Las nuevas tecnologías nos ayudan a cuidarnos mejor, de una forma más efectiva y práctica
Tiene 61 y aparenta 38: las claves de un biohacker para recortar su edad biológica
MadridEl Biohacking engloba una serie de cambios, desde los más pequeños a otros más notables, que están destinados a mejorar nuestra vida y nuestra salud. Contempla desde cambios en nuestro estilo de vida, de dieta y de rutinas deportivas, que están al alcance de cualquiera, hasta técnicas científicas y nuevas tecnologías con las que se intenta mejorar el rendimiento tanto físico como mental.
La meta final es mejorar nuestra salud y, por tanto, nuestra vida, previniendo enfermedades y prolongando los años de vida. El biohacking se está consolidando como una herramienta de transformación consciente y accesible, que se considera segura, pero que también tiene ciertos riesgos que hay que considerar antes de lanzarse a ello, sobre todo una vez pasados los 50 años.
Biohacking: qué es, cómo aplicarlo de forma segura y en qué casos no deberías usarlo
El biohacking son una serie de prácticas y técnicas que buscan maximizar el rendimiento físico y mental empleando todas las herramientas que están a nuestra disposición, eso implica combinar ciencia, tecnología y medicina en la búsqueda de mejorar el cuerpo, la mente y la salud. Abarca un abanico muy amplio de técnicas, desde las más conocidas como el ayuno intermitente, a las menos habituales, como la terapia genética o la implantación de dispositivos.
Esta práctica se emplea pasados los 50 con la intención de recuperar energía vital y claridad mental, pero también para prevenir o retrasar la aparición de enfermedades crónicas, mejorar la calidad del sueño, reducir el estrés y la ansiedad, mejorando el enfoque, fortalecer el sistema inmune y reducir la grasa visceral mientras se fomenta la aparición de músculo, lo que mejora la composición corporal. Sirve para mejorar la salud, pero también la apariencia física.
Entre los métodos más frecuentes que se emplean en el biohacking destaca el deporte, porque siempre se aboga por la actividad física, pero también el cuidado de la alimentación, dándole la importancia que merece a la nutrición y encontrando el sistema que más le favorece a cada uno. También se suele recurrir el uso de suplementos, como los antioxidantes, probióticos y nootrópicos, para la función cerebral.
Se optimiza el sueño, con el empleo de tecnología deportiva o el uso de gafas de luz azul, se apuesta por la exposición a terapias de luz, para estimular las células o de frío, como la crioterapia, así como el uso de tecnologías de implantación y monitoreo, permiten un seguimiento constante.
Para que sea seguro es importante ponerse en manos de profesionales, porque existen ciertos riesgos, como los derivados de la falta de regulación en algunos productos y prácticas o el riesgo de dependencia de determinadas tecnologías, haciendo que confiemos más en los datos que en lo que necesitamos o sentimos. También hay que estar informado de las prácticas que se llevan a cabo, para saber lo que podemos esperar o los resultados que produce.
Es clave no implementar todas las prácticas a la vez, sino hacerlo poco a poco para ver cómo reacciona el cuerpo y saber qué hay que retirar o modificar si las cosas no van como queríamos, por eso es clave llevar un registro de todo.


