Tony hace caso a su madre y se hace bromista de repente

telecinco.es 06/11/2018 09:14

En menos que canta un gallo Tony ha pasado de ser el chico serio y responsable que hemos conocido, diría incluso que un poco aburrido, a un bromista impenitente. Cada impulso del exterior les condiciona. Tony recibió anoche la breve visita de su madre y no tardó en aplicar sus recetas. Le recomendó que hiciera más bromas, porque ella lo creía más bromista. Salir de ese encuentro y envolver la cabeza de Ángel con papel film fue todo uno. El resto de consejos le va a costar más descifrarlos.

Le dijo a Tony su madre que no se fiase de nadie, abonando la teoría de Belén Esteban. Incluso recurrió a otro de los clásicos de Gran Hermano que enumeré en mi escrito de ayer, aquella frase de “Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos”. Dado que tienen ese privilegio, los familiares deberían plantearse decir las cosas a las claras. Entre las señales indescifrables de los visitantes y las contradictorias voces del megáfono del exterior se están haciendo un lío importante. Deberían dejarse de jeroglíficos. Las claves o el repetitivo “Miriam ganadora” ya no valen de nada.

A Aurah podrían contarle que Suso dijo que la quería solo para el sexo y fuera no tendría nada con ella. O que deje de comer, ¡por todos los santos! A Asraf que deje de dar vueltas como una veleta porque marea. O al Koala que no diga más “cholita” y se comporte como un adulto porque está en una regresión hacia la adolescencia desconcertante. Sospecho que la madre de Tony quiso decirle que Miriam y el Koala no son demonios y que Suso no es de fiar, pero esta es una interpretación absolutamente subjetiva propia de un gato resabiado.

Tal vez debió Tony esperar un poco para convertirse en el bromista que no habíamos visto hasta ahora. Hacerse bromista de repente y justo instantes más tarde de que su madre se lo dijera hace pensar que igual está un poco condicionado. Tony es un buen chico que está haciendo un concurso bastante decente, pero verle actuar teledirigido por las señales que recibe del exterior no le ayuda mucho. El gran mérito demostrado por Tony hasta ahora ha sido saber domeñar a Ángel. El cómico es muy fácil de tratar una vez que se coge el tranquillo. Tony lo ha pillado muy bien, sabiendo cómo tratarlo, lo cual no parece tan complicado.

Me agrada ver a Tony y Ángel juntos, su buena relación es una de las razones por las que sentiré la expulsión de Ángel. No quiero que se rompa la pareja este jueves, aunque lo veo bastante inevitable. Ángel ha sido condenado por un juicio sumarísimo en el que no se ha tenido en cuenta la torpeza de quienes no han sabido pillarle el punto, como ha hecho Tony. La salida de Ángel supondrá que la casa se convierta en algo mucho más gris y aburrido. También perderemos un provocador, dicho en el mejor de los sentidos. Alguien que ha sabido agitar el avispero, forzando situaciones a veces incontrolables, pero enormemente interesantes.

Cuando Ángel monta su performance hace un par de semanas comete varios errores, principalmente que se le vaya de las manos al final y termine reaccionando de forma extemporánea cuando Asraf le llama “racista”. También falla en algunas expresiones inadecuadas o malsonantes. Para mí tengo que cuando manda a Miriam a Perú no está haciendo más que mandarla a la mierda, aunque puede subyacer lo que muchos han pensado al respecto. Ángel es exceso y eso es genial para un reality. No se le puede pedir más, sino todo lo contrario. Pero ese equilibrio se me antoja complicado. Ser excesivo y moderado a la vez seguramente conduce a la locura.

Otro gran error de Ángel ha sido encadenarse a la cocina. Deberían advertirlo en un cartel a la entrada de la casa, o ponerlo en el contrato. Es un error muy repetido en la historia del programa. Entiendo a Mónica cuando habla de la dictadura en la cocina. Su ego desmedido ha llevado a Ángel a no tolerar la más mínima discrepancia. Ayer no quiso seguir opinando de la compra en cuanto encontró una opinión diferente a la suya sobre la cantidad de huevos que debían comprar. Probablemente esté equivocado en que comer dos huevos diarios no es sano, pero no en que es un disparate para una economía de guerra tras no haber superado una prueba.

También agita el avispero, como hace casi todo el rato, cuando saca al huerto la olla de arroz de Miriam y dice que está podrido. Puede que lograse la reacción esperada en su compañera, pero al coste de volver a dar imagen de poco tolerante y de no aceptar sus propios errores. El arroz había sido cocinado la noche anterior. Sin embargo, sus lentejas llevaban ya varios días y es mucho más probable que no estuvieran en buen estado. Es una cuestión de autoridad moral. El chef Ángel solo ve errores en los demás, pero es incapaz de asumir los propios, lo cual me recuerda a una historia real sucedida en una empresa que termina con un interesante diálogo entre su supervisor y el jefe de almacén.

En el yacimiento de una importante empresa cementera solo se podía repostar combustible para los coches entre la una y la una y media de la tarde por orden del supervisor de la mina. El mismo empleado encargado del suministro de gasolina hacía otras cosas después, por lo que si se prolongaba el periodo impuesto le restaba tiempo para esas labores, lo cual sucedía con frecuencia. Algunos ingenieros, ocupados con su trabajo, acudían tarde a repostar, lo cual provocó las quejas del jefe de almacén, aunque al mismo tiempo este había sido acusado de ser demasiado condescendiente. La situación provocó un estricto memorando del supervisor donde se advertía de la necesidad de respetar los horarios.

Días después de distribuir el memorando el supervisor acudía tarde a repostar y el jefe de almacén no se negaba a suministrárselo, momento en que entablaron la interesante conversación de la que hablaba antes. El supervisor preguntó cómo iba todo y si su memorando había funcionado. Sin mucha convicción respondía afirmativamente el jefe de almacén. Ante su escasa contundencia insistía el supervisor: “No me digas que hay gente que sigue incumpliendo los horarios”, a lo que el encargado respondía: “No, doctor, a veces algún ingeniero se retrasa un poco, pero eso no es un problema”. Esto le contrarió porque no entendía que no supusiera un problema para él. “Así no vamos a llegar nunca a cumplir con el proceso de certificación de calidad. Usted es el que tiene que ayudar a la compañía a ser mejor”, respondió. El resto del diálogo no tiene desperdicio:

—¡Mándeme la lista de quiénes son los incumplidos! ¡Pero ya mismo! ¡La espero hoy!

—No, doctor, la lista es de uno solo. No vale la pena...

—Mándemela de todos modos. O mejor, dígame ya quién es el que está incumpliendo el memorando. ¿Quién es?

—¡Es usted, doctor Escobar! (respondía ruborizado y sin mirar la cara del supervisor).

La autoridad moral es exigible en un líder. ¿Cuántos jefes creen que solo deben mandar, pero no cumplir? Ángel debería aceptar que también se equivoca. Tanto él como Miriam podrían aprender mutuamente secretos de cocina. En lugar de dar por podrido un arroz porque huele a ajo podría haberse interesado por saber cómo es la receta peruana de su compañera y probar a hacerla o adaptarla a su idiosincrasia. La cocina es fusión, intercambio y creatividad. Tristemente, para Ángel lo suyo es válido y despreciable lo de otros. Al menos si son miembros de otro grupo, siguiendo la teoría de los clanes y el tribalismo que expuse hace unos días.

Lo de los grupos se complica por momentos, como mínimo si hacemos caso a las nuevas teorías de Tony. Mucho han criticado al Koala por teorizar al respecto, pero ahora se apunta al carro cualquiera. Según Tony hay ya cuatro grupos en la casa. A saber. Uno está formado por él mismo, Ángel y Makoke, su otra madre. Un segundo grupo sería el de la no pareja Aurah y Suso. Tercero, y más evidente, es el de Miriam y el Koala. Finalmente, mete en un cuarto grupo a Mónica y Asraf. Supongo que este último es porque ayer estaban esposados, aunque los vi soltarse durante largos ratos durante el día. La salida de Verdeliss ha desordenado todo. A ver cómo montan ahora ese Tetris de concursantes.

Debería cuidarse Tony de con quién comparte sus teorías de grupos. El Koala ha llegado a la conclusión de que su fallo fue compartirlo con todos en lugar de solo con sus más cercanos. En todo caso, hacen lo que critican, como suele ser habitual. Al Koala le acusan de haber formado los grupos, otorgándole un poder inmenso. Se limitó a enunciarlos según su buen saber y entender. Ahora otros hacen lo mismo y no pasará nada. Algo similar ha sucedido en la cocina. Cuando Mónica propuso que cada uno se cocinara lo suyo nadie estuvo de acuerdo. Es, precisamente, lo que están haciendo ahora por un lado Miriam y el Koala, Aurah por otro.

Es un despropósito lo de que cocinen por separado, aunque consecuencia de que Ángel no ceda su sitio. El líder Tony repartía ayer tareas y lo dejaba todo como estaba, lo cual hizo en una reunión más breve de lo habitual. Cuando no esté Ángel eso puede ser un caos total y posiblemente sea peor el remedio que la enfermedad. Independientemente de quién cocine y cómo se organicen, deberían estar obligados a comer todos juntos. Al igual que ha sucedido en otras ediciones, VIP o no, las reglas de la casa deberían especificar con claridad que deben juntarse todos a la hora del almuerzo y la cena, dejando libertad el resto del tiempo. Apañados estarían si tienen que esperar a Suso y Aurah para desayunar.

La no pareja sigue mareando con sus idas y venidas. Ya ni siquiera coinciden con el ritmo de los programas de prime time, tal vez porque se han dado cuenta de que hay programa cada noche. Esa podría ser una de las razones por las cuales han desquiciado tanto su ritmo de rupturas y reconciliaciones. Ayer hablaba Suso con Mónica y no entendía, o no quería entender, las indirectas directísimas de esta. “Hace tiempo que no sigo vuestra relación porque me da mucha pereza”, decía Mónica. En esto me identifico con ella absolutamente.

Suso se sobra y dice: “Seguro que a mí se me está viendo más que a ella”. Con estas cosas solo demuestra que todo lo hace por destacar en el programa, aunque en eso no creo que se diferencie nada de Aurah. Mónica seguía lanzando invectivas sin que Suso se diera por aludido: “Juntos me resultáis cansinos”. Para mí tengo que Mónica no soporta que ningún hombre a su alrededor tenga una relación con otra mujer. Pero esto son teorías mías que tampoco recomiendo tener muy en cuenta.

Cansinos son un rato, pero porque nada parece real entre ellos. La conversación de besugos con la que se reconciliaban anoche es otra muestra más de algo en cierto aspecto apreciable. Hasta ahora he defendido siempre que en Gran Hermano no se puede mantener un papel todo el rato. Es como aquello que decía Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Creí que nadie sería capaz de fingir una relación durante semanas como estrategia de concurso, pero tengo el convencimiento de que Suso y Aurah lo están haciendo. Eso sí, no nos engañan a todos.

El gato responde

Ayer tuvo gran repercusión lo que dije sobre Miriam y el Koala respecto a la imagen de reventados que están dando. Reconozco que la inmensa mayoría de comentarios mostraban su discrepancia y disconformidad con mi comentario. Ni siquiera dije que estuvieran reventados, sino que su actitud podía hacer que así se les viera. Sintiéndolo mucho, lo sigo pensando. Entiendo su tentación de tomarse revancha. Es algo tan tentador como poco recomendable porque el rol de ambos está ya muy definido para cambiar ahora.

No es porque no me agrade ver la chulería del Koala cuando después de escucharse “Miriam ganadora” pregunta Makoke qué han dicho y responde: “Que le van a meter 100.000 euros en la cuenta a Miriam”. Prefiero mil veces esto a la hipocresía de Miriam cuando dice que deberían ir a gritar cosas bonitas a todos. Cuentos chinos no, por favor.

Moleskine del gato

Esta noche se salvan dos de los nominados y la cosa quedará, una vez más, en un duelo. Apuesto a que se quedan en el banquillo de nominados Asraf y Ángel. Quizá sea la ocasión de que se aproximen sus porcentajes y poder salvar a Ángel. O sea, enfrentados la falsedad y lo auténtico que ganase esto último. Sé que esta partida la tengo perdida casi con total seguridad, pero me cuesta aceptarlo.

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