Se trata de un tratamiento terapéutico, pero también educativo y recreativo. Acompañamos a un grupo de discapacitados de la Asociación Aspaym de Burgos al Centro Ecuestre Reprise. Allí acuden una vez a la semana. Entre los enfermos hay personas con todo tipo problemas: discapacidad intelectual, envejecimiento prematuro, ausencia de motivación, aislamiento, falta de psicomotricidad, de comunicación, dificultades de comportamiento, síndrome de Down, esclerosis múltiple el rango es muy amplio, pero a todos ellos la equinoterapia les trae beneficios.
La jornada comienza con la toma de contacto con el caballo: le cepillan, le limpian los cascos, le colocan la montura, el ramal Después le conducen al picadero donde se inician los ejercicios. Uno por uno se sube al caballo para practicar su equilibrio, su elasticidad, su coordinación, sus reflejos son movimientos sencillos como estirarse a tocar las orejas del equino o hacer un círculo con ambos brazos en el aire a lomos del caballo. Pero traducidos a la rutina cotidiana de estos enfermos, puede servirles para ser un poquito más independientes: desde atarse los cordones de sus zapatos a coger un plato o una cuchara. Lo que aparentemente es un pequeño paso, se convierte para ellos, un paso de gigantes.
El proceso de aprendizaje es lento. Lo comprobamos con María Ángeles, "la jefa", que hoy no tiene ganas de subirse al caballo, aunque finalmente termina haciéndolo. No hay que obligarles, como explica Tamara León, la instructora del centro ecuestre, cada uno tiene su ritmo de aprendizaje. Con tiempo y paciencia se pueden lograr grandes avances: "yo he estado haciendo un curso de jinetes paraecuestres y he visto casos de jinetes que estaban en silla de ruedas y ahora se pueden mover solos, con dificultad, con muletas, pero se mueven".
La elección del animal para la terapia es fundamental, tienen que ser caballos de escuela, de carácter noble, avanzada edad y tranquilos, que estén acostumbrados a muchas manos y no se asusten fácilmente ante un ruido, una patada o un tirón inesperado.
La equinoterapia no sólo mejora la movilidad de estos enfermos, también les trae beneficios en su sociabilidad, su autocontrol, sus reflejos o incluso, su comportamiento o su comunicación. La relación con los animales les motiva, les estimula, les entretiene y les divierte. Tamara nos explica cómo al llegar al centro ecuestre se olvidan de sus preocupaciones: "hay días que llegan enfadados, por ejemplo, Richie si ha perdido sus cartas (la baraja le acompaña a todas partes), pero en cuanto ven a los perros o a los caballos les cambia totalmente la cara". Nosotros lo hemos comprobado, les presentamos a Goyo, Ramonet, Richie, Esperanza, Carmen, María Ángeles (apodada "la jefa" porque hace de guía al caballo durante los ejercicios y también por su temperamento) y Félix en una jornada de equinoterapia.
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