Constantino, el emperador romano que cambió Europa: "Al papa León XIV le vería con extrañeza”

Carlos de Miguel, historiador y experto en el Imperio romano, profundiza en los años formativos del emperador en 'El joven Constantino'
¿Por qué los hombres piensan cada día en el Imperio Romano?
Si Constantino el Grande no hubiera existido, Europa hoy sería muy distinta. Así de trascendental es la figura de uno de los emperadores más influyentes del Imperio romano. Pero antes de sus logros militares y políticos, de su apuesta por el cristianismo o de la fundación de Constantinopla, Constantino fue un joven criado lejos del poder, hijo ilegítimo de una madre cristiana y de un padre ambicioso que lo había dejado atrás.
A Carlos de Miguel (Valladolid, 1974), historiador, profesor y creador de 'El ocaso de Roma', el reputado podcast de historia dedicado al Bajo Imperio romano, le resultaba muy complicado hablar de un personaje tan fundamental pasando por alto los más de 30 años que van de su nacimiento a su designación como emperador. Un periodo, el de su infancia y juventud, del que apenas hay escritos.
"¿Cómo sería la vida con sus padres? ¿Qué traumas tendría? ¿tuvo algún contacto con los cristianos en eses primeros años?", eran preguntas que rondaban a De Miguel, por lo que se implicó de lleno en la búsqueda de respuestas, y de ahí surge su reciente libro 'El joven Constantino' (Espasa), crónica de los años menos conocidos del emperador que cambió el destino de Occidente.
¿Ha pasado a la historia Constantino como un buen emperador?
Sin duda. Tiene sus sombras, eso sí, sin embargo, fue un general invicto en el campo de batalla, y sus reformas fueron, a grandes rasgos, exitosas. Era un gran estadista que permitió, al imperio romano, sobrevivir y perdurar en el tiempo dos siglos más en occidente y un milenio en oriente.
¿A qué personaje de la actualidad se parecería Constantino y por qué?
En el siglo XX existieron personajes poseedores su gran capacidad, no hay duda de ello, sin embargo es tan pobre el ejercicio de la política y el gobierno en nuestro siglo actual, que no soy capaz de vislumbrar a nadie que tenga su talla.
¿Y qué personaje de la actualidad sería su némesis?
Cualquiera de los débiles gobernantes que rigen los destinos de occidente hoy en día.

¿Qué huellas de sus decisiones aún perviven en la Iglesia moderna?
Las decisiones de Constantino tuvieron un impacto tan profundo en la Iglesia que su legado, como la estrecha unión entre el poder eclesiástico y el estatal o los privilegios institucionales concedidos, perduró hasta bien entrado el siglo XX. Si bien es cierto que hoy la mayoría de los países cristianos son laicos, y la influencia directa de la Iglesia en los gobiernos parece haber disminuido, aún conserva una notable preeminencia. Esto se observa, por ejemplo, en ámbitos como la educación y, crucialmente, sigue ejerciendo una gran influencia espiritual en las vidas de incontables cristianos de a pie.
¿Qué pensaría Constantino de León XIV?
Es una pregunta fascinante, que nos obliga a hacer un ejercicio de imaginación histórica. Creo que Constantino, cuya visión del poder imperial era fundamental, vería a un papa como León XIV con una mezcla de respeto por su autoridad espiritual, pero también con cierta extrañeza por la limitación de su poder temporal.
¿Cómo moldeó su carácter el entorno en el que creció el joven Constantino?
De la misma manera en la que lo hizo con otros emperadores. El entorno en el que creces es vital a la hora de convertirte en un adulto. En el caso de Constantino, al no haber nacido en un palacio, ni ser hijo, sobrino o nieto de emperadores (como Claudio, Nerón, Tito, Caracalla y otros tantos) y haberse criado en un ambiente humilde, pienso que le marcó de manera especial. Su preocupación por la desigualdad social, o por los derechos de los niños y de las mujeres seguramente están relacionados con su infancia.
¿Cómo logró sobrevivir y prosperar en un ambiente tan peligroso y hostil?
A nivel histórico no contamos con fuentes para saberlo. Así que solo queda la labor de imaginación que ejerce el novelista. Yo pienso que las comunidades cristianas que existían en el siglo III d.C. en muchas ciudades del imperio, y su gran labor asistencial, ayudaron a que una madre sola y un niño pudieran salir adelante.
¿Qué puede enseñarnos su figura sobre cómo ejercer el poder en tiempos convulsos?
Los tiempos convulsos, como los que vivimos hoy, se prestan a decisiones políticas tajantes y a terapias de choque destinadas más a preservar el sistema sin que los que ostentan el poder terminen por perderlo, que a mejorarlo. En el caso de Constantino, el cambio fue tan radical que modificó la religión del Imperio Romano, apostando por el cristianismo, con repercusiones políticas, económicas, sociales y culturales innegables.
Pienso que, con Constantino, además, se dio una vuelta de tuerca más al estilo autoritario de gobierno. No creo que esto sea una enseñanza deseable para nuestro mundo actual, aunque, pienso también, que es hacia donde nos dirigimos; es una ley histórica.
¿Qué aspectos de su personalidad real suelen quedar opacados por su imagen como emperador?
Pienso que Constantino fue una persona muy vinculada a su familia. Resulta paradójico afirmarlo cuando ordenó ejecutar a su propio hijo, Crispo, y a su mujer, Fausta. Sin embargo, estos hechos se produjeron en un contexto muy concreto vinculado a intrigas palaciegas, algo común en todas las épocas. De hecho, Constantino se preocupó por forjar una dinastía fuerte, asociando a sus hijos al poder desde niños y casando a sus hijas con personas influyentes. Además, siempre respetó a su madre, Helena, cuya influencia sobre él fue grande en todo momento.