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El reportero Dylan Lyons, de 24 años, y el fotoperiodista Jesse Walden, ambos del canal de televisión local Spectrum News 13, de Orlando, en el centro de Florida (Estados Unidos), cubrían el asesinato de una mujer este miércoles por la tarde cuando fueron tiroteados mientras se encontraban en la camioneta del medio de comunicación. Por otra parte, la semana pasada, un tiroteo en un centro comercial de El Paso, en Texas, dejó un muerto y tres heridos.
Trasladados de urgencia a un hospital, Lyons murió pocas horas después y Walden se halla en estado crítico. El autor del tiroteo, Keith Melvin Moses, de 19 años, fue arrestado y se le presentaron cargos de asesinato por este tiroteo y de otros dos ocurridos el mismo día, que dejó en total tres personas muertas, una de ellas una niña de nueve años. Cabe destacar que, solo el año pasado, el gigante norteamericano registró más de 500 tiroteos masivos.
El asesinato de Lyons se suma al del periodista de investigación Jeff German, del diario Las Vegas Review-Journal, ocurrido el 3 de septiembre de 2022 en la ciudad de Las Vegas. Un funcionario local está acusado por el crimen, que cometió en aparente represalia por la investigación del periodista.
El presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Michael Greenspon, ha mostrado su preocupación y ha señalado en un comunicado que los casos de Lyons y German, así como de numerosos periodistas que fueron agredidos durante las manifestaciones públicas de los últimos años, "son claros ejemplos de que los periodistas estadounidenses también están expuestos a la violencia".
Greenspon, director global de licencias e innovación de impresión del diario 'The New York Times', ha exhortado a los medios de comunicación "a crear o activar protocolos de seguridad para prevenir incidentes violentos".
Por otra parte, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Carlos Jornet, ha coincidido con Greenspon en que este caso "nos muestra que ningún país del continente es inmune a la violencia".
Jornet, director periodístico del diario argentino 'La Voz del Interior', subrayó: "No debemos esperar que el Estado sea el único responsable de velar por la seguridad de los periodistas; también es responsabilidad de los medios proveerles de las herramientas necesarias de protección".
La SIP había solicitado en años previos la implementación de protocolos de seguridad cuando el 28 de junio de 2018 un hombre irrumpió en la sala de redacción del diario 'Capital Gazette', de Annapolis, en Maryland, y asesinó a los periodistas Rob Hiaasen, Wendi Winters, Gerald Fischman y John McNamara, y a Rebecca Smith, del área de publicidad, en represalia por una información publicada siete años antes.
La SIP también registró que, entre enero y octubre del año pasado, un total de 30 periodistas fueron agredidos, en algunos casos mientras cubrían protestas. El último informe del Índice Chapultepec de la SIP coloca a Estados Unidos en la posición número siete de un total de 22 países del continente americano en materia de libertad de prensa.
Según el Índice, la violencia que experimentan los periodistas en Estados Unidos "suele ocurrir durante la cobertura de protestas" y también "puede venir de grupos políticos e incidentes individuales asociados a delincuencia común".
La SIP es una organización sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de las libertades de prensa y de expresión en las Américas. Está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental y tiene sede en Miami.