Alimentación

¿Se puede comer la piel blanca del fuet?

Fuet
Fuet. getty images
  • El fuet es uno de los embutidos más populares entre los españoles cuando preparamos un picoteo

  • La pregunta más frecuente tiene que ver con la capa blanquecina que recubre su superficie. ¿Podemos comerlo con piel o tenemos que pelarlo?

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El fuet es un embutido típico de Cataluña, pero hace ya mucho tiempo que se consume en toda nuestra geografía y que se conoce internacionalmente como uno de nuestros grandes manjares. Sin embargo, a pesar de haberse convertido en un producto de consumo habitual, todavía suscita algunas preguntas. La más frecuente tiene que ver con la capa blanquecina que recubre su superficie. ¿Podemos comerlo con piel o tenemos que pelarlo?

¿Cómo se hace el fuet? 

La elaboración de este embutido es relativamente sencilla. Generalmente se parte de carne y grasa de cerdo, que se pican hasta obtener trozos de pequeño tamaño. Se añaden otros ingredientes, entre los cuales se encuentran sal, especias (principalmente pimienta) y otros, como nitritos, que evitan el desarrollo microorganismos patógenos, prolongan la vida útil del producto y permiten desarrollar su aroma y su aspecto característico.

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Posteriormente se mezclan bien todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea y, por último, se embuten para darles la forma definitiva.

¿De qué está hecha la piel del fuet? 

Para embutir el fuet se puede optar por dos alternativas. En los productos más apreciados o tradicionales, normalmente se utiliza tripa natural de cerdo (también puede ser de ternera), que no es más que parte del intestino delgado de esos animales.  

En el fuet que se produce a mayor escala, es decir, en el más barato o “industrial” se suele optar por envolturas artificiales, que generalmente están constituidas por colágeno.

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¿Cómo saber qué tipo de piel tiene el fuet? 

Para conocer el tipo de piel que se ha utilizado en la elaboración del fuet, basta con leer la lista de ingredientes. Ahí podremos ver si se trata, por ejemplo, de tripa natural de cerdo, tripa natural de vaca, envoltura de colágeno, de celulosa, etc.  

De todos modos, si por cualquier motivo no podemos leer la etiqueta o si ese dato no se indica, podemos reconocer el tipo de piel observando algunos detalles.  

Por ejemplo, la piel natural está bien adherida a la parte interna del embutido, se corta fácilmente junto con la carne y es delgada, con una textura flexible. Mientras tanto, la envoltura de colágeno es más gruesa y rígida, se corta peor y no queda tan adherida a la piel.  

¿Qué es eso blanco que hay en la parte exterior de la piel? 

Hay quien piensa que esa capa blanca que recubre la superficie del fuet está constituida por harina, pero en realidad es moho. Normalmente se trata de mohos del género Penicillium y más concretamente P. nalgiovense. En los productos tradicionales suelen desarrollarse de manera fortuita, mientras que en los que se producen a mayor escala estos mohos son inoculados por el fabricante.  

Esto se hace por varios motivos. Por un lado, estos mohos llevan a cabo procesos de fermentación a partir de los cuales se producen compuestos que mejoran el aroma y el sabor del producto. Además, por sí mismos también aportan un sabor y un aroma característicos. Otra función que cumplen es la de proteger el producto, evitando que se desarrollen otros mohos que son indeseables porque estropearían el embutido y podrían ser peligrosos para la salud.  

No hay que olvidar además que esa capa blanca también juega otro papel importante, ya que aporta al producto su aspecto característico.  

¿Se puede comer la piel del fuet o no? 

A la hora de decidir si comemos la piel del fuet debemos tener en cuenta algunos puntos clave. El primero es el tipo de tripa con el que se ha embutido. Si se trata de tripa natural, ya sea de cerdo o de ternera, en principio se puede comer sin problema. Mientras que, si se trata de una envoltura de colágeno o celulosa, es mejor no comerla. Se trata de materiales aptos para uso alimentario, constituidos por compuestos comestibles, pero no están pensados para que sean consumidos junto con el embutido. Por eso en algunas etiquetas de advierte de ello, con avisos del tipo “envoltura de colágeno no comestible”.  

Otra cuestión importante a tener en cuenta es el estado en el que se encuentra el producto. Si el exterior presenta buen aspecto, con una capa blanca uniforme de moho blanco, en principio podemos comer la piel sin problema. Pero si presenta alguna anomalía (por ejemplo, tiene otros mohos de otros colores: negro, verde, naranja, etc.), es mejor no consumirlo.  

También debemos asegurarnos de que la superficie no está sucia ni contaminada. Por ejemplo, si el producto se vende sin envasar, es posible que no sea seguro comerlo con piel.  

¿Comemos la piel o no lo hacemos? 

En caso de que se cumplan todos los requisitos que acabamos de señalar (piel comestible con capa blanca de moho en buen estado y sin contaminación), podemos consumir el fuet con piel sin problema. Así, además de ser más cómodo por no tener que retirar la piel, podremos disfrutar mejor la experiencia, ya que esos mohos aportan un aroma y un sabor característicos.