Hay que tener valor para bucear junto a una medusa gigante, ha sido capaz de hacerlo un submarinista en la costa de Granada. Hace más de diez años que no se veía esta especie en aguas andaluzas, un tipo de medusa que puede llegar a pesar más de cuarenta kilos.
A pleno pulmón el buceador se aproxima al objetivo. La cercanía de semejante ejemplar en su propio elemento fascina al atrevido, pero provoca una emoción diferente.
La verdad es que es bastante desagradable entre el común de los bañistas; “Es que tiene unos tentáculos: mira, más de medio metro” señala un espectador.
En aguas de Granada, de Málaga y también de Almería la rhizostoma luteum abunda como nunca.
Bajo el agua se aprecia mejor su fisonomía. Puede llegar a pesar hasta cuarenta kilos y su proliferación tiene que ver con el viento de levante y con las altas temperaturas del agua.
No pica tanto como la medusa habitual en esta costa, pero también es urticante y entre unas y otras están dando trabajo a los socorristas.