Música

Hombres G: “Para un tío de 50 ir a un concierto de un grupo de su juventud con su hijo es la leche"

Hombres G. Desde la izda: Rafa Gutiérrez, David Summers, Javi Molina y Dani Mezquita.. Uppers
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Si los conociste en los ochenta, perseguidos por hordas de adolescentes, vendiendo discos por cientos de miles y protagonizando películas como hacían The Beatles, quizá discrepes; pero Hombres G sostienen que es actualmente cuando están viviendo los mejores años de su vida. “Después de más de cuarenta años trabajando —dice David Summers, cantante y bajista—, deberíamos estar en un momento de retirada, y, sin embargo, es ahora cuando estamos cumpliendo sueños, tocando en recintos que no imaginábamos que pudiéramos llenar: el Madison Square Garden, el Radio City Music Hall, haciendo estadios de 60.000 personas en México… Con una nueva generación de chavales entre 12 y 20 años enloquecidos por Hombres G. Viene toda la familia a vernos, de los abuelos a los niños. Es una época muy dulce, la mejor de nuestra vida, y a esta edad saboreamos más las cosas que nos pasan”.

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Precisamente así, Los mejores años de nuestra vida, se titula la película documental que se estrenará en 2026, proyecto englobado en otros grandes planes para el año próximo: una gira por España (que comienza el 16 de mayo en Albacete y terminará el 12 de diciembre en Madrid) y Latinoamérica y un disco con canciones nuevas para finales de esa temporada. No sabemos si son sus mejores años, pero sí de los más ajetreados.

Estamos, pues, ante la vuelta de la hombresgmanía: una fiebre que nunca ha llegado a remitir (excepto durante el tiempo que cesaron su actividad, de 1993 a 2001), pero que recientemente ha alcanzado temperaturas insólitas para una banda de su veteranía, que ahora capta nueva clientela. Cuando llego al bar donde tendrá lugar la entrevista, encuentro a Dani Mezquita (guitarrista) fumando a la puerta. “Lo que provocó la película Voy a pasármelo bien [un filme familiar dirigido por David Serrano en 2022 y con canciones del grupo] fue una locura”, me dice. “Mucha gente joven empezó a interesarse por nosotros. Y no solo en España: en todo el mundo”.

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De lo que se traen entre manos lo más jugoso es el próximo disco, que contendrá solo canciones inéditas. “Íbamos a hacer un par de canciones para el documental —dice Summers—, pero nos hemos venido arriba y nos hemos juntado con veinte temas, de los cuales doce son extraordinarios y consideramos que van a configurar un discazo nuevo de Hombres G. Queremos enganchar definitivamente a los jóvenes que vienen a vernos. Aparte, tengo un archivo de canciones enorme y para este disco hay un tema que he rescatado que compuse en los años noventa. Es una canción preciosa que hace que me pregunte: ‘¿Por qué no la usé en su día?’. Porque tenía otras que me parecían más adecuadas”.

En ese álbum con el que desean conectar con sus pubescentes nuevos admiradores no habrá sorpresas. “Solo hacemos música de Hombres G”, aclara Summers. “No estamos pendientes de modas, hacemos lo que nos sale. Cuando nos ponemos a componer no pensamos: ‘Queremos hacer un disco de rock o de baladas’. Nos dejamos llevar por lo que sale. El único parámetro es canción bonita, letra especial, ritmo molón”. Como revela Javier Molina (batería), él y Summers hablaban anoche de eso mismo por WhatsApp: “El concepto es: ‘Voy a tocar una batería muy Hombres G”.

Como puede suponerse, las nuevas letras estarán alejadas del gamberrismo lírico que los dio a conocer en “Devuélveme a mi chica”, “Marta tiene un marcapasos”, “Voy a pasármelo bien” o “El ataque de las chicas cocodrilo”. Aun así, estiman que, en su esencia, no habrá mucha diferencia.

“Hay algo que no cambia nunca a la hora de componer: has de ser completamente honesto y sincero, y decir a la gente la verdad”, explica Summers. “Las canciones deben estar cargadas de veracidad para que lleguen al público. En los ochenta hacíamos canciones sobre chicas, diversión… Era la vida de unos chavales de 20 años. Ahora, con 60, escribes de otras cosas, pero intentas hacer lo mismo: ser honesto y sincero, y contar la vida que ves con tus ojos. Aunque algo de cachondeo siempre hay”.

Algunas de aquellas viejas canciones, como “Voy a pasármelo bien” o “Devuélveme a mi chica”, han sido tildadas hoy de homófobas, lo que no mueve al grupo hoy a la autocensura. “La rebeldía del rock and roll es oponerse a todas las dictaduras, y a la dictadura woke de ahora, también”, dice Javi Molina.

“Nunca hemos querido meter el dedo en el ojo a nadie —apunta Summers—, simplemente ser nosotros mismos, pero no vamos a hablar de otra manera para que nadie se ofenda con las palabras”. Y evoca una anécdota de su padre, el cineasta Manuel Summers, fallecido en 1993: “Para sortear la censura en sus películas, dio un papel al censor”.

Un caso único en el rock español

Es un hecho que los logros de Hombres G no tienen parangón en la música española. En muchos países de América Latina los reciben como banda propia. “Somos un poco del país a donde vamos”, dice Rafa Gutiérrez, el otro guitarrista.

Y Summers añade: “Cuando estamos en México, te juro que nos sentimos del país. Es como llegar a casa. Hemos hecho más de cien viajes a México, a veces para estar allí dos meses. Tenemos amigos, conocemos todo el país… Nos sentimos casi mexicanos, y ellos nos tienen como un grupo de allí. Ocurre igual con Perú, el primer país de América al que fuimos a tocar. En todos los demás países, también, incluido Estados Unidos. En América el público es muy cariñoso, te quiere para siempre. Si no te quieren, no te quieren para nunca. No es tan fácil entrar, pero una vez que entras, eres bienvenido”.

Pese al continuo aluvión de parabienes, transmiten una curiosa modestia, impropia de quienes pueden considerarse superiores en todo. A este respecto, David Summers explica: “La vanidad es algo que hay que controlar. En este trabajo todo el mundo te dice lo bueno y lo guapo que eres, y te sientes especial. Te pasan cosas distintas de las de otro chaval de tu edad. Pero esto es un oficio, que consiste en hacer canciones y tocarlas. No es más que eso. En los ochenta, cuando teníamos ese acoso brutal de las niñas, decíamos: ‘¡No es para tanto!’. Muchos artistas pierden completamente la cabeza y sienten que son extraterrestres, o se deprimen y han de ir al psiquiatra porque no aguantan el éxito… No saben tomarlo como lo que es: el oficio más bonito del mundo. Escribir canciones y hacer feliz a la gente cantándolas”.

Pocas asignaturas pendientes puede tener el cuarteto; si acaso, conseguir el reconocimiento como músicos, el prestigio de gran banda. El desmedido éxito no ha modificado la idea de que Hombres G es un grupo de fans que toca música sencilla. “Ahora estamos viviendo ese momento, aunque queda mucha gente por convencerse”, dice Dani Mezquita.

“Quien debe reconocernos, y lo hace, es el público”, declara Rafa. Javi pone el ejemplo de The Rolling Stones: “No son grandes musicazos, pero tienen canciones asombrosas. No hace falta ser un virtuoso, hace falta transmitir”. Y Summers remite a The Beatles: “Somos, como ellos, un grupo de canciones. Tocaban bien, pero no eran top como músicos. Pero sí enormes de verdad por sus canciones. Eso es lo que queremos ser”.

Parte esencial en su fructífera permanencia es la amistad que los une. Nunca ha habido cambios en la formación (Hombres G conserva su cuarteto original) y jamás se ha sabido de una bronca entre ellos. “Si no fuera así, esto no funcionaría. Hacemos lo que más nos gusta, y eso implica un estilo de vida que nos encanta. Es vital para nosotros el ser amigos, y eso se nota hasta en el sonido de la banda”, señala Rafa Gutiérrez. “La base de toda relación es el respeto y la confianza, y así nos ha ido muy bien”, dice Dani Mezquita.

Summers se explaya más sobre este particular: “Este grupo se creó a partir de cuatro amigos que se juntaron para hacer música. No teníamos ni puta idea, pero sí mucha ilusión. No buscábamos un batería que fuera la hostia, un gran guitarrista… Éramos amigos y queríamos pasarlo bien, y qué mejor que teniendo un grupo de rock. Esto es lo que hemos querido mantener siempre, porque es fundamental. Nos apoyamos en lo bueno, en lo malo, y cuando hemos debido hablar algo, lo hemos hablado inmediatamente. Somos amigos fuera de la música: tengo fiesta de Acción de Gracias en casa, porque mi mujer es estadounidense, y vienen todos”.

A diferencia de otras bandas de su generación, que tras pasar su correspondiente travesía en el desierto viven ahora días de gloria y oropeles, Hombres G han estado ahí casi siempre. Pero celebran que sus coetáneos estén recogiendo estos días los frutos de décadas de música. “Su público sigue ahí —dice Rafa—, y ahora con 50 años quiere recordar y sentir lo que sentía en el pasado. A esta edad a lo mejor no sales tanto de fiesta, pero para un tío de 50 años ir a ver a Loquillo, a Obús, y con tus hijos además, es la leche”.

Ni siquiera les incomoda la supuesta amenaza de las bandas tributo, múltiples en su caso, que recorren el país fusilando sus canciones. “Me encantan —asegura Rafa—, porque lo hacen con mucho cariño. Les gustas mucho, y dan la oportunidad al público de escuchar algo lo más parecido a Hombres G en cualquier momento”. Como dice Dani, “trabajan un huevo. ¡Más que nosotros!”.

Con tantos planes en la agenda, resulta imposible predecir el final de Hombres G, quienes no piensan a largo plazo. En palabras de David Summers: “Mi padre me decía: ‘Lo más importante en la vida es llegar a la noche’. ¿He sido feliz? Por lo menos no he sido infeliz. Así van pasando los días, los años… Nuestra meta no es ser como Miguel Ríos y seguir actuando con 80 años. ¡Ojalá! Nuestra meta es pensar en el día a día”.