Lo vamos a flipar

telecinco.es 08/09/2016 10:01

No es culpa del lector, pero me encuentro en una encrucijada. Hoy es el día, que me gusta decir en días como este. Esta noche veremos el parto asistido de una nueva edición de Gran Hermano, pero al mismo tiempo se vislumbra que Mercedes Milá tendrá el homenaje que merece. Es un momento ideal para poner mi granito de arena y rendir particular homenaje a mi querida presentadora, alma máter de Gran Hermano. Mi zozobra viene porque pienso que de alguna forma sería hacer un feo a Jorge Javier Vázquez, flamante nuevo presentador, porque hoy es también su día.

Hasta expresando las dudas que alumbro ya estoy quedando mal. ¿También es el día de Jorge? No, no. Será también el día de Mercedes. Tengo miedo de molestar a uno y otro. Cualquier cosa que haga o diga me convertirá en preso de mi decisión y podrá enojar a alguien. Si lo pienso bien, difícilmente podré salir indemne, y lo más probable es que provoque algo de irritación en ambos.

La noticia llegó una tarde de finales de junio. Me pilló en un centro comercial, haciendo tiempo para completar un encargo. De repente abrí mi timeline de Twitter y fui hacia atrás, empezando por las publicaciones más recientes. Como antiguamente, cuando me gustaba empezar el periódico en papel por las últimas páginas. Sin terminar de entender nada iba leyendo cosas inquietantes. Hasta que llegué a la noticia: Mercedes Milá no sería presentadora de GH 17. Su sitio lo ocuparía Jorge Javier Vázquez.

Poco más tarde estaba ya delante de una tele y veía al propio Jorge dando la noticia, casi como pidiendo perdón por algo que debía ser para él motivo de orgullo y satisfacción, parafraseando al Borbón. Desde ese momento me vi en la encrucijada que hablo. Esa tarde me costó salir del estupor. Me dolía pensar en un Gran Hermano sin Mercedes, al tiempo que deseaba decirle a Jorge que no debe pedir perdón. Quise poder dividirme en dos. Cada uno de mis dos yo mismo haciéndose solidario y apoyando a ambos protagonistas de la noticia.

No debo ocultar que tenía más gravedad mi pesar por lo de Mercedes, porque con ella me une una amistad basada en el respeto y el cariño. También en la admiración hacia una de las figuras clave de la televisión que he vivido. Todo esto me da fuerza para hacer lo que siempre hice. Llevo casi 15 años siendo un gato taciturno, esforzadamente trasnochador y madrugador, que siempre ha dicho lo que le ha dado la real gana. Con frecuencia a contracorriente, cuando no contra viento y marea. No voy a cambiar a estas alturas. Esta es la mejor salida a mi encrucijada en esta madrugada de calor insoportable, el día que se estrena una nueva edición del programa de mis desvelos.

Por eso voy a comentar aquellas cosas que ayer supimos sobre lo que nos espera. También le daré la bienvenida a Jorge Javier, como nuevo presentador. Además, terminaré haciendo mi particular homenaje a Mercedes, con tanta modestia como emoción. En cualquier caso, hoy saldrá igualmente el sol. Y no, no es una decisión salomónica. No persigo quedar bien con todos. Tan solo estoy haciendo lo de siempre: lo que me da la real gana. O sea.

17 valientes entrarán hoy en la casa de Guadalix de la Sierra. 17 protagonistas reales de la edición. Los 17 de la 17. Ignoro si son conscientes del privilegio que supone haber sido elegidos entre todos los candidatos. Desde sus comienzos el programa ha recibido más de un millón de peticiones, más de un millón de almas queriendo estar en la piel de esos afortunados que conoceremos esta noche. Algunos repitieron varias veces, aunque nadie tan panoli como el pobre Alberto García (espero que sea un actor), que lo ha intentado en cada edición. Vamos a ver una cosita: ¿Qué parte no has entendido? Alguna vez deberá asumir lo que es un no.

La casa tendrá el habitual jardín, aunque en este caso será centro de vida, con vistas al mismo desde el salón, comedor, solárium, jacuzzi, confesionario, y hasta el cuarto de baño. Puede estar bonito, otra cosa es el problema térmico que esto puede comportar. Volveremos a ver concursantes quejarse día y noche por la temperatura en la casa. Ahora frío y luego calor. Si habitualmente es complicado regular la temperatura entre esas paredes no quiero pensar lo que será esta vez, con tanta vista al exterior.

Habrá también, como es costumbre, estancias y pasadizos secretos que habremos de ir descubriendo según vayan pasando los días. Es parte de una trama de la que nada vamos a conocer previamente, y que no tiene precedentes en otros Big Brother del mundo, según aseguró Alvaro Díaz, el popular “Alvarito”, que ahora es más jefe en la productora que hace el programa. Le felicitaría por ello, aunque prefiero hacerlo por una fantástica edición, lo cual deseamos tanto él como yo, cada uno en su lugar.

Se descarta, por tanto, que esta vaya a ser la edición de los engaños. El propio Álvaro comentó algunas de las conjeturas que se han estado realizando y de las que me hice eco el martes en mi vuelta al programa MorninGlory, donde tengo el placer de volver a sentarme todas las semanas junto a Alba Lago, la alegría de la mañana en Radioset. La que ha calado con más fuerza en los últimos dos meses hablaba de que el cambio de presentador sería el primer engaño, y Mercedes volverá a ser la presentadora de esta edición, ayudada por un Jorge Javier que mantendría el engaño para los de dentro de la casa.

Como dijo Álvaro, la gente tiene una gran imaginación. La idea siempre me ha parecido tan estupenda como inverosímil. Desde luego, no voy a estar esta noche pensando en conspiranoias. No me creo nada de lo dicho, conjeturas que se han apoyado en la falta de información, mayor esta vez que ninguna de las anteriores. Olvidemos todos estos inventos y esperemos lo que nos tienen preparado. A lo cual tampoco ayuda que Álvaro Díaz terminase añadiendo que si algo de lo filtrado estuviera en lo cierto tampoco lo diría. Así no se puede.

Se anuncia un prodigio de la técnica. Más alta definición que nunca y uso de una mezcla entre realidad virtual y realidad aumentada. Ninguna incorporación técnica está más justificada que aquella con la palabra “realidad” en su nombre. Sospecho que los presentadores harán su presencia en la casa de forma inédita y especialmente llamativa. Me llamó la atención que en el plató hubiera una zona de croma preparada (ese fondo de color liso, habitualmente verde, que es anulado y sustituido por una imagen determinada, fija o en movimiento). Supongo que el croma tendrá que ver con las realidades que van a revolucionar técnicamente el programa.

Digo “presentadores” porque junto a Jorge estarán Jordi González y Lara Álvarez. Lara es toda una garantía y un gusto verla siempre. Jordi repite como presentador del debate, lo cual me alegra especialmente. Mantengo la teoría de que tiene carnet de domador de fieras, lo cual le facilita la labor en ese programa. Además, no hay presentador en el mundo mundial que lea el teleprompter como él. De Jorge Javier es la perita en dulce de la gala semanal, a lo que llega tras haber sido colaborador del debate en GH 6, así como presentador de los resúmenes y debate en GH 10. No es nuevo en la casa, por lo que en lugar de darle la bienvenida habrá que desearle una feliz vuelta a casa.

Vuelve Jorge Javier por la puerta grande. Tiene el listón muy alto, pero cuenta con la confianza de muchos. Más de lo que pueda parecer. Este Gran Hermano será diferente también por él, lo cual no es bueno ni malo. Estoy convencido de que será un revulsivo, lo cual es siempre positivo para un formato longevo, que sufre peligro de agotamiento. Son muchos años sin tregua, lo cual celebro, aunque soy consciente de los peligros que esto comporta. Confío en Jorge. No se me ocurre nada mejor que pueda decir. Suerte no le voy a desear porque no la necesita.

Coincidir en esto con el grueso de la audiencia es tan difícil como en casi todo, especialmente lo relacionado con este bendito programa. Mis dos discrepancias más profundas con muchos grandes aficionados, amantes de Gran Hermano (enfermos, me gusta decir), son referidas a las votaciones en positivo y las multicámaras en la emisión en directo. Lo explicaré brevemente, empezando por el final. En GH 5 tuvimos varias cámaras 24 horas y fue un auténtico caos. Si ya cuesta ponerse de acuerdo viendo lo mismo todos, no quiero pensar lo que sería viendo cada uno una cámara.

Todavía recuerdo como entonces nos avisábamos por el viejo Messenger de Microsoft: “Cambia a la cámara 3, que está Fresita discutiendo con Nico". Locura. Se hace en otros países sin problema, lo sé. Ahora mismo en la edición de GH Panamá se pueden seguir varios programas en directo desde la casa, ubicada en el barrio de Palermo, en Buenos Aires. Y se pueden ver sin geobloqueo en la app oficial del programa. Aprovecho para rogar a los que mandan en Endemol que la emisión de nuestro Gran Hermano no esté geobloqueada y pueda seguirse sin mayor inconveniente desde cualquier lado del mundo. Me consta que nos siguen mucho desde fuera, en muchos casos emigrantes españoles. Por lo que más quieran. Hagan caso a este gato. ¿Qué les cuesta?

La otra discrepancia de la que he hablado es sobre el voto en positivo de la audiencia. Entre GH 2 y GH 3 nació en España Operación Triunfo. Sus creadores idearon un híbrido entre American Idol y Big Brother, añadiendo reality al talent. Supongo que de ahí viene la petición de votar en positivo. Era una de las señas de identidad de ese otro formato. Fui un gran seguidor de Operación Triunfo, aunque pasé años negándolo. Cuando me preguntaban por el programa mi invariable respuesta era: “¿Qué es eso?”. Luego llegué a comentar una edición en esta casa, bajo el nombre 'El metrónomo'. Pero eso es otra historia.

Aparte de ser potencial competencia de Gran Hermano, mi recelo venía porque se jugó a contraponer un programa y otro. En esa comparación, OT representaba el esfuerzo de una juventud que ocupaba su tiempo en desarrollar un talento, haciendo un camino cargado de esfuerzo y dedicación. En el otro lado, los concursantes de Gran Hermano eran unos vagos sin oficio ni beneficio, representantes de una juventud sin norte ni objetivos. OT representaba un mundo de bondad, frente al conflicto reinante en GH. Incluso en las votaciones. Una audiencia que premia votando en positivo frente a otra que castiga creyéndose un Dios. Éramos unos sacrílegos, incluso.

Pues bien, a mí siempre me ha gustado ese papel castigador de la audiencia. Renunciar al voto para expulsar (en lugar de para salvar) es como si Dios pidiese ser degradado en monaguillo. El voto para expulsar tiene una consecuencia directa, lo cual jamás sucede en el otro caso. Entiendo que se reclama el voto para salvar porque en ocasiones facilitaría quitarnos de encima a los concursantes menos protagonistas. Si no lo hacemos, sino que prescindimos de los más polémicos y divertidos, es nuestra culpa. Reclamemos a la audiencia que aprenda a votar y vaya un poquito más a favor del espectáculo. Pero votando para salvar perdemos poder. Por eso no puedo estar de acuerdo en absoluto.

Espero tranquilo el comienzo de esta edición que presentará Jorge Javier, tendrá una sola emisión en directo y en la que volveremos a votar para expulsar. Siendo así, olerá a Gran Hermano seguro.

Alma máter. Titulé así un escrito sobre Mercedes Milá en septiembre de 2010. Me refería a su figura como fuerza impulsora. Nada podía encajar mejor para esa presentadora que considera a los concursantes “sus niños” y cuya relación con el programa ha ido más allá de la que corresponde a una mera conductora, por muy brillante que fuera. Mercedes ama Gran Hermano como muchos de nosotros. Y le ha dedicado más tiempo del que humanamente parece posible. Eso ha convertido a Milá en algo más que la presentadora de Gran Hermano. Por eso nuestra contrariedad y lo complicado que está siendo asumir su ausencia, antes incluso de poder sentirla.

No voy a repetir lo dicho en aquel escrito de hace casi exactamente 6 años. Remito al mismo quien quiera leerlo, sigo suscribiéndolo todo. Solo voy a autocitarme (horroroso recurso) con estas frases: “Por todas estas cosas (y algunas más) es cierto que he criticado menos a Milá que al propio programa. Porque hasta cuando discrepo con ella sigo cautivado por su firme defensa de lo que opina. Porque me gusta hasta cuando se equivoca. Porque siempre sé que no me engaña y lo que veo es lo que es. Y eso es muy difícil de encontrar. Diría que casi imposible. Pero es que, además, coincidimos mucho. No os podéis imaginar lo que serena saber que uno no está loco viendo lo que ve y cómo lo ve, cuando descubre que otra persona, al otro lado de la pantalla, lo está viendo igual. Por fortuna, esto pasa muchas veces”.

Soy muy fan de la frase “no hay mal que por bien no venga”. Que Mercedes no esté en este Gran Hermano ha servido para que reciba un auténtico torrente de cariño. Como dije en ese escrito (me vuelvo a autocitar, vayan reclamando “kleenex y psicólogos”): “De forma inversamente proporcional: a más cariño menos dolor”. Y es cierto que jamás podré experimentar algo así. Es algo reservado a los muy grandes. Mercedes Milá es uno de los mayores monstruos de la comunicación que ha dado este país. Íñigo, Hermida, Gabilondo, Milá… Un olimpo poco poblado de primeras figuras. Y no estamos en condiciones de prescindir de ellas.

¿Y todavía hay quien no entiende por qué nuestra zozobra? Mercedes ha sido y es Gran Hermano, aunque sé que ella odiará que lo diga. Siempre ha rechazado esta idea. Por eso dejemos esta noche a los psicólogos tranquilos, pero recomiendo no apartarse mucho de los kleenex.

Lo dicho: hoy es el día. Y me da la impresión de que lo vamos a flipar.