unos mientras censuramos estrictamente a otros por lo mismo. De Susana ha dicho que tiene la cara “descompensá”, se ha metido con la nariz de Igor, ha llamado “maricón” a Iván. Entonces nos hemos reído, sin embargo, ahora nos hacemos los dignos cuando Igor habla de su papada. ¡Por favor!

Anoche mismo hacían una especie de ranking de los chicos o chicas más atractivos para cada uno, y le decía Desi a Igor: “Si te sirve de consuelo, tú no entras en mi lista, así que tranquilo”. En ese momento me pregunté: ¿Es justo poner el grito en el cielo si le contesta “tú tampoco eres mi tipo”? Eso estamos haciendo. Ya sabemos que en esta vida más vale caer en gracia que ser gracioso, pero si encima lo eres miel sobre hojuelas. No me parece bien que le perdonemos todo a Desi porque es graciosa. Mucho menos si no hacemos lo mismo con los demás.

Kristian criticaba ayer a Desi por las pullitas que le andaba soltando, lo cual le hace pensar que va a ir a por él. “Y yo iré a por ella”, decía amenazante. Aquí está lo que digo, normal que le respondan con la misma moneda. Parece que por ser graciosa, transexual y tener un físico singular tuviera patente de corso para meterse con todos sin que nadie pueda hacer lo mismo con ella. Acertaba Susana cuando la madrugada del lunes comparaba a Desi con Lorena, lo mismo que un poco antes decía Igor, aunque con un matiz más negativo: “Va a ser peor que Lorena, no creo que me vaya a llevar bien con ella”.

Recuerdo que por ser gorda, la estilista de uñas pensó que podía hacer burla sobre la boca de Miriam y recomendar un blanqueamiento dental a Igor, pero merecía censura que hicieran bromas comparándola con un Tiranosaurio Rex. Me da la impresión de que para muchos la ofensa sobre el físico es menos pasable en tanto en cuanto se considere que bastante tiene esa persona con tener tal físico. Si el físico es pasable, por así decirlo, no importa que se burlen. ¡Injusto!

A pesar de todo lo dicho, me gusta ver a Susana hablando con gran naturalidad sobre el proceso de cambio de sexo al que prevé someterse Desi. No todos van a mostrar el mismo interés por algo que se ha de tratar con tanta normalidad como hicieron ellas dos ayer. Tal vez en esto me esté dejando llevar por mi yo más Tartufo. Cuenta Desi que no ha llegado a hormonarse nunca, que el pecho lo tiene desde siempre, más si engorda y algo menos cuando adelgaza, y que está en manos del psicólogo de la sanidad pública que evalúa la oportunidad de someterse a esa operación. “Me preguntaron incluso si veía seres diminutos”, decía.

Esta conversación vino poco después de descubrir Susana y Argi, casi un día después de conocerla, su condición sexual. Ninguna de las dos se había imaginado que Desi no es una mujer completa. Ella misma se reía: “Pero no habéis visto que me afeito y todo”. Cuando Susana se lo contaba a Raki su respuesta fue: “Yo me olía algo”. ¿Perdona? No puede ser que haya tanta gente viviendo en otra dimensión. Los mundos de Raki se huelen que algo pasa con Desi. Más inocentes eran Argi y Susana, ajenas por completo a algo tan evidente.

Lo decía Igor después: “No he conocido ningún caso tan evidente. Es de las cosas más descaradas que he visto nunca. Tiene barba y manos de hombre”. En Tartufolandia vemos mal estas palabras de Igor, porque nosotros no comentamos nada parecido cuando la conocimos. Claro, claro. El simple hecho de que Desi no se haya planteado en ningún momento hacer aclaración alguna sobre su condición sexual ya es suficientemente indicativo de que no lo considera necesario.

Recordemos casos anteriores en Gran Hermano. Nicky (GH 6) jugó con distribuir la información a su antojo, provocando sorpresa en quienes lo iban descubriendo. Amor (GH 9) no dijo nada y tuvo que ser el megáfono quien diera la noticia (“Amor tiene rabo”). Lo de Hans (GH 11) no lo hubiera imaginado nadie. Sin embargo, solo un par de concursantes han tardado unas horas en conocer la realidad de Desi. El resto lo supieron desde el minuto uno, igual que la mayoría de nosotros, razón por la cual ni siquiera lo comentamos.

Por todo lo anterior, pediría que no seamos excesivamente susceptibles con algo natural, como es la transexualidad de Desi. Si criticamos o hacemos alguna broma sobre esta concursante no va a ser por nada relacionado con esa circunstancia, de la que me olvidé al instante de conocerla. Personalmente, me sigue haciendo gracia y creo que va a ser fantástica como dinamizadora (o dinamitadora) del grupo. Seamos un poco menos Tartufos en esto y dejemos la monserga de que la están acogiendo mal porque es un tío. No lo es y punto. Y entiendo perfectamente que no haya tenido la mejor de las acogidas, porque ha entrado dando cañita de la buena.

Si por todo lo dicho anteriormente me van a caer como panes, sospecho que más por lo siguiente. Intentaré ponerme hoy a cubierto, o tal vez me convenga el exilio interior durante unas horas. Entiendo la postura de Igor en su relación con Miriam. Es más, aplaudo la actitud que está tomando desde el pasado domingo. Hasta entonces pensé que se le estaba yendo de las manos, pero por fin le veo acertado.

Otras cosas me chirrían mucho en este concursante, que cada día parece más patán, rascando su huevada con gran afición casi todo el rato. Tampoco me gustan muchos de sus comentarios de machote entre los chicos, y con su detector de lágrimas (como dice @LeónidasGH) ha llegado a cansarme bastante. El Igor entre la muchachada me repele y el padre Igor, consolador impenitente, me hastía. Pero una cosa no tiene que ver con la otra.

El gran defecto de Igor en su relación con Miriam ha sido haberlo socializado, posiblemente arrastrado por una tendencia en esa casa a compartirlo todo. No es lo mismo compartir un gorro o una camiseta que contar lo que hace alguien debajo de las sábanas. Primero se lo dijo a Raki y el domingo hacía lo propio con Argi y Noe. “No me ha hecho una paja, pero me ha tocado”, explicaba a estas dos compañeras, que llegaron a intentar evitar conocer esa confesión. Contando una intimidad así Igor solamente consigue quedar como un canalla. Nada más que eso. Dado que presume siempre de tener gran seguridad en sí mismo, dudo mucho que necesite de nadie una confirmación a su impresión de estar siendo acosado, ni aprobación alguna a su decisión de cortar esta historia. Por eso no entiendo por qué lo cuenta.

Por lo demás, le puedo reprochar que haya tardado un poco en reaccionar, pero su actitud del domingo y la conversación de ayer tarde me parecen intachables. Con bromas y entre cosquillas le dijo claramente a la náufraga titánica que no quería dormir con ella porque se sentía acosado. Eso sí son bromas con fundamento y recado incluido. La manera de plantearlo me pareció perfecta. Tan directo y crudo como amable, compensando lo desagradable del fondo con el desenfado de las formas. En mi opinión salió de ese atolladero con suavidad y elegancia.

Aún le quedaba pendiente una conversación en serio y el momento llegó ayer. Reproduzco la excelente trascripción que hizo José Comas en el minutado: “Yo tengo muy claro lo que eres para mí y espero que sea para ti igual. Tú tienes tu vida fuera y no quiero que te confundas más. Me parece una equivocación, a no ser que sea algo que no puedas aguantar, hacérselo pasar mal a la gente que te quiere. Si lo hablo contigo todo el tiempo parece que le estás dando más importancia. Yo no tengo que rendirle cuentas a nadie. Te tengo aprecio de verdad y tengo que intentar decirte qué es lo mejor. He dejado las cosas bastante claras. Si se quiere dar más bombo a nivel de concurso sería divertido, pero sería una putada para ti o alteraría tu vida, te la cambiaría”.

Igor se ha dado cuenta de que es importante para Miriam, pero también que ella puede estar actuando en parte pensando en la repercusión que pueda estar teniendo su relación con Igor y sus beneficios de cara al concurso. Por eso le aclara que para el concurso les puede venir bien, pero no para su vida. Ya dije otro día de la semana pasada que Igor empezaba a ser muy claro con Miriam cuando no dejaba duda al decir que tendría un rollo con ella, pero no una relación de pareja. Ante cada petición de aclaración por parte de ella fue más y más categórico. Ahora le ha planteado algo que va un poco más allá. Tampoco le interesa tener un rollo, porque sería algo que alteraría su vida, refiriéndose claramente a los planes de boda de Miriam con Mai (o Mike, o como diablos sea).

Mientras todo esto sucede, Juan Carlos vegeta silencioso durante todo el día, despertando al anochecer para decir las siguientes palabras: “No me gusta que una mujer se tire pedos delante de mí. No puedo con eso”. Supongo que este quiere una princesita que no se tire pedos y, a ser posible, no haga pis. Para decir eso estaba mejor callado.

Moleskine del gato

Lo que me sale del bolo

Desde ayer está a la venta el libro Lo que me sale del bolo, que comparte título con el blog vecino de mi querida y admirada Mercedes Milá. No solo comparte título, sino que se trata de una recopilación de sus escritos en ese blog, lo cual convierte esa obra en una ocasión única de guardar un pedacito de tanto que nos ha ido dejando ahí Mercedes.

Supe que este libro existiría algún día cuando vi una impresión primorosamente encuadernada de todas las entradas del blog de los primeros meses. Benditos seguidores que hacen cosas así. Entonces me pareció un regalo precioso para la autora, lo mismo que me parece ahora este libro para todos los que hemos sido sus lectores desde hace cinco años. Cuenta siempre Mercedes que cuando Ana Bueno, nuestra jefa en esta web, le propuso hacer el blog ella pensó que no sabía escribir. No era cierto. Saber escribir es tener algo que decir. Decía Camilo José Cela que alegan haberse quedado sin palabras quienes están vacíos de pensamientos.

Estaba claro que Mercedes tenía mucho que decir, y así lo ha demostrado. Personalmente se lo he agradecido todo este tiempo, aunque nunca se lo haya confesado. He agradecido que se metiese en todo y con todo se comprometiese, sin tener inconveniente alguno en hacerlo. Me emociono cuando encuentro alguien dispuesto a hacer algo así y encuentra un medio que se lo permite. Las dos cosas me parecen fantásticas. Una auténtica suerte.

Las palabras en Internet se las lleva el viento, lo cual forma parte del encanto de este medio. Pero en el libro permanecerán siempre, como una muestra de que en estos años tuvimos la suerte de tener ahí a Mercedes. Y que dure mucho, querida. Que nos dure.