Sin maquillaje

telecinco.es 26/02/2010 20:05

He encontrado esta foto antigua de Isabel Pantoja que me dice mucho más de ella que todos los maquillajes y sesiones con profesionales de todo orden que pueda ofreceros. Cada día tengo más claro que el maquillaje esconde el alma y en esta foto lo que más se percibe es precisamente su alma.

Conocí a Isabel Pantoja preparando la que sería su primera aparición en televisión tras la muerte de su marido. Nos vimos en su casa, a solas, y esa conversación logró deshacer algunos miedos que ella arrastraba. A mí no me extrañó nada porque su vida había sufrido un tsunami de tal intensidad que difícil era que se mantuviera en pie. Una vez que se confió, fue todo fácil. Os hablo del año 1986, hace pues 24 años. Nunca más nos volvimos a encontrar, hasta la noche del pasado miércoles.

Isabel Pantoja ha vuelto a actuar en Madrid y tuve la suerte de disfrutarla acompañada de tres personas que la valoran y la disfrutan como yo.

José Luis Moreno, que dirige el espectáculo, nos enseña toda una vida; la vida de una niña que a los seis años subió por primera vez a un escenario y nunca más se bajó de él. Escojo esta foto porque creo que no me equivoco si os digo que en esa mirada está completamente madura la determinación de ser artista, cueste eso lo que cueste.

Es una mirada triste que no logra compensar con una sonrisa abierta. Es una mirada de una mujer que ya ha sabido lo difícil que es ganarse la vida cantando y bailando. Una mirada que ha visto más de lo que hubiera deseado.

Maribel, como la llamaban en su casa, era una gran bailaora pero quería cantar. No paró hasta ser la Pantoja. Hoy, sobre el escenario, maneja a su antojo todos los palos y además, incorpora los acontecimientos que definen su biografía sin miedo ni pudor. Habrá gente que diga que no hacía falta salir vestida de novia pero a mi, quizá porque siempre me ha entusiasmado su cante, todo me parece bien.

Cuando bajón el telón y pudimos llegar a su camerino, apareció ante mi, de nuevo, esa mujer menudita y no hicieron falta palabras para abrazarnos y sentir, con total certeza, cómo le podía la emoción. "Son muchos años, son muchas cosas" fueron sus palabras a los que nos rodeaban. Ese fue el final de una noche de sentimientos tras 24 años de ausencia. Las lágrimas de Isabel me emocionaron profundamente como lo habían hecho sus canciones sobre el escenario.

Gracias Isabel, una vez más; gracias por tu arte y tu cercanía. Siempre me quedé con eso y he comprobado que la vida y el maquillaje no han cambiado el alma que me permitió tener en las manos una noche mágica de televisión hace 24 años.