Vivimos en una época en la que la modernización de los procesos industriales está implantando la tecnología en todos los ámbitos de nuestras vidas. Muchos detractores viven con miedo este cambio porque temen que las máquinas sustituyan la mano de obra humana y se eliminen muchos puestos de trabajo. Sin embargo, nuestro consejo es que se adapten a los nuevos tiempos y opten por aprender una nueva función que le vaya a servir para ser útil en este nuevo escenario. Será una buena inversión para su futuro.
Algunos expertos estiman que este proceso generará mayor bienestar a largo plazo, pero supondrá una transición dura, especialmente en la industria. Las organizaciones sindicales estiman que en nuestro país se podrían destruir la mitad de los puestos de trabajo de la industria en los próximos 20 años, mientras que la OCDE cuantifica, en su informe sobre perspectivas de empleo 2017, en un 11,7% el porcentaje de los empleos en España que tienen una alta probabilidad de ser automatizados en los próximos años.
Por otra parte, se generarán nuevas posiciones para diseñar, mantener y evolucionar estas máquinas y asistiremos a un proceso de transformación en el empleo, donde la rápida adaptación de los profesionales a los cambios y la formación continua serán claves.
Parece claro que esta tendencia modificará de manera radical la forma de trabajar y hacer negocios, y transformará la vida de los usuarios, por lo que deberíamos empezar a hablar más de transformación en el empleo que de creación o destrucción de puestos de trabajo.
Del profesional del futuro se espera que sea una persona en constante adaptación al proyecto en el que esté desarrollando su función.
Adicionalmente, habilidades como la creatividad, la inteligencia emocional y la flexibilidad cognitiva permitirán explotar el potencial humano y posibilitarán a las personas mejorar a los robots en vez de ser sustituidos por ellos.
En este punto, lo importante es la actitud con la que afrontamos lo que nos pasa. Por ello, es fundamental que formarnos figure entre nuestros objetivos vitales dentro de nuestra planificación financiera. No tanto en el estudio de materias tradicionales, sino en mejorar nuestra capacidad para aprender y trabajar en entornos cambiantes, transversales y multidisciplinares.
Como dice la profesora Barbara Oakley, “aprender cómo aprender es la herramienta más poderosa que puedes tener. No solo persigas tus pasiones, amplíalas y tu vida se enriquecerá más allá de cualquier medida”.
Ignacio Perea
Director de Inversiones de Tressis