Si fuera posible que los deseos que todos nos enviamos y nos cruzamos estos días se hicieran realidad, si eso fuera posible nos quedaríamos sin poder pedir nada más. Viviríamos en un mundo ideal donde todos los problemas que ahora nos atormentan, no existirían.
Cada año cuando llega la noche de hoy, 31 de Diciembre, una inmensa esperanza nos convence por unos segundos para luego morir. Esa esperanza es tan cíclica como la primavera y desaparece tan deprisa como esa estación prometedora. La esperanza de que lo que tiene que ser sea posible nos acompaña siempre pero, casi siempre, nos suele desilusionar. Hoy vamos a hacer como si todo fuera a ser posible.
Os mando este manojo de muérdago para que lo colguéis de vuestras casas, para que lo colguéis de vuestros ordenadores. Hace muchísimos años que trae suerte a los que confían en él. Será mi regalo simbólico de esta noche vieja, viejísima ya.
Esta noche cuando me coma las uvas trataré de recordar algunos deseos que querría tanto que fueran posibles...
Querría que fuera posible que Juanma encuentre esas medicinas que salvarían su vida y la de tantas personas que, como él, sufren enfermedades que hemos decidido llamar raras.
Que fuera posible que Manuel, el protagonista de aquel "Diario de..."que ya sólo podía mover los párpados porque como a tantos como él la ELA, lo había postrado en una cama, encontrara un remedio a su condena.
Que fuera posible que Juan Maeso lograra demostrar su inocencia y saliera de la cárcel donde cumple una condena que sus ojos me dijeron, en una larga entrevista que le hice, que era profundamente injusta.
Que fuera posible que las células madre que Tatiana le ofreció a Toscano en la casa de Gran Hermano, pudieran devolver a sus piernas sin vida, la fortaleza de antes de aquel accidente de moto que se la quitó y así lograr que esa nueva manera de tratar enfermedades, ayudara a los que esperan que ese camino dé sus frutos tan ansiados.
Que fuera posible que "la basura acabe siendo más rentable que el oro" como leí hace pocos días en la esquina de un periódico y me llenó de esperanza.
Que fuera posible que mentir no fuera tan fácil. Que la mentira desacreditara de tal forma a quien la dice que a nadie le mereciera la pena hacerlo.
Que empresarios sin escrúpulos como Gerardo Diez Ferrán, por poner un ejemplo de la actualidad de éstos días, no pudieran presidir nada porque los ciudadanos no se lo permitiéramos.
Que el conjuntivo triunfe sobre mi ligamento roto. Algún día os hablaré de esto con más calma porque, si triunfa, arderá Troya.
Que sea capaz de seguir aquí, de escuchar y escribir; de seguir aprendiendo.
Que este muérdago os ayude a todos.