Hosteleros onubenses y un equipo de burritas convierten las playas de Huelva en referencia de lucha contra la basuraleza
La verdad detrás de lo que tiramos a la basura: "Me quedé atónito al descubrir a dónde van nuestros residuos"
HuelvaEn la orilla de la playa de Punta Umbría, en Huelva, donde el sol empieza a calentar suavemente la arena, dos burritas avanzan con paso tranquilo. Se llaman Ainhoa y Flavia, y aunque lo suyo no es cargar con peso, su presencia logra algo mucho más valioso, despertar la conciencia ambiental.
Ambas han llegado desde Doñana para participar en una jornada de limpieza de playas organizada por el chiringuito “El Mosquito”, un establecimiento reconocido por sus iniciativas culturales y medioambientales. La cita ha movilizado a voluntarios de todas las edades, que han recorrido dunas y orillas con el objetivo de eliminar toda la “basuraleza” posible.
La escena no es nueva para Ainhoa y Flavia, que forman parte del singular equipo de “burritas Limpiacostas”, impulsado por la Asociación El Burrito Feliz. Esta original propuesta, premiada por la Junta de Andalucía y la Diputación de Huelva, convierte a estos simpáticos animales en embajadoras del cuidado del medio ambiente, con una capacidad única para conectar con niños, familias y turistas.
A las 10 de la mañana, comienza el despliegue. Los voluntarios se organizan en pequeños grupos, mientras las burritas pasean entre ellos, convirtiéndose en el foco de todas las miradas. No cargan basura, pero inspiran a recogerla. Plásticos, botellas, latas y hasta restos de artes de pesca acaban en los sacos del operativo, que se extiende tanto por la playa como por las dunas próximas.
Bienestar animal por delante
La actividad, además, cuida al detalle el bienestar de los animales. Ainhoa y Flavia solo participan durante dos horas, no se les permite cargar más de cuatro kilos, y está terminantemente prohibido subirse sobre ellas. Tampoco trabajan en solitario: siempre van acompañadas de cuidadoras y voluntarias, como las del colectivo “Mujeres por Doñana”, que han acudido a echar una mano.
Ambas burritas pertenecen a la raza “de las Encartaciones”, originaria del País Vasco, conocida por su docilidad y facilidad para interactuar con las personas. Tras la recogida, regresarán al Santuario Animal Wendy Clements, en Doñana, donde viven en libertad en un espacio de más de 10 hectáreas.
Desde allí, el equipo de El Burrito Feliz ya prepara su próximo reto, el de llevar a cabo el primer Festival del Burro de Rociana del Condado, que se celebrará en noviembre y donde Ainhoa y Flavia volverán a ser protagonistas.
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