Dos entrevistas

telecinco.es 11/10/2009 19:33

"No preguntes que es de mala educación" me dijeron seguramente cientos de veces cuando era pequeña. "Eso no se pregunta" debí escuchar con asombro también sin entender bien por qué.

Casi nunca acabo de aceptar ese empeño en negarse a contestar las preguntas - miles lo sé- que hacen los niños. Entiendo al adulto que harto de responder y responder, se toma un descanso y responde: "pues mira, porque sí, porque lo digo yo". Pero no entiendo al que teme responder lo que sabe. Tampoco entiendo que sea tan difícil responder sin dar largas, yendo al meollo del asunto. Y luego están los que por encima de todo quieren escuchar preguntas duras aunque no siempre sean las que traigan las mejores respuestas.

Todo esto me vale para deciros que me gustaría contestar vuestras críticas a las dos entrevistas que he hecho a los expulsados de la casa de Gran Hermano 11. En general creo que no exagero si digo que no os han gustado.

Cuando un concursante sale de Guadalix de la Sierra, le meten a toda velocidad en un coche, recorre los 40 kilómetros hasta los estudios de Telecinco y sin solución de continuidad aparece en el plató donde escucha aplausos, abucheos y gritos, tiene derecho a unos minutos de respeto. A partir de ahí sabe que deberá responder a preguntas y enfrentarse con imágenes de su paso por la casa. Todos se hacen su composición de lugar mientras recorren esos kilómetros eternos y todos temen no estar a la altura cuando se les pregunte. Reconozco que no me cuesta nada ponerme en su lugar, aunque sé que los espectadores esperáis explicaciones. El equilibrio entre esos dos derechos me juega a veces malas pasadas.

Sobre la entrevista a Nagore (vuelve a ver la entrevista) escojo este comentario entre muchos: 503. Publicado por: molex | 2 Octubre 2009 a las 11:29

Lo que me alucinó más de toda la entrevista fue el intento que tuviste de lavarle el alma, la cara y el corazón a esta petarda de Nagore….me pregunto si tú, que eres la bandera del programa te ves bien los videos, los repasas y los analizas, como deberías de hacer.

Te contesto y espero que a través de ti esté respondiendo a muchos otros: sí, me veo todos los vídeos, los repaso y los analizo porque si no lo hiciera no sería capaz de hacer lo que hago. Precisamente por eso tengo una visión muy global que me ayuda a matizar las opiniones y tratar de hacer las preguntas que puedan aportar luz a los conflictos. Soy una persona apasionada y tengo mucho peligro cuando me pongo a definir los comportamientos de los demás, suelo ser injusta. Mi trabajo en GH me ha ayudado mucho a mejorar ese defecto. Es decir: pregunto lo que me genera curiosidad, pero procuro no tener una idea preconcebida de lo que voy a escuchar. Nagore llegó al plató y reconoció errores. Cada vez que se veía en los vídeos se le cambiaba la cara y sus ojos decían más que sus palabras. No vi intención ninguna de ocultar, amañar o engañar y, por esa razón dejé que se enfrentará casi sola al espejo que le devolvía la casa. En ocasiones sobran las preguntas. No se trata de destruir al concursante porque haya salido con el 95% de vuestros votos, se trata de entenderlo y que ella/él se entienda. Esa particularidad es para mí lo fascinante. Hacer entrevistas, tener derecho a preguntar sin que te digan que no lo hagas como cuando era pequeña, es mi privilegio y encima me pagan pero, os aseguro que cada día valoro más los gestos, los silencios, las miradas y cada día creo más en la labor de ayudar a hablar, no la del empujón para que hable. Me diréis que me estoy haciendo mayor, que ya no tengo la fuerza que tenía, si es que algún día la tuve, yo me veo totalmente al revés: me veo con más armas para hacer salir la verdadera personalidad de quien tengo enfrente sin usar artillería pesada.

El otro caso fue Rebeca (vuelve a ver la entrevista) de la que podría escoger cientos de vuestros comentarios parecidos a este que voy a intentar contestar: 992.

Publicado por: Sylvia20 | 9 Octubre 2009 a las 1:19

Por favooooooooooooooooor!!!! Mercedes… hasta aquí hemos llegado!!! e aquí una televidente menos de Gran Hermano! lo llevo viendo desde q tenía 10 años y jamás he estado tan sumamente indignada… otra entrevista con taaaaaaaaaanto peloteo a la entrevistada no la aguanto! superior a mis fuerzas en serio… tan pelota con unas y tan injusta con otra! no te imaginas como siento estar taaan decepcionada contigo… me encantas, me pareces una periodista 10, pero mi paciencia tiene un límite.

Me entristece que tu paciencia tenga un límite por mi culpa, pero no voy a escribir para hacerme perdonar. Cuando Rebeca apareció en el plató con su muñeca en brazos dudé si pedirle que la dejara a un lado, pero me pareció que no tenía derecho a ello. Esta chica quiso participar en el concurso con su Rosita y con ella debía enfrentarse a los videos de la casa. Como comprenderéis acepto sin discutir que vuestra percepción de esta concursante sea diferente a la mía; que creáis que nos ha tomado el pelo; que ha hecho un papelón en la casa, todo eso queda aceptado, pero espero que mi opinión también tenga un sitio entre otras cosas porque cuando hago la entrevista no represento a nadie más que a mi misma y cuando leo las preguntas que están escritas en mi guión lo hago a los compañeros que me ayudan en mi trabajo. Yo creí las lágrimas de Rebeca, creí su gesto protector de taparle la cara a su muñeca para que no viera las imágenes que escupía el plasma y que a ella le estaban haciendo daño. ¿Por qué no iba a creerla? ¡Me dolían a mí esas imágenes, a mí que nada tengo que ver con Rosita! Fue en ese momento cuando defendí a la muñeca como un símbolo, como una representación y lo sigo creyendo así. Tanto en la primera vejación, cuando Siscu y Gonzalo usaron un cepillo de dientes para "violar" a la muñeca, como en esta última de Hans metiéndola en el jacuzzi o forzándola a comer, vi muchas imágenes que he vivido en la vida real, imágenes que quisiera que desaparecieran de nuestra sociedad. Por eso me puse del lado de Rebeca hasta pasarme y encontrarme que ella no entendía bien mi posición. No importa, lo volvería a hacer otra vez.

De nuevo os repito lo que he dicho para la entrevista de Nagore: me bastaron su cara, sus gestos, sus miradas para saber que Rebeca poco más podía decir de su comportamiento en la casa. No callé ninguna pregunta que estuviera prevista por ayudarla, callé porque no me hacía falta más. Seguro que para vosotros me equivoqué pero fue mi elección en ese momento y en esas circunstancias.

Hacer entrevistas de todo tipo es un gran lujo y hacerlas a gente que tiene su corazón aún temblando por un hecho que acaba de cambiar su vida, es simplemente un tesoro incalculable. La curiosidad que sigo teniendo y que va en aumento espero que me permita seguir haciendo preguntas mirando a los ojos para averiguar lo antes posible dónde está el camino para llegar al centro de un corazón que necesita que se le entienda. Ese trabajo es mí pan de cada día y, por supuesto, hecho para vosotros que , en esta ocasión estáis en desacuerdo conmigo.