Visita a una pulpería

Peul Pen 18/06/2015 10:55

Existe un establecimiento de lo más común en Honduras del que el equipo somos asiduos clientes durante los tres meses que vivimos aquí. No se trata de un sitio concreto, sino de un tipo de sitio: las pulperías. Pero que nadie piense en una tasca donde sirven tapas de pulpo a la gallega, una pulpería es esto:

Abundan en pueblos, ciudades, a ambos lados de cualquier calle o carretera y son el lugar perfecto para tomar un refresco cuando el sol de por aquí convierte cualquier desplazamiento a pie en una dura expedición contra los elementos. Hace unos días, de camino a la parada de autobús que hay a la salida del hotel, varios compañeros nos detuvimos a tomar una refrescante bolsa de agua en la misma pulpería de la foto. "¿Bolsa de agua? Será botella, ¿no?", preguntaréis. "No, no: bolsa", contesto yo. Son unas bolsitas pequeñas, completamente cerradas, llenas de agua. De ellas se bebe a través de un agujerito que abres en una de las esquinas con un mordisco.

El caso es que estábamos ahí los cuatro, refrescándonos con nuestras bolsas, cuando nos asaltó la duda de por qué las pulperías se llamarían así. Tirando del móvil del único de nosotros que ha contratado tarifa de datos local, echamos un ojo a la Wikipedia para encontrarnos con cuatro dispares posibilidades acerca del origen etimológico de la palabra.

Según la enciclopedia electrónica, las pulperías podrían llamarse así porque en ellas se vende de todo, incluso pulpos. "¿Y las pulperías más alejadas del mar también los vendían?", comentó un agudo guionista. Siguiente teoría: se llamarían así porque antes vendían pulque, una bebida alcohólica típica de México. "Ahí no me meto porque no tengo ni idea de lo que es pulque", observó el mismo guionista. Tercera posibilidad: se llaman así porque vendían tantas cosas que el tendero tenía que trabajar como un pulpo para atender a todos los pedidos. Al escuchar esta teoría, uno de los redactores presentes escupió cual aspersor el agua que acababa de ingerir de la bolsa, presa de una carcajada. "¿En serio pone eso en la Wikipedia? Pensé que eran un poquito más serios", dijo cuando dejó de reír. "Lo pone, en serio", confirmó el dueño del móvil. La última teoría defendía que las pulperías habrían adoptado ese nombre por su tradición de vender jugos de pulpa de frutas. Los cuatro allí presentes nos quedamos en silencio y dimos por buena esta última posibilidad, la más creíble de todas. Aunque podemos estar equivocados.

Ese mismo día le pedí permiso a la dueña de la pulpería para colarme detrás del mostrador y hacer unas cuantas fotos a chucherías habituales de estos establecimientos:

Algunas pulperías también dan de comer. De hecho, hay una nada más salir del hotel que visitamos a menudo. El menú es de lo más sencillo y, a la vez, de lo más típico. Su plato estrella son las baleadas, todo un clásico hondureño. Se trata de una tortilla gruesa de harina rellena de frijoles, huevo y queso (aunque existen multitud de variantes con pollo, carne picada u otros ingredientes). Con tres de éstas, comes como un rey:

Aunque si le añades estas tajadas de plátano frito, mejor:

Y si todo ello te lo cocina con tanto cariño esta mujer, aún mejor: