Una gata de un parque de Crimea ha demostrado que el amor de una madre no tiene límites. Se llama Pusha, y hace unas semanas conoció a estas ardillas que se habían quedado huérfanas. Después de unos días de convivencia, ha decidido adoptarlas, y ahora cuida tanto de ellas como de sus propias crías. A pesar de que al principio no se llevaban del todo bien, ahora están así de unidas.