Tensiones por el reparto poco equitativo de la comida

telecinco.es 17/10/2017 09:12

Cuando hay poca comida repartirla a partes iguales es una necesidad. Cualquier abuso, por pequeño que sea, se convierte en una afrenta que ha de ser vengada. Esto sucedió ayer con la comida que ganaron el domingo renunciando a la barbacoa para el mejor en la prueba de baile y sus dos elegidos. Lola González dudó si otorgar ese privilegio a Javier o Daniel, decantándose finalmente por este último. Daniel debía elegir dos compañeros para disfrutar junto a él de la barbacoa que les habían mostrado y ya estaba preparada en el jardín. Eligió a Petra y Pilar, lo cual no estaba exento de polémica.

Tal vez hubiera sido más justo que Daniel eligiera a Javier, con quien se había disputado la decisión final. Si son destacados por su trabajo Javier y Daniel, parece lógico que este compense a su compañero compartiendo el premio con él. Sin embargo, Daniel se lleva a una de las tres personas que menos habían colaborado, según la coreógrafa. También lo hubiera merecido Mina, a la que todos habían reconocido su entrega y colaboración para intentar ganar la prueba. No obstante, nadie cuestionó la elección de Daniel. El premio era suyo, y suya la elección de los dos afortunados que le iban a acompañar.

El problema es que llegados al lugar donde les esperaba la barbacoa el ‘súper’ les planteó un complicado dilema. O disfrutaban ellos solos de esa opípara cena, sin que pudieran luego compartir lo sobrante con el resto de compañeros, o podían llevar acelgas, brócoli y arroz a la casa. No era una suculenta recompensa, pero al menos la iban a poder disfrutar todos. Con cierto esfuerzo, los tres decidieron unánimemente renunciar a la barbacoa y hacerse con las verduras y el arroz.

Ayer por la mañana se levantaron con la obligación de repartir la comida que habían ganado, además del pan suministrado por el programa. El pan es parte de la compra semanal, pero ahora que no tienen presupuesto para la compra les es regalado. Cuatro barras para los 17 habitantes que continúan en la casa no es precisamente un exceso. La necesidad de repartirlo todo viene de la negativa de Carlos a cocinar para todos. El cocinero cumplió con su advertencia de los días anteriores. Solo cocinaría para aquellos que expresaron su deseo de no hacer compra individual. Ayer Pilar era excepción a esto puesto que ella sí pretendía hacer compra separada, pero como fue una de las que renunció a la barbacoa compartió mesa y mantel con el grupo de afines a Carlos.

Si Carlos no iba a cocinar para todos se hacía necesario separar las acelgas, el brócoli y el arroz para que los demás se hicieran su comida. El pan siempre lo reparten, y ese reparto tiene siempre mucha miga, nunca mejor dicho. Rubén, Maico y Hugo fueron los últimos en levantarse. Cuando Rubén fue a comprobar el reparto pudo constatar que para ellos tres quedaban tan solo 100 gramos de arroz. Al parecer, el total era de un kilo con 30 gramos de arroz, que dividido entre 17 comensales sale a 60 gramos para cada uno, aproximadamente. Por tanto, para estos tres concursantes deberían quedar 180 gramos y no los 100 que les habían dejado. “Que se hubieran levantado antes”, decía Carlota. Pero ni ella ni nadie pueden sostener el argumento de que tengan ventaja alguna en el reparto los más madrugadores. Para Mina es cuestión del karma. Total, que el lío estaba armado.

El mosqueo de Rubén fue a más cuando comprobó que de pan les quedaba una ración minúscula, mucho menor que la de días anteriores. Nada había cambiado. Las mismas cuatro barras para el mismo número de personas. ¿Por qué menos pan para ellos entonces? Supongo que porque madrugaron poco. En realidad, la clave es que no se debe repartir nunca sin que estén todos presentes, mucho menos si se trata de un bien escaso. Se hubieran evitado los abusos esperando a que todos estuvieran levantados para hacer el reparto. A río revuelto, ganancia de pescadores, debieron pensar algunos. También cuadra aquí otra frase popular que bien podría ser base para una muy extendida filosofía: el que venga detrás que arree.

Este conflicto fue ayer aplazado hasta hoy mismo. Atentos a lo que suceda esta mañana, aunque solo tengan pan para repartir. Es de suponer que les faciliten algún otro alimento básico que complemente su dieta, pero solo el reparto del pan ya se me antoja polémico. Ayer Rubén advertía de que se iba a coger una barra entera para él. Tantas veces lo repitió que mucho me extrañaría no verle cumpliendo su plan. Por otro lado, José María planteaba una complicada disyuntiva. “Si no como nada y me tengo que morir no pasa nada”. Hombre, tanto como nada. La cosa planteada así es seria, aunque igual tampoco le íbamos a echar mucho de menos.

En realidad, José María está haciendo una especie de chantaje al grupo exagerando las posibles consecuencias de quedarse sin su barra y media de pan. Me da hasta pudor explicar esto porque me declaro incapaz de comprender por qué le están consintiendo a esta persona tener un privilegio tan exagerado con el pan. Por mucho que le guste, parece de todo punto disparatado que José María se quede con una barra y media de las cuatro o cuatro y media que facilitan al grupo. El resto (o sea, 16 personas) se han de repartir entonces 2 barras y media o 3. Si son barras de cuarto calculo que no llega ni a 40 gramos por persona, apenas 80 si las barras son de medio. Eso por persona, menos José María que se lleva casi 10 veces más.

La proporción de su privilegio no es pequeña. Diez partes frente a una de pan. Y se trata de un privilegio impuesto por él, que no ha sido contestado hasta ahora. Ayer repetía su amenaza de que hoy se apropiaría de su barra y media de nuevo, mientras que Rubén avisaba de que él se llevaría una barra para él solo. Hugo también dijo que cogería una barra entera. Si mis cálculos no me fallan solo queda media para el resto del grupo. Ya dije que el lío estaba armado si todos hacen lo que dicen. Frente a Rubén se mostró inflexible José María. No fue igual cuando tuvo delante a Hugo, cuya presencia parece impresionar a algunos. Entonces ya quería someterlo a votación.

José María lo expresaba así: “Cuando estén las 4 barras y media voy a juntar a los 17 que somos y voy a preguntar si veis normal que yo me coja una barra y media de pan y vosotros 3. Votaréis y si hay más gente que quiere todo el pan cogeré y en lugar de mi barra y media racionaremos y comeré lo que tenga que comer. Si no como nada y me tengo que morir no pasa nada. Yo he entrado al concurso sabiendo lo que como, ¿sabes?”. No es que plantee el desenlace fatal varias veces, sino que he repetido su amenaza. Debe ser porque las palabras de José María llevan desde anoche machacando mi cerebro. El que va a morir soy yo, pero de una embolia al no ser capaz de comprender lo de este concursante.

Ni siquiera por votación le consentiría yo que me chulease mi pan. Racionar un bien común en partes lo más iguales posible no es negociable. Ninguna votación que no sea unánime puede dejar a un solo concursante sin la parte igualitaria que le corresponde. José María habla de mayoría y ojalá que esa mayoría rechace su propuesta. Pero como esto no se puede resolver con mayorías se me antoja necesario que Rubén y Hugo cumplan su promesa de llevarse una barra porque sí. Con el mismo argumento sostenido por José María y por el que ayer Rubén se quedó con una rebanada minúscula frente a la barra y media del señorito. “Mañana me voy a comer una barra de pan entera. Y si me queréis dar 200 puntos me los como también”, decía anoche Hugo, y yo espero verlo.

No vale que José María ceda al grupo la mitad de su verdura o arroz. Como ya he comentado, tampoco llegó ese sobrante a todos, pero es que ni siquiera es esa la cuestión. Pilar le animaba a coger 2 barras en lugar de la barra y media. Laura, por su parte, le sugería que plantease lo de comer menos cantidad de otros alimentos. Le están empujando a un precipicio. Pilar y Laura estaban juntas dando ánimos a José María, empujándole al camino del calvario que puede suponer mañana la venganza de otros, celosos de su privilegio. Llama la atención ver juntas a estas dos concursantes después de enfrentarse la noche anterior. Tiene explicación.

“Quiero deciros oficialmente que Pilar y yo hemos resuelto nuestras diferencias”, decía anoche Laura. Sospecho que esta concursante haría cualquier cosa para evitar salir nominada. Ignoro si valdrán para algo sus esfuerzos ímprobos de ayer con Pilar y el altavoz que le puso a su reconciliación para conocimiento de todos. Por intentarlo que no quede. A Petra le advirtió: “Cuidado que aquí hay mucho jugador”. ¿Perdona? La misma que justificó en su blog el acercamiento al grupo enemigo con un clarísimo: “Vamos a jugar”. Habrá mucho jugador, pero ella es la primera. Y si eso que escribió era falso no es jugadora sino mentirosa. O las dos cosas, más bien.

La incoherencia de Laura se pone de manifiesto continuamente. Cuando Hugo dio como razón de su nominación a Cristian los comentarios suyos que no le habían gustado fue acusado de haber aprovechado el momento en lugar de hablarlo personalmente con él. Pues bien, resulta que el domingo Laura le iba a Carlos con el chisme de lo dicho por Juan, en lugar de hablarlo antes con el de la media en la cabeza. ¿Por qué unos deberían hablar las cosas antes y ella no? También pudo decirle a Juan que le dijera eso que pensaba directamente a Carlos. O, mejor aún, tal vez debió avisar a Carlos de que otros hablaban de su “autoritarismo” (que en realidad era “totalitarismo”) justo después de que ella misma criticase su “egoísmo” y su “yoísmo”. Carlos va a alucinar muchísimo cuando vea que Juan y Laura coincidían en su crítica y luego esta fue a él con el cuento, para terminar señalando a Juan. Con esta persona hizo las paces ayer Pilar. ¿Alguien lo comprende?

El caso es que en esta edición no se hacen la pelota los miércoles ante la cercanía de las nominaciones, como se ha observado en ocasiones anteriores. Estos comienzan los lunes. Diría que alguno ya se pone a la obra el viernes, y va incrementando la intensidad de su peloteo según avanza la semana. Toda una semana de arrastrarse y pasear la lengua por traseros ajenos. ¡Virgen santa! Menudo cansancio.

Parecidos razonables

Abro hoy sección de parecidos razonables con nuestro chef Carlos y uno de los protagonistas de la serie Yo soy Bea, que ayer se reestrenó en Divinity. El parecido del concursante con Miguel Hermoso (el malvado Diego de la Vega en la serie) es notable. ¿Que no? Se admiten sugerencias para futuros parecidos razonables.

Moleskine del gato

Decía el otro día Pilar que tiene ventaja por lo suyo. Daniel lo adivinaba. “¿Por gordi?”, preguntó, a lo que ella asentía. También piensa Pilar que Laura puede tener una ventaja “por su cambio”. Y yo repaso la lista de ganadores de Gran Hermano sin encontrar paralelismos con estas dos concursantes. Igual la ventaja no es para ganar. ¿Quién sabe?

Gabaldón ya dice “quilombo”, Rubén “boludo” y Maico “stop”. Hugo los está empezando a abducir. Al final se hacen todos uruguayos.

Lo de Juan durmiendo con la media en la cabeza me parece tan fuerte como lo de Miguel (Gran Hermano 17) durmiendo con la peluca puesta. Como decía el otro día @LaGatitaCazza, no sería descartable que Juan quemase todas sus medias una madrugada en el jardín al grito de “por fin soy libre”. Sería un momento autorreferente y emocionante. Bueno, emocionante no.

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