No todas las bromas son iguales

telecinco.es 25/11/2014 08:29

La broma de los polvos mágicos de harina del pasado sábado tras el saqueo de la cocina no gustó a nadie, aunque cada uno se molestó por una cosa distinta. Fran, por ejemplo, aceptó de buen grado lo de la harina, pero cuando descubrió que habían tocado el jamón montó en cólera, su caballo favorito. Como si el jamón fuera suyo. O algo. Son tan contenidos estos concursantes que les regala un jamón el programa y no solo nombran un administrador, único responsable del jamón, sino que lo están haciendo durar una eternidad. Recuerdo jamones en este programa que no han pasado de la primera noche. No exagero ni un poquito. Puedo asegurar que esto es cierto. Siendo los que son, no sería de extrañar que hubieran terminado ya el jamón.

Sin embargo, ahí anda el jamón, contemplado por todos como una vaca sagrada que no pueden tocar si no está el cortador de jamón oficial. Sería necesario que alguien se opusiera a seguir poniendo normas estrictas todo el rato. A falta de ello, bueno es que de vez en cuando se relajen un poco y le metan el cuchillo de mala manera al jamón. Deberían haber repetido anoche la jugada, a ver si Fran termina de darse cuenta de dónde está. Lo que le molesta a Fran no es que se coman el jamón sino que lo hagan fuera de su control. Se equivocaron quienes vieron a este concursante como un padre. Su actitud es más bien de capataz con ínfulas.

Ya vimos que a Hugo y Azahara no les había hecho ni pizca de gracia lo de la harina, y eso que ella se salvó precisamente porque temían su reacción. Lo que no podíamos prever es que los primos se lo iban a tomar tan mal. Juanma también quedó exento de broma, pero les acusa de haberle despertado. Oh, qué gran pecado. Han despertado al señorito y resulta que estaba nervioso, preocupado por su estrés. No me extraña que la tensión le salga por el lado más inesperado a este primo, el más contenido de todos, tan pausado y reflexivo que aburre hasta al aburrimiento. Desde Mirentxu (GH 10) no había visto nada igual. Un concursante que se ofende porque otros le despiertan haciendo bromas y pasándoselo bien. ¡Qué ofensa!

Pero, ¿dónde se cree Juanma que está? Si necesita una cura relajante más le vale que se marche y busque un convento de clausura, a ser posible de monjes que hayan hecho voto de silencio y así dejará de repetir las frases dos y tres veces. Sin poder hablar solo repetirá el silencio hasta el infinito. Mientras no tome tan sabia decisión seguirá en la casa de Gran Hermano. Juanma no es que quiera convertir esa casa en una granja escuela, como decía Omar, sino que su modelo es más bien el de un cementerio. Su primo chico, como le llaman Yoli y Alejandra, tampoco le va mucho a la zaga. Son los dos la alegría de la huerta, la juerga padre. ¿Dónde quedaron los primos cachondos del vídeo de presentación? Luego dicen que Azahara no es la misma fuera que ahí dentro. Pues no parece que sea la única.

El domingo quisieron devolverles la broma a los del saqueo. Estaban molestos por lo de la harina y tenían que vengarse. Porque claro, la broma de la harina es de lo más ofensivo. ¡Qué barbaridad! De todas las cosas que se les ocurrieron es lo más inofensivo. Broma más blanca (tenía que decirlo) e inocente no existe. Pero ellos son así, y Hugo cambió la sal por azúcar en un salero, contando con la complicidad de Jonathan. Les pusieron el dulce salero a las primas, que lo usaron en sus macarrones. Hombre, la broma tampoco era muy pesada, más lo hubiera sido al contrario. La pasta dulce puede hasta estar buena, pero un café con sal hay que tirarlo. O eso o estás suficientemente borracho para usarlo como antídoto.

¿Cuál es la diferencia en una broma y otra? No todas las bromas son iguales. No solamente porque unas pueden ser más pesadas que otras, también pueden ser más graciosas o menos. Pero estas no son las diferencias importantes. En realidad, la clave está en si quienes están gastando la broma lo hacen divirtiéndose o como una triste venganza sin apenas sonreír, ni siquiera ante los resultados de la broma. El cuarteto de la madrugada del sábado se lo pasaron de miedo y nos lo hicieron pasar bien a quienes estábamos pendientes de sus fechorías. Se reían tanto que nada más entrar al dormitorio ya alertaron de sus intenciones. Juanma no se despertó al sentir la harina cayendo sobre su barba, sencillamente porque ni siquiera mancharon su almohada. Le despertaron las risas de Yoli, Luis y compañía.

En el almuerzo del domingo, Hugo presenciaba la reacción de Yoli y Alejandra sin que se dibujara ni una maldita sonrisa en su boca. No estaba gastando una broma, más bien quería hacer una putadita y la hizo. Esa es la gran diferencia, lo que separa broma de venganza. Apenas una risas que lo justifican todo. Si Juanma se tomase la vida con más alegría igual no le dejaría huella el estrés. Sonreír es curativo. No se trata de ir por la vida como un bobo riendo todo el rato. Basta con tomarse las cosas con otro humor. Este es un ejemplo perfecto de eso que tanto ofende a algunos. La queja porque no se esté valorando igual el mismo acto dependiendo de quién venga suele obviar que los juicios no están solo en función del protagonista, sino de otros condicionantes. No es lo mismo gastar una broma para divertirse que como una venganza mezquina. Ahí está la diferencia.

La venganza no terminó el domingo sino que anoche volvieron a la carga. Tanto ofenderse por el gasto insignificante de harina y un pequeño atracón de jamón, que tampoco fue para tanto, y anoche no les importaba gastar huevos y tomates. Calculo que usaron más de una docena de huevos para consumar su venganza final. Fran era en este caso uno de los cabecillas. “¡El jamón es de todos!”, clamaba el día anterior, y ahí estaba gastando huevos porque sí. Lo bueno fue cuando decía: “Es una falta de respeto”, y con todo su rostro de acero le respondía Luis: “Tienes razón”. Eso sí, no pudo reprimir una sonrisa reveladora. Estas cosas son las que más me gustan de Luis.

La broma nocturna de ayer enfrentó a Azahara con Paula. Y es que Azahara está ahora reclamando el protagonismo que no ha tenido en los dos meses largos de encierro. Ayer se enfadó varias veces, aunque lo que más parece haberle molestado es que la llamen abuela o bromeen sobre su proverbial sosería. Alejandra tiene mucho que ver en esto puesto que lleva días que ante la presencia o cercanía de Azahara aprovecha para recalcar lo graciosas que son su prima y ella frente a otros que son unos sosos aburridos. Es evidente que Azahara ha captado el mensaje.

Lo de Paula se le pasó enseguida, entre otras cosas porque apareció Fran y le pidió que hicieran las paces con un beso. Yo creo que con tal de no escuchar a Fran le hicieron caso y acabaron con eso. A Paula le había molestado que Azahara la acusase en tono de broma de haberse cambiado de bando, algo que no iba muy desencaminado porque la hawaiana andaba molesta porque Luis estaba planeando algo con las primas y no habían contado con ella. Paula está desde hace un par de días más guerrera que nunca, también un poco más insoportable. Ayer llegó a contar a los primos que no iba a dormir con Luis porque no le gusta que le ponga cara de asco cuando está con ella. Se acostó luego en la cama de Alfredo, cumpliendo su amenaza. Creo que pasan tanto tiempo juntos que se están saturando el uno al otro. Veremos si se les pasa o terminan finalmente deshermanados.

La otra discusión de Azahara ayer fue con Juanma. El tema me recordó cierta bronca entre Dayron y Sarita de Lucas (GH 7) con la que empezó a forjarse la alianza entre el cubano y Pepe Herrero. Entonces también hablaban de calzado y discotecas, como ayer. Azahara cuenta, sin que nadie le obligase a ello, que en el local de Marbella donde trabaja no dejan a los chicos entrar con chancletas, sandalias, pantalón corto o bermudas. “Sin embargo, las chicas pueden ir como quieran”, añadía. Y ahí estuvo su error. No se puede contar algo y luego quejarse de que los demás hagan comentarios sobre ello. Si no quería que eso sucediera debió haber evitado hablar de lo que hacen o dejan de hacer en su trabajo.

Paula decía que no le parecía bien, y Juanma lo calificó de discriminación. Objetivamente lo es, otra cosa es que un local privado se reserve el derecho de admisión y ponga los criterios que considere oportunos. Pero está claro que si las normas son distintas para chicos y chicas hay una discriminación clara. Azahara defiende la postura de su empresa y aclara que nunca dirá nada en contra del sitio donde trabaja. Nadie le había pedido tal cosa. E insisto, no hubieran comentado ese hecho si ella no lo cuenta. El error de Azahara fue darle tanta importancia a la opinión de sus compañeros. Aparte de que la opinión es libre, si ella lo deja ahí habría quedado en una conversación más. Dado que lo consideró tan ofensivo aquí anda este gato comentando la jugada. Fue Azahara la que dio eco innecesariamente a la discriminación de la discoteca en cuestión.

Tanta importancia le dio que fue con la murga a Juanma, que se había retirado al momento de la conversación y estaba en el dormitorio. Le reprochó que dijera lo de la discriminación, porque es su lugar de trabajo y nunca va a hablar mal de ellos. Juanma da una vez más muestra de su paciencia, cuyo único límite está en una broma inocente que divirtió a cuatro personas en esa casa. Si hubiera tenido tanta tolerancia con la broma como paciencia demuestra tener con la señorita ‘magobio’ otro gallo cantaría. Juanma rectificó al instante. Le dijo que veía normal que no dijera nada negativo del sitio que le da de comer y cambió el término “discriminación” por “elitista”. Ese local digamos que es elitista (elitista y discriminatorio, diría yo) y tiene unas normas para entrar más estrictas y tal, improvisaba Juanma como respuesta. Todo ello repetido dos o tres veces, como suele, ¿sabes? como suele, repetido todo, Azi, repetido todo.

Azahara ‘magobio’ volvió a la cocina y allí volvió a encontrar a Paula, y le siguió dando el tostón con su tema del trabajo, las malditas chanclas y su perfectísima madre. La malagueña no es que sea sosa, y aburrida, y un poco abuela. No, esa no es la cuestión. Lo que sucede es que es una egocéntrica de mucho cuidado. Es ‘yoísta’ en grado superlativo. Sus agobios son por ella misma. Creo que lo acabo de entender: no se soporta a sí misma.

El primo chico también tuvo su platanito (es decir, una pequeña bronca) con Yoli. Lo bueno de estos dos es que la discusión más enconada sabemos que terminará con ‘Yolapa’ encamada con Jonathan, poniéndole la pierna encima y se acabaron los problemas. En un primer momento me pareció que el enfado de Yoli era mayor que el de otras veces, pero ya vi después de que nada de nada. Razones tenía para tomárselo mal, pero su dignidad está en paradero desconocido desde hace semanas. Ni con una orden a Interpol sería posible restituir a Yoli lo perdido.

Hablaba Yoli de que ella estaría dos o tres meses más en esa casa si hiciera falta. Jonathan no coincide con ella y tanto entusiasmo. Es más, llega a decir que en caso de durar tanto abandonaría. Yoli le presiona entonces para que diga lo que a ella le interesa, y eso no es otra cosa que echaría de menos a la gente si abandona o si es ella la expulsada de esta semana. La respuesta de Jonathan no es ni mínimamente amable. En lugar de decir que sí, solo fuera por no quedar como un antipático, contestó que no lo sabe. “Igual no”, añadió con gran delicadeza.

Con decir que sí le hubiera bastado, eso por no buscar la mejor de las respuestas que probablemente hubiera sido decir que echará a todos de menos, especialmente a ella. Pues nada de eso. Normal que ella se molestase. “Eres un falso y llevas aquí dos meses marcándote un papelón”, le dijo Yoli. Bueno, por ese camino Yoli y yo podemos empezar a entendernos. Más o menos es lo que yo pienso. También que el primo la lleva todo ese tiempo utilizando convencido de que le viene bien para lo suyo mantener esa tensión sexual no resuelta. Una tensión más bien de preescolar, pero es lo que hay, amigos. El día que salga, Yoli pensará que ha tirado su concurso por la borda. La culpa no es de Jonathan. No solo, al menos. Ella lo ha tenido en sus manos y no ha sabido mantener un convencimiento sobre Jonathan. Debería repetir para su interior cinco mil veces sus propias palabras: Jonathan es un falso que lleva dos meses marcándose un papelón. Y así hasta no tener ninguna duda.

Moleskine del gato

Fran acusa al grupo de desidia en las pruebas, pero luego no se levanta al tiempo que todos cuando suena la música y deben concentrarse todos en el pabellón de pruebas para el primer ensayo del día. Y eso que su papel es de mánager, más o menos consistente en tocarse la papada un buen rato. ¡Papeles, señores!

No le falta razón a Paula, aunque parece que nadie le hace caso. El reglamento de la prueba no dice nada de cambiar los pasos, ya sea por capricho de los monitores o para adaptarlo a lo que Azahara considera que es capaz de hacer. Si el día que les comuniquen la resolución es prueba no superada y les explican que no podían cambiar las coreografías, se acordarán todos de Paula y lamentarán no haberle hecho un poco de caso.

Y dejo cartelera con Yoli y Alejandra como ‘Chicas malas’. No será para tanto, digo yo. Y ya no estoy.