No tienen vergüenza

telecinco.es 12/12/2009 19:58

Hoy Madrid se ha llenado de gente preocupada. Hoy han llegado de toda España autocares y trenes que traían a la capital, trabajadores de muchos rincones del país para decir alto y claro que no se aprovechara nadie de la crisis para hacer despidos innecesarios y generalizados.

Hoy tenía yo que coger un tren en Atocha y he comprobado en mis propias carnes lo que eso significa. Hasta la empleada de Renfe que muy amablemente me ha informado de la realidad que viven a diario, me ha dicho: "aquí lo puede ver usted, este es uno de los ejemplos de la protesta de hoy de tantos trabajadores en Madrid; recortan empleos y no se puede dar el mismo servicio"

"Recortan empleos" eso exactamente me ha dicho uno de los dos únicos empleados de GCS, contrata que Renfe o ADIF utilizan para la venta de billetes en la estación de Atocha de Madrid, donde hasta hace muy poco había varias ventanillas abiertas. Hoy, sin embargo, día caótico donde los haya, esta empresa cuyas siglas significan "Gestión, calidad y servicio", no ha aumentado el personal, ni se lo habrá planteado seguramente, y las colas nos rompían los nervios y nos hacía perder los trenes. Ni gestión, ni calidad, ni servicio: 35% de recorte de empleos = pésima gestión, pésima calidad, pésimo servicio.

Los precios de los billetes seguían siendo los mismos, por supuesto.

He rellenado una hoja de reclamación en un "decorado" espacio de atención al cliente aunque sé, por experiencia, que lo más que lograré será una carta amable en la que me dirán que sienten los inconvenientes que me han provocado, completamente ajenos a la voluntad de todos ellos. Tengo la costumbre de rellenar esas inútiles cartas de reclamación porque pienso que no podemos protestar si no seguimos los pasos que nos ofrecen. Ya sé que soy muy ingenua, pero siempre espero que si todos hiciéramos fuerza, se verían obligados a tenernos en cuenta.

Escribo este post de alcance, como decíamos en la radio, sentada en este maravilloso tren que, por fin, me lleva a toda velocidad a Barcelona. Por delante y por detrás, en trenes especiales, las vías de AVE devuelven a sus casas a miles de trabajadores con gorras rojas y caras cansadas. Todos esperan que su unión sea su fuerza. Ojala merezcan la pena tantos esfuerzos.