La carita

telecinco.es 10/05/2010 19:58

Lo he escuchado cientos de veces: "¡qué ganas tengo de verle la carita!".

Dicen que una mujer embarazada es una mujer poderosa, una mujer que se sabe superior. Éste es mi pequeño homenaje a todas las boleras que sabéis lo que es tener una tripa a punto de explotar y estáis deseando que vuestro hijo esté ya en este mundo.

La fotografía la hice ayer por la tarde. Faltaban pocas horas para que Vali Sámano, estupenda periodista que durante años fue mi sobrina oficialmente y lo seguirá siendo toda la vida en mi corazón, fuera a dar a luz. Se trataba de un parto programado, un parto que, sobre el papel, iba a ocurrir cuando la ginecóloga decidiera que era el momento. Esta mañana, a eso de las 11, debía ingresar en una clínica donde, cuando os escribo este comentario, aún no ha visto la carita de su hijo Luis.

Hice la foto porque me enterneció la curiosidad de Valentina, su primera hija, que escuchaba con la máxima atención los movimientos de ese hermanito que, de forma incomprensible para ella, vivía en la barriga de su Mamá.

La llegada de un bebé a una familia es siempre una alegría y siempre causa, en los últimos momentos, cierto nerviosismo. "Tengo cuerpo de examen" decía la futura madre mientras su hija le reclamaba más atención de la habitual.

Cuando ese niño nazca, porque gracias a las ecografías de última generación se sabe prácticamente todo de la criatura que debe estar luchando en estos instantes por llegar al mundo; cuando abra sus pulmones y se lo coloquen a su madre sobre el pecho sucio y tembloroso, todo ese nerviosismo habrá acabado y un sentimiento de felicidad que todas las madres describís como de absoluta plenitud, reinará en ese quirófano.

En ese instante en el que se encuentran la madre y su hijo, en ese instante en que ella lo reconoce para siempre, cabe el universo entero. El padre, Chema, estoy segura de que estará apoyando todos los minutos de cansancio y dolor hasta el final; estoy segura de que ayudará con sus propias manos a depositar a ese ser mágico y perfecto sobre la piel agotada de su mujer.

Mientras todo eso está ocurriendo, la niña, la hermana que sabe que algo va a ocurrir pero que no lo entenderá hasta que duela dejar de ser la reina de la casa, espera y juega.

Nunca entenderé la obsesión de los mayores en hacer descubrir a un niño la existencia de los celos; jamás lograré acostumbrarme a esos comentarios casi malvados que muchos mayores hacen delante de los críos suponiendo siempre que los celos no les dejan vivir. Por suerte cada vez se sabe más sobre eso y se hace sufrir menos a unas criaturas que no logran entender que las cosas cambien tanto porque en casa se escuche el llanto, desconocido hasta ese momento, de eso que todos llaman "el hermanito".

Vali y Chema que adoran a su hija lo harán con delicadeza y lograrán que esa niña acabe entendiendo y por lo tanto queriendo a ese muñeco que entró un día por la puerta.

La vida se les complicará con toda certeza, pero las fuerzas saldrán de rincones insospechados y, como han podido tantos padres antes que ellos, lograrán hacer crecer y educarán a sus hijos para que sean felices.

Debe quedar ya muy poco para que le vea la carita y estas horas tan largas, promesa de una nueva vida, hayan acabado. Será entonces cuando empiecen a correr los días que deseo cargados de lo mejor tanto para ellos como para todas las que seguís esperando, seguís siendo esas mujeres poderosas que pertenecéis a este Bolo, que hoy os dedico.