¿Saben diferente los alimentos según el tiempo que haga?

eltiempohoy.es 01/11/2017 12:57

Agentes físicos con los que no contabas

En principio, salvo que se sufra algún tipo de patología (virus, hongos e incluso por la toma de algún fármaco), las papilas gustativas no se ven afectadas por el tiempo que haga. Otra cosa es lo que el clima puede provocar en la comida. Un alimento puede no estar deteriorado, pero puede ver alteradas sus características por diversos motivos, entre otros, por las condiciones climáticas y de conservación.

La leyenda "conservar en lugar fresco y seco" no es una frase hecha, la humedad o falta de ella, la luz, el oxígeno y la temperatura, son elementos que pueden modificar la composición química de los alimentos y también su sabor. Así que, si compras una pata de jamón en la sierra de Huelva y te la quieres comer en Madrid, cuidado con cómo y dónde la guardas porque corres el riesgo de que la calefacción lo deje seco, salado y sin gracia.

Los otros sentidos que también afectan al sabor

Por otra parte, diversos estudios han concluido que el sabor no sólo está en el gusto, sino que se trata de una experiencia compleja en la que están implicadas las papilas gustativas y en la que vista, olfato, tacto y oído son parte fundamental. El papel del olfato, la vista e incluso el tacto (texturas en boca) están perfectamente claros. En cuanto al oído, estudios recientes indican que los sonidos de alta frecuencia intensifican los sabores dulces, los de baja frecuencia potencian los sabores amargos y los ruidos incómodos alteran en general la percepción de la comida.

Así que aquí tienes otro factor con el que no contabas: dónde, cómo y cuándo saboreaste aquello que te encantó y en qué condiciones lo estás haciendo en casa.

El estado de ánimo, otro invitado más

Y aún hay más. Si la comida te sabe diferente puede ser debido a que tu estado de ánimo también lo es. Un estudio llevado a cabo conjuntamente por la Universidad de Granada y la Pontificia Universidad Católica de Argentina demuestra que el estado psicológico también modifica el sabor de los alimentos, en concreto el sabor amargo del café, la cerveza o el chocolate es diferente si estamos estresados, si tenemos hambre o si nos preocupa el peso. Por tanto, esta es otra razón más por la que saben de otra manera los alimentos que se disfrutan relajadamente en vacaciones.