El primer ministro turco bloquea la renovación del mando del Ejército de Tierra

La sesión anual del Consejo Supremo Militar (YAS) debía haber sido una reunión burocrática en la que se decidiese la renovación de la cúpula militar sin mayores problemas, tal como ocurre habitualmente.

Sin embargo, las detenciones de altos mandos militares acusados de supuestos planes golpistas durante el último año provocaron que el cónclave se convirtiese en un delicado asunto, poniendo de relieve la fragilidad de las relaciones cívico-militares en un país como Turquía, donde cuatro golpes de Estado han derrocado otros tantos gobiernos en los últimos 60 años.

De hecho, Erdogan decidió boicotear la reunión del YAS en su cuarto y último día bloqueando la renovación de la cúpula militar y los ascensos de los oficiales al faltar su firma en el documento final que debía ratificar el presidente de la República.

Tras todo un día de reuniones a varias bandas entre el ministro de Justicia, Sadullah Ergin, el titular de Defensa, Vecdi Gönül, el jefe del Estado Mayor saliente, Ilker Basbug, el presidente de la República, Abdullah Gül, y el propio Erdogan, el jefe del Estado accedió a firmar las decisiones tomadas por el YAS.

El Gobierno islamista moderado logró salirse con la suya al impedir que 11 altos mandos supuestamente implicados en el plan golpista Balyoz (Mazo) fuesen promocionados, a pesar de que los generales insistían en que algunos de ellos fuesen ascendidos.

Por otro lado, el general Hasan Igsiz, al que el fiscal que estudia la trama golpista Ergenekon llamó esta semana a declarar, tampoco fue ascendido al puesto de comandante del Ejército de Tierra.

De este modo, el Ejército de Tierra queda descabezado hasta que se tome una decisión sobre su nuevo mando, ya que su hasta ahora comandante, Isik Kosaner, fue ascendido al puesto de Jefe del Estado Mayor, tal y como estaba previsto.