Courtney Whithorn, con 20 años y de Brisvane, Australia, desarrolló un extraño tipo de cáncero, un melanoma subungueal lentiginoso acral, y a pesar de los intentos de extirpar las células cancerígenas no ha habido suerte y los médico le han tenido que amputar el pulgar.
Todo comenzó años atrás, cuando Whithorn estaba en el instituto y fue acosada por sus compañeros. Debido a los nervios y la ansiedad, la chica empezó a comerse las uñas. Una acción que terminó siendo tan compulsiva que perdió la uña del pulgar por completo. Con el tiempo el dedo se puso negro y, avergonzada, decidió ocultárselo a su familia y amigos.
Cuando la estudiante de psicología fue al médico era muy tarde. Tenía cáncer de piel en el dedo. La semana pasada se lo amputaron.
Aunque el médico de Whithorn asoció el cáncer con el hecho de morderse las unas, según informa el diario Daily Mail, el dermatólogo Nis Sheth, portavoz de British Skin Foundation, sostiene que, "si bien el trauma físico se ha asociado con la aparición de algunos cánceres de piel, es muy poco probable que el mordisco de las uñas haya provocado el de esta joven".
La joven cuenta al Daily Mail que visitó varios médicos y todos le dijeron que la opción era la amputación. Era un cáncer muy raro en esa zona y en una persona tan joven pero estaba demasiado extendido.
Courtney Whithorn cuenta que cuando los médicos la diagnosticaron no podía creer que se hubiera hecho algo así ella misma y que lo peor fue cuando su médico le hablo de la amputación la primera vez. "Tuve un ataque de pánico en el trabajo y salí corriendo, no podía respirar. Me asusté”.
La joven debe ahora pasar revisiones continuas durante los próximos cinco años para comprobar que el cáncer no se vuelve a reproducir.