Hasta en el monte

telecinco.es 03/01/2010 10:03

Esta mañana he salido a caminar por el monte. Hacía frío pero si andaba rápido lograba sudar. He pisado el suelo mojado, empapado incluso, y he respirado hondo. Ya os he contado alguna vez que mi amor por la montaña se esconde en mis genes. Hoy, en el silencio de un camino solitario, en la quietud de esta montaña, me he sentido completamente feliz.

Cuando ya bajaba de vuelta me he cruzado con un ciclista muy abrigado que subía a buen ritmo. Ha parado junto a mí y me ha hecho un comentario muy cariñoso; hemos intercambiado opiniones como buenos aficionados a las bicicletas.

Llevaba un buen "aparato", con suspensiones en las ruedas de delante y detrás. Me ha dado envidia por eso y por poder pedalear erguido, con todo su cuerpo echado hacia adelante aguantando el tirón de sus pulsaciones aceleradas; a mí no me dejan hacerlo todavía...

Y en estas estábamos cuando han llegado hasta nosotros dos jinetes, un hombre y una mujer. Me ha parecido, que ella iba fumando pero cuando han pasado a nuestro lado he visto que me había equivocado. "Veo cigarrillos donde no los hay", he pensado, pero ella me ha dicho:

"Lo he tirado, al verte lo he tirado. Es tu culpa"

"¿Mi culpa?"

Y entonces he mirado al suelo de ese Parque regional cuidado como si fuera una joya por guardias forestales y expertos, y efectivamente allí estaba, entre las patas de aquel precioso animal, esa colilla encendida.

Lo he pisado hasta apagarlo y lo que sigue es una conversación breve pero que se repite casi a diario en mi vida desde hace unos años.

"Tienes razón, debería dejar de fumar pero es tan dificil...Y además no tengo perdón, he tenido cáncer y estoy bien, estoy curada, mi médico me lo dice siempre pero no soy capaz" En momentos como ese reúno kilos de paciencia y trato de entender lo que casi me resulta ya imposible: dejar de fumar, para muchas personas es un objetivo casi inalcanzable: hay que ayudarles.

Eso fue lo que empezamos haciendo en Gran Hermano hace unos años y que algunos recordaréis, y eso es lo que ha hecho que muchas personas me sigan viendo como una imagen de lucha contra el tabaco.

A esta chica que se ha cruzado hoy en mi camino en pleno monte le he dicho lo que digo siempre: está dentro de ti poder dejarlo, eres dueña de ese gesto de libertad pero quizá necesites ayuda y yo sé cómo y dónde te la darán. Le he hablado de la Asociación española contra el cáncer, la AECC. Le he dicho que se ponga en sus manos, que son profesionales que dedican su vida, entre muchos otros trabajos extraordinarios, a ayudar a gente como ella y que, además, no cobran. Que en cada una de las ciudades de nuestro país existe esa opción, que nunca es tarde.

Al abrir mi ordenador después de una ducha inigualable, esa ducha que cualquiera que haga deporte sabe que es el mejor premio al esfuerzo, he encontrado en este bendito bolo este mensaje que os copio y que te agradezco, Manuel:

Verás, la verdad es que te escribo porque el hacerlo me da ánimos. El pasado día 10 tras un feo accidente de moto me rompí el codo. Ya me han operado y tengo puestos unos clavitos y todo eso. Estuve 13 días en el hospital durante los que NO fumé ni una sola calada.

Y esto es tristemente lo que más me está costando de la recuperación del accidente, el NO volver a probarlo. Como te he dicho, escribirte me da ánimos, porque sé que eres una luchadora implacable contra el tabaco, y sé que te alegrará saber que uno más de los seguidores de GH, y tuyo personalmente, lleva ya 23 días sin humo. Gracias a ti por las campañas que haces, gracias por darnos fuerzas para dejarlo, gracias Mercedes!

Gracias ti, hombre. Ojalá lo logres porque sé que te sentirás fuerte y contento por haberlo conseguido. Si recaes, vuelve a intentarlo porque cada cigarrillo que te fumes desde este momento ya no será igual por la sencilla razón de que te hará sentir mal, te hará sentir culpable y eso es ya el colmo: te daña los pulmones y no te permite disfrutarlo como lo habías hecho hasta entonces.

Por cierto, nos dijeron que el 1 de Enero todos los espacios públicos serían libres de humo...seguimos esperando. Si eso se lograra, la ayuda para todos los manueles de nuestro país sería inmensa y a los que no fumamos, nos traería la felicidad de poder vivir sin respirar el humo de cigarrillos que no son nuestros.

Mientras eso llega, nos siguen quedando senderos y rincones donde la naturaleza nos entrega, sin pedir nada a cambio, toda la fuerza de la vida, toda su generosidad como en esta fotografía que he hecho para vosotros.